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Vida en el Kalaharí¡Despertad! 1980 | 8 de febrero
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de mecánica como gatos, ruedas de repuesto o equipo de poner parches. A la vez, despliegan un asombroso ingenio en lo que toca a mantener un vehículo de motor en movimiento en circunstancias insólitas.
La primera regla para conducir en la arena es mantener los neumáticos sumamente desinflados. Aunque esto es dañino para los bordes de los neumáticos, permite conducir en casi cualquier clase de arena sin hundirse en ella.
Pero, ¿qué sucede si se pincha un neumático? Sería casi imposible levantar el automóvil con un gato normal pues éste sencillamente se hundiría en la arena. La cosa obvia es siempre llevar un tablón para ponerlo debajo del gato. Pero cuando el morador del Kalaharí olvida el tablón no se desconcierta fácilmente. Puede que sencillamente eche mano de un objeto sólido, como una caja de herramientas de acero, un tocón de madera o una piedra, y ponga esto bajo el eje cerca del neumático dañado y entonces excave en la arena que está debajo del neumático. Esto le permite remover la rueda, ya sea para repararla o para reemplazarla con una rueda de repuesto. Entonces vuelve a meter a la fuerza tanta arena como puede debajo del neumático y excava en la arena debajo del objeto sólido que usó para sostener el eje; de ese modo el automóvil vuelve a quedar sobre las ruedas.
Pero, ¿qué hay si uno no tuviera ni una rueda de recambio ni equipo de poner parches? Después de remover el tubo o cámara interior de la manera normal, uno agarra firmemente entre el pulgar y el dedo índice el lugar del pinchazo y entonces aguanta el resto del tubo con su otra mano y estira la sección pinchada en sentido opuesto. Esto le permite al compañero de uno atar un pedazo de cuerda o una tirilla de cuero alrededor de la sección estirada, apretarla firmemente, y enrollarla y hacerle nudos repetidas veces. De esta manera la sección perforada queda atada y se elimina su problema. La solución, al parecer razonable, de llenar el neumático desinflado con arena es una que sencillamente no da resultado.
Cuando un vehículo comienza a tener dificultades con el motor de arranque, el ingenio de los moradores del Kalaharí pronto se manifiesta. Sobre arena, es casi imposible empujar un camión para hacer que se ponga en marcha. Al enfrentarse con este problema, un hombre levantó una de las ruedas traseras del automóvil como hubiera hecho en el caso de un neumático desinflado. Entonces conectó la corriente por medio del encendido y puso el automóvil en marcha directa. Ahora bastaba con asir firmemente el exterior de la rueda trasera libre y darle vueltas vigorosamente. Pronto el motor arrancó.
“Leyendo” huellas
Una habilidad intrigante que han desarrollado estos moradores de la arena es la de “leer” huellas. Uno de estos hombres, de edad avanzada, se detuvo a examinar ciertas huellas de un animal, y entonces dijo a los visitantes que eran huellas de chacal. Al examinar las huellas más de cerca, declaró que las huellas eran de dos animales, un macho y una hembra, y que la hembra pronto tendría cría. Los visitantes se rieron. Pero entonces el hombre razonó con ellos y les dijo: “¡Miren! Un conjunto de huellas es grande y el otro es pequeño. Es razonable suponer que un macho y una hembra corran juntos.” Los visitantes reconocieron el punto. “Pero ahora,” continuó diciendo el hombre, “si vuelven a mirar las huellas, notarán que las más pequeñas tienen mayor profundidad en la arena. Esto significa que el animal más pequeño, que obviamente es la hembra, es relativamente más pesado que el animal de mayor tamaño, lo cual sucedería si la hembra llevara dentro cachorros.” ¡Efectivamente! Tres días después de ver aquellas huellas, el hombre halló al chacal madre con los cachorros recién nacidos.
Sugerencias para subsistir
Los moradores del Kalaharí quedan asombrados cuando oyen acerca de personas que se han perdido y han sido encontradas en su automóvil en un estado de colapso debido al intenso calor y la sed. “Imagínese; casi morirse de sed con el radiador del automóvil lleno de agua,” comentan. Por supuesto, uno tendría que asegurarse de que no hubiera anticongelante tóxico en el agua.
La mejor protección contra el calor del mediodía es meterse debajo del automóvil, no quedar dentro de éste. Pero, ¿por qué no bajo un árbol que dé sombra si hay alguno cerca? Porque debajo de un árbol del Kalaharí existe el peligro de ciertos insectos, pequeños ácaros venenosos que hacen la situación insoportable debido a su aguijón punzante.
Nadie debe andar por largo tiempo durante el calor del día. Es mejor dormir durante el día y andar al anochecer o por la noche, y elegir una estrella brillante por la cual fijar uno su curso.
Recuerdos
Pocas de las personas que han pasado algún tiempo en el Kalaharí recuerdan tal experiencia sin que las invada la nostalgia. No es posible olvidar los agudos contrastes... los abrasadores días, las frías noches y las inmensas extensiones de dunas cubiertas de hierba, aparentemente desoladas, y no obstante llenas de una variedad interminable de vida.
Uno se sume en una incomparable sensación de paz a medida que el calor amaina y el Sol se hunde debajo del horizonte. Las puestas de sol son sencillamente magníficas; hay cambio constante en los matices de rojo, naranja y púrpura. Mientras tanto, el penetrante “clac, clac, clac” del reclamo del geco o salamanquesa recibe mil contestaciones de otros gecos que dan sus reclamos. El aire queda lleno de su sonido. Completan la sinfonía el balido de las ovejas, el mugido del ganado y el estridente clamor del korhaan que vuela hacia arriba y hacia abajo en un despliegue de acrobacia aérea.
Ciertamente la vida en el Kalaharí tiene sus desafíos y recompensas. Este desierto no es un páramo muerto. Es una región de vida fascinante.
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Más escuelas religiosas privadas¡Despertad! 1980 | 8 de febrero
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Más escuelas religiosas privadas
Dwight Crum, especialista en las escuelas privadas que trabaja en la Oficina de Educación de los EE. UU., dice lo siguiente respecto a las escuelas eclesiásticas: “Claro está que actualmente son el segmento de más rápido crecimiento en la educación privada.” En un artículo que se publicó sobre el tema en “The Wall Street Journal” se dio como razón para el aumento el hecho de que los padres cristianos “decidieron que sus hijos no estaban aprendiendo lo suficiente, y que mucho de lo que aprendían estaba en pugna con sus creencias religiosas.” De modo que muchos padres se han disgustado con las escuelas públicas. Según un cálculo, actualmente hay 5.000 escuelas eclesiásticas, y este número está aumentando.
En estas escuelas las cosas que son esenciales en la educación son las que reciben énfasis, se eliminan todos los “adornos” comunes en las escuelas públicas y rige una disciplina estricta en las clases pequeñas en las cuales reciben atención individual los estudiantes.
En algunos estados ha surgido una controversia respecto a los reglamentos estatales y federales, especialmente respecto a la aprobación estatal de los maestros y escuelas. Sin embargo, en muchos estados los oficiales están evitando el encuentro porque opinan que tienen suficientes problemas en sus propias escuelas públicas. Florida es uno de esos estados... y se calcula que actualmente tiene 300 escuelas eclesiásticas.
“‘No me parece que lo que estamos haciendo sea una renuncia de nuestra responsabilidad,’ dice Ralph Turlington, comisionado de educación en Florida. ‘No estamos en condiciones de hablar de las normas de otros hasta que logremos poner en orden las escuelas públicas. ¿Cómo puede decir la sartén al cazo: quítate allá, que me tiznas?’”
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