-
Equilibrados en su punto de vista de la vida animal¡Despertad! 1976 | 8 de julio
-
-
de 20 dólares a un cementerio para animales para el cuidado de su perro muerto.
Pero, ¿qué proceder cree usted que es apropiado y equilibrado a la luz de la Palabra de Dios? Puesto que el Creador jamás se propuso que los animales vivieran sin morir, ¿cuánta importancia debería uno atribuirle a la muerte de un animal y cuánto debería gastar en ello? De acuerdo con la Biblia, los israelitas no tuvieron cementerios para animales.
La caza... ¿qué es equilibrio?
Al considerar la vida animal, la caza es uno de los aspectos más polémicos. Una de las razones principales es que hay tantos excesos. Por ejemplo, hace algunos años diez cazadores de Checoslovaquia cazaron, en seis días, 9.359 liebres, 7.245 perdices y 5.089 faisanes... un total de 21.693 piezas. Esos hombres quizás se hayan emocionado por esto, pero una matanza tan desenfrenada hace que muchas personas le cobren aversión a la caza.
Sin embargo, algunas veces el exceso es el efecto acumulativo de muchos cazadores. Considere este informe de junio de 1975 proveniente de Roma:
“Cazadores equipados con una colección de armas, desde escopetas a redes y lazos, matan más de doscientos millones de aves al año . . . La matanza de pájaros ha alcanzado tales proporciones que ha producido cambios trascendentes en el ambiente. Con millones de pájaros destruidos o que ya no vuelan sobre Italia, los insectos nocivos se multiplican desenfrenadamente. Esto quiere decir que los labradores aplican enormes cantidades de insecticida para proteger sus campos, alterando el equilibrio de la naturaleza. . . . Se cree que cada año en Italia unas 7.000 personas resultan muertas o heridas debido a que los cazadores se disparan entre sí más bien que a sus presas.”
Algunos cazadores matan con el único objeto de obtener trofeos que pueden montar y exhibir. La caza, para ellos, no es mucho más que un “viaje del ego.” A otros les da gran gozo matar. ¿Puede ser correcto esto? El interés que Dios manifiesta por los animales como se ve en su ley ciertamente excluiría el quitarles la vida por buscar trofeos o por la emoción del deporte. Más bien, la Biblia condena a un primitivo rebelde contra Dios, Nemrod, que evidentemente cazaba por deporte, que tal vez mató tanto a animales como a hombres. Se le describe como “poderoso cazador en oposición a Jehová.”—Gén. 10:9.
No obstante, una lectura imparcial de la Biblia revela que el Creador no se opone ahora a la idea de matar a un animal por alimento. Después del Diluvio, Jehová Dios le dijo a Noé, el progenitor de toda la familia humana: “Todo animal moviente que está vivo puede servirles a ustedes de alimento. . . . Solo carne con su alma —su sangre— no deben comer.” (Gén. 9:3, 4) ¿Estaba cambiando Dios su punto de vista acerca de la vida animal? No, porque Dios no se propuso que los animales vivieran para siempre.
Por lo tanto, Jehová Dios no les prohibió a los israelitas cazar y pescar. Lo que sí estipuló fue que el cazador derramara la sangre del animal que matara. (1 Rey. 4:22, 23; Lev. 17:13, 14) Esto ayudaría a los cazadores a estimar la vida, reconociendo que hasta la vida (sangre) de los animales proviene de Dios. Dios también estimuló a que se le tuviera respeto a la vida animal por medio de la ley que prohibía quitar la vida de una madre pájaro junto con sus huevos o hijuelos. A la madre, que sería más fácil de cazar debido a su apego a sus pequeños, se le debía permitir escapar. Esto permitiría que tuviera más hijos y evitaría el peligro de exterminar la especie.—Deu. 22:6, 7.
Hay muchas referencias bíblicas en cuanto a coger pájaros y peces en redes. (Pro. 1:17; Ose. 7:11, 12; Hab. 1:15) Hasta Jesucristo, que escogió algunos pescadores profesionales para ser apóstoles, dirigió pescas limitadas en ciertas ocasiones.—Mat. 17:27; Juan 21:5-13.
Sin embargo, quizás sepa el lector que muchas personas creen que el cazar para alimento está justificado solo cuando no se puede conseguir otro alimento. Cuando uno puede comprar alimentos, ¿muestra el cazar que no se estima la vida animal?
Un relato bíblico que tiene que ver con Isaac y sus hijos nos ayudará a considerar la pregunta. Esaú, el hijo de Isaac, solía proveer alimento por medio de la caza. (Gén. 25:28) En una ocasión Isaac le dijo: “Sal al campo y cázame una pieza” porque, dijo Isaac, ‘me gusta.’ ¿Era la carne de caza la única carne disponible? No, porque Jacob en esta ocasión le preparó a su padre un plato sabroso de dos cabritos. (Gén. 27:1-10) De manera similar, hoy una persona quizás prefiera tener carne de caza, aunque pueda comprar otra carne en la carnicería. Pudiera razonar: ‘¿Qué diferencia hay entre comer venado que un cazador mató o carne de res que un carnicero mató?’ O el que caza o pesca puede opinar que así puede obtener algún alimento y al mismo tiempo obtener verdadero gozo de caminar en el bosque o descansar junto a un arroyuelo.
Sin embargo, si una persona ha de ir de caza, debería darse cuenta de los peligros envueltos. Uno de esos peligros es que podría desarrollar gradualmente una codicia por matar. ¿Cuántos cazadores que quizás hayan empezado a cazar para alimento han llegado a deleitarse en el ‘gozo de matar’ y ahora son desenfrenados en su falta de respeto por la vida animal? El coronel Charles Askins, un cazador de animales de caza mayor, declaró: “La caza es una especie de magnífico vicio que ejerce su efecto de narcótico con toda la eficacia de la ubicua amapola [opio].” ¿Pudiera tener este efecto en usted?
Cuero y pieles
Sin embargo, algunos hombres persiguen a los animales por sus pieles o cueros. No usan éstos sencillamente como trofeos que estimulan el ego, sino como corambre o para pieles. ¿Es el matar un animal por esta razón mostrar gran falta de respeto por la vida animal? ¿Está mal?
Una objeción válida contra la matanza indiscriminada de animales salvajes por su corambre es el efecto sobre la población animal. Por ejemplo, antes de la llegada de los colonizadores europeos, había en América del Norte entre sesenta y cien millones de castores. Pero para principios de este siglo casi habían sido exterminados porque se abusó de cazarlos para satisfacer la demanda de sombreros y pieles de castor que estaban de boga. ¿Qué hay, también, acerca del hecho de que casi se hayan exterminado los leopardos, guepardos, o leopardos cazadores, y tigres debido a la demanda de chaquetas “de moda” que hacen de sus pieles?
Ciertamente no hay excusa por permitir que una novedad o moda lleve a la extinción de cualquier forma de vida animal. ¡Cuando el Creador le dio al hombre el dominio sobre los animales no fue con el fin de que exterminara codiciosamente la obra de Dios! (Gén. 1:26) Pero, ¿requiere el respeto por la vida animal que uno crea que en todo caso está mal matar un animal por su cuello o piel?
También en cuanto a esto la Biblia suministra un punto de vista equilibrado. Muestra que los animales fueron provistos para el servicio del hombre. A principios de la historia humana el Creador mismo usó las pieles de animales para vestir a la primera pareja. (Gén. 3:21) ¿Hizo lo incorrecto? Seguramente mostraría falta de equilibrio criticar a Dios por haber hecho eso. Y más tarde el Creador dio las siguientes instrucciones para la construcción de parte de su sagrado santuario: “Tienes que hacer para la tienda una cubierta de pieles de carnero teñidas de rojo y una cubierta de pieles de foca por encima.” (Éxo. 26:14; 39:34, 43) Las Escrituras también muestran que los adoradores verdaderos usaron las pieles de animales para hacer prendas de vestir y otras cosas.—Lev. 13:48; Mat. 3:4; Heb. 11:37.
De manera que la Biblia no requiere en absoluto que se eviten las prendas de vestir u otras cosas útiles hechas de cuero o pieles. Naturalmente, si una persona prefiriera no usar pieles o cueros de animales, ése sería un asunto personal. También, el respetar de modo equilibrado la vida animal recomendaría que cualquier individuo considerara si compraría o no una prenda de vestir u otro artículo hecho de la piel (u otras partes corporales) de un animal que se está llevando a la extinción.
¿Protección de la vida y propiedad?
A veces una persona se enfrenta con la decisión de si debería matar o no un animal de rapiña o uno que es nocivo. ¿Cuál es el punto de vista equilibrado sobre esto?
En realidad, hay que evaluar cada caso en particular por sus propios méritos, según sus propios hechos. Considere, por ejemplo: ¿Estaría uno mostrando falta de respeto por la vida animal si matara una cucaracha o una rata que entrara en la cocina? Casi todos la matarían debido a la probabilidad de que comiera o contaminara el alimento humano o esparciera una enfermedad. Pero, ¿qué hay de un zorro o lobo que de vez en cuando mata un pollo o una oveja?
Tampoco en cuanto a esto nos deja sin guía el Creador. Aunque la Biblia insta definitivamente a tenerle respeto a la vida, muestra que cuando un león o un oso amenazaban el rebaño de David él no consideró que el matarlos era faltarle respeto a la vida animal. (1 Sam. 17:34-36) Ni es solo un asunto de la muerte de un animal de rapiña más bien que la muerte de un animal doméstico. El Cantar de los Cantares 2:15 habla de tomar acción contra las zorras que echaban a perder una viña. De modo que una persona pudiera matar un animal para proteger su alimento o propiedad. Con respecto a proteger la vida de uno, seguramente no causa sorpresa leer que Sansón mató un león que lo atacó o que Pablo sacudió una víbora venenosa en el fuego. (Jue. 14:5, 6; Hech. 28:3-6) Claramente, la amenaza que presente un animal puede permitir matarlo.—Éxo. 21:28, 29.
No obstante, esto se puede llevar a extremos desequilibrados. La Biblia no estimula el tratar de exterminar todas las zorras o todos los osos solo porque algunos de ellos presentaron problemas. Debido a que hacía presas de las ovejas, el lobo con bolsa australiano residente de Tasmania ha sido cazado y muerto hasta que parece extinto. En los Estados Unidos hay mucha controversia respecto a un asunto similar. Muchos criadores y dueños de ovejas y de ganado vacuno creen que está bien la matanza extensa de lobos y coyotes porque ponen en peligro los rebaños y las manadas domésticas. En cambio, muchos que propugnan la conservación y ecólogos creen que el daño a las ovejas y al ganado vacuno es mínimo y no justifica la eliminación de animales salvajes que son importantes para el “equilibrio de la naturaleza.” Lo que sucedió en partes del Brasil y la Argentina ilustra su punto. Los aldeanos mataron los gatos salvajes y lechuzas que consideraban destructores. ¿El resultado? Ratas portadoras de enfermedades infestaron las viviendas.
Sí, el problema es complejo. La verdad es que no es posible dar sencillamente una solución comprensiva que aplique igualmente en todo caso. Pero ciertamente suministran ayuda las pautas equilibradas de la Palabra de Dios. Hacen posible que uno vea que se puede matar a los animales para proteger la vida humana y la propiedad. Sin embargo, hay que equilibrar eso con el alto respeto por la vida animal que muestra la Biblia. Entonces hay que tomar una decisión personal. Otros asuntos relacionados tienen que ser resueltos de manera similar.
Un estudiante puede preguntarles a sus padres qué hacer cuando, en su clase de biología, se espera que él diseque un animal conservado, tal vez una rana, un saltamontes, un gusano o el feto de un cochinillo. Muchas autoridades escolares sostienen que esos procedimientos son educativos. Un ayudante de laboratorio dijo: “Uno puede seguir el rastro de cada arteria [del feto de un cochinillo] y ver cómo está conectada al corazón. No se puede aprender eso en un libro de texto.” Un estudiante estuvo de acuerdo en que aprendió mucho al disecar el corazón de un feto de cochinillo, pero con respecto a otro experimento dijo: “Me pareció que era realmente innecesario matar la rana. Una cosa que he aprendido es que la vida es muy compleja... uno no debiera matar para un experimento inútil.” En otra escuela, una joven de diecisiete años de edad declaró: “El maestro nos dijo que esto nos enseñaría a apreciar la vida, que a mí me pareció irónico. ¿Cómo se puede apreciar la vida matando?” ¿Qué haría usted?
Si se presenta un problema, los padres pueden usar la oportunidad para hablar con su jovencito acerca del punto de vista equilibrado sobre la vida animal que se presenta en la Biblia. Al hacer eso, así como también considerar lo que requiere de él la escuela y las posibilidades educativas, pueden decidir qué hacer, tomando en cuenta la conciencia de su hijo.
Es innegable que surgen muchas preguntas referentes al modo correcto de ver y tratar a los animales, preguntas que cada adulto tiene que resolver personalmente. Podemos estar agradecidos de que tenemos pautas equilibradas que nos ha dado el Creador de la vida animal.
-
-
Una visita a los igorrotes¡Despertad! 1976 | 8 de julio
-
-
Una visita a los igorrotes
Por el corresponsal de “¡Despertad!” en las Filipinas
ES TEMPRANO por la tarde cuando mi esposa y yo abordamos un cómodo autobús con aire acondicionado y nos hundimos en los blandos asientos acolchados, disfrutando de antemano nuestras singulares vacaciones. Estamos en camino a visitar a los igorrotes, que han resistido en sumo grado la intrusión de la influencia extranjera en su cultura. Viven en las provincias montañosas en el norte de Luzón.
Los igorrotes son de origen malayo, de mediana estatura, robustos, de piel oscura y cabello negro lacio. Lo notable acerca de este pueblo es que con el transcurso de los siglos, tan solo con herramientas manuales y puro trabajo duro, han convertido todo el valle en el más extenso cultivo de arroz en terrazas del mundo.
En camino a visitar a los igorrotes, viajamos cinco horas en medio de la pintoresca planicie central de Luzón con sus muchos pequeños pueblos y arrozales antes de llegar a Baguio, la capital estival de las Filipinas. El tiempo fresco aquí es un agradable cambio del calor de Manila.
A la mañana siguiente nos levantamos temprano para no perder el autobús que parte a las 5:30 para Banaue. Aunque llegamos a la estación media hora antes, para nuestro desconsuelo el autobús está completo. Pero los filipinos son hospitalarios, y pronto un pasajero le hace señas a los demás, que comienzan a poner a sus hijitos dormidos sobre sus faldas y a empujar a un lado las hortalizas para hacernos lugar. Un hombre sonriente extiende la mano para ayudarnos a subir.
El autobús es más corto que otros, pareciéndose más a un camión y dando la impresión de que está construido con más atención a la solidez que a la comodidad. De un lado está completamente abierto, cruzado a lo ancho por bancos de madera, pero resultó muy cómodo a pesar de su apariencia espartana. Si se necesita protección del viento y de la lluvia hay toldos de lona que se pueden desenrollar.
Aunque solo hay unos 110 kilómetros desde Baguio hasta Banaue, nuestro viaje requiere nueve horas debido a los serpenteantes caminos de montaña que nos llevan a través de las nubes a alturas que superan los 2.130 metros. A medida que empezamos a ascender las montañas, un amanecer amarillo-anaranjado colorea el cielo y vemos la niebla matutina pender justamente debajo de las copas de los altos pinos.
-