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¿Qué se debe esperar?¡Despertad! 1974 | 22 de enero
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¿Qué se debe esperar?
LOS evolucionistas afirman que el hombre es el producto final de un proceso que comenzó con sustancias químicas inanimadas en el océano. La siguiente descripción, publicada en Science World, es una descripción común de su creencia:
“Algunos científicos creen que el hombre evolucionó de una criatura parecida a un mono de dos a diez millones de años atrás. Esta criatura parecida a un mono probablemente evolucionó de alguna clase de simio millones de años antes. El simio evolucionó de un primate primitivo que se parecía a la actual musaraña de los árboles. Al igual que los demás mamíferos, la musaraña evolucionó de un anfibio, y éste evolucionó de un pez. . . . Las primeras señales de vida —sencillos organismos unicelulares— se desarrollaron en el océano.”
¿Qué dice la Biblia? Si usted lee el primer capítulo 1 de Génesis verá que dice que Dios creó separadamente distintos géneros de cosas vivientes sobre la Tierra, a través de un período de tiempo. Primero fue la vegetación, entonces los peces y las criaturas volátiles, después los animales terrestres, y por último el hombre.
Pero, ¿dice la Biblia que cada planta y animal individual fue creado directamente por Dios? No, solo los géneros básicos. Dentro de cada género se podía desarrollar una gran variedad a través de miles de años. Por ejemplo, muchas clases de gatos diferentes podían desarrollarse dentro de la familia de los gatos, o perros diferentes en la familia de los perros, o humanos diferentes dentro de la familia humana.
Sin embargo, el primer capítulo 1 de Génesis dice que cada género básico podría producir prole solo “según su género.” Por lo tanto, aunque las variedades dentro del género podrían aparearse y producir prole, eso no sería cierto fuera del género. Un género no podría aparearse y producir prole con otro género. Ni tampoco podría un género jamás cambiar a otro género. Eso sería cierto sin importar cuánto tiempo transcurriera. Por lo tanto, el pez siempre permanecería pez, los pájaros siempre pájaros, los animales terrestres siempre animales terrestres, y los humanos siempre humanos.
Si la evolución es verdad, la evidencia debería apoyar un cambio gradual de un género de cosa viviente a otro género. Tiene que haber por lo menos alguna evidencia de esto en las cosas vivas, en el registro de los fósiles, y aun en los experimentos de laboratorio y campo.
Pero si la Biblia es verdad, entonces no deberíamos hallar ningún cambio de un género de Génesis en otro. Debería haber gran variedad dentro de los géneros básicos, pero brechas insalvables entre los géneros básicos. Esto debería ser cierto en las cosas vivas y en el registro de los fósiles. También debería ser imposible que los experimentos salvaran estas brechas entre los géneros básicos.
Si la evolución es verdad, debería haber evidencia de los comienzos de estructuras nuevas en las cosas vivientes. Debería haber una abundancia de brazos, piernas, alas, ojos y otros órganos y huesos en desarrollo. Esto debería ser cierto en el registro de los fósiles y aun en algunas cosas vivientes en la actualidad. Por lo menos debería haber algunas estructuras parcialmente desarrolladas en alguna parte.
Además, si la evolución es verdad, debería haber evidencia de que la vida puede llegar a existir por sí misma, espontáneamente, sin ninguna ayuda externa. De hecho, debía ser más fácil con ayuda exterior, como en experimentos de humanos inteligentes que usan un equipo complejo. Pero si la Biblia es la verdad, entonces, aparte de la creación o del procedimiento divinamente arreglado de la reproducción, sería imposible que la vida, o las criaturas vivíparas llegaran a existir, sea por accidente o con la ayuda del hombre; la Biblia dice que solo con Dios está la fuente de la vida.—Sal. 36:9.
Puesto que se dice que la evolución comenzó con la conversión de sustancias químicas inanimadas en organismos unicelulares, éste sería un lugar lógico para comenzar a examinar la evidencia. Después de todas las muchas décadas de experimentos intensivos y de acumular conocimiento acerca de la célula, ¿qué han revelado los hechos?
[Ilustración de la página 8]
Si la Biblia es verdad, deberíamos esperar hallar una gran variedad dentro de un “género” de Génesis. Por ejemplo, la familia del perro tiene muchas variedades distintas, que pueden entrecruzarse. Pero éstas no pueden entrecruzarse con otro “género,” como la familia del gato
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Lo que nos dice la célula¡Despertad! 1974 | 22 de enero
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Lo que nos dice la célula
PARA que la evolución haya sucedido, las sustancias químicas inanimadas tuvieron que reunirse para formar una célula viva. El científico Isaac Asimov, en The Wellsprings of Life, dice que se llevó a cabo de esta manera:
“Érase una vez, hace mucho tiempo, tal vez hace dos mil quinientos millones de años, bajo un sol mortífero, que en un océano impregnado de amoníaco y cubierto de una atmósfera venenosa, en medio de un caldo de moléculas orgánicas, llegó a existir por casualidad una molécula de ácido nucleico que de alguna manera podía producir otra igual que ella... ¡y de ahí en adelante proseguiría todo lo demás!”
Pero, ¿se ha observado alguna vez que algo así ocurriera “accidentalmente”? De hecho, ¿han podido alguna vez los científicos más competentes hacer que suceda?
Lo que muestra la evidencia
El libro Introduction to Geology declara: “Jamás se ha podido observar un caso de generación espontánea.” Esa es la sencilla realidad. Nunca en la historia ha observado alguien que una célula viva se formara “accidentalmente” de las sustancias químicas inanimadas.
Los científicos ni siquiera pueden hacer que esto suceda en sus mejores y más
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