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  • El vivir para siempre... ¿es solo una ilusión?
    La Atalaya 1984 | 15 de agosto
    • El vivir para siempre... ¿es solo una ilusión?

      EL LUGAR es una hermosa granja del sur de África. Hay un grupo de gallinas de Guinea vagando por las colinas. De repente se asustan. Dos águilas cafres se ciernen sobre las gallinas de Guinea y las atacan mientras éstas, cacareando histéricamente, huyen en busca de refugio. Una de las águilas caza a una de las aves y comienza a alimentarse de ella. Algunas de las gallinas de Guinea se calman y vuelven a buscar alimento por los alrededores... quedan indiferentes ante la muerte de su compañera.

      Todos los animales tratan instintivamente de evitar la muerte, pero generalmente parece que les afecta poco la muerte de otros animales. El que un león u otro predador mate a un antílope produce solo una reacción leve en el resto de la manada. Éste es un suceso rutinario del ciclo de la vida y la muerte.

      ¡Qué gran diferencia hay en el caso de la mayoría de los seres humanos! El ver morir a otro ser humano es una experiencia traumática... a excepción de los pocos que se han hecho insensibles a la muerte. Normalmente la muerte de un ser querido es una de las experiencias que más tensión causan en los humanos. Hasta puede provocar el suicidio de algún miembro desconsolado de la familia.

      Vivimos en una era turbulenta en que los suicidios van en aumento y millones de personas viven en condición miserable. Sin embargo, la gran mayoría hace todo lo posible por retardar lo que la Biblia llama un gran “enemigo”... la muerte. (1 Corintios 15:26.)

      El elixir de la vida

      Por muchos siglos hubo hombres llamados alquimistas que se esforzaron mucho por descubrir el elixir de la vida. Éste era una sustancia misteriosa de la que se suponía que garantizaría a la gente el vivir para siempre. Por largo tiempo muchos soñaron con este elixir y lo buscaron. Pero, obviamente, los alquimistas no tuvieron éxito.

      No obstante, en tiempos recientes una mejor higiene, la medicina y otros factores han aumentado considerablemente la duración de la vida humana. Según cierto informe: “Para la humanidad en general, la duración de la vida es más del doble, de 30 años en 1900 a casi setenta años hoy día”. Por eso, puede que algunas personas crean que los científicos modernos pueden descubrir la clave, o las claves, de la vida prolongada... hasta infinita. ¿Piensa usted así?

      Prescindiendo de lo que espere la gente al respecto, todavía aplica una verdad que se declaró hace miles de años:

      “En sí mismos los días de nuestros años son setenta años; y si debido a poderío especial son ochenta años, sin embargo en lo que insisten es en penoso afán y cosas perjudiciales; porque tiene que pasar rápidamente, y volamos”. (Salmo 90:10.)

      Como indudablemente usted ha observado, solo una pequeña minoría vive más de 80 años.

      No obstante, pocas personas de edad avanzada se resignan a la idea de que esté cerca la hora de la muerte, y por eso se interesan profundamente en la vida. De hecho, a medida que envejecen, puede que sus intereses se multipliquen. Acumulan conocimiento y experiencia vastos, y participan en muchas actividades. Entonces, súbitamente, mueren. La muerte no es algo deseable ni natural para la gente normal que disfruta de salud relativamente buena. Como dijo alguien que había cumplido los cien años: “No quiero morir, pues estoy enamorado de la vida”.

      La Biblia dice que los animales han ‘nacido naturalmente para ser atrapados y destruidos’. Pero respecto a la humanidad dice: “Dios ha plantado la eternidad en el corazón de los hombres” (2 Pedro 2:12; Eclesiastés 3:10, 11, La Biblia al Día). En otras palabras, no se creó a los animales con el propósito de que vivieran para siempre, pero al hombre sí. No se creó a la primera pareja humana simplemente para que murieran, sino para que vivieran eternamente... siempre y cuando fueran obedientes a Dios. (Compárese con Génesis 2:15-17.)

      El hecho es que el cerebro de usted da prueba de esto. El cerebro humano tiene amplia capacidad respecto a conocimiento; solo se usa una pequeña parte de esta capacidad en la vida actual.

      ¿No indica todo esto que no era el propósito de Dios que hubiera el ciclo de vida y muerte que hay actualmente y que el vivir para siempre no es solo una ilusión? ¡Qué perspectiva tan emocionante! Entonces, ¿verdaderamente existe un elixir de la vida? ¿Desea usted vivir para siempre?

  • ¿Cómo será posible vivir para siempre?
    La Atalaya 1984 | 15 de agosto
    • ¿Cómo será posible vivir para siempre?

      ¿DE DÓNDE proviene la vida? Los ateos afirman que resultó de un accidente. Cierta obra científica dice: “Los organismos vivientes probablemente tuvieron su comienzo de manera muy modesta cuando, en un mundo de rocas inánimes, ciertos elementos químicos se combinaron para formar moléculas complejas. Con el tiempo grupos de éstas llegaron a estar imbuidas de la capacidad de alimentarse y reproducirse”.

      ¿Le suena esto convincente a usted? La palabra “probablemente” muestra que se trata de una suposición. Toda célula viviente es extremadamente compleja. Si ponemos a un lado la especulación, y aun las suposiciones basadas en cierta cantidad de información, nos enfrentamos al hecho de que no se ha observado que “la capacidad de alimentarse y reproducirse” simplemente haya ocurrido. Más bien, lo que todos podemos observar en cuanto a la asombrosa complejidad de las criaturas prueba la existencia de una mente Maestra... Una que puede fijarse el propósito de ejecutar maravillas que están más allá de nuestra capacidad y comprensión total, y que las ejecuta. Muchos científicos concuerdan en que se ha mostrado que la vida procede únicamente de vida preexistente. Por lo tanto, debe haber una Fuente original de la vida. Como dice la Biblia: “¡Cuán preciosa es tu bondad amorosa, oh Dios! [...] Porque contigo está la fuente de la vida”. (Salmo 36:7, 9.)

      La ciencia no puede explicar de manera satisfactoria la vida en todas sus formas, y, no obstante, ha ayudado a revelar la asombrosa complejidad y belleza de la obra de Dios —la variedad aparentemente ilimitada de insectos, animales y plantas, las flores y los arbustos multicolores que encantan al ojo, el sinnúmero de aromas y sabores que deleitan nuestros sentidos, la inmensidad y majestad del universo, lo fascinador de los microorganismos— y mucho más que aún queda por descubrir y de lo cual se ha de disfrutar. Cien años de vida apenas bastan para empezar a conocer y apreciar todas las encantadoras e impresionantes creaciones del Todopoderoso.

      Muchas personas que han estudiado cuidadosamente este asunto se han dicho: Ciertamente toda esta variedad y belleza es muestra, no de una fuerza remota impersonal, sino de un Creador que tiene toda la sabiduría. Mucha de la vida que vemos en la Tierra señala claramente a un amoroso Padre o Dador de Vida. Son muchas las cosas que obviamente han sido creadas para hacernos felices. Así lo declara Revelación 15:3: “Grandes y maravillosas son tus obras, Jehová Dios, el Todopoderoso”. La Biblia muestra que aunque Jehová Dios es temible cuando nos rebelamos o desobedecemos, es el “Dios feliz”, que se deleita en hacer felices a otras personas. (1 Timoteo 1:11; Hechos 20:35.)

      El propósito original de Dios para el hombre

      La Biblia presenta un relato sencillo, pero convincente, sobre el origen del hombre. Su primer capítulo relata acerca de la creación de la Tierra, entonces las plantas, la vida marina, las criaturas volátiles y los animales (Génesis 1:1-25). Es interesante que la geología y el registro de los fósiles revelan este mismo orden. Finalmente, Dios hizo al hombre “del polvo [o elementos] del suelo”... otra declaración exacta desde el punto de vista científico (Génesis 2:7). El hombre también fue hecho “a la imagen de Dios”. ¿No está esto en conformidad con la vida real? El hombre obviamente fue hecho de tal modo que pudiera pensar y razonar a un nivel muy superior al de los animales. Tiene un sentido moral y un aprecio por los valores espirituales, cosas que los animales no tienen. Hasta las tribus primitivas tienen su religión; pero ¿cuál es la religión de, digamos, el perro o el mono? (Génesis 1:27.)

      El registro bíblico de la antigüedad proporciona información confiable acerca de la Tierra y las formas de vida que se encuentran en ella. Por eso, veamos con mente imparcial lo que dice acerca de la historia más remota de la humanidad.

      Jehová preparó una hermosa residencia para el hombre... “un jardín en Edén” con “todo árbol deseable a la vista de uno y bueno para alimento” (Génesis 2:8, 9). La flora —los árboles, los arbustos en flor, los frutos y las flores— podía ser una constante fuente de deleite. Al hombre también se le dio trabajo satisfaciente —el de cultivar y atender su hogar paradisíaco— y también se le dio responsabilidad... la de ‘tener en sujeción toda criatura viviente’ (Génesis 1:28; 2:15). ¡Imagínese eso! Un hermoso jardín y una hueste de fauna fascinadora que cuidar... sin que el hombre tuviera que preocuparse por envejecer y morir.

      Pero aún habría otro excelente don. Adán notó que todas aquellas criaturas tenían compañeros y podían producir prole. Por eso, ¿dónde estaba la compañera de él? Cuando él despertó de un sueño profundo... ¡allí estaba ella! ¡Qué experiencia emocionante! Profundamente conmovido, Adán pronunció lo que probablemente fue las primeras palabras en poesía:

      “Esto por fin es hueso de mis huesos y carne de mi carne. Ésta será llamada Mujer, porque del hombre fue tomada ésta”. (Génesis 2:23.)

      El registro histórico que se ha conservado en la Biblia nos informa que “los bendijo Dios y les dijo Dios: ‘Sean fructíferos y háganse muchos y llenen la tierra y sojúzguenla’” (Génesis 1:28). ¡Qué privilegio glorioso... engendrar una raza humana perfecta que viviría para siempre en una tierra paradisíaca! Éste fue el propósito original de Dios para el hombre.

      ¿Por qué morimos?

      Pero Adán y Eva no eran robots, programados para hacer lo que Dios quisiera que hicieran. Podían decidir y planear las cosas para sí mismos. Por eso, Dios proporcionó una prueba sencilla de la lealtad de ellos: “De todo árbol del jardín puedes comer hasta quedar satisfecho. Pero en cuanto al árbol del conocimiento de lo bueno y lo malo no debes comer de él, porque en el día que comas de él positivamente morirás”. (Génesis 2:16, 17.)

      Además, se estaba creando un problema entre bastidores. Un poderoso ángel, o criatura de espíritu, al ver la maravillosa perspectiva de que seres humanos llenaran la Tierra, deseó tener para sí mismo la obediencia y adoración de los seres humanos. Usó un intermediario para pronunciar la primera mentira: “Positivamente no morirán”. Este ángel rebelde se convirtió así en “Satanás” (opositor) y “Diablo” (calumniador). (Génesis 3:1-5; Juan 8:44; Revelación 12:9.)

      La primera pareja fracasó en aquella sencilla prueba de lealtad a Dios. Se hicieron traidores, y Dios no puede tolerar a los traidores. Fueron expulsados de Edén y finalmente sufrieron la predicha pena... la muerte. Sus hijos, que nacieron después que los padres fueron condenados, no podían heredar salud perfecta ni vida eterna. (Romanos 5:12.)

      Pasó mucho tiempo antes que el imperfecto Adán muriera —930 años—, ¡pero la sentencia de Dios era ineludible! Por unos 2.000 años el hombre siguió alcanzando una edad notablemente avanzada. Set, hijo de Adán, vivió hasta los 912 años de edad; Enós, hasta los 905; Quenán, hasta los 910; Matusalén (el de más edad entre todos los que se mencionan en el registro), hasta los 969 años de edad. Noé vivió hasta la edad de 950 años. Desde entonces en adelante las edades fueron disminuyendo rápidamente. (Génesis 5:5, 8, 11, 14, 27; 9:29; 11:10-25.)

      Ese registro interesante ilustra el potencial que el cuerpo humano tiene para regenerarse. Aunque estamos muy lejos de la perfección humana que originalmente tuvo Adán, las células de nuestro cuerpo se renuevan. Dice la Encyclopœdia Britannica: “El potencial de inmortalidad de todos los elementos celulares esenciales del cuerpo [humano] se ha demostrado plenamente, o se ha desarrollado suficientemente como para hacer que la probabilidad sea muy grande”. Si los hombres vivieron por casi mil años a pesar de que su cuerpo estaba bajo la carga del pecado y de su condición de moribundo, considere cuánto tiempo podrían vivir sin tales terribles desventajas.

      La liberación del pecado y de la muerte

      Pero el punto principal es que mientras que los proyectos humanos, incluso los proyectos científicos, frecuentemente fracasan, Dios no puede fracasar: “Mi palabra [...] no volverá a mí sin resultados, sino que ciertamente hará aquello en que me he deleitado, y tendrá éxito seguro en aquello para lo cual la he enviado” (Isaías 55:11). Podemos ser librados del pecado y de la muerte. ¿Cómo?

      Somos prisioneros del pecado y de la muerte. Pero Jesús, segundo “Adán” en el sentido de que fue un hombre perfecto mientras estuvo en la Tierra, murió una muerte sacrificatoria para comprar de vuelta lo que Adán había perdido... en conformidad con la antigua ley de Dios de “alma por alma”. “Porque así como por la desobediencia de un hombre [Adán], los muchos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno [Jesús], los muchos serán constituidos justos” (1 Corintios 15:45; Éxodo 21:23; Romanos 5:19, Versión Valera, 1977). El amor de Jehová para con el mundo de la humanidad hizo que esto fuera posible. (Juan 3:16.)

      La vida eterna es una de las enseñanzas principales del “Nuevo Testamento”. A una minoría de 144.000 “llamados y escogidos y fieles” se les concederá el privilegio de reinar como reyes con Cristo en Su trono celestial (Revelación 17:14; 3:21). Pero la Biblia nos asegura que una numerosa muchedumbre de seres humanos obedientes vivirá para siempre en un Paraíso terrestre restaurado. (Revelación 7:9-17.)

      ¿Cuándo? ¿Cómo?

      ¿Por qué no lee usted el capítulo 24 de Mateo y el capítulo 21 de Lucas? En éstos se predicen guerras mundiales, escaseces de alimento, terremotos en un lugar tras otro, falsos profetas, aumento del desafuero, pestilencias, gran temor del futuro, y mucho más. Jesús dijo: “Cuando vean suceder estas cosas, conozcan que está cerca el reino de Dios”. Sí, el cambio muy esperado del régimen humano al Reino de Dios se acerca rápidamente. (Lucas 21:31.)

      Con la mismísima certeza de que la salida del Sol mañana introducirá un nuevo día, así también la rápida destrucción de los enemigos de Dios despejará el camino para “una nueva tierra” en la que “la justicia habrá de morar”. Dios prometió esto. Él no puede mentir (2 Pedro 3:13; Isaías 65:17; Hebreos 6:18). Vivir para siempre en esa nueva tierra... ¡qué privilegio! ¿Es esto lo que usted quisiera? ¿No le emociona dicha perspectiva?

      Jehová ha hecho provisión para que se pueda adquirir conocimiento dador de vida... el verdadero elixir de la vida. ¿Por qué no empieza a adquirir este conocimiento por medio de disfrutar de un estudio de la Biblia en su hogar? Los testigos de Jehová gustosamente le ayudarán a hacer esto... ¡gratis! (Juan 17:3.)

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