BIBLIOTECA EN LÍNEA Watchtower
Watchtower
BIBLIOTECA EN LÍNEA
Español
  • BIBLIA
  • PUBLICACIONES
  • REUNIONES
  • Carta de la Sucursal
    Ministerio del Reino 1979 | febrero
    • Carta de la Sucursal

      Estimados publicadores:

      La oficina de servicio aquí en Brooklyn se regocijó al ver cuántos respondieron a la invitación que se extendió el segundo día de la Asamblea Internacional “Fe Victoriosa,” a unirse a las filas de los precursores regulares. En el discurso “Servicio de precursor en las pisadas del Maestro,” se animó a considerar el servicio de precursor. ¿Cuál fue el resultado? En agosto recibimos 741 nuevas solicitudes. Éste es el más grande número de solicitudes recibidas en mes alguno en cuatro años. Fue animador notar que muchas de estas solicitudes vinieron de matrimonios. Esperamos que muchos más puedan aumentar su actividad por medio de participar en el servicio de precursor regular.

      También hemos estado muy ocupados con la preparación de los horarios para invitar a los precursores a asistir a la Escuela del Servicio de Precursor. Se celebraron veintinueve clases este otoño durante los meses de septiembre a noviembre. Veintiséis fueron en inglés y tres en español. Con unas cuantas excepciones, las esposas de todos los superintendentes viajeros y los precursores especiales ya han asistido en los Estados Unidos.

      Un instructor expresó lo siguiente: “Varios estudiantes mencionaron que habían llegado al punto de desanimarse en sus asignaciones, y que sintieron la necesidad de recibir estímulo definido y ayuda significativa.” Entonces citó el comentario de un estudiante. “La Escuela del Servicio de Precursor es como la respuesta a un clamor por ayuda.” También se informó que una hermana precursora de 92 años de edad del Canadá se sintió feliz de haber asistido debido a que el curso le enseñó a ser mejor maestra.

      Estamos seguros de que todos nosotros recibiremos beneficios también, por medio de los precursores que han asistido a la escuela.

      Sus hermanos

      LA OFICINA DE SUCURSAL DE BROOKLYN

  • Procuren ser como Él
    Ministerio del Reino 1979 | febrero
    • Procuren ser como Él

      1 Jehová ama a la gente. Él ha mostrado esto tanto de modo espiritual como físico. Hoy día, a pesar de que disfrutamos de muchas cosas físicas, no debemos pasar por alto el hecho de que aún desde el tiempo de Adán en el jardín de Edén, Jehová proveyó un mensaje de esperanza y buenas nuevas. ¿No debería desear toda criatura apreciativa imitar el amor de Dios por la gente?

      CÓMO DIOS MUESTRA AMOR

      2 A nuestro alrededor podemos ver evidencia del amor de Dios por la gente en la creación física misma. ¡Con cuánto esmero fue hecha de modo que obrara para la salud, placer y bienestar del hombre! La más grande manifestación del amor de Dios por la humanidad fue la dádiva de su Hijo fiel, Jesús. (Juan 3:16) Sin embargo, ¿dónde estaríamos si Él no hubiese provisto la Biblia y un medio por el cual traer su mensaje a nosotros? La Biblia provee respuestas a nuestras preguntas sobre la vida y nos da una esperanza para el futuro. Tenemos esto y más porque Dios ama a la gente.

      PODEMOS IMITARLO A ÉL

      3 ¿Podemos nosotros, simples criaturas humildes e imperfectas, imitar la cualidad del amor? Sí, podemos. Pablo dice: “Por lo tanto, háganse imitadores de Dios, como hijos amados, y sigan andando en amor.”—Efe. 5:1, 2.

      4 ¿Se esfuerza usted por hablar acerca de Dios, mostrar incesantemente su amor sincero por la gente, sin permitirse jamás llegar a ser inactivo o irregular en el servicio? Todavía es posible hallar a muchas personas y enseñarles el camino de salvación de Jehová por medio de la predicación de las buenas nuevas. A veces esto significa el dar un poco más de nuestro tiempo y energías, pero las recompensas son grandes.

      5 El apóstol Pablo estuvo dispuesto a dar de sí mismo de buena gana al declarar las buenas nuevas a otros aunque esto significó mucho sufrimiento y abnegación de parte suya. Dijo: “No me retraje de decirles ninguna de las cosas que fueran de provecho, ni de enseñarles públicamente y de casa en casa. Antes, di testimonio cabalmente. . . . No hago mi alma de valor alguno como preciada para mí, con tal que termine mi carrera y ministerio que recibí del Señor Jesús, de dar testimonio cabal de las buenas nuevas de la bondad inmerecida de Dios.”—Hech. 20:20, 21, 24.

      6 Hoy día muchos de nuestros hermanos están demostrando este mismo celo y fe y están recibiendo muchas bendiciones de parte de Jehová. ¡Qué gozo es recibir el abundante amor de Jehová en estos días conmovedores antes de la culminación de este sistema de cosas! Debemos hacer todo esfuerzo posible al procurar ser como él por medio de dar de nosotros cabalmente.

  • ¿Les da usted una buena acogida?
    Ministerio del Reino 1979 | febrero
    • ¿Les da usted una buena acogida?

      1 ¿Cuándo fue la última vez que usted visitó una congregación que no fuera la suya? ¿Recuerda usted cómo fue recibido? ¿Se interesó alguien en usted? Si los hermanos y hermanas fueron amigables, tomaron la iniciativa para familiarizarse con usted y de veras le dieron un buen recibimiento, ¿no le fortaleció y animó esto? Por otra parte, todos nosotros sabemos lo que es sentirse solo en medio de una muchedumbre sin tener a nadie con quien hablar o asociarnos, ¿no es cierto? Puesto que la manera en que nuestros hermanos nos reciben tiene tan gran impacto en nosotros tanto en sentido espiritual como en otros sentidos, las Escrituras tratan este asunto como algo que merece consideración detenida de parte de todos nosotros.—Rom. 15:7.

      2 Sería útil que nos hiciéramos unas cuantas preguntas a este respecto: Antes y después de las reuniones, ¿hasta qué grado estoy al tanto de los visitantes? ¿Me intereso en ellos, y hasta descontinúo lo que estoy haciendo para darles una buena acogida? Es cierto que para la mayoría de nosotros es más fácil conversar con aquellos a quienes conocemos bien, los que vemos todas las semanas en el Salón del Reino, pero deberíamos tener presente que Jesús dijo: “Todos ustedes son hermanos.” (Mat. 23:8) Esto es cierto aunque el hermano visitante sea en cierto sentido un “extraño” para nosotros. Aún así, forma parte de la gran hermandad. ¡Qué alegres nos sentiríamos si un visitante regresara a la congregación a la cual pertenece llevando buen informe de que de veras se le hizo sentir bien en nuestro Salón del Reino y que le dieron “la acostumbrada acogida en el Señor con todo gozo”!—Fili. 2:29.

      3 No solo tenemos la oportunidad de recibir a los hermanos que visitan nuestras reuniones, sino que por lo general algunas personas interesadas asisten. ¿Ha notado usted que algunas veces vienen por su propia cuenta? En esos casos, ¿qué se necesita para hacer que se sientan cómodas entre nosotros? Por supuesto, deberíamos tomar la iniciativa e ir a saludarlas y hablar con ellas, ¿pero es eso suficiente?

Publicaciones en español (1950-2025)
Cerrar sesión
Iniciar sesión
  • Español
  • Compartir
  • Configuración
  • Copyright © 2025 Watch Tower Bible and Tract Society of Pennsylvania
  • Condiciones de uso
  • Política de privacidad
  • Configuración de privacidad
  • JW.ORG
  • Iniciar sesión
Compartir