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El hacer la voluntad de Dios ha sido mi deleiteLa Atalaya 1967 | 15 de enero
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de los muertos y la promesa de vida eterna de Dios. No modificaron la seguridad de las promesas de Dios que se registran claramente en su Palabra. De modo que mi fe es tan fuerte hoy como lo ha sido siempre.
Aunque mi deseo constantemente ha sido el de estar en el servicio de Dios, ha habido ocasiones dificultosas en las que he necesitado estímulo. Un texto que me ha dado tal estímulo es el que fue escrito por nuestro amado hermano Pablo en Filipenses 4:6, 7: “No se inquieten por cosa alguna, sino que en todo por oración y ruego junto con acción de gracias dense a conocer sus peticiones a Dios; y la paz de Dios que supera todo pensamiento guardará sus corazones y sus facultades mentales por medio de Cristo Jesús.” He tenido la experiencia de que solo podemos tener paz cuando confiamos en Dios y en su Palabra.
Cuando considero la gran obra que está haciendo hoy en día el pueblo de Dios, encuentro nuevo significado en el Salmo 110:3, que dice: “Tú tienes tu compañía de hombres jóvenes exactamente como gotas de rocío.” El pueblo de Dios es semejante a gotas de rocío refrescantes que alimentan dulcemente una tierra seca al enseñar las verdades de Dios con visitas frecuentes. Los evangelizadores que he conocido, por otra parte, eran como lluvia torrencial en tierra seca que rápidamente se escurre, dejando la tierra seca otra vez. Inundarían a una comunidad y luego se irían.
La maravillosa expansión que he visto en la organización de Jehová y la predicación mundial de las buenas nuevas del Reino que veo que se está llevando a cabo hoy en día traen mis propios años de predicación a un maravilloso clímax. Ha sido un privilegio trabajar con los tres presidentes de la Sociedad y participar en esta expansión. Verdaderamente puedo apreciar ahora la observación del hermano Russell en su última conversación conmigo cuando dijo: ‘Hermano, ésta no es obra del hombre. Esta es de Dios.’ El hacer la voluntad de Dios durante los pasados sesenta y seis años verdaderamente ha sido mi deleite más vehemente.
(El hermano A. H. Macmillan terminó su carrera terrenal fielmente el 26 de agosto de 1966.)
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Preguntas de los lectoresLa Atalaya 1967 | 15 de enero
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Preguntas de los lectores
● Según Génesis 49:10, Jacob dijo proféticamente: “El cetro no se apartará de Judá, ni el báculo de comandante de entre sus pies, hasta que venga Silo.” ¿Hay diferencia entre un cetro y un báculo de comandante?—O. S., EE. UU.
Sí, el cetro y el báculo de comandante que mencionó Jacob en su bendición en el lecho de muerte a Judá evidentemente se refieren a diferentes cosas.
En composiciones o expresiones poéticas no es raro hallar términos que son paralelos unos con otros. Sin embargo, aunque son bastante semejantes, a menudo un término, cuando se compara con el otro, transmite a la mente una diferencia sutil de pensamiento, introduciendo un nuevo elemento, por decirlo así. Este método frecuentemente sirve para realzar el aprecio de uno o para realzar su comprensión de lo que ha sido escrito o se ha hablado. Parece que Jacob empleó tal método cuando bendijo a sus hijos. Por ejemplo, dijo que Dan sería “serpiente al lado de la carretera, culebra cornuda al lado del camino,” usando tales expresiones en un buen sentido para mostrar cómo Dan sería un peligro para los enemigos de los israelitas. (Gén. 49:17) Por eso, no sería impropio concluir que los términos “cetro” y “báculo de comandante” también varían algo en significado.
El uso de estos términos con referencia a Judá, por lo menos, indicarían que autoridad y poder significativos morarían con esa tribu. No obstante, más que simple autoridad y dominio tribuales estaba implicado evidentemente, porque Jacob indicó que Silo, a quien “pertenecerá la obediencia de la gente,” vendría de la tribu de Judá. Eso significaría autoridad y poder regios sobre otros. Ciertamente, cuando David de la tribu de Judá llegó a ser rey de Israel por mandato de Jehová, el cetro y el báculo de comandante resultaron estar en posesión de la tribu de Judá. Estos no se apartarían de Judá antes de la llegada del Gobernante Permanente, Silo.—2 Sam. 7:8-16.
Los cetros pueden ser de variadas longitudes. En tiempos antiguos, así como en el día presente, los cetros que los gobernantes tienen en las manos significan autoridad. Por consiguiente, el cetro en la mano de un rey simboliza soberanía real.—Sal. 45:6.
Jacob también indicó que el báculo de Judá como comandante estaba entre sus pies. Esto se referiría a un báculo largo. A menudo descansaba en el suelo y yacería en el doblez de la túnica del que lo tenía, entre sus rodillas. En esculturas antiguas, ciertos gobernantes de la antigüedad han sido representados con tal báculo largo en la mano. Puesto que el báculo de Judá es “báculo de comandante,” es una señal de poder para mandar.
Por eso, entonces, el tener el cetro parecería denotar el poseer soberanía o prerrogativa como gobernante regio. El tener el báculo de comandante tendería a indicar que el que lo poseía tenía la posición de acaudillamiento y el poder para mandar.
Silo el que habría de venir, a quien Jacob se refirió, es Jesucristo. Como descendiente de Judá y el Hijo de David, él es aquel sobre quien Jehová Dios ha otorgado gobernación celestial eterna. (Luc. 3:23-33; Mat. 1:1-16) Él tiene soberanía real y posee el poder para mandar. (Dan. 7:13, 14) Por lo tanto, no fue sin buena razón que Isaías fue inspirado por Dios a escribir proféticamente de Cristo: “¡Miren! Lo he dado como testigo a los grupos nacionales, como caudillo y comandante a los grupos nacionales.” (Isa. 55:4) Una vista anticipada del futuro ejercicio de poder y dominio de Jesús sobre las naciones también se incluye en estas palabras del Salmo 2:8, 9: “Pídeme [a mí Jehová Dios], para darte naciones como herencia tuya y los cabos de la tierra como posesión tuya propia. Las romperás con un cetro de hierro, como si fueran vaso de alfarero las harás añicos.”
● Revelación 19:7 menciona regocijo “porque han llegado las bodas del Cordero y su esposa se ha preparado.” ¿Qué son estas bodas y cuándo tienen lugar?—T. H., EE. UU.
El Cordero es Jesucristo y “su esposa” se compone de los 144.000 seguidores ungidos de Cristo que llegan a ser su Novia. (Juan 1:36; 3:28, 29; Rev. 14:13; 21:2, 9-14) Estos, que incluyen a los apóstoles fieles de Jesús, participan de sus sufrimientos, se someten a una muerte como la de él y tienen una resurrección semejante, una resurrección a la vida de espíritus en el cielo.—Fili. 3:8-11; Rom. 6:5; Efe. 5:25-27.
Los apóstoles fieles y otros cristianos primitivos fieles fueron los primeros miembros de la Novia en ser seleccionados. Solo un resto, el número final de esta clase, queda hoy en la Tierra. Por siglos miembros de la clase de la Novia de Cristo han estado viajando para encontrar a su Novio celestial, así como Rebeca viajó una gran distancia para llegar a ser esposa de Isaac. (Gén. 24:59-67) Felizmente, sin embargo, para la inmensa mayoría de la clase de la Novia ha terminado ese viaje. Pero, ¿cuándo?
Las bodas del Cordero comenzaron a consumarse en 1918 E.C. En ese tiempo Jesucristo acompañó a Jehová Dios a Su templo espiritual. (Mal. 3:1) Los seguidores ungidos de Cristo que habían estado durmiendo en la muerte fueron resucitados entonces a la vida celestial. (1 Tes. 4:15, 16) Sin embargo, las bodas del Cordero todavía están en progreso, puesto que todavía hay miembros en perspectiva de la Novia de Cristo en la Tierra. Todavía tienen que probarse fieles hasta la muerte a fin de recibir la corona de la vida y llegar a estar unidos con Jesucristo en el cielo. Cuando éstos mueren en fidelidad, inmediatamente son resucitados como criaturas espíritus.—Rev. 2:10; 14:13; 1 Cor. 15:51-53.
El orden de los sucesos predichos en el libro de Revelación, capítulos 18 y 19, indica que Babilonia la Grande, el imperio mundial de la religión falsa, tiene que sufrir destrucción antes de que se consuman plenamente en el cielo las bodas del Cordero. En Revelación 19:1-5 Jehová es alabado por ejecutar juicio sobre esta “gran ramera.” Luego el apóstol Juan fue inspirado a escribir: “Y oí lo que era como voz de una grande muchedumbre y como sonido de muchas aguas y como sonido de fuertes truenos. Dijeron: ‘Alaben a Jah, porque Jehová nuestro Dios, el Todopoderoso, ha empezado a gobernar como rey. Regocijémonos
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