Carta de la Sucursal

Estimados publicadores:

El mes pasado les mencionamos algunos detalles sobresalientes del viaje del hermano Knorr a África y Europa. ¿Les gustaría oír un poco más? Bueno, una de las experiencias que contó fue muy alentadora y sabemos que a ustedes también les gustará oírla.

Mientras viajaba en avión de cierto lugar a otro en el África, tuvo una experiencia que, como él dijo, le hizo pensar en la ayuda angelical que tenemos. Obligado a esperar por cierto tiempo en el aeropuerto de Camerún, donde nuestros hermanos han sido perseguidos cruelmente, se le acercó un hombre que le preguntó: “¿Es usted Natán H. Knorr?” Cuando él respondió afirmativamente, el hombre le extendió la mano, diciendo: “Yo soy su hermano.” Otro hermano, un superintendente, estaba con él. Los dos hermanos estaban en el aeropuerto por casualidad, sin saber que el hermano Knorr pasaría por allí. Les deleitó recibir noticias del “exterior,” pues no habían recibido ninguna literatura desde que se había impuesto la proscripción. Una experiencia verdaderamente conmovedora.

El hermano Knorr también informó que nuestros hermanos de Malawi actualmente disfrutan de paz relativa. Aunque continúa la proscripción de nuestra obra, si alguien causa molestia física a los Testigos, el que causa la molestia es el que es severamente castigado por la policía.

Confiamos en que ustedes hayan tenido una excelente celebración de la Cena del Señor y también estamos seguros de que muchos nuevos asistieron, pues hemos estado observando los informes excelentes que están llegando.

Sus hermanos,

LA OFICINA DE SUCURSAL DE BROOKLYN

¿A qué lo ha movido el Memorial?

¹ ¡Qué ocasión tan estimuladora es el Memorial! ¡Cuánto bien nos hace dedicar ese tiempo a concentrar nuestros pensamientos en aquel a quien Dios ha hecho nuestro Señor y Salvador, meditando en lo que Dios ha hecho para nosotros por medio de él! Al estar sentados allí quizás pensamos en este enorme globo terráqueo girando sobre su eje y en que las congregaciones al este de nosotros ya se habían reunido, mientras que las que estaban al oeste de nosotros pronto estarían haciendo lo mismo, de modo que el pueblo de Dios esparcido por toda la faz de la Tierra estuvo haciendo lo mismo que nosotros hicimos durante la misma noche. Eso nos hace sentir muy unidos; nos unifica de manera especial.

² ¿Y en qué pensamos después de haber terminado la celebración del Memorial? Es verdad que nos sentimos muy gozosos si hubo una concurrencia grande, como tan a menudo sucede. Fíjese, el año pasado más de 3.226.000 personas asistieron al Memorial por todo el mundo. Esto es muy animador, porque muestra que tenemos la bendición de Dios. Pero, aunque el tener una gran concurrencia puede ser muy estimulante, lo que debemos recordar principalmente, y sin duda lo hacemos, es lo que nuestro Señor Jesucristo hizo en cumplimiento de los propósitos de su Padre. Nos reunimos ‘en memoria de él.’ (1 Cor. 11:24, 25) Lo reconocemos como “cabeza sobre todas las cosas en cuanto a la congregación” (Efe. 1:22); admiramos y ‘honramos al Hijo’ así como ‘honramos al Padre.’—Juan 5:23.

³ De modo que sinceramente queremos que nuestras lenguas estén entre las que ‘abiertamente reconocen que Jesucristo es Señor para la gloria de Dios el Padre.’ (Fili. 2:10, 11) Durante mayo, ¿cómo podemos asegurarnos de hacer eso?

⁴ Diariamente queremos vivir vidas buenas, limpias, saludables, demostrando que sí, verdaderamente, conocemos al Hijo de Dios y lo imitamos. Queremos mostrar amor a nuestros cónyuges y familias de cuanta manera es posible, pero, sobre todo, en las cosas espirituales. Y, “mientras tengamos tiempo favorable para ello,” queremos obrar “lo que es bueno para con todos, pero especialmente para con los que están relacionados con nosotros en la fe.” (Gál. 6:10) Queremos usar nuestra lengua para la edificación de nuestros hermanos y hermanas, animándolos a hacer obras buenas, para que sus lenguas continúen reconociendo a Jesucristo como Señor. Visítelos, hable con ellos, invítelos a participar con usted en las reuniones y a declarar con usted las buenas nuevas del reino de Dios. Muéstreles el mismo amor intenso que el Hijo de Dios mostró a sus discípulos, de quienes fue amigo genuino.

⁵ Ciertamente también queremos recordar al Hijo de Dios por medio de mostrar a los de afuera, aquellos no “relacionados con nosotros en la fe,” la misma compasión que él les mostró. Hoy como nunca antes éstos son “ovejas sin pastor,” con muchísima necesidad de recibir guía para salir de la confusa y penosa situación en que se encuentran. (Mat. 9:36) ¡Qué bueno es tener el libro La verdad y llevarlo a los propios hogares de estas personas o a cualquier sitio donde tengamos la oportunidad de hablarles y ofrecerles un estudio bíblico de casa! A los que ya tengan el libro La verdad podemos ofrecerles cualquier otro libro del mismo tamaño.

⁶ Posiblemente el Memorial nos haya impulsado a ayudar a las personas con las cuales estudiamos a ‘ejercer fe en sus corazones para justicia.’ Quizás nos haya hecho recordar que debemos considerar con ellos lo que significa ser un discípulo de Cristo para que puedan comprender cómo las verdades que están aprendiendo deben afectar su vida y sus actividades. Si sus corazones responden, entonces en el futuro cercano ellos también estarán listos para ‘hacer declaración pública con su boca para salvación.’ (Rom. 10:9, 10) Comprendemos que el “tiempo favorable” para hacer eso continúa disminuyendo.

⁷ Sí, queremos recordar a nuestro