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  • ‘No siga a la muchedumbre para efectuar fines malos’
    ¡Despertad! 1975 | 8 de junio
    • Consecuencias de seguir a la muchedumbre

      El más notorio caso de ‘seguir a la muchedumbre en pos de fines malos’ fue el que tuvo lugar en el juicio de Jesucristo. Los principales sacerdotes incitaron a una muchedumbre y alentaron un ardiente espíritu de odio entre el pueblo hacia Jesús. Así es que, ante el Tribunal Supremo judío, muchos estuvieron prontos a testificar falsamente para pervertir la justicia. Finalmente, Cristo fue conducido ante Pilato, quien presidió como juez con poder de vida y muerte.—Mat. 26:47, 59-61.

      Pilato quería liberar a Jesús, pero la muchedumbre clamó por su muerte. (Juan 18:29-32, 38-40) Aunque los judíos en general odiaban al gobierno romano, la “psicología” de la muchedumbre hizo que fuera popular el vitorear a César como rey y clamar por la sangre de Cristo. (Juan 19:12-16) Pilato debería haberse puesto a favor de la justicia, pero debido al temor, siguió a la muchedumbre. Pero el asunto no se podía desechar u olvidar a la ligera. Todos los implicados tendrían que rendir cuentas por su culpa de derramamiento de sangre. Tan solo cincuenta y dos días más tarde, debido a la culpa nacional, muchos “se sintieron heridos en el corazón” cuando el apóstol Pedro les dijo: “Sepa con certeza toda la casa de Israel que Dios lo hizo Señor y también Cristo, a este Jesús a quien ustedes fijaron en un madero.” (Hech. 2:36, 37) ¡El peso del homicidio descansaba sobre la muchedumbre, colectiva e individualmente!

      En cuanto al cobarde Pilato, más tarde fue removido de su puesto como gobernador romano y murió en el exilio. Jerusalén pagó por su culpabilidad de sangre cuando su anterior “amistad” con César demostró ser falsa, terminando en una lucha y la destrucción final de Jerusalén por los ejércitos romanos en 70 E.C.

      ¿Hay algún otro remedio eficaz?

      Sin embargo, hay algunas situaciones completamente diferentes, como cuando un grupo sufre injusticias. ¿Cómo, entonces, pueden sus miembros lograr que se les preste atención sin recurrir a la presión de grupo? ¿Qué otro remedio hay?

      En cuanto al dilema de un individuo, o de un grupo, en muchos lugares del mundo hay remedios legales que se pueden usar. Pero, ¿qué hay si los remedios legales normales no dan resultados? Tal vez los políticos no se sientan impulsados a hacer los cambios deseados y los jueces quizás no administren justicia debido a la codicia o cobardía. Entonces un grupo minoritario no recibirá lo que considera ser justo e imparcial.

      Bueno, quizás el razonamiento humano considere que es mejor usar la presión de grupo. Debido a esa presión un juez o magistrado quizás crea que es conveniente seguir a la muchedumbre. Pero esas tácticas solo tienden al desmoronamiento de la ley, cometiendo por lo general una injusticia a otro sector de la sociedad.

      De hecho, en la actualidad no hay perspectiva de obtener justicia total y completa en este sistema de cosas, tal como ha sucedido a través de toda la historia. ¿Cuándo han estado completamente felices los grupos minoritarios? A pesar de las protestas en grupo y de las insurrecciones, continúa el mismo viejo sistema, con sus opresiones e injusticias. Eso se debe a que el mundo fundamentalmente es inicuo, corrupto, y no de Dios. (1 Juan 5:19; Gál. 1:4) Actualmente cuando las quejas, las manifestaciones, las protestas, las huelgas, los alborotos y la violencia están en su apogeo, es hora de que Dios intervenga para enderezar los asuntos. Esto él lo ha prometido, y pronto lo cumplirá. Mientras tanto, ¿qué puede hacer la gente que está interesada en la verdadera justicia y rectitud?

      Dios les dice a las personas honradas y sinceras: “Si es posible, en cuanto dependa de ustedes, sean pacíficos con todos los hombres.” (Rom. 12:18) Su mandato a los cristianos es: “Toda alma esté en sujeción a las autoridades superiores.” (Rom. 13:1) Si las autoridades existentes usan mal su poder, no es la obligación del cristiano el tratar de derrocarlas. Tampoco incumbe a los cristianos el apoyar, promover o participar en manifestaciones, protestas en grupo o huelgas.

      Al adoptar este derrotero los cristianos no están actuando neciamente. Sencillamente no se desilusionan por medio de tratar lo que solo Dios puede hacer y hará. Se apegan al mandamiento de la Biblia: “Guarda silencio delante de Jehová y espéralo con anhelo. No te muestres acalorado a causa de ninguno que esté logrando éxito en su camino, a causa del hombre que esté llevando a cabo sus ideas. Depón la cólera y deja la furia; no te muestres acalorado solo para hacer mal. Porque los malhechores mismos serán cortados, pero lo que esperan en Jehová son los que poseerán la tierra.”—Sal. 37:7-9.

      No es un asunto de esperar toda una vida, o —ahora— ni siquiera muchos largos años. Actualmente vemos que muchos practican la injusticia... por toda la Tierra. Esto es un precursor seguro de la acción por parte de Dios, tal como lo experimentó el mismo rey David: “He visto al inicuo hecho tirano y extendiéndose cual árbol frondoso en el terreno nativo. Y sin embargo él procedió a pasar, y allí no estaba; y seguí buscándolo, y no fue hallado.” (Sal. 37:35, 36) Así es que, en vez de usar las tácticas mundanas, espere en Dios.

      Si aprendemos acerca de los propósitos, caminos y requisitos de Dios, estaremos protegidos de incurrir en el error de seguir la muchedumbre, lo cual resulta, no en alabanza de Dios, sino meramente en sumarse a los disturbios y a las dificultades en los críticos “últimos días” de este sistema de cosas.—2 Tim. 3:1-5.

  • ¿Cuán real es la amenaza de hambre?
    ¡Despertad! 1975 | 8 de junio
    • ¿Cuán real es la amenaza de hambre?

      EL HAMBRE quizás le parezca remota al lector. A través de la historia la mayor parte de la humanidad se las ha arreglado para tener suficiente para comer. Y puede que uno tenga otras dificultades que sean más apremiantes que las escaseces de alimentos.

      Pero, ¿por qué es que el tema del hambre sigue apareciendo en las noticias? ¿Por qué las autoridades mundiales sobre alimentos y alimentación emplean repetidamente el término “hambre mundial” o “hambre universal”? ¿Están meramente tratando de asustar a la gente, de crear una falsa sensación de alarma?

      ¿O es posible que el hambre realmente sea una amenaza mundial en la actualidad? ¿Es posible que la escasez de alimento lo afecte a uno personalmente en el futuro cercano?

      Hace dos años el Dr. Norman E. Borlaug, conocido como el “padre de la Revolución Verde,” dijo que el mundo podía mantener la producción de alimentos durante los próximos treinta años. ¿Piensa él todavía de ese modo? “No, ya no soy tan optimista,” responde el Dr. Borlaug. Explica el porqué:

      “Desde 1947 hasta mediados de 1972, el consumo mundial de alimentos parecía ser asombrosamente estable, y las reservas de trigo tenían un efecto amortiguador en los precios de los alimentos. Pero entonces llegó la desastrosa cosecha de 1972, con una sequía que barrió por toda la Unión Soviética, China y Australia. Eso precipitó las grandes compras de cereales por Rusia e inició esta horrible inflación. Ese mismo verano hubo escasas lluvias de monzón de un extremo a otro en el sur de Asia, y la cosecha de arroz fue mala. Las reservas de alimentos, las cuales creíamos que eran adecuadas para hacer frente a cualquier situación, sencillamente desaparecieron de la noche a la mañana.”

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