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El aluminio... producto de fronteras¡Despertad! 1970 | 8 de diciembre
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generadoras con una producción de electricidad de 2.400.000 caballos de fuerza. El sistema ventilador de esta central tiene que funcionar continuamente, empujando 2.128 metros cúbicos de aire por minuto al piso de operación y al piso principal.
Conectándose con la fundición, a 82 kilómetros de distancia, líneas de energía especiales de aluminio con refuerzo de acero atraviesan cierta región realmente escabrosa, incluso el paso Kildala, de 1.615 metros. La construcción de la línea requirió que se construyera un camino cuyos diez kilómetros finales ascienden a la cúspide en una pendiente de 305 metros por cada 1.609 metros. Se necesitaron 309 torres para llevar la línea. La línea misma, debido a estar expuesta a ventarrones, nevadas y granizadas, se construyó de modo que resistiera una carga de 18 kilos por cada 30 centímetros de longitud. El cable mismo, en la mayor parte de la distancia, pesa aproximadamente un kilo por cada treinta centímetros, mientras que la porción que atraviesa el paso Kildala pesa casi dos kilos y cuarto por cada treinta centímetros y tiene un diámetro de poco menos de seis centímetros.
Al fin se terminó el trabajo. Se cerraron los interruptores de las estaciones de clasificación en cada extremo de la línea. La energía pasó con una poderosa oleada y activó las líneas de crisoles de la fundición. Al comenzar a fluir el resplandeciente metal plateado, se escribió otro capítulo de la fascinante historia del aluminio.
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Un día en el tribunal¡Despertad! 1970 | 8 de diciembre
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Un día en el tribunal
Por el corresponsal de “¡Despertad!” en las Antillas Holandesas
¿HA ASISTIDO usted a un tribunal en su país como espectador o como participante? Eso ciertamente puede resultar una experiencia iluminadora, una experiencia que puede ensanchar su punto de vista y ayudarle a comprender que un sistema de ley es una característica indispensable de la sociedad como la conocemos.
Es probable que muchas personas crean que las representaciones que ven por televisión o en películas de juicios que se celebran ante un tribunal bastan para familiarizarlas con el procedimiento que se sigue en los tribunales. Sin embargo, debe tenerse presente que esos juicios ficticios son por lo general mucho más dramáticos y de paso más rápido que los verdaderos. Además, el pasar un día entero en el tribunal pone ante uno una sección representativa de las acciones que se traen a juicio, que van de asuntos insignificantes hasta casos que envuelven pérdida de la vida.
Habiendo sido residente de Willemstad, Curazao, capital de las Antillas Holandesas, por más de veintitrés años, durante los cuales jamás había estado en el tribunal, me pareció que sería interesante asistir y ver lo que pasaba. Los casos aquí se ven bajo el sistema de derecho romano, mientras que yo había sido criado en un país donde se observa la ley común inglesa.
Dos sistemas de derecho
Las leyes de la mayor parte de los países se basan en uno de dos grandes sistemas de derecho, el derecho romano o la ley común inglesa. Sin embargo, es preciso que nos cuidemos de una confusión que puede producirse por diferentes aplicaciones de un mismo término. Por ejemplo, en países donde se observa el derecho romano, no lo llaman “derecho romano” sino más bien “derecho civil.” Por otra parte, en países donde se practica el derecho según la ley común inglesa el término “derecho civil” se usa en contraste con “derecho penal.” Por eso, adhirámonos estrictamente a los términos “derecho romano” y “ley común inglesa” para evitar cualquier concepto falso.
El derecho romano es mucho más antiguo que la ley común inglesa. La primera codificación del derecho romano constó de doce tablas colocadas en el Foro Romano a insistencia de los no privilegiados en aproximadamente 450 a. de la E.C. Permaneció en vigor por muchos siglos. Entonces, en el siglo sexto E.C., el emperador Justiniano se esforzó por clarificar y compilar más derecho romano. Durante el llamado “Renacimiento” el derecho romano obtuvo mucho prestigio adicional. Además, en 1804 hubo más codificación en Francia.
En cuanto a la ley común inglesa, pudiera decirse que comenzó con la Carta Magna en el siglo decimotercero E.C. El rey Eduardo I de Inglaterra fue para la ley común inglesa lo que Justiniano fue para el derecho romano. Un punto sobresaliente en el desarrollo de la ley común inglesa provino de la publicación de Commentaries on the Laws of England (Comentarios sobre las leyes de Inglaterra) en el siglo decimoctavo por el distinguido jurisconsulto William Blackstone.
La investigación de los dos sistemas trae a luz evidencias de rivalidad. Sin embargo, puesto que ninguno de los dos sistemas es perfecto, es de esperarse que cada uno tenga sus méritos y deméritos. Una diferencia sobresaliente es que bajo la ley común inglesa a la persona se le considera inocente hasta que se prueba que es culpable, mientras que bajo el derecho romano a la persona acusada de un crimen se le considera culpable hasta que pueda demostrar su inocencia.
El 7 de enero señaló la apertura de la primera sesión del tribunal penal para 1970 en Willemstad, Curazao. Las actuaciones se pusieron en marcha a las nueve de la mañana, presidiendo el juez F. C. Fliek, un holandés de edad madura y de modales apacibles. El miércoles es el día apartado aquí para el tribunal penal. Las violaciones del tránsito y otros casos menores se fijan para otros días de la semana. Emocionado por esta aventura, llegué temprano a la sala del tribunal. Me senté en la primera fila de la sección apartada para los espectadores.
Como en el Tribunal Supremo de los Estados Unidos, el palacio de justicia es grande, pero la sala del tribunal misma es pequeña, con cabida para solo unos cincuenta espectadores en cuatro hileras de bancas, cada hilera elevándose levemente detrás de la anterior. Hay sillas para tres jueces así como un asiento a la derecha de los jueces para el fiscal y una a la izquierda para el registrador del tribunal. Los jueces y los abogados se visten con largas togas negras y anchas pecheras blancas.
Pronto dos policías trajeron a un grupo de seis hombres que iban a ser sometidos a juicio. Estaban bien vestidos y eran de apariencia limpia, entre los veinte y los treinta y ocho años de edad. Las pruebas que habrían de usarse en el caso se colocaron en el escritorio del juez. Una abogada, también vestida con una toga negra larga, entró y conversó con uno de los acusados. Entonces llegó el alguacil. Cuando me vio vino adonde mí, diciendo que me conocía, aunque yo no pude recordar dónde nos habíamos conocido. Cuando le pregunté si podía hacer apuntes, me invitó a pasar a la tribuna de la prensa. Esto me convenía mucho, pues de otra manera los presos me darían la espalda, y sería difícil oír lo que declararan.
El problema del idioma a veces complica las cosas en la sala del tribunal de Curazao. El holandés es el idioma oficial, mientras que el papiamento es la lengua nativa.
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