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Los testigos de Jehová en HungríaLa Atalaya 1954 | 15 de octubre
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y puestos frente a una comisión del partido. Entonces se les dijo que salieran de sus habitaciones para el martes por la noche, de otra manera serían puestos en la calle; de modo que se vieron obligados a salir. Pero esta experiencia no los ha desanimado; ellos no se han detenido en su obra de dar testimonio, sabiendo por qué Jehová permite estas cosas.
“En una aldea un celoso comunista, esposo de una hermana, murió. El entierro iba a estar al cargo de un hermano. El sacerdote católico quiso estorbar esto y envió uno de sus hombres a los hermanos con el mensaje de que a ellos no se les permitía conducir el servicio funeral porque el cementerio quedaría profanado y tendría que ser consagrado de nuevo por el obispo si ellos lo hadan. Pero nuestros hermanos no se sometieron a esta orden. Cavaron una tumba y la vigilaron toda la noche. Hicieron bien, porque durante la noche el sacerdote envió unos hombres a llenarla de nuevo, pero esto se evitó. De modo que el entierro tomó lugar la mañana siguiente, aunque no sin alguna dificultad. Uno de los hombres del sacerdote empezó a gritar y demandar que al muerto se le enterrara con la bendición del sacerdote y no como a un perro, y amenazaron intervenir. No obstante, la paz y la tranquilidad fueron restauradas, pues estaban presentes muchos comunistas y éstos consideraron culpables de la dificultad al clero y los hombres del sacerdote. Con esto los mercenarios del sacerdote se fueron y el hermano pudo pasar a pronunciar su discurso ante 350 personas. Fué una buena conferencia, que dió esperanza y consuelo.
“Nuestros hermanos en Hungría son verdaderamente un espectáculo al mundo de Satanás y a los ángeles en el cielo. Dan un excelente ejemplo de fidelidad a Jehová, el Soberano, en medio de muy grande persecución. De seguro Jehová los protegerá, les mostrará más bondad inmerecida y les dará fuerza para permanecer firmes para la vindicación de su nombre y la liberación de ellos a vida eterna.”—1954 Yearbook of Jehovah’s Witnesses.
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Preguntas de los lectoresLa Atalaya 1954 | 15 de octubre
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Preguntas de los lectores
● En cuanto al tiempo en que Elisabet concibió a Juan el Bautista, el libro “Make Sure of All Things” (página 167, columna 1, último párrafo) dice: “1 Cró. 24:10, 18 [Concerniente a las clases de los sacerdotes]: ‘Para Haccoz la séptima; para Abías la octava.’ [De las 24 clases la segunda semana de la octava caería a fines del cuarto mes judío, o a principios de julio, según nuestro calendario.]” ¿Cómo se calcula esto?—R. L., México.
El padre de Juan el Bautista, un “sacerdote llamado Zacarías,” era “de la división [clase] de Abías,” la octava clase. (Luc. 1:5, 8, 9, NM) Abías fué un israelita sacerdotal del tiempo del rey David. En aquel entonces, alrededor de 1050 a. de J.C., los sacerdotes y los levitas de Israel, respectivamente, fueron divididos por primera vez por David en 24 grupos.a En el santuario (tabernáculo o tienda—1 Cró. 16:1) original de Jerusalén esas 24 divisiones primero sirvieron por turnos, separadamente una semana a la vez, no dos semanas juntas. Después que el hijo de David, Salomón, hubo edificado y dedicado el templo típico para el nombre de Jehová, cada uno de los 24 grupos en su turno servía dos veces al año su “clase” en el templo. (1 Cró. 24:1-19, 31; 2 Cró. 8:14; 31:2; 35:4; Esd. 3:10) Cada período de servicio de cada clase duraba una semana, extendiéndose de sábado a sábado. (2 Rey. 11:5-7; 2 Cró. 23:8) Aparentemente la clase saliente se encargaba del sacrificio matutino del sábado y la clase entrante del sacrificio vespertino; y así ambos grupos, el saliente y el entrante, pasaban el sábado en el santuario. Los sacerdotes de otras clases podían entrar en el templo y ejecutar actos sacerdotales, con tal que no estorbaran las funciones de sacerdotes que estuvieran oficiando en su clase asignada. “Cada ‘clase’ de sacerdotes y de levitas entraba de servicio por una semana, de un sábado a otro.”—The Temple de Edersheim, págs. 66, 158.
Con fecha de 537 a. de J.C., al terminar el destierro de 70 años del fiel resto judío en Babilonia, la clase de Abías es una de las más de veinte clases de sacerdotes que se mencionan como habiendo vuelto a Jerusalén con el gobernador Zorobabel o más tarde.—Esd. 2:36-39; Neh. 10:7, 8; 12:1-4.
Escribiendo de como el rey David dividió a los sacerdotes en 24 clases, Josefo agrega: “Y esta división ha permanecido hasta este día.”—Antigüedadés judaicas (de escritura terminada alrededor de 93 d. de J.C.), libro 7, cap. 14, §7; vea también la Cyclopædia de McClintock y Strong, tomo 8, págs. 576, 577; Imperial Bible Dictionary, tomo 2, pág. 664, col. 2.
Ahora bien, dado que cada una de las 24 clases servía dos turnos al año (separadas por un período de unos seis meses), esto suma un servicio de 48 semanas. Sin embargo, el año judío (lunar) era unos diez días más corto que nuestro año del calendario (solar) y por eso consistía de unas 51 semanas. Para completar el año, un ajuste, razonablemente, era necesario cada dos o tres años, cuando un mes décimotercero intercalar se agregaba en el calendario judío (lunar) para armonizarlo con el tiempo solar. También otros ajustes evidentemente sucedían cada año por medio de hacer que todas las clases sirvieran conjuntamente durante las tres principales fiestas anuales. (2 Cró. 5:11; The Mishnah, “Sukkah,” Sec. 5, §§7, 8) Tres veces anualmente todos los varones de Israel, incluyendo a los sacerdotes y levitas, aparecían ante Jehová, por mandato suyo, en el templo. La enorme cantidad de trabajo que había en conexión con los milesb de sacrificios animales y tareas relacionadas requería la cooperación de todos los sacerdotes durante una semana completa y más en cada una de esas tres principales ocasiones festivas:
(1) La pascua, en el divinamente ordenado primer mes de abib,c era inmediatamente seguida por la fiesta de una semana del pan ázimo.—Éxo. 34:18, NM.
(2) El pentecostés, 50 días después, era otro de dichos acontecimientos festivos, unido a la “fiesta de las semanas.”—Éxo. 34:22, NM.
(3) El Yom Kippur (“día de expiación”) acontecía en el mes que Jehová señaló para ello, el séptimo mes, etanimd (día décimo), y era seguido casi inmediatamente por la fiesta de los tabernáculos, del día 15 al 21, con un sábado especial, “el gran día de la fiesta,” el día 22.—Juan 7:37; Éxo. 34:22-24; Lev. 16:29-31; 25:9, 10, NM.
Aparte de estos tres principales períodos festivos, durante los cuales los sacerdotes de todas las clases servían conjuntamente, los sacerdotes de cada una de las 24 clases servían en todo otro tiempo del año exclusivamente por turno.
¿En qué tiempo del año comenzaban a contarse las clases, o cuándo principiaba la primera clase? Aparentemente era inmediatamente después, o en el último (octavo) o “gran día de la fiesta” de los tabernáculos (“fiesta de las cabañas,” NM) la cual celebración cerraba el año festivo. Jehová mandó: “Al fin de cada siete años, en el tiempo señalado del año de la liberación, en Ja fiesta de las cabañas, . . . leerás esta ley.” (Deu. 31:10, 11, NM) De paso, la fiesta de las enramadas o cabañas es la última de las tres grandes fiestas que tienen cumplimiento en el antitipo; y “esta fiesta cerraba el calendario festivo original; . . . Lo que el séptimo día, o sábado, era respecto a la semana, el séptimo mes parece haber sido respecto del año. Cerraba no sólo el ciclo sagrado, sino también el año agrícola o de trabajo. También marcaba el cambio de estaciones, la proximidad de la lluvia y del equinoccio de invierno [correctamente, solsticio de invierno, o equinoccio otoñal], y determinaba igualmente el comienzo y el cierre del año sabático.” (The Temple de Edersheim, págs. 234, 235; también vea las págs. 179, 265.) Significativo, también, puede ser el hecho de que la dedicación del templo planeado por David y edificado por Salomón aconteció en el séptimo mes, comenzando entonces oficialmente el trabajo sacerdotal en ese edificio singularmente magnífico. (2 Cró. 7:10) También en este tiempo del año, en 537 a. de J.C., los israelitas que, como típico resto fiel, habían vuelto a Jerusalén del destierro en Babilonia, comenzaron de nuevo servicios ordenados en el sitio de aquel templo magnifico que había sido demolido.—Esd. 3:6.
Admitamos, con el propósito de hacer este cálculo, que las clases sacerdotales hayan comenzado a contar en el séptimo mes establecido por Jehová (el cual, en nuestro calendario presente, comenzaba a fines de septiembre o a principios de octubre). Si tal es el caso, entonces el periodo de tiempo que abarcaba el primer turno de las 24 clases más las ocho clases del segundo turno anual (más el mencionado período de servicio en conjunto de dos de las tres fiestas) se extenderían, generalmente, al tercer mes del siguiente año judío, y quizás posiblemente a su cuarto mes. Esto significaría que el segundo turno de la clase octava caía (en nuestro calendario) a fines de junio o a principios de julio.
Razonablemente, entonces, Zacarías escuchó las “buenas nuevas” que el ángel de Jehová, Gabriel, le dió cuando ese ministro procedente del cielo interrumpió
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