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¿Tiene significado la vida?¡Despertad! 1981 | 22 de abril
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¿Tiene significado la vida?
Un hombre de más de 80 años piensa: ‘Ya no me quedan muchos años de vida. La vida se me ha ido muy rápidamente. No me queda mucho de ella. ¿Adónde se ha ido? ¿Qué ha significado? Todo queda atrás y no hay nada delante. Excepto la tumba. Y el olvido. ¿De qué ha valido todo? No en balde dice el cínico: “A comer, beber y alegrarse, porque mañana moriremos.”’
Pero, ¿es esto todo lo que hay?
HACE mucho tiempo, un hombre que estaba pasando por una experiencia dolorosa sin saber por qué, se sintió desesperado y clamó acerca de la condición humana: “El hombre, nacido de mujer, tiene una vida corta y llena de zozobras. Es como una flor que se abre y luego se marchita; pasa y desaparece como una sombra.”—Job 14:1, 2, Versión Popular.
¿Es esto todo lo que hay? ¿Tiene significado la vida? A través de los tiempos, generaciones de personas se han hecho estas preguntas vez tras vez, especialmente al acercarse a la vejez. Reflexionan sobre la vida que han vivido y se preguntan qué significado ha tenido.
En los funerales de un anciano, algunas personas quizás digan: ‘Bueno, él vivió la vida a plenitud.’ Esta expresión daría a entender que la muerte en su caso podría considerarse aceptable. Pero, ¿se hace más fácil aceptar la muerte cuando alguien ha vivido su vida a plenitud, o se hace más difícil aceptarla? ¿No sería más fácil abandonar una vida vacía que una vida llena? Nadie dice: “¡Estoy tan contento que voy a quitarme la vida!” Las personas infelices son las que recurren al suicidio. El que uno haya tenido el estómago lleno ayer es poco consuelo para el hambre que uno siente hoy. Y lo que parecía tener importancia durante la vida de una persona, frecuentemente parece perder importancia a medida que se va acercando la muerte.
Para muchas personas la vida se ha convertido en algo sin significado. El escenario mundial es sombrío. La vida no se aprecia. Muchas personas viven una vida de frustración. Los jóvenes se ven abandonados; las personas de mayor edad se hallan descartadas en lúgubres asilos de ancianos. La tensión crece hasta que falla el corazón o estalla la violencia. La corrupción política se esparce y la desconfianza va en aumento. Las personas que se interesan en tratar de mejorar las condiciones ejercen tanta influencia como la de una pulga que se abalanzara sobre un elefante. La desilusión se apodera de la gente y ésta se embebe en intereses egoístas que no tienen sentido. Sobre esta tendencia, un libro que es un gran éxito de venta en los Estados Unidos, The Culture of Narcissism (La cultura del narcisismo), dice: “Puesto que no tienen esperanza de mejorar la vida de ninguna manera que importe, la gente se ha convencido de que lo importante es el automejoramiento síquico: el ponerse en comunicación con sus sentimientos, el comer alimentos que favorezcan la buena salud, el tomar clases de ballet o de danzas sensuales del Oriente Medio, el sumergirse en la sabiduría oriental, el correr al trote o aprender a establecer nexos de relación con lo circundante, . . . Cultivan experiencias más vívidas, procuran vigorizar, con tremendo esfuerzo, su cuerpo ocioso, intentan revivificar sus apetitos agotados. . . . la salud mental significa deshacerse de las inhibiciones y dar gratificación inmediata a cualquier impulso.”—Págs. 29, 39, 40, 43.
Cuando las personas siguen ese proceder, la vida insignificante que llevan se hace más insignificante, y, en un esfuerzo más desesperado por escapar, se entregan a orgías sexuales y a perversiones, se divierten cometiendo actos de vandalismo y violencia sin motivo, toman drogas y hasta optan por la última vía de escape... el suicidio. Todo esto, debido a que les parece que su vida carece de significado.
Vivimos aquí por unos cuantos años, luego pasamos a la tumba y al olvido. ¿Cómo puede tener significado eso? ¿Qué hace al hombre más importante que una hormiga o un saltamontes? En la inmensidad del espacio universal, al hombre le parece que él no es nada, que no tiene relación con nada ni nadie, que no ejerce influencia alguna, que está aquí por un momento y desaparece para siempre. La vida parece un ejercicio en futilidad.
“¿Cómo podría haber significado en mi vida?” tal vez se pregunte alguien. ‘Cuando ya no exista yo, ¿quién me echará de menos, y por cuánto tiempo? Y si hay quienes me echen de menos, ¿de qué provecho será eso para mí? Solo soy una persona entre miles de millones de personas. ¿Quién me toma en cuenta, a quién le importo, quién se acuerda de mí?’
Pero, ¡un momento! Hay quienes sí lo toman en cuenta. Hay a quienes usted sí importa. Hay quienes sí se acuerdan de usted. La vida sí tiene significado, si usted desea que lo tenga y si se esfuerza por que lo tenga. Los artículos que siguen muestran que esto es cierto.
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La necesidad de significado¡Despertad! 1981 | 22 de abril
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La necesidad de significado
¿Quién lo necesita? No la lombriz de tierra, ni el águila, la ardilla o la ballena. De todas las criaturas terrestres, sólo el hombre pregunta: ¿Tiene significado la vida? Toda generación ha pensado en ella. Si la necesidad de significado no fuera inherente al hombre, esa pregunta no hubiera permanecido con él a través de los siglos
LA TIERRA le parece grande al hombre, pero es un planeta pequeño que da vueltas alrededor de una estrella de tamaño mediano a la que llamamos el Sol. El diámetro de más de 1.390.000 kilómetros de nuestro Sol parece impresionante hasta que descubrimos que algunos soles supergigantes rojos tienen un diámetro de 3.219.000.000 de kilómetros. A la luz, que viaja a una velocidad de aproximadamente 300.000 kilómetros por segundo, le toma ocho minutos llegar a la Tierra, pero 100.000 años cruzar nuestra Vía Láctea, que contiene unos 100.000.000.000 de estrellas.
Algunos astrónomos calculan que hay tantas galaxias en el espacio como estrellas en la Vía Láctea. Los radiotelescopios han detectado luz que viene desde una distancia de 10.000.000.000 de años luz.a Aun así, estas asombrosas cifras no nos dan el tamaño del universo.
Las inmensas extensiones desconocidas del espacio no preocupan al conejo ni a la cucaracha ni al chimpancé ni a ningún otro animal. Pero tal inmensidad infunde temor reverente en el hombre. Hace mucho, el rey David de Israel vio solo dos o tres mil estrellas en el cielo, y solo esta pequeña porción del espacio universal hizo que él clamara a Jehová Dios: “Cuando veo tus cielos, las obras de tus dedos, la luna y las estrellas que tú has preparado, ¿qué es el hombre mortal para que lo tengas presente, y el hijo del hombre terrestre que cuides de él?”—Sal. 8:3, 4.
David se sintió empequeñecido por unos miles de estrellas. ¡Con el conocimiento que nosotros tenemos de incalculables millones de galaxias, deberíamos sentirnos de tamaño microscópico! Si la Tierra es una simple motita de polvo en el universo, ¿qué importancia tienen las personas que viven sobre esa motita?
No es solo nuestra pequeñez en comparación con el vasto universo lo que nos hace difícil creer que nuestra vida tenga significado, sino también lo breve de esa existencia a través de la inmensidad del tiempo. Tal como los animales no tienen entendimiento alguno del espacio universal, tampoco tienen concepto del tiempo, pero Dios “ha puesto en el corazón de [los hombres] el anhelo por la eternidad,” “ha dado a los hombres el sentido del tiempo pasado y futuro.” (Ecl. 3:11, Versión Moderna y The New English Bible) Aunque el hombre sabe que el tiempo es eterno, también se le dice que su vida es muy breve.
El salmista dice: “En cuanto al hombre mortal, sus días son como los de la hierba verde; como flor del campo es la manera en que florece. Porque un mero viento tiene que pasar sobre ella, y ya no es más; y su lugar no la reconocerá más.” “El hombre mismo tiene parecido a una mera exhalación; sus días son como una sombra que pasa.” El escritor bíblico cristiano Santiago concuerda con esto al decir: “[Ustedes] son una neblina que aparece por un poco de tiempo y luego desaparece.”—Sal. 103:15, 16; 144:4; Sant. 4:14.
Si la vida es tan efímera y le sigue un futuro de olvido, ¿cómo pudiera tener significado? Pero la necesidad de que tenga significado y permanencia es tan grande que el hombre se ha apresurado a adoptar doctrinas sobre almas inmortales y reencarnaciones. Muchas personas sienten la necesidad de hacer memorable su vida presente por medio de dejar algo de ellas mismas atrás... un libro, una pintura, una composición musical, una dotación, una fundación, lo que sea, para dar alguna clase de prueba tangible de que han estado aquí. Parece que esto ayuda a comunicarles la impresión de que su existencia ha tenido significado. Aun los que se han hecho un nombre para sí desaparecen de la memoria al ser eclipsados por personas prominentes que viven actualmente. En cuanto a los esfuerzos que se hacen para cambiar esta realidad de la vida, el veredicto es: “¡Mira! todo era vanidad y un esforzarse tras viento.”—Ecl. 1:14.
Sin embargo, con todo y lo pequeño que es el hombre en el espacio universal, y lo efímera que es su presencia en la corriente del tiempo, todavía necesita percibir significado en su vida. Esto se debe al modo en que se le creó. Es una necesidad innata. Viktor Frankl, el siquiatra que creó la escuela siquiátrica de la logoterapia, lo cual él define como terapia del significado, dice: “El esfuerzo por hallar significado en la vida es la principal fuerza movedora en el hombre.”
¿Cómo puede satisfacerse la necesidad de significado en nuestra vida? El siguiente artículo da algunos de los requisitos.
[Nota a pie de página]
a 1 año-luz = aproximadamente 9.468.000.000.000 de kilómetros.
[Comentario en la página 5]
“El esfuerzo por hallar significado en la vida de uno es la principal fuerza movedora en el hombre.”
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Cómo hacer significativa la vida¡Despertad! 1981 | 22 de abril
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Cómo hacer significativa la vida
POR FIJARSE METAS
“Es bueno tener altas aspiraciones,” se ha dicho. Las metas de elevado propósito hacen que nuestra vida vaya en dirección significativa e impiden que nos dejemos llevar por la corriente, y que adelantemos a tropezones por la vida o que nos estanquemos. Las criaturas humanas están naturalmente inclinadas a fijarse metas. El fijarnos metas contribuye al progreso y fortalece el propósito en la vida. El siquiatra Viktor Frankl, en su libro “Man’s Search for Meaning” (El hombre y su búsqueda de significado), escribe acerca de la importancia que tuvieron las metas aun en el caso de personas que estuvieron en los campos de concentración nazis: “En el campo, lo primero que tenía que lograr cualquier esfuerzo por restaurar la fortaleza interna de alguien era poner ante aquella persona alguna meta futura.”
Frankl relata acerca de dos prisioneros de campos de concentración que habían decidido suicidarse... ¿qué razón tenían para vivir? Pero cuando uno pensó en que su hijo a quien amaba mucho le esperaba, y el otro pensó en la serie de libros científicos que tenía que completar, ambos optaron por vivir. Escribió Frankl: “Me atrevo a decir que no hay nada en el mundo que pueda ayudar más eficazmente a alguien a sobrevivir hasta en medio de condiciones pésimas como el saber que su vida tiene significado.”
Si esto es cierto en el caso de “condiciones pésimas,” ¡cuánto más pudiera ayudar en su vida diaria a las personas el que se fijaran metas y se esforzaran por alcanzarlas!
POR TRABAJAR
Sin embargo, las metas en sí tienen poco significado. Adquieren verdadero significado solo cuando están acompañadas de obras. Un granjero tal vez tenga como meta el recoger cierta cosecha, pero para lograr esa meta tiene que sembrar la semilla y hacer todo el trabajo adicional que se requiere para producir y recoger la cosecha. No puede ser como el granjero descrito en Eclesiastés 11:4: “El que está vigilando el viento no sembrará; y el que está mirando las nubes no segará.”
Un trabajo terminado refleja las cualidades y las aptitudes del obrero, muestra lo que él es, y si el trabajo es de éxito, produce un sentido de logro. Según el Dr. Hans Selye, “una vida larga sin sentido de logro es muy aburrida.”
Hasta los niños se benefician del trabajo. La profesora Alice Rossi, socióloga de la Universidad de Massachusetts, instó a los padres a asignar quehaceres domésticos a los hijos: “El sentirse útil y saber que se le necesita es tan importante como el sentirse amado. No obstante, nuestras ideas en cuanto a la crianza de los hijos dan importancia solo al amor y a la necesidad de juego de los niños, y se pasa por alto el trabajo que éstos pueden hacer.”
POR PONER LA MENTE EN ASUNTOS ESPIRITUALES
El propósito y el significado se basan en lo espiritual, no en lo carnal. Frankl escribió lo siguiente en cuanto a poder resistir las torturas de los campos de concentración por medio de la fuerza espiritual: “El sentido que uno tiene de su propio valor interior se funda en asuntos más elevados, mayormente espirituales, y éstos no pueden ser sacudidos por la vida que se lleva en el campo.” ¿A qué se debe el que ejecutivos que han conocido el éxito, y que en sentido material son prósperos, cambien de carrera en mitad de la vida? El sicólogo Levinson declara que éstos empiezan a preguntarse: “¿Es esto todo lo que hay? ¿Valieron la pena todos los sacrificios que tuve que hacer? ¿Quiero seguir en esta misma rutina durante el resto de mi vida?”
El que una persona esté consciente de su necesidad espiritual y cumpla con ésta es lo que produce felicidad y da significado a la vida. (Mat. 5:3) El apóstol Pablo escribió: “El tener la mente puesta en la carne significa muerte, pero el tener la mente puesta en el espíritu significa vida y paz [con Dios].” (Rom. 8:6) Estudie la Biblia y llegue a conocer a Jehová Dios y a Jesucristo, pues “esto significa vida eterna, el que estén adquiriendo conocimiento de ti, el único Dios verdadero, y de aquel a quien tú enviaste, Jesucristo.”—Juan 17:3.
POR LA ACTITUD CORRECTA
Jesús dijo a dos ciegos que le pidieron que los curara: “Según su fe, sucédales.” Les sucedió lo que deseaban debido a que tenían una actitud positiva y creyeron. (Mat. 9:29) ¿Trabaja usted por el logro de una meta con confianza y vigor, sin dudar ni vagar sin rumbo de un lado a otro? Piense de manera negativa, y obtendrá resultados negativos; piense de manera positiva, y obtendrá resultados positivos. Las dudas son influencias traidoras que nos hacen perder lo que podríamos haber ganado si no hubiéramos temido intentarlo. Piense en lo que es bueno. (Fili. 4:8) ¿Por qué es tan vital esto? Debido al principio que se expresa en Proverbios 23:7: “Cual es su pensamiento en su alma, tal es él.”—Versión Valera.
POR SERVIR A OTROS
Nos sentimos útiles cuando ayudamos a otros. Esto demuestra que tenemos algo que ofrecer, y como dijo Jesús: “Hay más felicidad en dar que la que hay en recibir.” (Hech. 20:35) Las vidas útiles se convierten en vidas significativas, tanto desde el punto de vista nuestro como desde el punto de vista de otros. El servir a la humanidad puede en sí llegar a ser una meta e impartir significado a la vida de uno.
El servir a Dios nos ayuda aún más a ver significado en nuestra vida, aunque somos pequeños en comparación con el inmenso universo y existimos solo durante un pequeñísimo lapso en la corriente del tiempo.
POR SUFRIR POR LA JUSTICIA
“Hasta cierto punto el sufrimiento deja de ser sufrimiento cuando alcanza significado, como, por ejemplo, el significado de un sacrificio,” escribe Frankl. “El hombre hasta está dispuesto a sufrir, con tal que, claro está, su sufrimiento tenga significado.” ¿Qué mayor significado pudiera tener que el de que se experimentara a favor de la justicia?
Jesús dijo: “Felices son los que han sido perseguidos por causa de la justicia.” Los apóstoles experimentaron este gozo: “[Los del tribunal religioso judío del Sanedrín,] mandando llamar a los apóstoles, les dieron azotes, y les ordenaron que dejasen de hablar sobre la base del nombre de Jesús, y los dejaron ir. Estos, por lo tanto, se fueron de delante del Sanedrín, regocijándose porque se les había considerado dignos de sufrir deshonra a favor de su nombre.” (Mat. 5:10-12; Hech. 5:40, 41) No hay mérito en sufrir por hacer lo malo, pero cuando se sufre por hacer el bien, eso “es algo que agrada a Dios.”—1 Ped. 2:20.
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La fuente fundamental de significado¡Despertad! 1981 | 22 de abril
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La fuente fundamental de significado
“LA ÚNICA estructura adecuada para la moralidad es la que se basa en el significado fundamental de la vida.” Eso es lo que afirmó el prominente siquiatra Rollo May. Él plantea la pregunta respecto a dónde se puede hallar esta estructura y el significado fundamental de la vida, y da la siguiente respuesta: “La estructura fundamental es la naturaleza de Dios. Los principios de Dios son los principios sobre los cuales se basa la vida desde el principio de la creación hasta el fin.”
El Sr. May dice también: “El hombre tiene una relación con Dios.” Entonces añade: “Esto es tan fundamental en el hombre que se atribuye a su creación, en la cual ‘fue hecho a la imagen de Dios.’” También dice May que el ego y la terquedad del hombre hacen que él se desvíe de la imagen piadosa, y esto causa conflictos internos y tensiones y sentimientos de culpa. Esto nos recuerda el dilema del apóstol Pablo, según su expresión: “Lo bueno que deseo no lo hago, mas lo malo que no deseo es lo que practico. ¡Hombre desdichado que soy!” (Rom. 7:19, 24) El punto básico al cual se llama la atención aquí, sin embargo, es que el significado fundamental de la vida se halla en una relación con Jehová Dios.
No son solo el espacio y el tiempo, que ya hemos considerado, lo que reduce a uno en su estimación de lo que es, sino también el verse uno rodeado de los millones de criaturas humanas que llenan la Tierra. C. G. Jung dice: “Mientras más grande sea la muchedumbre, más insignificante se hace el individuo.” Se siente “abrumado por el sentimiento de su propia pequeñez e impotencia” y le parece que, como resultado de ello, “su vida ha perdido significado.”
Pero las masas de la humanidad, tan abrumadoras al individuo, son como nada en comparación con Dios. Para Dios “las naciones son como una gota de un cubo; y como la capa tenue de polvo en la balanza . . . Todas las naciones son como algo inexistente delante de él.” (Isa. 40:15, 17) Esto se escribió más de 2.000 años antes de que se establecieran las escuelas modernas de sicología, que tienen como su figura central a Sigmund Freud, quien nació en 1856 E.C.
Para que nuestra vida tenga significado verdadero, es preciso que esté conectada con Jehová Dios, el Creador del universo. Pero hoy día muchas personas dudan de que Dios siquiera exista, y por eso se les hace difícil verse en relación con él. No obstante, abunda la evidencia de que él existe. Muchas personas observan los cielos y la Tierra y concuerdan con el apóstol Pablo, quien dijo: “Sus cualidades invisibles se ven claramente desde la creación del mundo en adelante, porque se perciben por medio de las cosas hechas.” También pueden repetir las siguientes palabras que registró el salmista: “Los cielos están declarando la gloria de Dios; y de la obra de sus manos la expansión está informando.”—Rom. 1:20; Sal. 19:1.
Hoy rige entre los científicos la opinión general de que el universo tuvo principio. El primer versículo de la Biblia también dice eso: “En el principio creó Dios los cielos y la tierra.” (Gén. 1:1) En su libro God and the Astronomers (Dios y los astrónomos), Robert Jastrow escribió:
“Ahora vemos cómo la evidencia astronómica conduce a un punto de vista bíblico acerca del origen del mundo. Los detalles difieren, pero los elementos esenciales del relato astronómico y el relato bíblico del Génesis son iguales: la cadena de sucesos que culminaron en el hombre comenzó súbita y abruptamente en cierto momento definitivo en el tiempo, con un estallido de luz y energía. Algunos científicos no están muy contentos con la idea de que el mundo haya empezado así. . . . Pero la evidencia más reciente establece casi con certeza que la Gran Explosión realmente aconteció hace muchos millones de años.”
En un tratado matemático sobre la relatividad, el teórico británico Edward Milne llegó a la siguiente conclusión: “En cuanto a la causa primera del Universo, en el contexto de la expansión [la Gran Explosión], ese detalle se deja para que lo inserte el lector, pero nuestro cuadro queda incompleto sin Él.”
La publicación Journal of the American Medical Association, del 22 de agosto de 1977, página 899, dijo: “Hoy día por lo menos el 80% de los científicos que tratan con la biología probablemente admitirían que la biología y la vida están controladas por algún poder superior.
“El magnífico orden y reglamentación que se ven en diferentes manifestaciones de la vida y en los procesos fundamentales de índole celular y molecular ejercen fuerte influencia en la creencia de que existe un poder superior.”
Pues bien, esa gran Primera Causa reconocida cuyo nombre es Jehová tuvo propósito, o meta, al hacer la Tierra: “Él formó e hizo la tierra... la hizo firme y duradera. No la hizo un yermo desolado, sino un lugar donde viviera gente.” Así, también, cuando Adán fue puesto en el jardín, fue puesto con un propósito: “para que lo cultivara y lo guardara.” Tanto a Adán como a Eva, Dios dijo: “Tengan muchos hijos, de modo que sus descendientes vivan por toda la Tierra y la pongan bajo su control. Los pongo al cargo de los peces, las aves y todos los animales salvajes.” (Isa. 45:18; Gén. 2:15; 1:28, Today’s English Version) “Todo lo ha hecho Jehová para su propósito,” éste es su propósito para la humanidad, y sus propósitos nunca fracasan.—Pro. 16:4; Isa. 46:11.
Hoy las personas se esfuerzan por lograr metas que, para ellas, dan significado a la vida, pero, ¿son estas metas de calidad duradera? ¿Subsistirá el significado dentro del tiempo y el espacio universal? La fuente fundamental de significado es hacer de buena gana el trabajo que Jehová Dios ha ordenado para la humanidad... el cuidar de la Tierra, hermosearla, ejercer supervisión amorosa de los animales y alabar a Jehová mientras se disfruta de la vida bajo el reino de Cristo Jesús. Así, los humanos ya no serán empequeñecidos por el espacio ni acabados por el tiempo. Cada cual entonces obrará en armonía con los propósitos de Dios para la Tierra y les dará adelanto. Cada vida entonces tendrá significado, significado para el hombre y para Dios. Y si usted no quiere que el tiempo ponga fin al significado fundamental de su vida, entonces debe fijarse la meta de obtener vida eterna en la Tierra paradisíaca bajo el reino de Cristo.
La vida que está dedicada a Dios tiene otro aspecto que le proporciona significado de importancia universal. ¿Recuerda las palabras de aquel hombre de antaño, Job, citadas en el primer artículo de esta serie? ¿Recuerda que aquellas palabras expresaron un amargo lamento por lo breve y lo llena de penoso afán de la vida del hombre? Pues bien, los días de Job estaban llenos de penoso afán debido a un desafío presentado por Satanás el Diablo hace miles de años. El desafío era que Jehová no podría tener en la Tierra personas que mantuvieran su integridad para con Él bajo prueba.
Sin duda con referencia a esta cuestión que había surgido previamente Jehová en cierta ocasión le preguntó a Satanás: “¿Has fijado tu corazón en mi siervo Job, que no hay ninguno como él en la tierra, un hombre sin culpa y recto, temeroso de Dios y apartado del mal?” Satanás le replicó: ‘¡Has puesto alrededor de él una cerca protectora! ¡Déjame despojarlo de sus posesiones y él te maldecirá a tu misma cara!’ A Satanás se le permitió hacer aquello, y, más tarde, hasta se le permitió imponerle una enfermedad dolorosa y tormento a Job. La cuestión entre Dios y Satanás era una cuestión universal, pues se ventiló delante de ángeles en la corte celestial de Jehová Dios.—Job 1:6 a 2:8.
A Satanás se le permitió hacer a Job todo lo que pudo para quebrantar su integridad para con Dios, pero Satanás no tuvo éxito. Job clamó: “¡Hasta que expire no quitaré de mí mi integridad!” Más tarde declaró: “Dios llegará a conocer mi integridad.” Job probó que Satanás era mentiroso y desmintió su desafío. Otras palabras que Job pronunció constituyen una expresión de esperanza para toda la humanidad: “Yo mismo bien sé que mi redentor vive, y que, viniendo después de mí, se levantará sobre el polvo. Y después de mi piel, que ellos han desollado,... ¡esto! Aun reducido en mi carne contemplaré a Dios, a quien aun yo contemplaré por mí mismo.”—Job 27:5; 31:6; 19:25-27.
Aunque muchas otras personas no han guardado integridad a Dios, a través de los siglos ha habido algunas que han logrado hacerlo, y éstas han desmentido el desafío de Satanás, y al grado que lo han hecho han contribuido a la vindicación del nombre de Jehová. Ciertamente nada pudiera dar a la vida mayor significado que esto: ¡el apoyar la causa del Creador del universo y demostrar tanto a hombres como a ángeles que Satanás mintió cuando dijo que él podía hacer que todos los hombres se apartaran de Dios!
Desde el principio hasta el fin del libro bíblico de Eclesiastés, Salomón repetidas veces dice que esta vida con sus trabajos seglares es vanidad, y la descarta, refiriéndose a ella como “los días contados de su vano vivir, que él los vive como una sombra.” (Ecl. 6:12, Biblia de Jerusalén) No obstante, él exhortó a los jóvenes a recordar a su Creador, y concluyó sus escritos con las siguientes palabras: “La conclusión del asunto, habiéndose oído todo, es: Teme al Dios verdadero y guarda sus mandamientos. Porque esto es el deber todo del hombre. Porque el Dios verdadero mismo traerá toda clase de obra a juicio con relación a toda cosa escondida, en cuanto a si es buena o es mala.”—Ecl. 12:13, 14.
Una vida que se viva en integridad a Jehová Dios no es vanidad, no es inútil, no carece de significado. Jehová, el Creador del universo, es la fuente fundamental de significado, y una vida dedicada a él, dada a él con devoción, durará para siempre y tendrá significado para siempre.
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