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  • ¿Una tierra desolada por mil años?
    La Atalaya 1952 | 15 de mayo
    • años. ¿Como reyes gobernando sobre quién por mil años, si la tierra va a estar desolada en ese tiempo? Y ¿para quiénes pueden servir como sacerdotes, si no hay hombres en la tierra en ese tiempo que requieran los servicios de sacerdotes?

      Note también que la Biblia no declara que los que se unen al Diablo en su esfuerzo final son soltados o levantados de entre los muertos con él. Más bien claramente muestra que cuando él es soltado saldrá para engañar a los que están en la tierra, indicando que hay gente en la tierra antes de que sea soltado y que ésta no es engañada.—Apo. 20:7-10.

      RAÍZ DE LA DIFICULTAD

      Evidentemente la dificultad estriba en el no apreciar que cuando vuelve Cristo, además de los cristianos que recibirán una recompensa celestial, y los inicuos que serán destruídos, habrá otra clase de criaturas sobre la tierra. Las Escrituras están repletas de prueba mostrando que dos clases separadas y distintas reciben salvación, una para vida celestial, y la otra para vida terrenal. Jesús realmente prometió una recompensa celestial para algunos de sus seguidores: “No temáis, manada pequeña, porque al Padre le place daros el reino.” (Luc. 12:32) Vea también Juan 14:1-3; 1 Corintios 15:35-54; 2 Pedro 1:4. Sin embargo, él también habló de “otras ovejas . . . que no son de este redil”, y aclaró bien que algunos como ovejas no recibirían la recompensa celestial. “Entre los nacidos de mujer, no se ha levantado otro mayor que Juan Bautista: sin embargo el que es muy pequeño en el reino de los cielos, mayor es que él.” Pero seguramente Dios no dejaría de recompensar a un siervo tan fiel como Juan el Bautista. ¿Cómo será recompensado? Mediante una resurrección a la vida en la tierra.—Sal. 115:16; Mat. 11:11; Juan 10:16.

      Jesús asemejó el fin de este mundo al tiempo del Diluvio. (Mat. 24:37-39) El Diluvio limpió la tierra igual como el Armagedón lo hará en el futuro cercano. Fueron comparativamente pocos los justos que fueron salvados entonces y asimismo serán comparativamente pocos los justos que serán salvados ahora, los que buscan la mansedumbre y la justicia. A los sobrevivientes del Diluvio Dios dió el mandato de multiplicarse que originalmente se dió a Adán y Eva, y se lo declarará de nuevo a los que sobrevivan al Armagedón. Es verdad que Satanás pronto corrompió la raza humana después del Diluvio, pero él será atado después del Armagedón para que no pueda corromperla entonces.—Gén. 1:28; 9:1; 10:8; 11:1-9; Sof. 2:1-3.

      Otra dificultad en la enseñanza de la tierra desolada es que no aprecian la gran diferencia entre las criaturas espirituales y humanas. Las Escrituras nos aseguran que la criatura celestial es muy superior a las criaturas humanas y no puede ser vista por ellas. De hecho el hombre no tiene idea de cómo es una criatura espiritual. (Hech. 26:13, 14; Éxo. 33:20; 1 Cor. 15:40-54) Cristo se despojó de la gloria celestial y vino a ser una criatura humana. Él oró que Dios lo glorificara con la gloria que tuvo con su Padre antes de que el mundo fuera. Pablo nos asegura que Dios lo exaltó elevadamente, más aun de lo que estuvo antes. ¿Podemos imaginarnos a Cristo ahora en forma humana? Y si sus seguidores van a ser como él, ¿no serán también gloriosas criaturas espirituales? Y si tal es el caso, ¿podemos imaginarnos que después de existir mil años como gloriosas criaturas espirituales en el reino celestial serán reducidos o rebajados a meras condiciones y cuerpos humanos y que estarán contentos en pasar una eternidad así?—Rom. 2:7; Juan 17:5; Fili. 2:5-11; Hebreos 1 y 2.

      Pero alguien preguntará, Si los mil años van a usarse para juzgar a los vivos y a los muertos, ¿por qué declara Apocalipsis 20:5 que los “demás de los muertos no tornaron a vivir hasta que fuesen acabados los mil años”? Primero que todo note que todas las traducciones modernas omiten la palabra “tornar”. Vea Móffatt, Góodspeed, Versión Americana Normal, Wéymouth, Nuevo Mundo, Bover-Cantera, Nácar-Colunga, Besson, etc. También note que no declara que los demás de los muertos no fueron resucitados hasta que los mil años se terminaron, como si hubiera mil años entre la resurrección primera y la resurrección de la humanidad en general. Sólo declara que no “vivieron” hasta que los mil años se terminaron.

      El propósito del reinado de Cristo de mil años es traer vida a la humanidad. Sin embargo, aun cuando resuciten de entre los muertos realmente no estarán vivos a la vista de Dios, perfeccionados y teniendo el rescate plenamente aplicado hacia ellos y teniendo el derecho a la vida, hasta que hayan probado que son dignos de la vida eterna resistiendo la prueba de integridad final traída sobre ellos cuando sean soltados el Diablo y sus demonios. Las Escrituras repetidamente se refieren a los pecadores como estando muertos aunque en realidad no lo están. “Deja que los muertos entierren a sus muertos.” “Y a vosotros os dió vida, estando muertos en las transgresiones y los pecados.”—Mat. 8:22; Efe. 2:1.

      ESPERANZA PARA LOS MUERTOS

      Si, como se pretende, ‘la vida presente se le da al hombre como una prueba y la muerte la termina,’ ¿cuál será el destino de todos los paganos que no vivieron durante un período de juicio y nunca tuvieron la oportunidad de oír de Dios, de Cristo y de los Diez Mandamientos? Si se arguye que todos ésos serán salvos por ignorancia, ¿por qué no mantener a toda la humanidad en ignorancia y así salvarla toda? Pero todas estas dificultades se desvanecen cuando entendemos las provisiones del reinado de Cristo Jesús de mil años para los que en tiempos pasados no vivieron durante un período especial de juicio divino.

      En resumen: De acuerdo con las Escrituras Cristo Jesús destruirá a todos los inicuos, visibles e invisibles, en la batalla del Armagedón, que la profecía de la Biblia muestra no está muy lejana, y a ese tiempo Satanás y sus demonios serán atados en el abismo de la condición de muerte o inconsciencia por mil años. A los que sobrevivan esa batalla se les dará el privilegio de ser fructíferos, de multiplicarse y llenar la tierra y sojuzgarla. Durante este tiempo los santos gobernarán con Cristo en gloria celestial, teniendo una parte en juzgar al mundo en justicia y en bendecir a todas las familias de la tierra. Durante ese tiempo los injustos en la memoria de Dios, en las tumbas memorialescas (pero no los inicuos voluntarios, cuyos nombres se pudrirán), serán levantados. No habiendo estado anteriormente implicados en los juicios adversos de Jehová, tendrán la oportunidad entonces de aprender la justicia.—Juan 5:28, 29, NM; Pro. 10:7.

      Para el fin de los mil años todos los que estén en las tumbas habrán salido y la tierra habrá sido completamente sojuzgada, restaurada a una condición paradisíaca y llena de criaturas justas. (1 Cor. 15:24-28) Luego Satanás y sus demonios serán soltados por un tiempo breve para probar a todos los que estén en la tierra. Los que fracasen en esa prueba serán destruídos junto con el Diablo y sus demonios. Entonces, en el sentido más extenso de la palabra, siendo perfeccionados y teniendo el derecho a la vida, todos los sobrevivientes vivirán. Entonces no habrá más muerte debido al pecado adámico heredado, ni gemido, ni clamor, ni ningún dolor, porque todas las cosas anteriores habrán pasado. (Apo. 21:4) De este modo en vez de que la tierra haya estado desolada por mil años, habrá estado henchida de oportunidades, actividades y bendiciones.

  • Lo que el reino milenario efectuará
    La Atalaya 1952 | 15 de mayo
    • Lo que el reino milenario efectuará

      SOBRE todo las Escrituras magnifican la supremacía de Jehová Dios. “¡Y conozcan todos que tú, cuyo nombre es Jehová, tú solo eres Altísimo sobre toda la tierra!” “El poder pertenece a Dios.” No hay nadie como él, declarando “el fin desde el principio”. Lo que se propone lo logra. Él nunca calcula mal; nunca comete un error. Nunca se halla en un dilema o perplejidad por causa de lo que algunas de sus criaturas hagan o no hagan. Nunca hay necesidad de que él cambie sus propósitos. Por eso es que puede declarar tan confiadamente: “No sólo lo he dicho, sino que lo sacaré a luz; he trazado el plan, y lo voy a hacer.”—Sal. 62:11; 83:18 e Isa. 46:10, 11.

      El reino milenario de Cristo proporcionará un ejemplo sorprendente de la habilidad de Jehová para efectuar sus propósitos, y eso a tiempo, según su programa, sin importar lo que cualquiera de sus criaturas haga o no haga. Declarando su propósito respecto a la tierra para el hombre, Jehová dijo, “Sean fructíferos, multiplíquense, llenen la tierra, y sojúzguenla; tengan dominio sobre los animales [inferiores].” Y por eso para que el hombre siempre recordara la supremacía de Jehová, se arregló que su vida dependiera de la obediencia. “Pero del árbol del conocimiento del bien y del mal no debes comer; porque el día que comas de él por seguro morirás.”—Gén. 1:28; 2:17, UTA.

      Jehová proveyó a Adán y Eva con todo lo que necesitaban. Tenían una medida de los atributos divinos de sabiduría, justicia, amor y poder; y por eso pudieron ejercer dominio sabio y amoroso sobre los animales inferiores sumisos. Y para que la tierra se llenara y llegara a ser un paraíso vasto Dios le dió al hombre, y también a los animales inferiores, el poder para producir su prole, y les proporcionó vegetación con semilla para que pudiera multiplicarse. Habiendo creado la tierra y al hombre y habiéndole proporcionado todo lo necesario para llevar a cabo los mandamientos de Dios, Jehová desistió de más actividad creativa. Ahora dependía del hombre adelantar el propósito de Jehová respecto a la tierra, y de la cronología de la Biblia determinamos que se le dieron siete mil años para lograr ese propósito.—Gén. 2:1-3, UTA.

      PROPÓSITO DE JEHOVÁ INALTERADO

      Pero Adán y Eva no apreciaron sus bendiciones y privilegio de cooperar con Jehová en efectuar su propósito respecto a la tierra; de otro modo no le hubieran desobedecido en el asunto de comer el fruto prohibido. ¿Cambió su desobediencia el propósito de Jehová respecto a la tierra y el hombre? No. “No en vano la creó [la tierra], sino que para ser habitada la formó.” Él no cambia. (Isa. 45:18; Mal. 3:6) Si algunas criaturas no aprecian sus privilegios, Dios escoge a otras. Sus propósitos se efectuarán de acuerdo con el programa.

      ¿Por qué será que Jehová no destruyó inmediatamente a los principales de esa primera rebelión, Satanás, Adán y Eva, y comenzó de nuevo? Porque su nombre estaba implicado—¿de quién era la culpa que el hombre pecara, de Jehová o del hombre?—y debido a su amor por los hombres que mantendrían integridad. Por eso él permitió que el hombre permaneciera y produjera prole y luego les dió la oportunidad de demostrar a quién apoyaban, y para todos los amantes de la justicia él hizo provisión para vida eterna por medio del rescate de Cristo.

      La profecía de la Biblia muestra que nos hallamos en el verdadero umbral de ese nuevo mundo. (Mat. 19:28; 24:1-51; Apo. 11:15-18) En ese nuevo mundo Cristo y su novia reinarán por mil años, tiempo en que Satanás y sus demonios estarán atados. Y, como hemos visto en el artículo anterior, en vez de que la tierra permanezca desolada durante ese tiempo, es durante ese tiempo que todas las familias de la tierra serán bendecidas. De este modo los propósitos de Jehová respecto a la tierra se efectuarán.—Gén. 22:17, 18.

      En ese nuevo mundo, en vez de cientos de religiones contradictorias, que causan confusión y rivalidad, habrá sólo una verdadera adoración. El hombre aprenderá el temor de Jehová, que es odiar el mal y es el principio de la sabiduría. Entonces estará toda la “tierra llena del conocimiento de Jehová, como las aguas cubren el mar”.—Pro. 8:13; 9:10; Isa. 11:9; Mal. 1:11.

      EL MANDATO DIVINO CUMPLIDO

      En ese nuevo mundo el mandato que Jehová dió al hombre de ser fructífero, multiplicarse y llenar la tierra, y que había de hacerse en justicia y para vida, será cumplido por primera vez. Cierto, el hombre se ha multiplicado hasta el tiempo presente, pero ha sido en injusticia y para muerte. Entonces los padres “no se fatigarán en vano, y no darán a luz para perturbación; porque son simiente de los benditos de Jehová”.—Isa. 65:23.

      Entonces Jehová restaurará el dominio del hombre sobre los animales inferiores. “El lobo se recostará entonces con el cordero, la cueva del leopardo será la del cabrito; el león comerá paja como cualquier buey, el lobo y el león pacerán lado a lado, cuidados por un niñito.”—Isa. 11:6, 7, Mo.

      Debido a la desobediencia del hombre él fué despedido a una tierra maldecida, una que producía espinas y cardos. Pero en el nuevo mundo la tierra dará su fruto y “en vez del espino subirá el abeto, y en lugar de la zarza subirá el arrayán”. Igual como el Edén fué un lugar de verdor, abundando con toda suerte de plantas, árboles, arbustos, flores, etc., así también será la nueva tierra. E igual como Jehová ha rejuvenecido la condición espiritual de sus siervos al tiempo presente, así será en la tierra nueva: “Se alegrarán el desierto y el sequedal, y el yermo se regocijará y florecerá como la rosa.”—Gén. 3:17, 18; Sal. 67:6, 7; Isa. 35:1, 2, 7; 55:13.

      El propósito de Jehová respecto a Adán y Eva no incluía ni ociosidad ni trabajo pesado. Así también en la tierra nueva, el hombre trabajará pero no será con el sudor de su rostro. Y así como Jehová le dió al hombre en el Edén salud perfecta y la perspectiva de vida sin fin, así será en el nuevo mundo. Como ahora es verdad de modo espiritual para todos los fieles, también sucederá entonces que, “No dirá más el habitante: Estoy enfermo.” Cristo reinará hasta que destruya la muerte, el último enemigo.—Isa. 33:24; 1 Cor. 15:24-26.

      En la tierra nueva los hombres realizarán el fruto de su trabajo igual como el hombre lo realizó en el jardín del Edén. En vez de políticos corruptos e intereses codiciosos oprimiendo y explotando a la gente y haciendo que se lamente, la gente se regocijará porque entonces unos “nuevos cielos” justos reinarán sobre la humanidad obediente. Sí, “Edificarán casas también, y habitarán en ellas; plantarán viñas, y comerán su fruto.”—Pro. 29:2; Isa. 65:21, 22.

      En ese nuevo mundo todo hombre se sentará “debajo de su parra, y debajo de su higuera; y no habrá quien los espante”. (Miq. 4:4) No habrá ningún crimen, organizado o desorganizado, ninguna estafa, ni violencia de cualquier clase. ¡Y no habrá más guerra! Ahora toda economía nacional es convertida para la producción de utensilios bélicos, pero entonces “forjarán sus espadas en rejas de arado, y sus lanzas en hoces; no levantará espada nación contra nación, ni aprenderán más la guerra”. De la “paz no habrá fin”. Todo esto es cierto porque “la boca de Jehová de los Ejércitos lo ha dicho”.—Isa. 9:7; Miq. 4:3, 4.

      ¡Imagínelo, un mundo sin empresarios de pompas fúnebres, sin doctores, sin agentes de seguros, sin abogados, sin policías, sin cárceles! Con tales condiciones ¿quién no quisiera alinearse con el nuevo sistema de cosas y hacer lo que es correcto? Si hay algunos rebeldes voluntarios, tendrán bastante tiempo para demostrar su actitud mental antes de ser destruídos como incorregibles.—Isa. 65:20, Rótherham.

      Luego, para asegurarse de que todos los obedientes están obrando motivados por amor, por principio, y no sólo por sagacidad, habrá una prueba final de integridad. Satanás y sus demonios serán soltados del abismo o estado de muerte para que puedan tratar de desviar a todos de Jehová Dios. Aquéllos cuyo corazón no esté plenamente en armonía con el arreglo justo de Jehová caerán en la trampa de Satanás y sus demonios y participarán en su rebelión contra la autoridad rectamente constituída en la tierra al fin de los 1,000 años. Puesto que son infieles, fuego vendrá de los cielos y los devorará. Entonces todos los obedientes disfrutarán de la vida en el sentido más amplio, siéndoles dado el derecho a la vida, ilustrado por el tener sus nombres escritos en el libro de la vida.—Apo. 20:6-10, 15.

      Habiendo reinado hasta que todos los enemigos hayan sido destruídos, “entonces el mismo Hijo también se sujetará a aquél que sujetó todas las cosas a él, para que Dios sea todas las cosas para con todos.” (1 Cor. 15:28, NM) Ese hecho muestra adicionalmente que el reino de Cristo está lleno de actividad a favor del nombre de Jehová, del hombre y de la tierra, y que no es un gobierno sobre una tierra desolada. Incidentalmente, si los que van a gozar estas bendiciones tuvieran un intermedio de 1,000 años en los cielos entre su experiencia con las presentes condiciones malas y las bendiciones del nuevo mundo, como se pretende por algunos, los contrastes que las Escrituras hacen entre las dos condiciones perderían toda su fuerza. Además, si los santos regresaran a una tierra desolada al fin de los 1,000 años, ¿no significaría eso que la obra creativa de Dios tendría que empezar de nuevo, proporcionándole al hombre toda cosa necesaria para la vida en la tierra?

      Verdaderamente las Escrituras magnifican la supremacía de Jehová y, cuando se entienden, se ve que son consistentes y razonables. Muestran que al fin del reino milenario de Cristo todos los propósitos de Jehová respecto a la tierra llegarán a ser plenamente realizados. Su día de descanso de 7,000 años terminará al entregársele la tierra, un paraíso de Edén abarcando el globo. Sus propósitos y supremacía habiendo sido plenamente vindicados durante este día, verdaderamente habrá sido un día santificado.—1 Cor. 15:24; Gén. 2:3.

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