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¿Por cuánto tiempo desearía usted vivir?¡Despertad! 1977 | 8 de octubre
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¿Por cuánto tiempo desearía usted vivir?
CUANDO todo va bien, se puede disfrutar de la vida. Bien pudiera parecerle atractiva a uno la idea de seguir viviendo, hasta la eternidad misma. Pero pudiera suceder que entonces se presentaran dificultades, quizás grandes obstáculos y tragedias en la vida de uno. Aun entonces, sin embargo, uno no desea intensamente la muerte.
La realidad es que por lo general la gente se apega a la vida, cueste lo que cueste. En 1974, en tan solo los Estados Unidos, los pacientes de cáncer pagaron siete mil millones de dólares en un esfuerzo por ponerle alto a esa mortífera enfermedad y continuar viviendo.
El Times de Nueva York del 22 de julio de 1974 publicó el siguiente informe acerca de un paciente de cáncer, un médico, que usó todo medio que le estaba disponible para combatir su enfermedad y sin embargo murió a la edad de treinta y nueve años:
“Hay muchos otros pacientes moribundos que, como el Dr. Leinbach, pelean hasta el mismo último momento. . . . Su intenso deseo de vivir es un instinto humano fundamental . . . su viuda insistió en que para él tenía gran valor cada día que lograba pasar con vida. ‘De todas las cosas que Gary deseaba,’ dijo ella, ‘lo principal era la vida.’ . . . Precisamente antes de su muerte, ella le había preguntado si él consideraba que los vigorosos esfuerzos que había hecho por permanecer vivo habían valido la pena. Dijo que él había contestado claramente: ‘Sí.’”
Cuando tenemos salud tendemos a dar por sentada la vida. Un escritor de artículos de revista, después de haberse visto a punto de morir durante una grave enfermedad, escribe: “Jamás había estado tan feliz en el sentido de disfrutar de las cosas más sencillas... cosas que anteriormente había dado completamente por sentadas. A veces me río de mí mismo. Es como si estuviera experimentando una segunda niñez. Disfruto de un trago de agua. Disfruto de un pedazo de fruta. Disfruto de la luz solar. Entro en mi jardín y observo los árboles. Descubro que nunca realmente había visto cómo es un árbol durante todos aquellos años en que tuve buena salud. Y disfruto del cantar de los pájaros... ¡de cuanta cosa hay!”
Un instructor de filosofía expresó el sentir de muchas otras personas cuando dijo: “Es atroz el que un fenómeno tan hermoso como la vida inteligente y dotada de sentimientos esté encerrado en cuerpos tan vulnerables y pasajeros.”
Potencialidad de vivir ¿cuánto?
Se pudiera concordar en que sería razonable que el hombre viviera por mucho más tiempo, hasta para siempre, pero ¿es científicamente posible tal cosa? En su consideración de “Muerte,” bajo el encabezamiento secundario “Inmortalidad potencial,” la Encyclopædia Britannica (ed. de 1959, tomo 7, pág. 112A) declara:
“De la inmortalidad potencial de todos los elementos celulares esenciales del cuerpo bien se puede decir que, o ha sido plenamente demostrada, o se ha mantenido hasta tal punto que se ve muy grande probabilidad de ella, que experimentos conducidos con propiedad tienden a demostrar que la vida de estas células en cultivos continuaría hasta cualquier extensión indefinida de tiempo.”
Por supuesto, esto es el resultado de un experimento hecho con células en el laboratorio. La Enciclopædia pasa a decir que no se sabe con seguridad la causa de la muerte (es decir, muerte por degeneración, por edad avanzada). Pudiera deberse a deterioro celular en el cuerpo. O pudiera deberse a degeneración gradual de las funciones organizadas de las células y a que no puedan “cooperar” dentro de un organismo total, más bien que a la muerte de células individuales que, en el proceso natural, son reemplazadas por nuevas células al ser destruidas. Hay una excepción a este poder restaurativo en el caso de las células nerviosas, que no pueden ser reemplazadas una vez que se destruyen. Sin embargo, una célula nerviosa que hubiera sufrido daño podría sanarse. Hasta un nervio cortado, si fuera debidamente unido por sutura, pudiera regenerarse, aunque ese sanar de los nervios es un proceso relativamente lento.
Dice Gary K. Frykman, profesor auxiliar de cirugía ortopédica en la Escuela de Medicina de Loma Linda, California, donde cada mes se efectúan una o dos ligazones de dedos que han sido separados del resto del cuerpo: “Si el paciente ha perdido más de un dedo, o un pulgar, posiblemente crea que se les deben coser de nuevo, de modo que pueda efectuar su trabajo, o hasta por razones cosméticas.”
Continúa Frykman: “En medio de esas circunstancias, le decimos al paciente que hay una probabilidad de 50 por ciento a favor y 50 por ciento en contra en cuanto a si podemos coserle los dedos o el pulgar de nuevo con buen éxito, pero le advertimos que pudieran pasar varios meses antes de que pueda obtener algo que se parezca al pleno uso de ellos.” Como se ve, los nervios sí poseen poder regenerativo o de sanar.
¿Qué esperanza desde el campo científico?
Por mucho tiempo y afanosamente los investigadores médicos se han esforzado por conseguir maneras de demorar el envejecimiento y prolongar la vida. ¿Podemos cifrar esperanza en ellos? Pueden ayudar un poco. Pero no hay evidencia sólida de adelanto hacia un alargamiento dramático de la duración de la vida humana. El incremento en el promedio de vida durante los pasados cincuenta años se debe principalmente a un descenso en la mortalidad de infantes y niños. Escribiendo en la revista Bestways, el farmacéutico graduado Louis Stambovsky se lamenta por el hecho de que la humanidad, que madura a los veintiún años de edad, viva solo unos cuarenta o cincuenta años de vida madura. Llama atención a este interesante hecho:
“Parece que cada mamífero [entre los animales] que vive a la manera y según la intención normal para su especie, vive de seis a siete veces lo que es la edad de su madurez. El caballo madura en unos tres años y muere cuando tiene entre 18 y 21 años. El perro alcanza un desarrollo total en unos tres años y su vida debe durar lo mismo que la del caballo. Esta fórmula se puede aplicar al mono, el gato, el oso, etc. La edad de madurez para el hombre es 21. Por deducción paralela, él debería vivir entre 120 y 140 años.”
¿Qué perspectiva ofrecen la ciencia y la medicina? La revista Scientific American, resumiendo el asunto, dijo:
“Aun si se eliminaran las causas principales de la muerte en la edad avanzada —la enfermedad cardiaca, los ataques fulminantes y el cáncer— el promedio de vida no resultaría alargado por mucho más de 10 años. Entonces sería de unos 80 años en vez del promedio de unos 70 que ahora hay en los países adelantados.”
Estas declaraciones concuerdan con las del escritor bíblico Moisés, quien describió de este modo la experiencia de la mayoría de las personas que alcanzan edad avanzada: “En sí mismos los días de nuestros años son setenta años; y si debido a poderío especial son ochenta años, sin embargo en lo que insisten es en penoso afán y cosas perjudiciales; porque tiene que pasar rápidamente, y volamos.”—Sal. 90:10.
No hay por qué darse por vencido
¿Significan estos datos de la seria realidad que la persona joven no debería interesarse en su vida, para alargarla lo más posible, o que la persona de edad debería dejar de pensar en efectuar trabajo que valga la pena o en hacer alguna contribución al bienestar de su congénere? De ninguna manera. Esta declaración por el farmacéutico Stambovsky nos da estímulo:
“La longevidad . . . puede ser de valor inestimable a la comunidad, a la nación y al mundo. Las personas que la tienen disfrutan de un caudal de valiosa experiencia, obtenida a través de años de ensayo y error, triunfos y fracasos. Considere a Edison, cuyo fértil cerebro estaba activo cuando él tenía más de ochenta años de edad; Gladstone fue electo primer ministro de Inglaterra a los 60, muchos años atrás, cuando el tener 60 años era ser verdaderamente antiguo, y ocupó aquel puesto hasta los 82 años. Walter Damrosch emprendió una carrera de pianista de concierto a los 78 años.”
Hay razones, pues, para que hagamos lo mejor que podamos con esta vida. ¿Cómo podemos disfrutar más de ella, y hacerla más provechosa? Además, ¿habrá una esperanza todavía mejor... la de vida eterna? Sigamos examinando este asunto.
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Haciendo cuanto podemos para llevar mejor vida¡Despertad! 1977 | 8 de octubre
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Haciendo cuanto podemos para llevar mejor vida
AUNQUE los esfuerzos médicos por alargar la vida solo han logrado ligero éxito, eso no significa que nadie debería esforzarse cuanto pudiera por alcanzar la edad de setenta años, o hasta más, y, particularmente, por hacer de su vida una mejor vida. Porque, haga lo que haga una persona por extender la duración de su vida, de poco provecho sirve a menos que tenga una vida razonablemente feliz y que sea de algún provecho a otros.
Muchas son las ideas que se ofrecen hoy para extender la duración de la vida... alimentos “saludables,” dietas y ejercicios, tanto físicos como mentales. Es una vista común en algunos países la de personas que corren a paso medido por las calles de las ciudades y las carreteras rurales porque piensan que eso es bueno para su salud. Abundan las revistas dedicadas a la salud y las tiendas de alimentos saludables. Miles de psiquiatras sirven de analizadores personales, y hay devotos de varias formas de meditación. Los defensores de un buen ambiente luchan por aminorar la contaminación que ahora amenaza la salud en todos los países.
Ciertamente es bueno que nos interesemos en nuestra salud y ejerzamos precauciones razonables para evitar las cosas que nos causan daño. El buen juicio en la dieta, una cantidad razonable de ejercicio, el ejercer cuidado para no contaminar nuestro ambiente por nuestro mismo bien y el bien de otros, son cosas beneficiosas. Es obvio que toda clase de exceso puede resultar en un acortamiento de la duración de la vida. En esta clasificación caerían el alcoholismo, la afición a las drogas y la exageración en la nutrición.
Medidas juiciosas que se pueden tomar
Si ejercemos cautela y nos mantenemos alerta, pudiéramos evitar la terminación súbita de nuestra vida. Decenas de miles de vidas se salvarían si la gente ejerciera gran cautela al conducir autos y al cruzar las calles. Las personas de edad avanzada pudieran evitar el esfuerzo excesivo y la fatiga que resulta del palear nieve o de alguna actividad extraordinariamente estrenua. La inquietud exagerada y la tensión que son el resultado de querer mantenerse al paso con el mundo del comercio y el mundo social pueden afectar gravemente a toda persona, joven o vieja. Una de las cosas más mortíferas de nuestro tiempo es la hipertensión, debida en gran medida al tipo de vida moderno.
También es vital para la longevidad el atender debidamente a los hijos en su más tierna edad. Dice el farmacéutico graduado Louis Stambovsky:
“¿Cuándo deben comenzar las medidas preventivas para evitar las llamadas enfermedades de la edad avanzada? Tan pronto como sea posible, hasta en el momento de la concepción. No podemos construir una máquina fuerte si los materiales de construcción de la madre son inadecuados, ya sea cuantitativa o cualitativamente. La fortificación dietética prenatal ha logrado sorprendentes resultados. Los estudios controlados revelan dramática evidencia de ese procedimiento suplemental; la prole fue superior en todo sentido y la madre también se benefició por parto sin complicaciones junto con menos complicaciones después del parto. Suponiendo que un niño normal entre en el mundo, si queremos hacer todo lo posible para que tenga una vida larga y libre de enfermedades, desde este punto en adelante es vital una suficiencia de sustancias bioquímicas nutritivas útiles para construcción y funcionales. . . . Una gran cantidad de los estados patológicos que se observan durante la edad avanzada, o la mayoría de ellos, fueron generados durante la niñez y el principio de la edad adulta.”
La misma autoridad, considerando las causas del sobrepeso, un peligro para la larga vida, hace esta declaración:
“El tercer origen de la obesidad comienza durante la infancia y la niñez. El alimentarse en demasía durante estos períodos crea una cantidad anormal de células grasosas que nunca desaparecen por completo. . . . estas personas permanecen gruesas hasta después de cesar de ingerir demasiado alimento y pueden permanecer en tal condición permanentemente por toda su vida.”
Un mejor camino
Pero, habiéndose dicho y hecho todo lo referente a la salud, ¿quién sabe con exactitud lo que es bueno para el cuerpo humano? En gran medida cada individuo tiene que averiguar para sí mismo qué alimentos, ejercicios, y así por el estilo, son prácticos y útiles para él. Aun entonces, es casi imposible conseguir todas las vitaminas, los minerales y las proteínas necesarios y las otras cosas esenciales en las proporciones y combinaciones correctas. En vista de los alimentos sometidos a elaboración y adulterados y la contaminación del aire y el agua y hasta de los vegetales, las carnes y las frutas, nadie puede evitar algunas de las cosas que perjudican la salud.
Por lo tanto, es apropiado considerar con gran seriedad esta declaración de la Biblia: “El entrenamiento corporal es provechoso para poco; pero la devoción piadosa es provechosa para todas las cosas, puesto que encierra promesa de la vida de ahora y de la que ha de venir.” En vista de esto, se da el consejo: “Ve entrenándote teniendo como mira la devoción piadosa.”—1 Tim. 4:7, 8.
¿Qué significa “devoción piadosa”? Bueno, la Biblia la describe simplemente como hacer lo que es correcto según la dirección que suministra el Creador. Él dijo a los que afirmaban que le servían: “Él te ha dicho, oh hombre terrestre, lo que es bueno. ¿Y qué es lo que Jehová [Dios] está pidiendo de vuelta de ti sino ejercer justicia y amar la bondad y ser modesto al andar con tu Dios?”—Miq. 6:8.
¿De qué manera resultará ser el proceder más deseable y provechoso el esforzarse por lograr la devoción piadosa? Ante todo, los tratos con veracidad y honradez eliminarán mucha dificultad en su familia y entre sus amigos y asociados en los negocios. La honradez evitará la angustia mental que viene del remordimiento de la conciencia. Inducirá a otros a confiar en usted. Aunque a veces su honradez pueda causarle pérdida financiera por negarse usted a entrar en un arreglo falto de honradez o a mentir para salir ganando en cuanto a cierto punto, los que practican la honradez han descubierto que, hasta en este mundo falto de honradez, a la postre eso les resulta mejor.
Para que la persona pueda practicar completa veracidad y honradez, necesita una guía. La Biblia es la guía más confiable. Además, es un gran incentivo a la honradez el saber que, no solo hay personas humanas observando su proceder fructífero, sino que el Creador ve lo que sucede y le dará su recompensa de la manera que le traiga el mayor provecho. Jesucristo dijo lo siguiente acerca de la respuesta de la gente, a la acción generosa, honrada y de todo corazón: “Practiquen el dar y se les dará. Derramarán en sus regazos una medida excelente, apretada, remecida y rebosante. Porque con la medida con que ustedes miden, se les medirá a ustedes en cambio.”—Luc. 6:38.
Y en cuanto al interés de Dios en la persona que hace lo que es correcto debido a su amor al Creador y a la verdad y la justicia, la Biblia dice: “En cuanto a Jehová, sus ojos están discurriendo por toda la tierra para mostrar su fuerza a favor de aquellos cuyo corazón es completo para con él.”—2 Cró. 16:9; Sal. 34:15.
Lo práctico de la conducta veraz y honrada
¿Realmente resulta práctico el proceder honrado y veraz? Se pueden citar ejemplos que responden: Sí. Probablemente usted mismo haya descubierto que esto es cierto. Los testigos de Jehová han descubierto que así es. Muchas personas reconocen que los Testigos siguen concienzudamente lo que creen que es correcto según las Escrituras. Ellos han venido de toda extracción, pero han cambiado su proceder de vida anterior y, hasta el grado que han podido, se han ajustado a los principios bíblicos. Brevemente se relatan a continuación unas experiencias que muestran que la veracidad y la honradez no solo contribuyen a una buena conciencia, sino que también conducen a mejores relaciones con otras personas y resultan en bien al que se adhiere a los principios correctos.
En Suecia, donde va aumentando el problema del desempleo, un testigo de Jehová solicitó empleo y se vio sometido a un cuidadoso interrogatorio por el administrador y sus auxiliares. Después de una pausa el administrador preguntó: “¿Pertenece usted a una organización religiosa?” Al recibir la respuesta: “Sí, soy testigo de Jehová,” el hombre dijo: “Excelente. Ya tenemos a tres Testigos en el establecimiento y nos parecen gente realmente buena. Ustedes deben tener una muy elevada norma de moralidad, ¿verdad?” Resultó que en el pasado el administrador había recibido instrucción en una compañía estadounidense en la cual había Testigos empleados. El Testigo, al relatar esta experiencia, añadió: “Fue prueba de la veracidad de las palabras que Jesús dijo después de referirse a las necesidades materiales de la vida: ‘Sigan, pues, buscando primero el reino [de Dios] y Su justicia, y todas estas otras cosas les serán añadidas.’”—Mat. 6:33.
En España un empleado de una gasolinera dispensó gasolina a un cliente, pero antes de que éste le pagara otro empleado inadvertidamente le sirvió a otro cliente de la misma pompa, de modo que quedaron cancelados la cantidad y el precio. El cliente exigió prueba y se irritó mucho cuando descubrió lo que había sucedido. Dijo: “¡Solo si usted fuera testigo de Jehová le creería lo que me dice!” El empleado pudo responderle con verdad: “Yo soy Testigo.” “Entonces está bien. Si usted dice que fueron cuarenta litros, entonces fueron cuarenta litros. Soy inspector de policía en Granada y conozco a los Testigos lo suficientemente bien como para saber que no mienten.” Y pagó.
Se pueden evitar muchas angustias
Además, el apegarse a la moralidad correcta evita muchas enfermedades y angustias y mucho daño a otros. La moralidad es la base principal para la vida de familia. Los que han pasado por alto este principio han descubierto que la promiscuidad sexual, hasta cuando se ha efectuado abiertamente y con conocimiento por parte de ambos cónyuges, resulta con el tiempo en la desintegración del matrimonio. Aunque la pareja esté viviendo junta en solo un arreglo consensual, experimentan los mismos trastornos emocionales y celos que hieren a una pareja legítimamente casada cuando uno u otro cónyuge practica la infidelidad. Y la promiscuidad sexual por parte de los padres tiene un efecto muy desmoralizador en sus hijos.
Todos los problemas que son causados por la falta de honradez, la mendacidad y la vida inmoral resultan en frustración, confusión y angustia mental, sin mencionar la mala conciencia. Esto, a su vez, produce pérdida de gozo y, con demasiada frecuencia, produce enfermedad física y mental.
No hay duda de que en el cuerpo humano funciona un proceso psicosomático. Las cosas que afectan nuestra salud física afectan nuestra condición mental, y nuestra actitud mental tiene mucho que ver con nuestra salud física. Si uno no se siente feliz, o si está descontento, no se siente bien físicamente. La desdicha resulta en tensión, desaliento, depresión y abatimiento, y muchas veces lleva al individuo a encolerizarse o compadecerse de sí mismo o culparse. Estas cosas, a su vez, pueden producirnos los peores males.
Puede recuperarse la felicidad perdida
Puede ser que una persona no haya vivido de manera buena, y por eso no se sienta feliz. Nunca es demasiado tarde para buscarle un remedio a la situación, con la esperanza de alcanzar un buen grado de felicidad. Considere el ejemplo de un hombre de Níger, África, que tenía la reputación de ser borrachín y derrochador, a quien poco le importaba su familia y por eso no la atendía bien. Su esposa se había ido y había obtenido un empleo de buena paga como maestra de escuela en otro país (Togo). En medio de su desdicha, el hombre buscó ayuda en la Biblia. No pasó mucho tiempo desde que comenzó un serio estudio de las Escrituras hasta cuando comenzó a cambiar de costumbres. Dejó de beber vino en exceso y empezó a usar su dinero en la manutención de su familia. Hasta comenzó a enviar la mitad de su salario cada mes a su esposa. Finalmente la esposa lo visitó y se sorprendió al ver los cambios que habían acontecido en la vida de él. Ella decidió dejar el trabajo que había conseguido en Togo y permanecer con su esposo, examinando la Biblia junto con él. ¡Qué felicidad experimentó esta familia al verse unida de nuevo!
En realidad, ¿quién puede decir que no es práctico el practicar las cosas buenas y provechosas, hasta en un mundo egoísta? Ciertamente da más valor y significado a la vida ahora. Pero ¿es eso todo? ¿Habrá más que solamente una recompensa temporera?
[Ilustración de la página 6]
El conducir sin cautela puede acortar drásticamente la duración de la vida de uno
[Ilustración de la página 7]
Otros aprecian la honradez y la veracidad
[Ilustración de la página 8]
La Biblia es la única guía segura a una vida mejor
[Ilustración de la página 9]
El mentir y la falta de honradez pueden desbaratar el matrimonio
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La vida presente no es la cosa de mayor importancia¡Despertad! 1977 | 8 de octubre
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La vida presente no es la cosa de mayor importancia
AUNQUE es bueno hacerse la vida tan larga y feliz como sea posible, hasta esto tiene sus limitaciones. No es bueno hacer de esta vida el todo de uno, el hacer cualquier cosa solo con el fin de mantenerse vivo. Tampoco es sabio esforzarse por alcanzar ciertas metas con tanto fervor que se pasen por alto los principios correctos, que se deje fuera del cuadro a Dios, que se excluya de consideración toda esperanza de vida en el futuro.
Por ejemplo, para algunas personas lo más importante de todo es simplemente conservar la vida que tienen. Están dispuestas a ponerse contra todas las normas en las cuales creen, y hasta a violar su propia conciencia con el fin de no morir. Esto se demostró durante los procesos judiciales contra los criminales de guerra nazis, cuando los acusados respondieron a las acusaciones de haber practicado extrema crueldad y hasta el asesinato en masa de personas inocentes diciendo que ‘lo habían hecho por temor a sus superiores en el mando nazi.’ En su caso resultaron sobresalientemente verdaderas las palabras bíblicas de que “por temor de la muerte estaban sujetos a la esclavitud.” (Heb. 2:15) Ciertamente una vida a la cual se añadieran unos cuantos años por esclavitud al temor no es vida deseable.
Tampoco es buena ni feliz la vida si se dedica únicamente a adquirir un gran nombre. Hay quienes se han esforzado por dejar un monumento de alguna clase, para dar a su nombre “inmortalidad.” O se han esclavizado a una carrera o una empresa y han llegado a estar tan envueltos en estas cosas que no tienen tiempo para realmente disfrutar de la vida; descuidan el aspecto espiritual de la vida. Otros han hecho del disfrute de la vida su objetivo único y total, solo para acercarse al fin de su vida con la clara impresión de que su vida está vacía de significado.
El rey Salomón, afamado como uno de los hombres más sabios y ricos que ha vivido en la Tierra, hizo una investigación cuidadosa de las ocupaciones y empeños a que se entrega la humanidad y en qué le resultan al individuo. Salomón tenía la riqueza, el poder y las facilidades que le permitían hacer un estudio cabal de este asunto. Evitó las cosas inmorales y sórdidas, que pudieran parecer placenteras pero que no dan ninguna satisfacción verdadera ni felicidad duradera. Pero sí probó las ocupaciones placenteras que pudieran permitir la riqueza y el poder. Dice:
“Me ocupé en mayores obras. Me edifiqué casas; me planté viñas. Me hice jardines y parques, y en ellos planté árboles frutales de toda suerte. . . . Adquirí siervos y siervas . . . También, ganado, vacadas y rebaños en gran cantidad llegué a tener yo . . . Acumulé también para mí plata y oro, y propiedad propia de reyes . . . Me hice cantores y cantoras y los deleites exquisitos de los hijos de la humanidad, una dama, sí, damas. . . . Y nada de lo que mis ojos pidieran mantuve yo alejado de ellos. No detuve mi corazón de ninguna clase de regocijo, pues estaba gozoso mi corazón a causa de todo mi duro trabajo.”
Sin embargo, ¿en qué resultaba todo esto? Salomón nos dice:
“Y yo, yo mismo, me volví hacia todas las obras mías que habían hecho mis manos y hacia el duro trabajo que había trabajado duro para lograr, y, ¡mira! todo era vanidad y un esforzarse tras viento, y no había nada que sirviese de ventaja bajo el sol.”—Ecl. 2:4-11.
Viendo la futilidad del placer y de construir grandes obras, Salomón dirigió su atención a los que tenían sabiduría humana, entre los cuales estaba él, y lo que le resulta en esta vida a la persona que ha llegado a ser conocida por su sabiduría. Expresó la situación que se le presentó entonces:
“Yo mismo dije en mi corazón: ‘Un suceso resultante como el del estúpido me sucederá a mí, sí a mí.’ ¿Por qué, entonces, me había hecho yo sabio, yo en demasía en aquel tiempo? Y hablé en mi corazón: ‘Esto también es vanidad.’ Pues no hay más recuerdo del sabio que del estúpido hasta tiempo indefinido. En los días que ya están entrando [a medida que la persona envejece], todos ciertamente quedan olvidados; y ¿cómo morirá el sabio? Junto con el estúpido.”—Ecl. 2:15, 16.
Finalmente Salomón dice:
“La conclusión del asunto, habiéndose oído todo, es: Teme al Dios verdadero y guarda sus mandamientos. Porque esto es el deber todo del hombre. Porque el Dios verdadero mismo traerá toda clase de obra a juicio con relación a toda cosa escondida, en cuanto a si es buena o es mala.”—Ecl. 12:13, 14.
Por eso, aunque cierto fin pudiera ser digno de encomio, el buscarlo hasta el punto de descuidar los intereses nuestros de verdadera importancia, y no permitirnos tiempo ni oportunidad para meditar en lo que el Creador se propone en cuanto al futuro de la humanidad, realmente termina en vanidad. Ciertamente el mundo sigue siendo malagradecido, y al fin es olvidadizo y no paga con aprecio. Y finalmente el individuo ha dejado de existir. Por eso, ¿hay un futuro más allá de la muerte al cual el individuo pudiera haber dirigido su atención?
[Ilustración de la página 10]
En procesos contra criminales de guerra nazis, ciertos acusados confesaron que violaron su conciencia por temor a la muerte
[Ilustraciones de la página 11]
Una vida enteramente dedicada al placer resulta vacía
El acaudalado rey Salomón, después de estudio y experiencia, recomendó: “Teme al Dios verdadero y guarda sus mandamientos” como el proceder sabio para el hombre
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Cuando su vida podrá durar cuanto usted lo desee¡Despertad! 1977 | 8 de octubre
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Cuando su vida podrá durar cuanto usted lo desee
APARTE de dar atención razonable a nuestro cuerpo, poco es el dominio que podemos ejercer sobre la duración de nuestra vida. Jesucristo preguntó: “¿Quién de ustedes por medio de inquietarse puede añadir un codo al largo de su vida?” (Luc. 12:25) La honradez, la moralidad y el ejercicio de dominio de uno mismo y amor pueden ayudar a conservarnos la vida, pero no pueden ‘estirarla.’
Jesús, al hablar acerca de lo inútil que es que tratemos de hacer más larga nuestra vida, se refería a esta vida presente en la cual toda la humanidad, debido a la imperfección, solo puede esperar la muerte. Esta imperfección se debe al pecado. “El pecado es desafuero,” y es lo que hace que la gente cometa actos desaforados “pequeños” o “grandes.” (1 Juan 3:4) Y el pecado no es simplemente desafuero contra nuestro prójimo o contra los gobiernos, sino que es desafuero contra Dios, el Legislador Universal y el que es responsable por nuestra vida. Por lo tanto, el pecado obra en nosotros contra nuestra vida, y mientras uno tenga pecado, que se revela en la imperfección humana, jamás puede aumentar la duración de su vida.
Pero Dios se ha propuesto un tiempo en el cual el individuo podrá vivir cuanto lo desee, no por sus propios esfuerzos, sino por el arreglo de Dios.
Requisitos para una vida larga
Los hombres de la ciencia pasan por alto, no solo la causa de la muerte, sino también los requisitos primordiales para la adquisición de vida eterna. No solo necesitamos alimento natural, sino que también tenemos que tener alimento espiritual para mantenernos vivos. El Dios Todopoderoso hizo que se registrara este importante hecho en su Palabra, la Biblia: “No solo de pan vive el hombre, sino que de toda expresión de la boca de Jehová vive el hombre.” (Deu. 8:3) Cuando Jesucristo el Hijo de Dios vino a la Tierra, repitió esa declaración y también dijo: “Así como me envió el Padre viviente y yo vivo a causa del Padre, así también el que se alimenta de mí, sí, ese mismo vivirá a causa de mí.” “Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia.”—Juan 6:57; 10:10; Mat. 4:4.
Por eso, no puede haber continuación indefinida de la vida si se está apartado de Jehová Dios y sus provisiones espirituales por medio de Jesucristo. Para adquirir la vida, uno tiene que ingerir alimento espiritual o conocimiento espiritual. En cuanto a vivir para siempre, Jesús dijo: “Esto significa vida eterna, el que estén adquiriendo conocimiento de ti, el único Dios verdadero, y de aquel a quien tú enviaste, Jesucristo.”—Juan 17:3.
Además del alimento espiritual el hombre necesita otra cosa para vivir para siempre. Necesita que se le libre de la herencia de pecado y muerte. Pero ¿cómo puede hacerse esto? Dios, en su amor, hizo arreglos para que su Hijo diera su vida humana perfecta como rescate. Jesús dijo que vino “para dar su alma en rescate en cambio por muchos.” (Mat. 20:28) Dio su vida humana perfecta como rescate para sacar a la gente de la esclavitud al pecado y la muerte. (Rom. 5:21) Ese sacrificio suministra el fundamento para la restauración de las buenas relaciones con Dios, el Dador de Vida.
Sin embargo, para beneficiarse de ese sacrificio uno tiene que tener fe en el Hijo de Dios y lo que él logró a favor del hombre, tal como dijo Jesús: “Tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que ejerce fe en él no sea destruido, sino que tenga vida eterna.”—Juan 3:16.
Se necesita la gobernación de Dios
La gente puede ejercer fe en esa provisión de Dios ahora, y quizás lo haga, pero la duración de su vida no es alargada en gran medida más allá de lo que es el término medio. ¿Por qué no? ¿Son falsas las promesas de Dios por medio de Cristo? No; esto se debe a que se necesita algo más. Eso es un gobierno, el tan esperado reino de Dios, que ponga en vigor la ley de Dios. Éste tiene que eliminar el desafuero que hay en la Tierra. Tiene que abolir todas las formas de gobierno hechas por el hombre e introducir un sistema de cosas enteramente nuevo. Solo de esa manera puede crearse una “atmósfera” ambiental que les permita vivir hasta el grado de la plenitud a los que desean vivir en armonía con lo legalmente propio. Si no fuera así, tendríamos una repetición constante de la historia mundial. Los codiciosos y la gente sin principios seguirían aprovechándose de los honrados.
Pero cuando se pongan en vigor las leyes justas y rectas de Dios en la Tierra las personas de corazón recto tendrán protección. Y habiendo tales condiciones, es lógico que la mayoría de la gente comprenderá lo ventajoso de vivir bajo tal gobierno y se alegrará de hacer lo correcto. La Biblia declara el principio: “Cuando hay juicios procedentes de ti [Dios] para la tierra, justicia es lo que los habitantes de la tierra productiva ciertamente aprenderán.”—Isa. 26:9.
Cuando Dios emprenda acción para remover de la Tierra el sistema de cosas actual, ¿tendrán que morir los que practican lo que es correcto según los mandatos de Dios? En otras palabras, ¿terminará su vida, o podrán ellos seguir viviendo sin que haya una interrupción en la duración de su vida? Acerca de lo que acontecerá en ese tiempo, tenemos descripciones bíblicas que contestan nuestras preguntas. El profeta Daniel, escribiendo acerca de ese tiempo, dijo: “En los días de aquellos reyes [que estarían gobernando en el tiempo del fin] el Dios del cielo establecerá un reino que nunca será reducido a ruinas. Y el reino mismo no será pasado a ningún otro pueblo. Triturará y pondrá fin a todos estos reinos, y él mismo subsistirá hasta tiempos indefinidos.” (Dan. 2:44) El gobierno de Dios sobre la Tierra no cambiará de manos ni tendrá fin. Por lo tanto, los que estén de parte del Reino, en la Tierra, recibirán su protección que les permitirá sobrevivir. No hay necesidad de que se les quite la vida. Si buscan el reino de Dios y practican la justicia de Dios, pueden vivir mientras Dios gobierne la tierra, que es para siempre.—Mat. 6:33; compare con Salmo 37:37-40.
Esperanza para los vivos y los muertos
Otra profecía muy animadora es la visión que Jesucristo le dio al apóstol Juan. Juan en realidad vio representada, en visión, a la gente que recibirá la protección de ese Reino. A él se le mostró una grande muchedumbre de personas cuya cantidad no se define, y se le dijo: “Estos son los que salen de la grande tribulación [en la cual se tritura y pone fin a los gobiernos del mundo].” Allí se le dijo a Juan que la tienda (de protección) de Dios se extendería sobre ellos, y que se les conduciría a “fuentes de aguas de vida.”—Rev. 7:9, 14-17; compare con Salmo 145:20.
Entonces, ¿cómo puede alguien vivir por todo el tiempo que desee bajo el mando del Rey seleccionado de Dios, Jesucristo? Será porque escogen vivir en obediencia voluntaria a las leyes de ese gobierno del Reino. Se ofrecerá también a los que han muerto en el pasado, y que serán resucitados, una oportunidad de mostrar si desean aceptar las provisiones de Dios. El apóstol Juan describe lo que vio más adelante en la visión, en estas palabras:
“Vi a los muertos, los grandes y los pequeños, de pie delante del trono, y se abrieron rollos. Pero se abrió otro rollo; es el rollo de la vida. Y los muertos fueron juzgados de acuerdo con las cosas escritas en los rollos según sus hechos. Y el mar entregó los muertos que había en él, y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos, y fueron juzgados individualmente según sus hechos.”—Rev. 20:12, 13.
A los que entonces obedezcan se les sanará gradualmente de su imperfección. La misma visión da una descripción según la cual los beneficios dadores de vida del sacrificio de Cristo fluyen como un río, y añade:
“Y de este lado del río y de aquel lado había árboles de vida que producen doce cosechas de fruto, dando sus frutos cada mes. Y las hojas de los árboles eran para la curación de las naciones.”—Rev. 22:1, 2.
Se continuará sanando con las “hojas” simbólicas durante el reinado de mil años de Cristo hasta que todos los que mantengan fe en el sacrificio de expiación de Cristo y que le obedezcan hayan llegado a la perfección humana de mente, corazón y cuerpo. (Rev. 20:4) La muerte que es el producto del pecado ya no los derribará, porque “el aguijón que produce muerte es el pecado.” Entonces la muerte que hemos heredado de nuestros antepasados pecaminosos dejará de existir. Entonces se podrá decir: ‘El último enemigo, la muerte, ha sido convertido en nada.’—1 Cor. 15:26, 56.
Por eso, durante el espacio de los mil años del mando absoluto del reino de Dios, todo individuo en la Tierra puede optar por seguir viviendo indefinidamente, o puede terminar su existencia en cualquier momento que escoja. Si odia hacer lo que es correcto y no tiene amor, respeto y consideración para con su congénere, y particularmente si no aprecia la bondad amorosa de Dios, puede optar por ser desobediente. Pero no puede continuar viviendo, porque durante ese tiempo a las personas que por sus hechos se descalifiquen de estar escritas en el “libro de la vida” se les dará muerte para siempre. Serán ‘arrojadas al [simbólico] lago de fuego,’ “la muerte segunda,” de la cual no habrá resurrección.—Rev. 20:14, 15.
Se ve, pues, que es tal como les dijo Moisés a los israelitas cuando éstos estaban para entrar en la Tierra Prometida para vivir bajo el gobierno de Dios allí: “Tienes que escoger la vida a fin de que te mantengas vivo.” Ahora podemos escoger, no simplemente prolongar nuestra vida actual, como podían hacerlo entonces aquellos israelitas, sino asegurarnos vida permanente en una “nueva tierra”... una duración de vida ininterrumpida.—Deu. 30:19; 2 Ped. 3:13.
¿Es esto deseable desde todo punto de vista? Ciertamente lo es para los que aprecian la vida. Pero si hay quien no pueda tolerar condiciones de justicia e insista en seguir practicando cosas que son perjudiciales para él mismo y perjudiciales para su prójimo, esa persona no tiene lugar en la sociedad de la “nueva tierra.”
El conocimiento bíblico le ayudará a escoger la vida
Todo se reduce a esta pregunta: ¿Desea usted vivir para siempre? Usted quizás no pueda lograr mucho en cuanto a su vida ahora, excepto en el sentido de poner más propósito en ella, hacerla mejor y más feliz, mientras mira al futuro con esperanza. Pero puede escoger ahora cuánto desea vivir en ‘la vida que ha de venir.’ (1 Tim. 4:8) Al escoger la vida ahora por medio de afianzarse de las instrucciones y provisiones de Dios, usted pudiera estar entre la “grande muchedumbre” que pasa con vida a través de la destrucción del sistema de cosas actual, una destrucción que, según toda la evidencia lo indica, está muy cercana. O se puede unir a estas personas en la “nueva tierra” justa por medio de una resurrección.
Usted, para fortalecerse de modo que pueda mantener un proceder que agrade a Dios en medio de un mundo frustrado, confuso y corrupto, deseará identificarse y asociarse con “la casa de Dios, que es la congregación del Dios vivo, columna y apoyo de la verdad” en la Tierra. (1 Tim. 3:15) Los que ahora esperan el mando real de Cristo sobre la Tierra están esforzándose por vivir de tal modo que al fin hereden la vida y gustosamente le ayudarán en su esfuerzo sincero... a ver con la Biblia lo que es la verdad que lleva a vida y lo que es la verdadera congregación de Dios. Los testigos de Jehová dedican su tiempo y energía gratuita y voluntariamente a ayudar a todos los que buscan la verdad bíblica, para que hallen el camino a la “vida eterna.”—Juan 3:16.
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