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  • Cultiven intenso amor unos a otros
    La Atalaya 1975 | 15 de octubre
    • Cultiven intenso amor unos a otros

      “Ámense unos a otros intensamente desde el corazón.”—1 Ped. 1:22.

      1, 2. (a) ¿Qué importancia tiene el amor? (b) ¿Por qué hasta científicos ateos reconocen que el amor es vital?

      EL AMOR es vital para disfrutar de paz, felicidad y contentamiento. Verdaderamente, no vale la pena vivir la vida sin amor... un hecho que hasta científicos materialistas reconocen. “Quiero afirmar la singular importancia del amor . . . El amor es indispensable,” escribió el bien conocido científico sir Julian Huxley.

      2 ¿Por qué hasta los que rehúsan reconocer la existencia de un Creador recalcan la importancia del amor? Entre otras razones, los estudios científicos han documentado nuestra necesidad de amor. Estos estudios indican que, tal como hay que satisfacer el hambre de una persona si se quiere que sobreviva, así también las criaturas humanas necesitan amar y ser amadas. El científico Ashley Montagu escribió: “Sabemos ahora, por las observaciones de varios médicos e investigadores, que el amor es una parte esencial de la nutrición de todo bebé y que a menos que el bebé sea amado no se desarrolla como organismo saludable . . . Aunque físicamente esté bien alimentado, con todo puede consumirse y morir.”

      POR QUÉ EL HOMBRE POSEE AMOR

      3. (a) ¿A qué se debe que por lo general los niños reciban el amor que necesitan? (b) ¿De dónde recibieron los hombres esta capacidad y aptitud para amar?

      3 Sin embargo, felizmente hay poco peligro de que un niño no reciba la atención tierna y altruista que necesita. Esto se debe a que instintivamente, como dice la Biblia, “una madre que cría acaricia a sus propios hijos.” (1 Tes. 2:7) ¿De dónde les vino a las madres este amor a su prole? No se desarrolló por casualidad. ¿No es evidente que fue implantado en ellas por un Creador amoroso? En todos nosotros está la aptitud y capacidad para amar y, con cultivo, esta cualidad se puede expresar de las maneras más hermosas, más agradablemente conmovedoras.

      4. (a) ¿Por qué sabemos que en la creación Adán fue dotado con la cualidad de amor? (b) ¿Qué evidencia hay de que Adán amó a Eva, y de que esta capacidad para amar a alguien de sexo diferente fue transmitida a su prole?

      4 Jehová Dios otorgó este don del amor al crear a la primera pareja humana. Sabemos esto porque Adán fue creado “a la imagen de Dios.” Y puesto que “Dios es amor” —pues el amor es su cualidad dominante— la criatura hecha a su imagen también poseería amor. (Gén. 1:26, 27; 1 Juan 4:8) El hecho de que el primer hombre, Adán, fue dotado de amor a su hermosa nueva esposa queda patente por su gozosa expresión al verla: “Esto por fin es hueso de mis huesos y carne de mi carne.” (Gén. 2:23) Aunque Adán pecó y perdió la perfección, transmitió a su prole la facultad de amar, incluso la capacidad que tienen las criaturas humanas para hallar deleite intrigante con una persona de sexo diferente. Sí, un sabio de la antigüedad dijo que una de las cuatro cosas demasiado maravillosas para que él las entendiera era “el camino de un hombre físicamente capacitado con una doncella.”—Pro. 30:19; Gén. 24:67; 26:8.

      EL AMOR TIENDE A EXPANDIRSE

      5. Además del amor romántico entre hombre y mujer, ¿qué evidencia hay del amor que existe entre parientes carnales?

      5 Pero además de este amor romántico que puede existir entre hombre y mujer, las criaturas humanas comúnmente tienen un sentimiento natural y profundo de cariño a sus parientes carnales. Por consiguiente, cuando José, después de muchos años de separación, vio a Benjamín, ‘se le excitaron sus emociones internas para con su hermano.’ Más tarde, “cayó sobre el cuello de Benjamín su hermano y cedió al llanto, y Benjamín lloró sobre su cuello.” (Gén. 43:30; 45:14) Este amor de familia también movió a Andrés, cuando hubo hallado al Mesías, a buscar a su hermano Pedro para darle esta magnífica noticia.—Juan 1:40-42.

      6. ¿Qué ejemplos bíblicos muestran que el amor de una persona puede comprender dentro de su alcance a otros además de los parientes carnales?

      6 Sin embargo esta cualidad del amor puede extenderse fuera de ese límite y comprender dentro de su alcance a personas que no sean nuestros parientes carnales. Jonatán, el hijo benjamita del rey Saúl de Israel, se sintió de tal manera conmovido por las buenas cualidades de David, un descendiente de Judá, que la “misma alma de Jonatán se ligó con el alma de David, y Jonatán empezó a amarlo como a su propia alma.” Más tarde, cuando Jonatán fue muerto, David se sintió movido a llamarlo “hermano,” y a decir: “Hermano mío Jonatán, muy agradable me fuiste. Más maravilloso me fue tu amor que el amor procedente de mujeres.” El amor de Rut la moabita a su suegra Noemí es otro ejemplo de cómo el amor puede abarcar a personas que no son parientes carnales naturales.—1 Sam. 18:1; 2 Sam. 1:26; Rut 1:16, 17.

      7. ¿Cuán abarcador tiene que ser el amor del cristiano?

      7 Es necesario que los que llegan a ser cristianos verdaderos también se tengan afectuoso amor fraternal unos a otros, prescindiendo de la raza, nacionalidad, posición social o condición económica de sus hermanos y hermanas cristianos. Jesús mostró eso, al decir: “En esto todos conocerán que ustedes son mis discípulos, si tienen amor entre ustedes mismos.” (Juan 13:35) Y sin embargo, el amor de un cristiano verdadero no se puede circunscribir a solo consiervos de Dios. Tiene que extenderse y abarcar a otras personas. De hecho, Jesús mandó: “Continúen amando a sus enemigos y orando por los que los persiguen; para que demuestren ser hijos de su Padre que está en los cielos.”—Mat. 5:44, 45.

      EL AMOR QUE TENEMOS QUE CULTIVAR

      8. Explique cómo se puede expresar el amor en varios grados y sentidos.

      8 Claramente, esta cualidad de amor con la cual Dios dotó a las criaturas humanas se puede expresar a grados y en sentidos diversos. ¿Por qué es así? Porque obviamente el amor que un cristiano le tiene a un enemigo que lo está persiguiendo no es el mismo cariño tierno que una madre que cría le tiene a su bebé, que José le tuvo a Benjamín, que Jonatán sintió para con David, o el que un cristiano siente para con un compañero de creencia. Dios no espera que nos encariñemos con un enemigo, ni siquiera que necesariamente nos agrade. Sin embargo estamos bajo obligación de amarlo. ¿Es contradictorio esto?

      9, 10. (a) ¿Cómo nos ayuda el conocer el significado de agape, y el hecho de que Jehová lo ejerce, a comprender que se puede amar a ciertas personas sin que necesariamente sean del agrado de uno? (b) ¿Cómo podemos mostrar amor a personas malas, inmorales?

      9 No, no lo es, una vez que entendemos el significado de la principal palabra griega que se traduce “amor” en las Escrituras Griegas Cristianas, o el llamado Nuevo Testamento. La forma sustantiva de esa palabra es agape. Tocante al agape de Dios para con la humanidad, An Expository Dictionary of New Testament Words, por W. E. Vine, dice: “Este no es el amor de la complacencia, o cariño, es decir, no lo atrae y saca ninguna excelencia que haya en sus objetos.” Y es un hecho: La humanidad en conjunto no es un agregado que se atraiga mucho afecto. Pero realmente esto no es culpa de ella.—Efe. 4:17-19; Tito 3:3.

      10 Debido a herencia de Adán, toda criatura humana fue concebida en pecado y dada a luz con inclinación hacia la maldad. (Sal. 51:5) Dios sabe esto. De modo que lo que lo mueve a amar a la humanidad no es ningún mérito o excelencia por parte de la humanidad, sino particularmente el darse cuenta de que, con el tiempo, muchas criaturas humanas responderán a su amor y pondrán su vida en armonía con su voluntad. (Rom. 5:8-11) Agape, por lo tanto, lleva el significado de amor que se distingue por el respeto a los principios. Por eso, pues, si copiamos el ejemplo de nuestro Padre celestial amaremos hasta a los que no suministran evidencia alguna de merecer nuestro amor. Quizás sean cínicos, egoístas y hasta inmorales o criminales. Odiaremos lo que hagan y digan, y sin embargo, al mismo tiempo, estaremos interesados en su bienestar personal. Haremos cuanto podamos por estimularlos a responder al amor de Dios. ¿Está usted cultivando esa clase de amor para la humanidad en general, un amor que es guiado por principios?

      11, 12. (a) ¿Debe ser solo guiado por principios el amor del cristiano a sus hermanos? (b) ¿Cómo indican el amor marital y el amor de Jehová a su Hijo que agape comprende más que solo amor guiado por principios?

      11 Pero no es amor solo guiado por principios, y sin cariño ni cálido afecto, lo que el apóstol Pedro tenía presente cuando escribió a compañeros cristianos: “Ámense unos a otros intensamente desde el corazón.” (1 Ped. 1:22) Aunque el respeto a los principios es un rasgo característico de agape, este amor también puede comprender cariño y afectuosidad. Así, pues, leemos: “Los esposos deben estar amando [forma verbal agapao] a sus esposas.” (Efe. 5:28) ¡Obviamente esto no significa que los esposos cristianos deben amar a sus esposas simplemente como aman a sus enemigos! No; más bien, la exhortación a “estar amando a sus esposas” significa que los esposos también deben abrigar sentimientos de cálido afecto, ternura y cariño para con sus esposas, como se propuso el Creador.

      12 El hecho de que la palabra griega agape puede abarcar sentimientos muy profundos de cariño y afectuosidad también se indica en otros ejemplos bíblicos. Por ejemplo, se nos dice: “El Padre ama al Hijo.” (Juan 3:35) El amor de Dios a su Hijo, Jesucristo, no está gobernado simplemente por respeto a los principios. Jehová le tiene tierno cariño y compasión a Jesús, como dice la Biblia: “El Padre le tiene cariño al Hijo y le muestra todas las cosas que él mismo hace.” Jehová Dios dijo: “Este es mi hijo, mi amado, a quien yo mismo he aprobado.”—Juan 5:20; 2 Ped. 1:17.

      13. (a) ¿Qué grado de amor deben tener los cristianos unos a otros? (b) ¿Cómo indica el significado básico de la palabra griega para “intensamente” el grado apropiado de nuestro amor?

      13 Por eso, pues, éste es el grado de amor que es necesario que los cristianos cultiven unos para con otros. No es un amor a medias, o amor que simplemente muestren por deber a personas que quizás ni siquiera les agraden. Más bien, es un cariño afectuoso y tierno a otros, comparable al amor tierno que uno le tiene a un pariente apreciado, y el cual Jehová le tiene a su Hijo cariñosamente amado. El apóstol Pedro recalcó que nuestro amor de unos a otros debe ser de esta clase o grado cuando dio este estímulo: “Ámense unos a otros intensamente,” o, como otras traducciones lo expresan, “férvidamente,” “con todas sus fuerzas.” (1 Ped. 1:22; Sagrada Biblia, de Franquesa y Solé; Versión Popular) La palabra griega original que se vierte “intensamente” significa, literalmente: “extensivamente.” (Kingdom Interlinear Translation) Nuestro amor, por lo tanto, tiene que estar esforzándose hasta el límite con intensidad. ¿Está usted cultivando esta clase de amor?

      14. (a) ¿Por qué tenemos que trabajar en cultivar el amor? (b) ¿Cómo podemos aprender a amarnos unos a otros?

      14 Todos tenemos que trabajar en obrar así. Esto se debe a que la desobediencia de Adán hace unos 6.000 años ha hundido a la familia humana profundamente en el pecado y la imperfección, y ha afectado adversamente en nosotros la capacidad para reflejar la cualidad dominante de Jehová, el amor. Hasta los sentimientos instintivos de amor que los parientes allegados se tienen naturalmente unos a otros a veces se tuercen y pervierten, como en los casos antiguos de Caín, Esaú y los medio hermanos de José. La Biblia predijo que esto también sería manifiesto “en los últimos días” cuando la gente no tendría “cariño natural.” (2 Tim. 3:1-3) ¡Qué vital es, por lo tanto, que cultivemos amor a fin de mantenerlo vivo en nuestro corazón! Pero ¿cómo podemos nosotros que vivimos en este período crítico de los “últimos días” aprender a amarnos los unos a los otros? El apóstol Pablo explica: “Con respecto al amor fraternal, ustedes no tienen necesidad de que les estemos escribiendo, porque ustedes mismos son enseñados por Dios a amarse los unos a los otros.” (1 Tes. 4:9) ¿Cómo nos enseña esto Dios?

      CÓMO DIOS NOS ENSEÑA A AMAR

      15. (a) ¿De qué manera se pudiera decir que Jehová nos enseña a amarnos unos a otros? (b) ¿Cuánto están obligados a amarse unos a otros los cristianos?

      15 Él lo hace de varias maneras. Pudiéramos decir que al crear al hombre a su imagen y dotar a la humanidad de la capacidad y aptitud para amar, Dios, de hecho, nos ha inclinado, aunque ahora somos pecaminosos, a ser amorosos. Por otra parte, también, Dios nos ha enseñado a amarnos unos a otros por medio de repetidas veces hacer del ejercer amor un mandato. Según Jesucristo, uno de los dos mandamientos principales de la ley de Dios a Israel fue: “Tienes que amar a tu prójimo como a ti mismo.” El discípulo Santiago llamó a esta ley “la ley real.” (Mat. 22:39; Lev. 19:18; Sant. 2:8) Sin embargo, hablando como representante de Dios, Jesús reveló que los cristianos deben tener amor aun superior, y amarse unos a otros tal como él había amado a sus discípulos. (Juan 13:34; 1 Juan 3:16) Pero de otra manera especialmente atrayente Jehová Dios ha enseñado a la humanidad a amarse unos a otros.

      16. (a) ¿De qué manera particularmente excelente nos enseña Jehová a amarnos unos a otros? (b) ¿Cuál es la mayor manifestación del amor de Dios?

      16 Esto ha sido por el ejemplo. El apóstol Pablo habló a una muchedumbre en la antigua provincia romana de Galacia, Asia Menor, y dijo en cuanto a Dios: “Hizo bien, dándoles lluvias desde el cielo y épocas fructíferas, llenando sus corazones por completo de alimento y de alegría.” (Hech. 14:17) Por consiguiente Dios no solo nos manda que nos amemos unos a otros, sino que muestra por medio de ejemplo cómo debemos hacerlo. (Mat. 5:44, 45) Su más excelente ejemplo de mostrar amor es la provisión de su más preciosa posesión para provecho nuestro. La Biblia explica: “Dios envió a su Hijo unigénito al mundo para que nosotros consiguiésemos la vida por medio de él. . . . Amados, si Dios nos amó así a nosotros, entonces nosotros mismos estamos obligados a amarnos los unos a los otros.”—1 Juan 4:9-11.

      17. ¿Cuál debe ser el resultado de que aprendamos la verdad acerca de Jehová y sus magníficas provisiones para nosotros?

      17 Por eso, al considerar las cosas maravillosas que Jehová ha hecho —al suministrarnos copiosas bendiciones materiales, pero especialmente el don de su Hijo que hace posible la vida eterna en un nuevo sistema de justicia— aprendemos la verdad en cuanto a qué excelente Dios y Creador es Jehová. ¿Cuál debería ser el resultado de que aceptáramos esta magnífica verdad tocante a las provisiones de Jehová y luego viviésemos en armonía con ella? El apóstol Pedro habló del “amor fraternal sin hipocresía como resultado,” ¡sí, una hermosa relación familiar de hermandad y amor! Y por eso, en nuestro aprecio, ¿qué es vital que hagamos? Pedro agrega: “Ámense unos a otros intensamente desde el corazón.”—1 Ped. 1:22.

      POR QUÉ ERA VITAL EL AMOR INTENSO ENTONCES

      18. ¿Cuándo escribió Pedro su primera carta, y qué estaba cerca entonces?

      18 Para apreciar por qué el amor intenso era vital en el día de Pedro, tenemos que examinar las circunstancias de entonces. Pedro explica: “El fin de todas las cosas se ha acercado. Sean de juicio sano, por lo tanto, y sean vigilantes en cuanto a oraciones. Ante todo, tengan amor intenso los unos para los otros.” (1 Ped. 4:7, 8) Es cierto, el fin estaba cerca entonces. Pedro escribió en algún tiempo entre 62 y 64 E.C., y fue poco después de eso, en el año 70, que finalmente le llegó el fin al sistema de cosas judío. Los ejércitos romanos devastaron toda la zona de Judea, y especialmente a Jerusalén. Una profecía de Jesús nos ayuda a comprender por qué en aquel tiempo los cristianos necesitaban “intenso” amor de unos a otros.

      19. (a) ¿Qué señal dio Jesús para que los cristianos supieran que el fin se acercaba, y cómo se cumplió esta señal? (b) ¿Cómo pudieron los cristianos prestar atención al mandato de Jesús de huir? ¿Fue prudente que obedecieran?

      19 Jesús predijo: “Cuando vean a Jerusalén cercada de ejércitos acampados, entonces sepan que la desolación de ella se ha acercado.” (Luc. 21:20; Mat. 24:15) Fue en noviembre de 66 E.C. que los ejércitos romanos bajo Cestio Galo ciertamente cercaron a Jerusalén. Avanzaron hasta dentro de la ciudad, un lugar considerado “santo” para los judíos, y atacaron el muro del templo y lo socavaron. Fácilmente los romanos pudieron haber capturado toda la ciudad, pero súbitamente, sin ninguna razón patente para hacerlo, el general Galo se apartó y se batió en retirada. Esto dio a los cristianos la oportunidad de prestar atención a la siguiente amonestación de Jesús: “Entonces los que estén en Judea echen a huir a las montañas.” (Luc. 21:21-24) Más tarde los ejércitos romanos bajo el general Tito regresaron y asolaron la tierra, ¡y como resultado se informaron 1.100.000 muertes tan solo en Jerusalén de veras una “grande tribulación”!

      20. ¿Qué evidencia hay de que los cristianos hayan prestado atención al mandato de Jesús?

      20 Pero ¿qué les pasó a los cristianos? El historiador Eusebio Pánfilo, del tercer siglo, hace notar lo siguiente: “Sin embargo, el cuerpo entero de la iglesia de Jerusalén, habiéndosele mandado mediante una revelación divina, dada allí antes de la guerra a hombres de piedad aprobada, se mudaron de la ciudad, y moraron en cierta población más allá del Jordán, llamada Pela.”a Sí, los cristianos evidentemente prestaron atención a las instrucciones de Cristo y, después que Cestio Galo y sus ejércitos se retiraron, huyeron a la región montañosa en torno de Pela y salvaron así su vida. Pero no les fue fácil.

      21. (a) ¿Por qué recalcó Jesús la urgencia de la huida inmediata? (b) ¿Qué circunstancias pueden haber experimentado los cristianos que huyeron?

      21 Sabiendo que los desenvolvimientos que tendrían que ver con el regreso de los soldados romanos —bajo el general Tito— pronto harían casi imposible salir de la ciudad destinada a la destrucción, Jesús, mucho tiempo antes, había instado a hacer esto: “El que esté sobre la azotea no baje para sacar los efectos de su casa; y el que esté en el campo no vuelva a la casa a tomar su prenda exterior de vestir.” (Mat. 24:17, 18) Como resultado, centenares de cristianos obedientes, y quizás miles, salieron de prisa tan pronto como Galo y sus ejércitos se retiraron, llevando consigo pocas posesiones. Era bueno que no llevaran mucha carga, porque el viaje era largo, el terreno escabroso y las condiciones del tiempo sin duda opresivas en aquel tiempo del año. En medio de aquellas circunstancias, fácilmente pudo haber disputas y otras dificultades entre los fugitivos. Además, había la cuestión de dónde vivirían todos.

      22. (a) ¿Qué condiciones existían entonces por toda aquella zona? (b) ¿Por qué fue vital que los cristianos aplicaran entonces la amonestación de Pedro?

      22 Finalmente quizás erigieron refugios provisionales alrededor de Pela; posiblemente establecieron alguna clase de campamento para refugiados en las montañas allí. No lo sabemos. Pero sea cual haya sido el caso, la situación era difícil para ellos. Era un tiempo de escaseces y penalidad por toda aquella zona. ¡El fin de todo aquel sistema judío estaba cerca! Por lo tanto, ¡qué apropiado este estímulo inspirado de Pedro a los lectores de su carta, que eran “residentes temporales”: “El fin de todas las cosas se ha acercado. . . . Ante todo, tengan amor intenso los unos para los otros”! (1 Ped. 1:1; 4:7, 8) Con ese amor, los cristianos no serían egoístas ni estarían exasperándose unos a otros, sino que compartirían las cosas unos con otros y se edificarían y fortalecerían para aguantar las circunstancias penosas a las que se enfrentaran.

      POR QUÉ ES VITAL AHORA EL AMOR INTENSO

      23. ¿Tienen significado para nosotros hoy día las advertencias bíblicas en cuanto a la proximidad del fin?

      23 Sin embargo, no queremos solo mirar atrás a aquel tiempo. Pues la profecía de Jesús tocante a “la conclusión del sistema de cosas” tiene aplicación hoy día; de hecho, es ahora que tiene aplicación principal. Y también la tiene la advertencia similar de Pedro de que “el fin de todas las cosas se ha acercado.” ¡El propósito de Dios es exterminar a todo este sistema inicuo e introducir sus ‘nuevos cielos y nueva tierra’ en el futuro inmediato! (Mat. 24:3-22; 2 Ped. 3:13) ¡De modo que vivimos en un tiempo en que la horrible destrucción de Jerusalén y sus inmediaciones será insignificante en comparación con la “grande tribulación” que tan cerca está ahora! Las pruebas a que la mayor parte de los cristianos tendrán que enfrentarse durante la venidera “grande tribulación” quizás sean similares a las que se aguantaron en dos ocasiones recientes.

      24, 25. (a) ¿Qué experiencia aguantaron los Testigos de Malawi, y por qué fue importante para ellos la obediencia a la amonestación de Pedro? (b) ¿Qué autoexamen sería prudente que hiciéramos?

      24 La primera de éstas tuvo que ver con los testigos de Jehová de Malawi. Bajo los titulares “Testigos de Jehová... huyendo por sus vidas,” el Times de Nueva York del 22 de octubre de 1972 informó: “La semana pasada, del diminuto país de Malawi, en África Oriental, llegaron informes de hostigamiento en masa . . . la violación de miembros femeninos del grupo, la quema de hogares de los Testigos y lo que equivalió a la expulsión por la fuerza de la mayoría de los 23.000 adherentes que vivían en el país.” Debido a su fidelidad a la ley de Dios, los Testigos de Malawi se vieron echados al otro lado de la frontera y obligados a entrar en un enorme campamento para refugiados donde, al principio, hubo graves escaseces de las cosas necesarias de la vida. Muchos murieron debido a las penalidades. ¡Qué importante, en medio de esas circunstancias penosas, prestar atención al consejo inspirado: “Ante todo, tengan amor intenso los unos para los otros”!

      25 La mayoría de los Testigos de Malawi salieron de su experiencia fieles a Dios y espiritualmente fuertes, y lo que ciertamente ayudó fue que obedecieron el consejo bíblico que ya hemos mencionado. Pero ¿qué hay de nosotros mismos? ¿Estamos preparándonos para las pruebas que nos esperan? ¿Estamos cultivando un sentimiento intenso de tierno cariño unos a otros, como el que José sintió para con su hermano, como el que Jonatán sintió para con David, y como el que Jehová Dios siente para con su Hijo amado Jesucristo? El ejercer esa clase de amor es verdaderamente vital en estos “últimos días.”

      26, 27. (a) ¿Qué aconteció en diciembre de 1972 en Managua, Nicaragua, y de qué podría ser esto un precedente en pequeña escala? (b) ¿Cómo se mostraron los testigos de Jehová amor unos a otros durante aquel desastre de Managua?

      26 Las dificultades del porvenir quizás también hayan tenido precedente en un desastre que se informó en ¡Despertad! del 8 de mayo de 1973, que decía: “El cartel todavía está en pie. En testimonio mudo declara: MANAGUA, 404.700 HABITANTES. Y en el centro de la ciudad otro centinela silente da testimonio. El reloj de la puerta principal del Palacio Nacional permanece parado a las 12:35. En esa hora temprana de la mañana del sábado, 23 de diciembre de 1972, mientras todavía estaba oscuro, la capital de Nicaragua pereció en un aterrorizador terremoto.” Sí, la ciudad simplemente cesó de funcionar... las cañerías no funcionaban, la electricidad se fue, casi todo se detuvo. Pronto esto sucederá, pero no solo a una ciudad, pues ciudad tras ciudad tras ciudad se vendrá abajo... ¡el entero sistema de cosas morirá! En medio de esas circunstancias, ¿qué es vital que ejerzamos?

      27 Muchos centenares de testigos de Jehová de Nicaragua y países cercanos demostraron su amor intenso, como informó Despertad!: “Inmediatamente comenzaron a hacerse esfuerzos para cuidar de estos Testigos [afectados por el terremoto] y sus familias. El genuino amor que existe entre el pueblo de Dios ciertamente se puso de manifiesto. Para la tarde del sábado un Testigo llegó con un camión y más de 1.000 litros de agua procedente de una congregación a 26 kilómetros de distancia. . . . Entonces a las 10 de la noche los primeros dos camiones cargados de suministros llegaron, procedentes de los testigos de Jehová en Liberia, Costa Rica. Poco después, otros dos camiones llegaron procedentes de Testigos en Tegucigalpa, Honduras. ¡Así es que más o menos veinticuatro horas después del desastre había alimento, ropa, medicina, agua y gasolina a la mano!”

      28. (a) ¿Qué podemos aprender de esa experiencia de Managua? (b) ¿De qué otras maneras han estado recibiendo entrenamiento los testigos de Jehová en mostrarse amor unos a otros?

      28 Esa experiencia puede enseñarnos algo. Cuando en todas partes están aconteciendo grandes dificultades y desastres, lo que más necesitamos, ante todo, es amor intenso de unos a otros. Y cuando pensamos en ello, ¿no hemos estado recibiendo, como testigos de Jehová, entrenamiento para enfrentarnos a esas circunstancias? Con regularidad nos reunimos en asambleas, grandes y pequeñas, donde recibimos excelente instrucción y estímulo para amarnos unos a otros. También, hemos tenido cafeterías para alimentarnos unos a otros, y hemos suministrado hospitalariamente alojamiento para compañeros cristianos en nuestros hogares. Realmente, ¡qué excelente entrenamiento en amor y cuidado de unos a otros! Pero tenemos que continuar expresando esta maravillosas cualidad de amor con la cual Dios dotó a las criaturas humanas, pero que ha sido tan deformada y pervertida por aproximadamente 6.000 años de pecado e imperfección. Es importante que continuemos cultivando amor intenso de unos a otros ahora, porque el fin de todas las cosas se ha acercado.

  • El amor cubre una multitud de pecados
    La Atalaya 1975 | 15 de octubre
    • El amor cubre una multitud de pecados

      “Tengan amor intenso los unos para los otros, porque el amor cubre una multitud de pecados.”—1 Ped. 4:8.

      1, 2. (a) ¿Qué males cometemos todos, y por qué hasta pudiéramos cometerlos con mayor frecuencia? (b) ¿Qué nos ayudará a resolver los problemas que se presentan?

      ¿LE HA hablado usted alguna vez mordazmente a alguien, para inmediatamente desear no haberlo hecho? ¿O ha obrado alguna vez con falta de bondad de alguna otra manera, para luego pesarle haberlo hecho? Sin duda todos nosotros hemos hecho eso. Y a medida que aumentan las presiones y penalidades a las cuales se nos somete mientras más se acerca el fin de este sistema de cosas, es posible que las ocasiones en que nos lastimemos u ofendamos unos a otros se hagan más frecuentes. Por eso, ¿qué debemos hacer al presentarse problemas?

      2 Al buscar una respuesta a esto es provechoso echar un vistazo más de cerca a lo que se dice en 1 Pedro 4:7, 8. Allí se menciona que, puesto que el fin de todas las cosas se ha acercado, debemos ‘ser de juicio sano,’ “vigilantes en cuanto a oraciones,” pero especialmente debemos ‘tener amor intenso los unos para los otros.’ Ahora note la razón que se da en cuanto a por qué este amor es tan importante. El relato dice: “Porque el amor cubre una multitud de pecados.” Es muy importante considerar este aspecto.

      3. (a) ¿A qué hecho tenemos que enfrentarnos todos? (b) ¿Qué observación correcta hace la Biblia acerca de nosotros?

      3 Tenemos que enfrentarnos al hecho de que, debido a la desobediencia e imperfección de nuestros padres originales, Adán y Eva, todos hemos heredado una inclinación hacia la conducta mala o el pecado. (Rom. 5:12) Todos con frecuencia erramos el blanco de lo que es justo. Dentro de nosotros hay una propensión a ser envidiosos, a sentirnos provocados, a jactarnos, a no estar dispuestos a perdonar, etcétera. Y ¿no nos encolerizamos con nosotros mismos cuando a veces cedemos a estas inclinaciones pecaminosas? Sin embargo estas tendencias malas existen, y sencillamente tenemos que comprender que, en ciertas ocasiones, se van a expresar en palabras y acciones. El discípulo Santiago, escribiendo bajo inspiración de Dios, observó correctamente: “Todos tropezamos muchas veces. Si alguno no tropieza en palabra, éste es varón perfecto.” Pero nadie es perfecto. “No hay hombre que no peque,” dice la Biblia.—Sant. 3:2; 1 Rey. 8:46.

      4. (a) ¿Cómo no deberíamos reaccionar al ocurrir pecados, y qué, más bien, deberíamos hacer? (b) ¿Qué nos ayudará a examinar las cosas con apego a la realidad al surgir problemas?

      4 Por eso es importante que veamos la realidad tal como es en cuanto a nuestras relaciones de unos con otros. Las inclinaciones pecaminosas van a expresarse de alguna manera entre los cristianos, prescindiendo de con cuánto vigor ellos traten de impedir que esto suceda. (Rom. 7:15-20) No debemos escandalizarnos ni preocuparnos terriblemente, de modo que quizás lleguemos a la conclusión de que estos males son una indicación de que no estamos asociados con la congregación cristiana verdadera. No; más bien, debemos buscar evidencia de que el amor ha cubierto estos pecados. Por lo tanto, es vital que ejerzamos amor para probar que formamos parte de la congregación cristiana verdadera. Sin embargo, no siempre es fácil hacer lo correcto y amoroso. La Biblia nos ayuda a comprender esto. Nos da discernimiento en cuanto a cosas que sucedieron dentro de la congregación cristiana del primer siglo que pueden ayudarnos a examinar las cosas con punto de vista práctico, apegado a la realidad, a fin de que podamos mantenernos en equilibrio si surgen problemas.

      MUJERES DE FILIPOS Y SU PROBLEMA

      5. (a) Suministre algunos datos relacionados con la congregación filipense. (b) ¿Qué clase de carta escribió el apóstol Pablo a la congregación?

      5 Primero, consideremos una circunstancia que se desarrolló dentro de la congregación cristiana de Filipos, la ciudad principal del distrito de Macedonia. El apóstol Pablo estableció esta congregación en 50 E.C. en su visita durante su segunda gira misional. (Hech. 16:11-40) Unos cuantos años después, en el transcurso de su tercera gira misional, Pablo evidentemente pudo visitar de nuevo a la congregación filipense. (Hech. 20:1-6) Luego, unos diez años después de haber establecido la congregación, los actos extraordinarios de bondad y celo cristianos de los filipenses movieron a Pablo a escribirles una conmovedora carta de amor y estímulo. Les expresó mucho encomio de principio a fin, con solo una breve insinuación de corrección hacia el fin de su carta.

      6. ¿Qué escribió Pablo concerniente a Evodia y Síntique, y qué preguntas hace surgir esto?

      6 Pablo escribió: “Por consiguiente, hermanos míos amados y anhelados, mi gozo y corona, estén firmes de esta manera en el Señor, amados.” Pero ahora note su siguiente declaración: “A Evodia exhorto y a Síntique exhorto a que sean de la misma mente en el Señor.” (Fili. 4:1, 2) ¿Por qué dijo esto Pablo? ¿Por qué dio estímulo para que la congregación ‘estuviera firme de esta manera en el Señor,’ y entonces escogió a estas dos mujeres, Evodia y Síntique, y las exhortó a ser de la misma mente en el Señor?

      7. (a) ¿Qué pudiera haber hecho que estas dos mujeres no fueran de la misma mente en el Señor? (b) ¿Qué indica quizás el hecho de que Pablo supiera acerca de la actitud de ellas?

      7 Está claro que había algún problema entre estas dos mujeres; evidentemente no había unión mental entre ellas. Ahora bien, la Biblia no nos dice en qué consistía la dificultad, ni qué había llevado al problema entre ellas. Quizás existían celos entre ellas de alguna manera. Quizás las dos hayan sido de personalidad fuerte, y es probable que sencillamente se hubieran irritado una a la otra a tal grado de que ya no se hablaban. Pero, prescindiendo del problema, había alguna fricción envuelta en aquella situación, porque no eran “de la misma mente en el Señor.” Y Pablo supo de ello a centenares de kilómetros de distancia, en Roma, desde donde estaba escribiendo, lo cual indica que la dificultad ya era de larga duración y era bastante conocida entre los hermanos.

      8. (a) Básicamente, ¿qué clase de mujeres eran Evodia y Síntique, y qué indica esto? (b) ¿Qué lección podemos sacar de esa experiencia del primer siglo?

      8 Sin embargo, al mismo tiempo, éstas eran básicamente cristianas buenas. Ambas servían a Jehová Dios con sus hermanos y hermanas. Pues Pablo pasa a escribir a la congregación: ‘Sigue prestando ayuda a estas mujeres que se han esforzado lado a lado conmigo en las buenas nuevas.’ (Fili. 4:3) Por consiguiente Evodia y Síntique habían sido cristianas por algún tiempo, pues habían trabajado antes con Pablo para dar adelanto a la obra de predicar. Pero ahora tenían un problema. Por eso, pues, si dificultades como ésta existieron en la congregación del primer siglo, ¿debería preocuparnos excesivamente el que hoy ocurrieran dificultades similares? Pero no solo hubo problemas como éste entre mujeres.

      DIFICULTADES ENTRE ANCIANOS CRISTIANOS

      9, 10. (a) ¿Qué le había sucedido a Juan Marcos durante el primer viaje misional de Pablo y Bernabé? (b) ¿Por qué pudo Bernabé haber querido llevar consigo a Marcos en el segundo viaje misional, y sin embargo, qué pensó Pablo?

      9 Ancianos cristianos, también, tuvieron problemas, hasta ancianos prominentes. Considere al apóstol Pablo y su primer compañero de viaje, Bernabé, por ejemplo. Habían terminado su primera gira misional y establecido varias congregaciones cristianas, y ahora estaban considerando la segunda gira, como explica la Biblia: “Después de algunos días dijo Pablo a Bernabé: ‘Sobre todo, volvamos y visitemos a los hermanos en cada una de las ciudades en las cuales publicamos la palabra de Jehová para ver cómo están.’” (Hech. 15:36) En aquel primer viaje Juan Marcos los había acompañado, pero por alguna razón que no se revela, el relato dice: “Juan se retiró de ellos y se volvió a Jerusalén,” donde vivía su madre María.—Hech. 13:13.

      10 De modo que, mientras Pablo y Bernabé consideraban su segunda gira misional, surgió el nombre de Marcos. La Biblia nos dice lo que sucedió: “Por su parte, Bernabé estaba determinado a tomar consigo también a Juan, que se llamaba Marcos. Pero a Pablo no le pareció propio tomar consigo a éste, puesto que se había apartado de ellos desde Panfilia y no había ido con ellos a la obra.” (Hech. 15:37, 38) De modo que aquí hubo una diferencia de opinión. Quizás Bernabé haya creído que Marcos había tenido una buena excusa para regresar a Jerusalén durante la primera gira; posiblemente su madre estaba enferma y él regresó para estar con ella. No sabemos. Pero, por otra parte, si Marcos de veras se había ido en un paso precipitado, inexcusable, Bernabé evidentemente opinaba que Marcos había aprendido una lección y esta vez se adheriría a la obra. Pero a Pablo no le pareció así. No quería que Marcos los acompañara. Ahora bien, ¿no pensaría usted que estos dos ancianos cristianos maduros podrían zanjar de manera amable un desacuerdo como aquél? Sin embargo ¿qué sucedió?

      11. (a) ¿En qué resultó este desacuerdo entre Pablo y Bernabé a causa de Marcos? (b) ¿Demostró esta dificultad entre ancianos cristianos que no eran siervos del Dios verdadero?

      11 La Biblia dice: “Con esto ocurrió un agudo estallido de cólera, de modo que se separaron el uno del otro; y Bernabé tomó consigo a Marcos y se embarcó para Chipre. Pablo eligió a Silas y se fue después.” (Hech. 15:39, 40) ¡Imagínese eso! Aquí dos ancianos prominentes tuvieron, no simplemente una altercación leve, sino “un agudo estallido de cólera” entre ellos, y a causa de un asunto aparentemente tan pequeño. De modo que se separaron, manifiestamente sin los mejores sentimientos cada uno en cuanto al otro. Si usted hubiese estado allí y hubiese visto esto, ¿habría llegado a la conclusión de que ciertamente ésta no podía ser la organización de Dios, debido a la manera en que habían obrado estos ancianos prominentes?

      12. ¿Qué pecado cometió Pedro durante una visita a Antioquía, y qué le hizo obrar de esta manera?

      12 O considere otra clase de experiencia, algo diferente, que aconteció en Antioquía. Cuando el apóstol Pedro visitó esta ciudad de Siria, se asoció con la entera congregación, de modo que con denuedo comió y estuvo con toda libertad en reuniones sociales en los hogares de los creyentes gentiles. Sabía que esto era apropiado, puesto que, años antes, había recibido dirección divina para predicarle a Cornelio, que llegó a ser el primer converso gentil incircunciso al cristianismo. Sin embargo, cuando visitaron a Antioquía desde Jerusalén unos cristianos judíos que venían de Santiago el medio hermano de Jesús, Pedro, por temor de ser criticado por “los de la clase circuncisa,” empezó a retirarse y separarse de los cristianos gentiles. Otros cristianos judíos circuncisos de aquel lugar empezaron a hacer lo mismo. Esto claramente no estaba bien. Era un pecado de parte de Pedro causar aquella división en la congregación cristiana.

      13. (a) ¿Cómo reaccionó Pablo cuando estuvo en Antioquía y vio lo que estaba sucediendo? (b) ¿Por qué fue hipócrita Pedro en sus acciones, y sin embargo qué le parecería el ser corregido delante de toda la congregación?

      13 Para este tiempo el apóstol Pablo también estuvo en Antioquía, y se encolerizó al ver lo que sucedía. En su carta a los gálatas, explicó: “Cuando yo vi que no estaban andando rectamente conforme a la verdad de las buenas nuevas, le dije a Cefas [Pedro] delante de todos ellos: ‘Si tú, aunque eres judío, vives como las naciones, y no como los judíos, ¿cómo es que obligas a la gente de las naciones a vivir conforme a la práctica judía?’” (Gál. 2:11-14) Pedro sabía que la ley mosaica ya no estaba en vigor, y había mostrado esto antes al haberse asociado con plena libertad con los gentiles. (Hech. 10:28, 29) Sin embargo ahora, por temor, estaba volviendo a instituir las divisiones que se estipulaban bajo la ley mosaica, la cual Ley, sin embargo, él sabía que ya no aplicaba a los cristianos judíos. (Efe. 2:13-18) De modo que su “retirarse y . . . separarse” de los cristianos gentiles fue claramente un acto de hipocresía impulsado por temor de lo que ciertos cristianos judíos, especialmente los de Jerusalén, pudieran pensar de él. Y por eso Pablo, delante de toda la congregación, puso de manifiesto la hipocresía de Pedro. ¿Cómo se hubiera sentido usted si hubiera sido Pedro?—Heb. 12:11.

      DEJANDO QUE EL AMOR CUBRA LOS PECADOS

      14. (a) ¿Cómo pudiera haberse sentido Pedro en cuanto a recibir esta corrección de Pablo? (b) Sin embargo, ¿qué actitud posterior para con Pablo indica que Pedro dejó que quedara cubierto por el amor este pecado suyo?

      14 Piense en cómo pudo haberse sentido Pedro. Él era prominente entre los apóstoles, pues anteriormente Jesucristo mismo le había confiado privilegios de servicio especiales. (Mat. 16:18, 19; Hech. 2:14-41; 10:34-48) Pablo era más nuevo en la organización cristiana, y ahora aquí estaba delante de la entera congregación resistiendo a Pedro cara a cara. ‘¡Cómo se atreve Pablo a hablarme así delante de la congregación!’ pudiera haber pensado con indignación Pedro. Pero no, Pedro era humilde. Aceptó la corrección, y no permitió que hiciera que su amor a Pablo se enfriara. Pues note cómo Pedro se refiere más tarde a Pablo en una carta de estímulo a compañeros cristianos: “Consideren la paciencia de nuestro Señor como salvación, así como también nuestro amado hermano Pablo según la sabiduría que le fue dada les escribió.” (2 Ped. 3:15) Sí, Pedro permitió que el problema, que en este caso había sido resultado de su propio pecado, quedara cubierto por el amor. ¡Ciertamente Pedro demostró la cualidad que distingue a la congregación cristiana verdadera!

      15. (a) ¿Se arregló la dificultad entre Pablo y Bernabé? ¿Qué indica si se arregló o no? (b) ¿Qué evidencia hay de que Pablo haya reconocido algún juicio equivocado en cuanto a Marcos?

      15 ¿Qué hay del problema que hubo entre Pablo y Bernabé con relación a llevar con ellos a Marcos? ¿Quedó cubierto con el tiempo por el amor este problema, que culminó en un agudo estallido de cólera? Sí, evidentemente. Pues más tarde cuando Pablo escribió a la congregación corintia mientras efectuaba trabajo misional en Éfeso llamó a Bernabé, junto con Pedro y los otros apóstoles, un allegado colaborador. (1 Cor. 9:5, 6) Pablo evidentemente reconoció cualquier juicio equivocado que hubiera hecho de Marcos, y posiblemente pidió disculpas humildemente tanto a Marcos como a Bernabé. Pues más tarde Pablo se expresa con gran estima de Marcos. De hecho, en una de sus cartas a Timoteo escribió: “Solo Lucas está conmigo. Toma a Marcos y tráelo contigo, porque me es útil para servir.”—2 Tim. 4:11; Col. 4:10.

      16. (a) ¿Es razonable suponer que Evodia y Síntique zanjaron sus desacuerdos? (b) Sin embargo, posiblemente, ¿qué actitud incorrecta pudieran haber manifestado?

      16 Bueno, ¿qué hay de Evodia y Síntique? ¿Zanjaron sus desacuerdos, permitiendo que el amor cubriera cualesquier pecados que hubieran cometido una contra la otra? La Biblia no nos dice qué les sucedió finalmente. Pero en vista de que eran buenas mujeres que se habían esforzado lado a lado con Pablo en su ministerio cristiano, pudiéramos razonablemente suponer que aceptaron humildemente el consejo que se les dio. Cuando se leyó la carta de Pablo, casi podemos verlas en la imaginación yendo una a la otra después de la reunión y arreglando su problema con un espíritu de amor. Por otra parte, el consejo dado pudiera haberlas endurecido. Pudieran haber adoptado una actitud que pudiera expresarse así: ‘¿Qué derecho tiene Pablo a escribir acerca de nuestro problema a toda la congregación?’ Y así sus desacuerdos pudieran haber quedado sin resolverse, y hasta pudieran haber empeorado. ¿Qué hay si esto hubiese sucedido?

      17. (a) Si Evodia y Síntique no zanjaron sus desacuerdos, ¿qué cosas pudieran haber ocurrido, posiblemente? (b) ¿Podemos aprender algo hoy de eso que pudo haber sucedido?

      17 Bueno, esta carta a los filipenses se escribió alrededor de 60 E.C. Unos cuantos años después, en 64 E.C., el emperador romano Nerón, según se informa, incendió a Roma y culpó a los cristianos de haberlo hecho. Poco después estalló gran persecución contra los cristianos. ¿Qué hay si esta persecución también se hubiese esparcido a Filipos, y Evodia y Síntique hubiesen sido echadas en prisión, tal como, años antes, Pablo y Silas habían sido encarcelados allí? (Hech. 16:19-34) ¿Qué hay si se les hubiese puesto en la misma prisión, y en la misma celda juntas? Pues bien, si no fueran de la misma mente, y si sus desacuerdos se hubiesen convertido en odio de una para con la otra, ¿qué pudiera haber sucedido? Pudieran haberse derribado espiritualmente una a la otra, y quizás haber arruinado cada una la relación de la otra con Jehová Dios. ¡Qué triste hubiera sido eso! ¡Y qué triste será hoy si no tenemos amor intenso unos a otros cuando la “grande tribulación” le sobrevenga a este sistema de cosas!—Mat. 24:21.

      EL AMOR ES VITAL AL ACERCARSE EL FIN

      18. (a) ¿Qué es necesario que aprendamos a hacer? (b) Al acercarse el fin, ¿qué posible situación mundial da énfasis a la necesidad de amar a los hermanos y las hermanas de nuestra propia congregación?

      18 Esto es algo que merece nuestra seria consideración. El fin de todas las cosas se ha acercado, y es necesario que cultivemos amor intenso para cubrir la “multitud de pecados” que todos tenemos. (Sant. 3:2) Es necesario que aprendamos a amar a nuestros hermanos y hermanas a pesar de sus defectos de personalidad, sus hábitos que tiendan a irritar, u otros rasgos en cuanto a ellos que quizás nos sean desagradables. Pues piense en ello: A medida que este sistema se acerca a su derrumbe total en la “grande tribulación,” y las comunicaciones sin duda se descompongan y los medios modernos de viaje se hagan imposibles, ¿con quiénes podremos comunicarnos para ofrecerles ayuda y recibir ayuda de ellos? No con nuestros hermanos de una congregación a mil kilómetros de distancia, cien kilómetros de distancia, o quizás hasta veinte o diez kilómetros de distancia. No; más bien, Jehová Dios ha suministrado compañeros cristianos en nuestra propia congregación para fortalecernos y ayudarnos. Es particularmente a estas personas que están cerca de nosotros, nuestros asociados cristianos allegados, que tenemos que amar y es por ellas que necesitamos ser amados. ¡Qué importante resultará ser esta relación estrecha en los tiempos dificultosos del porvenir!

      19. ¿Qué consecuencias pudiera haber si no tenemos intenso amor unos a otros?

      19 Si no tenemos amor intenso para con los de nuestra propia congregación, las consecuencias pueden ser muy malas. El apóstol Pablo mostró esto cuando escribió a los cristianos de Galacia, que evidentemente estaban encontrando alguna dificultad en llevarse bien juntos. Instó: “Mediante el amor, sírvanse como esclavos unos a otros. Porque toda la Ley queda cumplida en un dicho, a saber: ‘Tienes que amar a tu prójimo como a ti mismo.’ Pero si ustedes siguen mordiéndose y devorándose unos a otros, cuidado que no sean aniquilados los unos por los otros.” (Gál. 5:13-15) Sí, si no tenemos amor unos a otros, podemos derribar y hasta arruinar la relación de unos y otros con Jehová. ¡Esto podría resultar en que no pasáramos con vida a través de la “grande tribulación” que tanto se ha acercado!

      20. ¿Cómo muestra la Biblia que el amor a Dios tiene que estar acompañado de amor a nuestros hermanos?

      20 Por eso, pues, en realidad tenemos que trabajar en cultivar amor unos a otros. Sencillamente no podemos estar practicando la verdad, y al mismo tiempo estar guardando rencor contra nuestros hermanos, o tratándolos de manera desamorosa de otras maneras. La Biblia se expresa muy claramente sobre este asunto, diciendo: “Si alguno hace la declaración: ‘Yo amo a Dios,’ y sin embargo está odiando a su hermano, es mentiroso. Porque el que no ama a su hermano, a quien ha visto, no puede estar amando a Dios, a quien no ha visto. Y este mandamiento lo tenemos de él, que el que ama a Dios esté amando también a su hermano.” No hay duda en cuanto a ello: estamos bajo obligación de amarnos unos a otros.—1 Juan 4:20, 21; 3:14-16.

      APRENDA DE LOS MEJORES MAESTROS

      21. (a) ¿Qué pudieran pensar algunos en cuanto a sus hermanos cristianos? (b) Sin embargo, ¿qué ejemplo de mostrar amor suministra Jehová Dios?

      21 Pero quizás alguien diga: “Usted no entiende. Ciertos individuos de nuestra congregación no obran como cristianos verdaderos. Son muy exasperantes y ofensivos en su modo de ser.” Puede ser que a algunas personas les falte mucho en el desarrollo de cualidades cristianas verdaderas. Sin embargo Jehová Dios, nuestro Creador perfecto, las ama. Él no espera hasta que casi estamos perfectos, ni siquiera hasta que comenzamos a rehacer nuestra personalidad para amoldarnos a sus caminos, para amarnos. No; más bien, la Biblia dice: “Dios recomienda su propio amor a nosotros en que, siendo nosotros todavía pecadores, Cristo murió por nosotros.” (Rom. 5:8) Sí, mientras nos encontrábamos todavía hundidos en un derrotero de maldad y teníamos disposiciones ofensivas, egoístas, Jehová nos amó. Este es el ejemplo que se nos invita a seguir al mostrar amor.—Efe. 5:1, 2.

      22, 23. (a) ¿Qué rasgo malo se manifiestó entre los apóstoles de Jesús cerca de Capernaum? (b) ¿Cómo se manifiestó nuevamente este rasgo, y qué consejo dio Jesús?

      22 Jesucristo, también, nos puso un ejemplo maravilloso en este asunto. Reunió en torno de sí discípulos que básicamente eran buenos hombres. Sin embargo, tenían malos rasgos. Por ejemplo, en el camino que daba hacia Capernaum, se pusieron a discutir. El relato bíblico dice: “Entraron en Capernaum. Ahora bien, cuando [Jesús] estuvo en la casa les hizo la pregunta: ‘¿Qué discutían en el camino?’ Se quedaron callados, porque en el camino habían discutido entre sí sobre quién era el mayor.” De modo que Jesús puso a un niñito en medio de ellos, lo rodeó con los brazos, y dijo a sus discípulos que tenían que humillarse como niñitos y no buscar prominencia.—Mar. 9:33-37; Mat. 18:1-6.

      23 Sin embargo, sucedió que, no habiendo pasado mucho tiempo desde eso, cuando se acercaban a Jerusalén, los apóstoles Santiago y Juan vinieron a Jesús y le pidieron las dos posiciones más prominentes en su reino, una a su derecha y la otra a su izquierda. La Biblia dice: “Ahora bien, cuando los otros diez oyeron de esto, comenzaron a indignarse contra Santiago y Juan.” De modo que Jesús les habló otra vez acerca de este rasgo malo que entonces existía en ellos. Les dijo: “Ustedes saben que los que parecen gobernar las naciones se enseñorean de ellas, y sus grandes ejercen autoridad sobre ellas. No es así entre ustedes; antes, el que quiera llegar a ser grande entre ustedes tiene que ser ministro de ustedes, y el que quiera ser el primero entre ustedes tiene que ser el esclavo de todos.”—Mar. 10:35-45.

      24. (a) ¿Qué ejemplo de humildad puso Jesús para sus apóstoles en su última Pascua juntos, y, sin embargo, en cuanto a qué estuvieron discutiendo poco después de aquello? (b) ¿Cómo continuó Jesús mostrando amor a sus apóstoles, y con qué resultado?

      24 Probablemente fue un poco más de una semana después que Jesús se reunió con sus discípulos para comer con ellos su última Pascua. Conocía el problema que existía entre ellos; de modo que aparentemente para el principio de aquella última cena juntos, ¿qué hizo Jesús? Tomó una palangana, la llenó de agua, ¡y se dirigió a cada uno de los apóstoles y les lavó los pies! (Juan 13:4-17) ¡Qué excelente ejemplo de humildad para que ellos lo siguieran! Sin embargo ¿qué sucedió más tarde, durante aquella misma noche? La Biblia nos dice: “Sin embargo, también se suscitó entre ellos una disputa acalorada sobre quién de ellos parecía ser el mayor.” (Luc. 22:24) ¿Puede usted imaginarse una cosa como ésa? Sin embargo Jesús no lanzó las manos al aire disgustado y dijo: ‘Ustedes no tienen remedio. Me doy por vencido. Nunca aprenderán a ser mis seguidores verdaderos.’ No; mientras todavía manifestaban aquellos rasgos pecaminosos, Jesús los amó. Continuó exhortándolos y aconsejándoles. (Luc. 22:25-27) Y finalmente aprendieron, y más tarde trabajaron juntos en unidad, sin que ninguno de ellos buscara ambiciosamente prominencia y prestigio.

      25. (a) ¿Qué bien resultará de dejar que el amor cubra los pecados? (b) ¿Por qué es tan vital que tengamos amor intenso unos a otros ahora?

      25 El amor ciertamente cubre “una multitud de pecados.” De hecho, al ejercerlo —sabiendo perdonar, y ayudándonos y amonestándonos unos a otros— impediremos que los pecados causen algún daño o dificultad permanentes. Jamás olvide lo que el apóstol Pedro escribió en cuanto a la importancia del amor en este tiempo crítico de la historia: “El fin de todas las cosas se ha acercado,” dijo. “Sean de juicio sano, por lo tanto, y sean vigilantes en cuanto a oraciones. Ante todo, tengan intenso amor los unos para los otros, porque el amor cubre una multitud de pecados.” Ciertamente es necesario que ejerzamos amor intenso ahora. Nuestra mismísima supervivencia para entrar en el justo nuevo sistema de Dios depende de que procedamos así.—1 Ped. 4:7, 8.

      [Ilustración de la página 636]

      Para ayudar a sus discípulos a vencer un mal rasgo, Jesús puso a un niño en medio de ellos y les dijo que les era necesario humillarse como niñitos

  • ¿Puede usted esperar en Jehová?
    La Atalaya 1975 | 15 de octubre
    • ¿Puede usted esperar en Jehová?

      “PERO en cuanto a mí, es por Jehová que me mantendré vigilante. Ciertamente mostraré una actitud de espera por el Dios de mi salvación. Mi Dios me oirá.” Así habló el profeta Miqueas.—Miq. 7:7.

      ¿Tiene usted fuerte esperanza en Dios como él la tuvo? ¿Puede usted esperar en Jehová? Cuando espera algo deseable que no está inmediatamente dentro de su alcance, ¿muestra usted impaciencia pueril o manifiesta confianza tranquila en Jehová? Cuando usted se enfrenta a la adversidad, ¿‘muestra una actitud de espera por el Dios de su salvación’?

      El esperar no siempre es fácil. Especialmente es cierto esto cuando uno ha esperado algo por largo tiempo. Como dice el proverbio inspirado: “La expectativa postergada enferma el corazón.” (Pro. 13:12) No obstante, el tiempo avanza a un paso constante, y nos vienen bendiciones cuando hacemos todo cuanto podemos por asegurar un resultado favorable y tomamos en consideración la voluntad de Jehová para nosotros al forjar planes. A veces, también, recibimos bendiciones inesperadas, de una dirección enteramente no esperada, y por éstas también estamos agradecidos a Jehová.

      A veces nos topamos con situaciones que están más allá de nuestra capacidad humana para resolverlas. ¿Qué hay entonces? Espere en Jehová... sí, ¡“Espera en Jehová”! No lo haga sentándose ociosamente, sino ore encarecidamente a Jehová para que dirija los asuntos y luego deje confiadamente el resultado en las manos de él.—Sal. 27:14; Pro. 20:22.

      Es vital reconocer que, aunque Jehová sabe que necesitamos ciertas cosas, él no siempre abre el camino para que tengamos inmediatamente todas las cosas que esperamos. Entre otras cosas quizás no estemos listos para la responsabilidad que acompaña al don o privilegio deseado. Por eso se necesita paciencia.

      A veces, también, quizás nos parezca que necesitamos una cosa en particular, pero quizás no la necesitamos realmente; puede que verdaderamente sea perjudicial para nosotros. En este caso Jehová no abre el camino para que la tengamos. Por supuesto, por esfuerzo persistente con el tiempo podemos realizar un deseo injusto o imprudente, pero no hallaremos felicidad o satisfacción verdaderas de esta manera. Más bien, nos acarreamos penalidad e inquietud innecesarias por motivo de no percibir la voluntad de Jehová para nosotros y esperar en él.

      ¿Eres joven? Entonces quizás seas como la mayoría de los jóvenes que desean crecer rápidamente a fin de tener privilegios y derechos de los que disfrutan los adultos. Algunos jóvenes opinan que el control de

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