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  • Libro bíblico número 61: 2 Pedro
    “Toda Escritura es inspirada de Dios y provechosa”
    • 5. ¿Qué advertencia da Pedro contra los falsos maestros, y qué ilustraciones convincentes usa respecto a lo seguros que son los juicios de Dios contra tales hombres?

      5 Vigorosa advertencia contra los falsos maestros (2:1-22). Falsos profetas y maestros introducirán sectas destructivas, fomentarán la conducta relajada y traerán oprobio a la verdad. Pero su destrucción no dormita. Dios no se contuvo de castigar a los ángeles que pecaron ni de traer un diluvio en los días de Noé ni de reducir a cenizas a Sodoma y Gomorra. Pero libró al predicador Noé y al justo Lot, de modo que “Jehová sabe librar de la prueba a personas de devoción piadosa, pero reservar a personas injustas para el día del juicio para que sean cortadas de la existencia”. Pues esos injustos son osados, voluntariosos, como animales irracionales, ignorantes, habladores injuriosos, gente que se deleita en enseñanzas engañosas, adúlteros, codiciosos y semejantes a Balaam al amar la paga de la maldad. Prometen libertad, pero ellos mismos son esclavos de la corrupción. Mejor les hubiera sido no haber conocido la senda de la justicia, pues les ha sucedido el dicho: “El perro ha vuelto a su propio vómito, y la cerda bañada a revolcarse en el fango” (2:9, 22).

      6. a) ¿Por qué escribe Pedro, y qué dice sobre la promesa de Dios? b) En contraste con los burlones, ¿cómo deben manifestar vigilancia los cristianos?

      6 Tener muy presente el día de Jehová (3:1-18). Pedro escribe para despertar las facultades de raciocinio claro de los cristianos, para que se acuerden de los dichos que se les hablaron antes. En los últimos días vendrán burlones que dirán: “¿Dónde está esa prometida presencia de [Cristo]?”. A estos hombres se les escapa el hecho de que Dios destruyó al mundo de tiempos antiguos mediante agua y que “por la misma palabra los cielos y la tierra que existen ahora están guardados para fuego” y están ‘reservados para el día del juicio y de la destrucción de los hombres impíos’. Mil años son para con Jehová como un día, así que “Jehová no es lento respecto a su promesa”, sino que es paciente, pues no desea que ninguno sea destruido. Por lo tanto, los cristianos deben vigilar su conducta y practicar hechos de devoción piadosa mientras esperan y tienen muy presente la presencia del día de Jehová, por el cual los cielos serán disueltos por fuego y los elementos se derretirán con intenso calor. Pero habrá “nuevos cielos y una nueva tierra” según la promesa de Dios (3:4, 7, 9, 13).

      7. Porque tienen este conocimiento de antemano, ¿qué esfuerzo deben hacer los cristianos?

      7 Por lo tanto, ellos deben hacer lo sumo posible “para que finalmente él los halle inmaculados y sin tacha y en paz”. Deben considerar la paciencia de su Señor como salvación, así como el amado Pablo les escribió. Con este conocimiento de antemano, que se guarden para no caer de su propia constancia. “No —concluye Pedro—; sino sigan creciendo en la bondad inmerecida y en el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. A él sea la gloria tanto ahora como hasta el día de la eternidad” (3:14, 18).

      POR QUÉ ES PROVECHOSO

      8. a) ¿Qué testimonio da Pedro de la inspiración de las Escrituras Hebreas y de las Griegas? b) ¿De qué provecho será para nosotros asirnos firmemente del conocimiento exacto?

      8 ¡Cuán esencial es el conocimiento exacto! Pedro mismo entreteje en sus argumentos conocimiento exacto que ha adquirido de las Escrituras Hebreas. Testifica que estas fueron inspiradas por espíritu santo: “Porque la profecía no fue traída en ningún tiempo por la voluntad del hombre, sino que hombres hablaron de parte de Dios al ser llevados por espíritu santo”. También indica que la sabiduría de Pablo “le fue dada” (1:21; 3:15). Es muy provechoso para nosotros considerar todas estas Escrituras inspiradas y asirnos firmemente del conocimiento exacto. Entonces nunca estaremos satisfechos de nosotros mismos, como los hombres que dicen, según señala Pedro: “Todas las cosas continúan exactamente como desde el principio de la creación” (3:4). Tampoco caeremos en las trampas de falsos maestros como los que describe Pedro en el capítulo 2 de su carta. Más bien, debemos considerar de continuo los recordatorios que suministran Pedro y los demás escritores bíblicos. Estos nos ayudan a permanecer “firmemente establecidos en la verdad” y a seguir paciente y constantemente “creciendo en la bondad inmerecida y en el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo” (1:12; 3:18).

      9. ¿Qué esfuerzo solícito se nos anima a hacer, y por qué?

      9 Como ayuda para adquirir más “conocimiento exacto de Dios y de Jesús nuestro Señor”, Pedro recomienda que hagamos un esfuerzo solícito por edificar en nosotros las cualidades cristianas que él enumera en el capítulo 1, versículos 5 a 7. Luego, en el cap 1 versículo 8, añade: “Porque si estas cosas existen en ustedes y rebosan, impedirán que ustedes sean inactivos o infructíferos respecto al conocimiento exacto de nuestro Señor Jesucristo”. ¡Esto de veras es espléndido estímulo para que estemos activos como ministros de Dios en estos días críticos (1:2)!

      10. a) ¿Qué promesas destaca Pedro, y qué exhortación da con relación a ellas? b) ¿Qué seguridad da Pedro en cuanto a las profecías del Reino?

      10 ¡Cuán importante es que nos esforcemos lo sumo posible a fin de tener la seguridad de participar de “las preciosas y grandiosísimas promesas” de Jehová Dios! Por eso Pedro exhorta a los cristianos ungidos a mantener la vista fija en la meta del Reino, cuando dice: “Hagan lo sumo por hacer seguros para sí su llamamiento y selección; porque si siguen haciendo estas cosas no fracasarán nunca. De hecho, así se les suministrará ricamente la entrada en el reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo”. Entonces Pedro llama atención a la magnificencia de la gloria del Reino de Jesús, de la cual él había sido testigo ocular cuando presenció la transfiguración, y añade: “Por consiguiente, tenemos la palabra profética hecha más segura”. Es cierto: toda profecía sobre el magnífico Reino de Jehová se cumplirá de seguro. Por eso, con confianza repetimos las palabras que Pedro citó de la profecía de Isaías: “Hay nuevos cielos y una nueva tierra que esperamos según su promesa, y en estos la justicia habrá de morar”. (2 Ped. 1:4, 10, 11, 19; 3:13; Isa. 65:17, 18.)

  • Libro bíblico número 62: 1 Juan
    “Toda Escritura es inspirada de Dios y provechosa”
    • Libro bíblico número 62: 1 Juan

      Escritor: El apóstol Juan

      Dónde se escribió: Éfeso, o cerca

      Cuándo se completó: c. 98 E.C.

      1. a) ¿Qué cualidad impregna los escritos de Juan, pero qué muestra que él no era sentimental? b) ¿Por qué fueron oportunas sus tres cartas?

      JUAN, el amado apóstol de Jesucristo, amaba profundamente la justicia. Eso contribuyó a que penetrara con perspicacia en la mente de Jesús. No nos sorprende, pues, que el tema del amor domine en sus escritos. Sin embargo, Juan no era sentimental, ya que Jesús lo llamó uno de los “Hijos del Trueno [Boanerges]”. (Mar. 3:17.) De hecho, Juan escribió sus tres cartas para defender la verdad y la justicia, pues ya asomaba la apostasía que había predicho el apóstol Pablo. Las tres cartas de Juan ciertamente fueron oportunas, puesto que ayudaron a fortalecer a los cristianos primitivos en su lucha contra las intrusiones del “inicuo”. (2 Tes. 2:3, 4; 1 Juan 2:13, 14; 5:18, 19.)

      2. a) ¿Qué indica que las cartas de Juan se escribieron mucho después de Mateo, Marcos y las cartas misionales? b) ¿Cuándo y dónde probablemente se escribieron las cartas?

      2 A juzgar por su contenido, estas cartas corresponden a un período muy posterior al de los Evangelios de Mateo y Marcos... posterior, también, a las cartas misionales de Pedro y Pablo. Los tiempos habían cambiado. No se hace referencia al judaísmo, que fue lo que más amenazó a las congregaciones en los días de su infancia; y no parece haber ni una sola cita directa de las Escrituras Hebreas. Por otra parte, Juan habla de “la última hora” y el aparecimiento de “muchos anticristos”. (1 Juan 2:18.) Para aludir a sus lectores usa expresiones como “hijitos míos”, y se refiere a sí mismo como “el anciano”. (1 Juan 2:1, 12, 13, 18, 28; 3:7, 18; 4:4; 5:21; 2 Juan 1; 3 Juan 1.) Todo esto da a entender que Juan escribió sus tres cartas en una fecha tardía. Además, 1 Juan 1:3, 4 parece indicar que el Evangelio de Juan se escribió más o menos para el mismo tiempo. Por lo general se cree que las tres cartas de Juan se completaron alrededor de 98 E.C., poco antes de la muerte del apóstol, y que se escribieron en las inmediaciones de Éfeso.

      3. a) ¿Qué testimonio hay en cuanto al escritor y la autenticidad de Primera de Juan? b) ¿Qué añadidura a la carta se hizo posteriormente, pero qué prueba que tal añadidura es espuria?

      3 La gran similitud entre Primera de Juan y el cuarto Evangelio, que indudablemente Juan escribió, indica que Juan el apóstol fue en realidad el escritor de la carta. Por ejemplo, en la introducción de la carta él se describe como un testigo ocular que ha visto a “la palabra de la vida [...], la vida eterna que estaba con el Padre y nos fue manifestada”, expresiones sorprendentemente similares a las expresiones de apertura del Evangelio de Juan. La autenticidad de la carta queda atestiguada por el Fragmento Muratoriano y por antiguos escritores como Ireneo, Policarpo y Papías, todos del siglo II E.C.a. Según Eusebio (c. 260-342 E.C.), la autenticidad de Primera de Juan nunca fue puesta en dudab. Con todo, debe notarse que algunas traducciones de tiempo atrás han añadido al capítulo 5 las siguientes palabras al final del cap 5 versículo 7 y el comienzo del cap 5 versículo 8: “En el cielo: el Padre, el Verbo y el Espíritu Santo; y estos tres son uno. Y tres son los que dan testimonio en la tierra” (Versión Reina-Valera Revisada [1977]). Pero ese texto no se halla en ninguno de los manuscritos griegos antiguos, y es obvio que ha sido añadido para apoyar la doctrina de la Trinidad. La mayoría de las traducciones modernas —tanto católicas como protestantes— excluyen del cuerpo del texto esas palabrasc. (1 Juan 1:1, 2.)

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