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  • “El amor edifica”
    La Atalaya 1957 | 15 de agosto
    • 23. ¿Cómo pueden participar los hijos en la edificación de sus padres?

      23 Y eso no es todo. Como testigos cristianos de Jehová sus padres tienen muchas obligaciones que cumplir además de hacer provisión para ustedes material y espiritualmente. Por su obediencia amorosa y cooperación anuente ustedes pueden aligerar la carga que llevan de cuidarlos a ustedes. Además, el amor les ayudará a ver qué necesita hacerse en la casa y los hará ayudar cuanto puedan, no esperando que les manden a hacer las cosas y luego refunfuñando porque tales deberes los apartan por un tiempo del juego. Dicha consideración ayuda a edificar a su mamá, porque le deja a ella tiempo y fuerza para estudio bíblico, reuniones de congregación y el ministerio cristiano. Y al tener cuidado de no someter a su padre a esfuerzos innecesarios por exigencias sin base verdadera y necesaria en lo que toca a su dinero, tiempo o paciencia, ustedes también pueden participar en edificarlo a él. De todas esas maneras ustedes se muestran sabios, y los niños sabios hacen felices a los padres. (Pro. 15:20; 27:11) Sí, cada miembro del grupo que compone la familia, el esposo, la esposa, el padre, la madre y el hijo, tiene una obligación para con los otros y, por medio de manifestar amor, puede edificarlos a ellos así como edificarse a sí mismo, todo para alabanza de Jehová.

  • El amor edifica a la sociedad del nuevo mundo
    La Atalaya 1957 | 15 de agosto
    • El amor edifica a la sociedad del nuevo mundo

      1, 2. (a) ¿Por qué se les puede llamar apropiadamente a los testigos cristianos de Jehová una sociedad del nuevo mundo? (b) ¿Qué hechos y textos bíblicos muestran que es el amor el que edifica a la sociedad del nuevo mundo?

      LOS testigos cristianos de Jehová son conocidos como una sociedad del nuevo mundo porque dan a conocer el nuevo mundo de Dios y se comportan como embajadores dignos del nuevo mundo. Son impelidos por el principio de amor del nuevo mundo, amor a Jehová y a su prójimo. Esto es tan obviamente cierto que vez tras vez la prensa pública comentó acerca de ello al informar acerca de sus asambleas del Reino Triunfante que se celebraron en Norteamérica y Europa durante 1955.

      2 Así es exactamente como debe ser, pues su Caudillo, Jesucristo, dió el mayor énfasis al amor, aun declarando que por él podrían ser identificados sus seguidores verdaderos. “Les estoy dando un nuevo mandamiento: que se amen los unos a los otros; igual como yo los he amado, que ustedes también se amen los unos a los otros. Por esto todos sabrán que ustedes son mis discípulos, si tienen amor entre ustedes mismos.” El amor es el “vínculo perfecto de unidad,” que enlaza a los miembros de la sociedad del nuevo mundo, haciéndolos fuertes, capaces de presentar un frente unido contra todo el mundo y derrotando el ataque de dos filos de Satanás, el de persecución y materialismo. “Más valen dos que uno solo,” y “la cuerda de tres hilos no es fácil de romper.” Lo que el amor efectúa en edificar al grupo de la familia también lo efectúa con la sociedad del nuevo mundo y por las mismas razones.—Juan 13:34, 35; Col. 3:14, NM; Ecl. 4:9, 12, NC.

      EL AMOR EDIFICA EN LAS REUNIONES

      3, 4. ¿Cómo ve el amor el reunirse con el pueblo de Dios?, y por eso ¿qué hace hacia ese fin?

      3 El amor edifica a la sociedad del nuevo mundo porque nos atrae a las diversas reuniones y asambleas de cristianos dedicados, donde recibimos luz aumentada sobre la Palabra de Dios, fuerza espiritual y estímulo para continuar sirviendo a Jehová. No sólo eso, sino que el amor nos hace ver todas esas reuniones como oportunidades para edificar a otros. El amor nos hace querer llegar temprano y extender una bienvenida calurosa a nuestros hermanos y al extraño de buena voluntad. El amor nos hace estar profundamente interesados en lo que se dice desde la plataforma, pues por medio de prestar atención cuidadosa edificamos al orador. El amor también nos hará querer quedarnos por algún tiempo en el lugar después de terminar la reunión para hablar de nuestras experiencias y oír de las de otros y para decir una palabra o hacer un ademán útil y animador a alguien que tal vez esté agobiado. Y al hacerlo nosotros también nos edificamos, porque nunca deja de ser cierto que “el que riega será él mismo regado.”—Pro. 11:25.

      4 Y el amor buscará edificar a otros participando activamente en dichas reuniones según se presente la oportunidad. No sólo se trata de ‘no dejar de congregarnos, como algunos tienen por costumbre,’ sino también de ‘mantener firmemente la declaración pública de nuestra esperanza,’ de ‘considerarnos unos a otros para incitar al amor y a las obras rectas,’ y de ‘animarnos unos a otros, y tanto más al ver que el día se acerca.’ Como Pablo escribió a los romanos: “Tengo deseo de verlos, para impartirles algún don espiritual para que se hagan firmes; o, más bien, para que haya un intercambio de estímulo entre ustedes, por cada uno mediante la fe del otro, tanto la de ustedes como la mía.”—Heb. 10:23-25; Rom. 1:11, 12, NM.

      5. Para edificarnos unos a otros eficazmente en las reuniones, ¿qué tenemos que hacer de antemano?

      5 El amor a nuestros hermanos también nos incitará a preparar nuestras lecciones, para que podamos edificar a nuestros hermanos. Particularmente cuando recibamos asignaciones para hablar desde la plataforma nos prepararemos, dejando mediante ello que nuestro progreso sea manifiesto a todos para su edificación, así como se nos manda: “Que todas las cosas se efectúen para edificación. . . . para que todos aprendan y todos reciban ánimo.” Por más extraño que parezca, les es fácil a los siervos de la congregación descuidar sus privilegios en conexión con esto. Llegan a estar tan absortos en preparar sus propias reuniones particulares o asignaciones del programa que, a veces, descuidan la preparación anticipada para las reuniones que otros conducen, para que también allí ellos contribuyan a la edificación de los demás. Por eso que todo ministro en cada reunión preste atención al consejo de Pablo: “Pero hablando la verdad, crezcamos mediante el amor en todas las cosas en él quien es la cabeza, Cristo. De él todo el cuerpo, mediante el estar trabado armoniosamente y hecho para cooperar por medio de cada coyuntura que suministra lo que se necesita, de acuerdo con el funcionamiento de cada miembro respectivo en la debida medida, contribuye al crecimiento del cuerpo para la edificación de sí mismo en amor.”—1 Cor. 14:26, 31; Efe. 4:15, 16, NM.

      EL AMOR PARTICIPA EN EL PROGRAMA DE ENTRENAMIENTO

      6, 7. (a) ¿Qué ejemplos muestran la obligación de participar en entrenar a otros? (b) ¿Por qué tienen obligaciones especiales en este respecto los siervos, y cómo deben desempeñarlas?

      6 Además el amor edifica a la sociedad del nuevo mundo porque nos hace tomar parte en el programa de entrenamiento ministerial, ya sea ayudando o siendo ayudados. Prescindiendo de cuáles sean sus deberes, ningún ministro maduro está

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