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La adoración de la “bestia salvaje”... por qué rehúsan los cristianos verLa Atalaya 1977 | 1 de abril
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de Dios y hacía del Estado la autoridad suprema. La sexta cabeza de la “bestia salvaje” no objetaba a lo que profesaran en sentido religioso sus súbditos mientras veneraran a César. Pero se negaba a tolerar el que alguien diera devoción exclusiva al Creador del cielo y de la Tierra. Por consiguiente, aquella sexta cabeza se apoderaba de la posición de un dios y demandaba que se le reconociera así. Los cristianos verdaderos sencillamente no podían convenir con aquella presunción. Se consideraban responsables a una autoridad superior a la del Estado, a saber, a la de Dios y Cristo.
LA ADORACIÓN DE LA “BESTIA SALVAJE” HOY DÍA
En tiempos modernos, el cuerpo cristiano, conocido mundialmente como testigos de Jehová, ha sufrido de la “bestia salvaje” las mismas cosas que sufrieron los cristianos del primer siglo. Considere, por ejemplo, el país africano de Malawi. Allí se ha exigido que todos los ciudadanos se hagan miembros del único partido político que existe, el “Partido del Congreso de Malawi.” Una tarjeta para los miembros del partido que cuesta unos veinticinco centavos (moneda de EE. UU.) identifica al portador como persona ‘que consiente en los principios del partido político gobernante,’ y especialmente está en conformidad con el presidente vitalicio, Dr. H. Kamuzu Banda. ¿Cómo ha de considerar el pueblo de Malawi la compra de una “Tarjeta del Partido”? Una circular oficial expedida el 27 de agosto de 1975 dice: “Esta es la manera en que nosotros, el pueblo de este país, podemos mostrar aprecio a nuestro Líder Vitalicio, el Ngwazi [el Dr. Banda] por desarrollar este país de Malawi.” En armonía con ello, el negarse a comprar una “Tarjeta del Partido” se considera como falta de aprecio...un acto de deslealtad al presidente vitalicio, el Dr. Banda. El hecho de que la persona que rehúse comprar una “Tarjeta del Partido” sea un ciudadano observante de la ley que verdaderamente ame a sus compatriotas no se toma en consideración. A los ojos del gobierno de Malawi, el individuo es un criminal, que no merece ninguna protección legal.
Como resultado de esto, hombres y mujeres que, por causa de su conciencia, rehusaron comprar “Tarjetas del Partido” han sufrido terrible persecución. A muchos les han quemado sus casas y les han quitado sus bienes. Se les ha golpeado con severidad, con frecuencia hasta quedar inconscientes. Se han perpetrado contra ellos ultrajes sumamente alarmantes y desagradables, incluso violaciones sexuales. A algunos se les ha dado muerte. Millares han sido apiñados en campos de concentración. A las madres les han quitado sus infantes y más tarde algunos de éstos han muerto por falta de atención adecuada.
Probablemente haya muchas personas que digan que ciertamente sería mejor el simplemente comprar la “Tarjeta del Partido” y así evitarse dificultades. Los testigos cristianos de Jehová, por supuesto, no esperan que toda la gente entienda la posición que ellos adoptan, ni se interesan en imponer sus objeciones por conciencia a otros. A ese respecto, todo lo que desean es que se les permita llevar vidas de limpieza moral, poder demostrar, por palabras y por hechos, interés profundo en sus congéneres, y tener la libertad de dar devoción exclusiva a Dios.
Como testigos de Jehová evalúan su relación con Dios y con Cristo por encima de todo lo demás. Si fuesen a identificarse como en la posición de dar apoyo indisputable a un arreglo político, fuera cual fuera, estarían obrando de manera contraria a la enseñanza de la Biblia en el sentido de que todos los sistemas gubernamentales humanos existen por tolerancia de Dios hasta cuando él opte por reemplazarlos por su reino en las manos de Jesucristo. (Dan. 2:44; 7:13, 14) Los testigos de Jehová han prometido dar su homenaje incondicional de fidelidad exclusivamente a Dios y a Cristo. Todo acto por ellos que indicara otra cosa, por lo tanto, sería un acto de deslealtad. Tal acto sería quitar de Dios y de Cristo lo que a ellos les corresponde legítimamente y por eso sería adorar la “bestia salvaje.”
Además, las provisiones para la vida no provienen del estado político, sino de Dios. El apóstol cristiano Pablo dijo a los hombres de Listra: “En las generaciones pasadas [Dios] permitió a todas las naciones seguir adelante en sus caminos, aunque, verdaderamente, no se dejó a sí mismo sin testimonio por cuanto hizo bien, dándoles lluvias desde el cielo y épocas fructíferas, llenando sus corazones por completo de alimento y de alegría.”—Hech. 14:16, 17.
Por consiguiente, en todo caso en el cual se haga que el disfrutar de las provisiones de Dios dependa únicamente de expresiones prescritas de homenaje a la autoridad gubernamental (como, por ejemplo, el ser miembro obligado del partido político gobernante), el Estado, al representarse falsamente como la fuente de todas las cosas buenas, hace de sí mismo un dios. Los que apoyan la norma del Estado tocante a esto, ya sea voluntariamente o bajo compulsión, se hacen adoradores de la “bestia salvaje.” Consienten en el desprecio de la bestia salvaje al Dios verdadero y en todas las brutalidades que ésta comete contra los que le dan a Él devoción exclusiva.
Por lo tanto, la respuesta en cuanto a por qué los cristianos verdaderos no pueden adorar y no van a adorar a la “bestia salvaje” es sencilla. La bestia salvaje no tiene derecho a tal adoración. Sin importar lo insignificante que parezca el acto que se exija, el que el cristiano participara en tal adoración significaría ser desleal a Dios y Cristo. Los cristianos verdaderos, en cambio, mostrarán devoción inquebrantable al Dador de la vida y al reino de su Hijo.
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Artículo periodístico despertó interés en estudiar la BibliaLa Atalaya 1977 | 1 de abril
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Artículo periodístico despertó interés en estudiar la Biblia
POCO después que en el periódico Advance de Gull Lake salió un artículo acerca de la persecución de los testigos de Jehová en Malawi, una señora llamó por teléfono a una familia de Testigos que vivía a una distancia de más de cincuenta y cinco kilómetros en Swift Current, Canadá. Ella había leído el artículo que publicó el periódico acerca de la persecución religiosa en Malawi y quería un estudio bíblico. Puesto que los padres no estaban en casa, dejó un mensaje con el hijo. Cuando recibió una llamada en respuesta, la señora explicó que la mitad de su familia se componía de católicos y la otra mitad se componía de testigos de Jehová, pero que ella no tenía afiliación religiosa. Sin embargo, al observar a los Testigos, había concluido que parecía que ellos tenían cierta paz interna y contentamiento, algo que ella deseaba mucho. Quería que se estudiara la Biblia con ella y su hija de catorce años. Además, si el estudio se pudiera conducir después de las horas de escuela, sus dos hijos de menos edad podrían participar en él también. Aunque no pudo encontrar a los Testigos en Gull Lake, donde ella vivía, se alegró ahora cuando supo que había un Salón del Reino en su propio pueblo.
Después de aquello el Testigo que recibió la llamada telefónica se comunicó con personas de la Congregación de Gull Lake, que iban a celebrar una reunión aquella noche. De camino a la reunión, estas personas visitaron a la señora que había mostrado interés. Aquella misma noche la señora y su hija de catorce años fueron al Salón del Reino, y ella y sus hijos continúan progresando excelentemente en su estudio de las Escrituras.
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