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Juan Pablo II en marcha... ¿puede él unificar su iglesia dividida?¡Despertad! 1980 | 22 de mayo
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años sesenta,” dijo el monseñor John E. Egan, de Notre Dame. “Nuevamente estábamos comenzando a escuchar, a oír los puntos de vista de otras personas. Ahora hemos abierto las heridas otra vez. Aunque todos estamos unidos en admirar al papa, una vez más estamos divididos en cuanto a las cuestiones de la iglesia.”
Pero es más que simplemente los puntos de vista del papa en cuanto a enseñanzas religiosas lo que está causando división y preocupación. Un caso al respecto fue su manejo del escándalo en que se vio envuelto su amigo el sacerdote polaco Michael M. Zembrzuski, según informó la publicación católica National Catholic Reporter del 21 de septiembre de 1979. Zembrzuski encabezaba la orden monástica religiosa de los Padres Paulinos (Orden de San Pablo, el Primer Hermitaño) en los Estados Unidos. Pero, violando su voto de pobreza, Zembrzuski se envolvió en toda clase de transacciones financieras y derrochó, según se alega, millones de dólares en donaciones caritativas.
Para investigar la situación, el Vaticano nombró al obispo George H. Guilfoyle y al entonces cabeza de los Padres Pasionistas de Chicago, Paul M. Boyle. En una investigación, que tomó años debido a su complejidad, éstos descubrieron que el estilo de vida de Zembrzuski era “inmoral,” “insidioso” y un “escándalo.” Entre otras cosas, escribieron:
“El padre Zembrzuski recibía invitados en fiestas lujosas y gastaba enormes sumas de dinero en sí mismo y sus amigos. Su amistad con cierta mujer, a quien mantenía generosamente con fondos del monasterio, dio base a muchos rumores y acusaciones.”
En su informe final al Vaticano en febrero de 1979, Guilfoyle y Boyle enfatizaron en los términos más fuertes posibles que Zembrzuski y los sacerdotes leales a él deberían ser destituidos. Pero el papa no prestó atención a las recomendaciones. Al contrario, Zembrzuski fue honrado al ser incluido en el séquito oficial del papa en la visita de éste a Polonia en junio.
Acciones como ésas hacen que muchas personas se pregunten precisamente qué clase de hombre es realmente Juan Pablo II. Parece que es un hombre de diferentes caras, de contradicciones. Por un lado sostiene enseñanzas de la Iglesia que son impopulares y gravosas —hasta antibíblicas— y que imponen penalidades a su gente. Sin embargo, por otra parte, con las multitudes, y especialmente con los niños, parece compasivo y amoroso.
Cuando le conviene, el papa acude a la Palabra de Dios y al ejemplo de Cristo. Al exhortar a los sacerdotes de México a evitar actividades revolucionarias y subversivas, dijo que ‘los Evangelios muestran claramente que para Jesús cualquier cosa que alterara su misión de Siervo de Yahvéh [Jehová] era una tentación.’
Sin embargo, ¿practica el papa lo que predicó allí? ¿Sigue él mismo el ejemplo de Cristo? ¿Cuántas veces lo ha oído usted proclamar el nombre y los propósitos de “Yahvéh, Altísimo sobre toda la tierra”? Sin embargo, Jesús dijo a Yahvéh en oración: “He manifestado tu Nombre.”—Sal. 83:18; Juan 17:6, Biblia de Jerusalén.
El fracaso del papa en cuanto a dar a conocer el nombre de Dios y adherirse fielmente a la Palabra de Dios sugiere que Juan Pablo II nunca logrará unir su Iglesia dividida, prescindiendo de los muchos viajes que haga.
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La individualidad ajena merece respeto¡Despertad! 1980 | 22 de mayo
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La individualidad ajena merece respeto
En su libro You Are Extraordinary (Usted es extraordinario), Roger J. Williams, profesor de bioquímica, considera las muchas maneras en que cada criatura humana es singular como persona y declara: “A veces las personas tienden a aceptar y dar por sentada su propia individualidad, pero están ciegas a la individualidad de otros... una ceguedad que no puede persistir si queremos convivir. Es preciso que usemos sentido común y seamos considerados al expresar nuestra propia individualidad. Si cualquiera de nosotros se embriaga demasiado con su propia individualidad, le será buen antídoto saber que otras personas también poseen un alto grado de individualidad.”
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