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¿Es culpable el arreglo matrimonial?¡Despertad! 1979 | 22 de abril
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para la conveniencia de la gente. El Creador del hombre y la mujer originó el matrimonio. Y puesto que Dios hizo a las criaturas humanas, sabe en qué relaciones tendrán el mayor éxito. Cuando cumplen con su parte dentro de la estructura que él ha establecido, se obtienen los mejores resultados.—Gén. 1:26-28; 2:18-25.
Para la expresión del amor humano entre el hombre y la mujer, para la seguridad y permanencia, y para la crianza de hijos, el matrimonio no tiene sustituto.
NO, EL MATRIMONIO NO TIENE DEFECTO NI ES CULPABLE. LOS QUE LO USAN MAL BÁSICAMENTE SON LOS CULPABLES.
Por eso los que desean vivir contentos no deben dejar que las filosofías erróneas los impelan en tropel a tratar de hallar modos de degradar o eliminar el matrimonio, como si éste fuera culpable. Lo que se debe buscar son modos de esforzarse por mejorarlo y conservarlo, modos de ayudar a resolver los problemas matrimoniales.
Pero si el matrimonio fue diseñado para el hombre y la mujer, ¿por qué ha sufrido tan tremenda disolución en nuestro tiempo? ¿Qué pasa?
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Por qué están disolviéndose los lazos matrimoniales¡Despertad! 1979 | 22 de abril
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Por qué están disolviéndose los lazos matrimoniales
LOS consejeros matrimoniales de este mundo dan muchas razones para la disolución de los lazos matrimoniales en nuestro tiempo. Pero, pocos de estos consejeros toman en cuenta la causa más fundamental.
Al no tomar en cuenta esta causa principal, el consejo que dan, aunque puede ser útil, muchas veces no es suficiente. De hecho, el consejo hasta puede ser contradictorio, puesto que varían tanto las opiniones.
La situación es análoga a la de una persona que toma aspirina para un dolor de muelas. Puede ser útil en el sentido de que alivia el dolor, pero no llega a la raíz del problema. Cuando se determina la causa básica y se trata correctamente, se puede eliminar el dolor.
Así mismo es necesario llegar a la causa fundamental de los problemas matrimoniales. Entonces podrán resolverse sin tener que eliminar el arreglo mismo.
Pero antes de analizar la causa fundamental, ¿cuáles son, concisamente, algunas de las razones más patentes que contribuyen a los fracasos matrimoniales hoy día?
Se casan demasiado jóvenes
Una fruta que se corta demasiado temprano, antes de madurarse, puede tener sabor amargo. Así mismo, los que se casan demasiado jóvenes a menudo recogen una cosecha amarga. La proporción más alta de los fracasos matrimoniales se halla en las parejas jóvenes, especialmente las de menos de 20 años de edad. Mientras más joven la pareja, mayor el riesgo.
El Women’s Weekly de Australia lo expresó bruscamente al decir: “Es estúpido casarse a los 18 años de edad. A esa edad son tan jóvenes. No han vivido lo suficiente. No saben quiénes son y toman decisiones inmaturas. Cosas pequeñas que son importantes entonces no son importantes más tarde.” Sí, se necesita tiempo para llegar a conocerse uno mismo, y también para llegar a conocer al cónyuge en perspectiva.
Mucho del “amor” juvenil absolutamente no es amor verdadero, sino un enamorarse locamente, una atracción física. Pero eso no basta en el matrimonio. Esto se puede ver también cuando se da rienda suelta a la pasión antes del casamiento y la muchacha llega a estar encinta. La pareja se casa, pero se divorcia dentro de poco.
En Francia, el libro Le Divorce a la Carte dice: “El 85 por ciento de las parejas que se divorcian antes de completar dos años de casados esperaban su primer hijo antes de casarse.” Ni la atracción sexual ni el bebé bastaron para mantener unido el matrimonio.
Expectativas irreales
Muchas personas tienen ideas irreales acerca del amor, el sexo y el matrimonio. Puede que las hayan conseguido de la televisión, películas, libros, revistas, amigos, o quizás de sus propias fantasías. Cuando estas ideas no se realizan en el matrimonio, el individuo culpa al cónyuge o al arreglo matrimonial, más bien que a las expectativas falsas.
En algunas personas, el deseo de casarse supera la necesidad de hallar a un cónyuge verdaderamente adecuado. Creen que aunque la persona con quien se casan no sea tan adecuada, ‘de alguna manera el matrimonio saldrá bien.’ Les parece que cualquier matrimonio es mejor que ninguno. O creen que después de casarse podrán cambiar a la otra persona.
Pero las horripilantes estadísticas de los divorcios muestran que estas expectativas muy a menudo resultan irreales. Muchas veces no sucede que ‘de alguna manera el matrimonio sale bien.’ Los cambios que se esperaban no se realizan. La pareja descubre que ‘cualquier matrimonio’ no es mejor que ninguno. Su deseo posterior de divorciarse indica que consideran que el matrimonio impropio es peor que ningún matrimonio.
Antecedentes
La manera en que una persona se cría muchas veces influye en el derrotero de su matrimonio. Un ambiente malo en el hogar puede perjudicar el matrimonio futuro. Muchos individuos que hasta odiaban las malas acciones de sus padres a menudo hallan que más tarde imitan el mal comportamiento. A este respecto una esposa dijo:
“Mi madre solía criticar a mi padre y tirarle cosas cuando se encolerizaba con él. Aunque yo misma me odio cuando lo hago, tiendo a ser regañona con mi esposo y le tiro cosas cuando estoy perturbada. Es como si mi mamá me hubiese ‘enseñado’ a vivir de esta manera con un esposo. Quisiera que me hubiesen enseñado a resolver los problemas con un esposo, no a crearlos.”
Otro aspecto de los antecedentes de la pareja tiene que ver con el tener intereses demasiado diferentes. Al principio, estas diferencias pueden encerrar cierta fascinación. Pero, más tarde en el matrimonio, cuando haya pasado la novedad de estas diferencias, pueden tornarse en puntos de fricción o disensión. Mientras más diferencias hay en los gustos y aversiones, como los gustos relacionados con la comida y ropa, o actitudes para con el trabajo, dinero, política, religión y otras cosas, mayor posibilidad hay de disputar sobre estas cosas después del casamiento.
Puede que al principio lo opuesto atraiga, pero más tarde puede repeler. Se ha descubierto que mientras más cosas tengan en común las personas al principio, menos serán las zonas de conflicto después en el matrimonio.
Presiones de empleo y de dinero
Cuando el esposo se envuelve demasiado en su trabajo y con las personas con quien trabaja, desatiende a su esposa. La esposa empieza a resentirse por esto, y puede considerarse restringida debido a tener que cuidar del hogar y de los hijos.
Por otra parte, algunas esposas que trabajan para hacer ‘más interesante’ la vida y no por necesidad económica, pueden crear resentimiento en sus esposos. Al hombre quizás le parezca que su esposa está descuidando de los intereses de él, del hogar, y de la crianza de los hijos.
En estos días de precios elevados, muchas esposas trabajan para ayudar a sostener a la familia. En estas circunstancias se han desarrollado problemas cuando el esposo espera que su esposa haga todo el trabajo de la casa también. A ella le parece que esto es injusto, y por supuesto que lo es, y las relaciones de ellos se ponen tirantes.
A veces surgen dificultades cuando el esposo no puede hallar trabajo adecuado que le permita proveer bien para su familia. En esta situación, puede que él deje de tener respeto de sí mismo y hasta empiece a beber en exceso. Así la situación va de mal en peor, y su esposa se siente cada vez más frustrada.
Los problemas monetarios, una causa principal de las dificultades matrimoniales, frecuentemente se presentan porque las personas rehúsan refrenar el apetito que tienen de cosas materiales innecesarias. Sus deseos exceden por mucho sus necesidades, y compran más de lo que les conviene.
A menudo esto es cierto en el caso de muchas parejas jóvenes que desean los géneros que ven anunciados o que ven disfrutar a personas de más edad. Olvidan el hecho de que estas personas de más edad tuvieron que trabajar muchos años para conseguir esos artículos. De modo que la pareja joven se grava con deudas, y gasta más dinero que el que gana. Tal vez los dos tengan que trabajar para mantener su estilo de vida, y muchas veces ni siquiera esto les proporcione suficientes ingresos. Además, quizás en este mismo tiempo la esposa tenga un bebé y no pueda trabajar. Así que no hay suficiente dinero para las cuentas. Tras esto viene la amargura y la crítica constante.
Falta de comunicación
Esta razón común radica en el hecho de que los cónyuges no están dispuestos a considerar las cosas juntos con calma y de una manera franca. La falta de comunicación afecta fatalmente muchos aspectos del matrimonio.
Por lo general es la esposa quien cree que el esposo no se interesa en lo que ella piensa, dice o hace. Tal vez se queje de que su esposo no la escucha cuando ella se expresa. De modo que se siente aislada, desamada, sin un compañero (cosa que el esposo debiera ser). De modo que la pareja va apartándose.
Sin embargo, en muchos casos la falta de comunicación no es la causa de los problemas. Es el resultado. Hay otra cosa que no marcha bien, y una manifestación de esto es que la pareja tiene cada vez menos buenas conversaciones.
Alcoholismo
El alcoholismo es una de las principales cosas que arruinan hogares. Decenas de millones de personas por todo el mundo son alcohólicas. Decenas de millones de otras casi lo son.
El beber puede deberse a un deseo de ‘divertirse,’ o de ‘sentirse bien.’ Pero también puede ser el resultado de problemas que la persona tenga pero que no pueda resolver, y por lo tanto bebe tratando de hallar alivio o escape. Pero es seguro que el beber en exceso empeorará cualesquier problemas que existían al principio.
Por lo general, el cónyuge que no bebe en exceso halla repulsivo al que sí lo hace. En un gran porcentaje de divorcios se alista el alcoholismo de parte de un cónyuge como la causa principal.
Triste es decirlo, pero más tarde los hijos de padres alcohólicos tienen más problemas que otros con el beber. Este “entrenamiento” o “acondicionamiento” que recibieron temprano en su hogar lo pasan a su matrimonio, donde se enfrentan a muchos de los problemas que sus padres tuvieron debido a beber en exceso.
Problemas sexuales
La incompatibilidad sexual es otra razón importante a la que se atribuye la disolución de los matrimonios. Puede que el esposo exprese desagrado porque su esposa no se interesa al mismo grado que él en las relaciones sexuales. La esposa se queja de que el esposo es egoísta y no toma en cuenta sus necesidades emocionales.
La actitud permisiva que se tiene hoy día para con el sexo no ha mejorado la situación. Especialmente hay muchos hombres a quienes les parece que les atañe como derecho la satisfacción de todo deseo sexual que tengan, y cuando la esposa no les complace en esto, buscan compañeras fuera del hogar. La esposa, a su vez, quizás busque una relación adúltera con alguien a quien considere más comprensivo. Pero, con el tiempo, estas infidelidades envenenan el matrimonio.
En muchos países se considera como expresión de la valentía del hombre el tener relaciones amorosas fuera del hogar, sí, hasta tener hijos ilegítimos. Los hombres pueden gastar mucho del dinero de la familia en estas relaciones, lo cual hace que haya menos para la esposa y los hijos legítimos. Por lo general, las esposas se enojan mucho debido a esto.
Se facilita el divorcio
En años recientes se han efectuado cambios jurídicos que hacen mucho más fácil el obtener un divorcio. En algunos lugares ya se concede el divorcio ‘a solicitud,’ sin exigirse más razón que el deseo de divorciarse.
A medida que se generalizan cada vez más estas leyes que facilitan el divorcio, muchas personas adoptan la idea de que ‘siempre pueden obtener un divorcio si el matrimonio no da buen resultado.’ Pero esa actitud puede ser perjudicial. Puede hacer que uno proceda con mayor descuido al seleccionar su cónyuge. Y cuando surjan las dificultades en el matrimonio, bien puede ser que estén menos dispuestos a esforzarse por resolverlas.
Éstas, pues, son algunas de las razones más comunes que han causado el raudal de fracasos matrimoniales en años recientes, y, por supuesto, hay otras. Para ayudar a las personas a enfrentarse a éstas, los consejeros matrimoniales de este mundo dan muchos consejos... a veces buenos, a veces inadecuados, a veces contradictorios, y a veces terminantemente malos.
¿A qué se debe esta confusión? A que pocos de estos consejeros le hacen frente a la causa fundamental. Hasta que esto se haga, y se apliquen los debidos remedios, existe la amenaza del fracaso matrimonial.
Hemos visto algunas de las razones más evidentes para el fracaso matrimonial. Pero hay una causa más profunda. ¿Cuál, pues, es la raíz de los problemas matrimoniales? Y ¿qué se requiere para hallar felicidad en el arreglo?
[Ilustración de la página 13]
¿Se ve estropeado su matrimonio por...
...los problemas monetarios?
...el silencio?
...el alcoholismo?
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La causa de los fracasos matrimoniales¡Despertad! 1979 | 22 de abril
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La causa de los fracasos matrimoniales
¿CUÁL es la causa fundamental del raudal de fracasos matrimoniales que experimentamos hoy? ¿Por qué está el matrimonio en tan grande dificultad?
Pudiéramos ilustrar la respuesta de esta manera: Cuando una computadora compleja sufre una avería, ¿a quién llaman para repararla? No a otra computadora. Más bien, se llama a una mente superior, a un técnico bien versado en las computadoras, preferiblemente al diseñador o fabricador, alguien que realmente sabe.
¿A quién, pues, debemos llamar para efectuar la “reparación” cuando sufren “averías” las relaciones humanas en el matrimonio? ¿A otros seres humanos cuyo conocimiento también está limitado? No. Como en el caso de la avería de la computadora, se mostraría mucho más sentido si se consultara a una mente superior, a alguien que realmente sabe, preferiblemente al diseñador o fabricador.
¿Quién sería ése? El Creador de las criaturas humanas y el Originador del matrimonio, Jehová Dios. Puesto que él diseñó a la humanidad y al matrimonio, él sabe mucho mejor que cualquier otro por qué las cosas no marchan bien y lo que se requiere para que las relaciones humanas den buen resultado.
Causa fundamental
Esto nos trae, pues, a la causa más básica, la causa fundamental, de los fracasos matrimoniales. Es ésta: Un cónyuge, o ambos, pasan por alto las leyes y principios que Jehová Dios, el que hizo a las criaturas humanas y al matrimonio, ha establecido para la felicidad marital.
Cuando las parejas cooperan dentro de la estructura de estas leyes y principios prudentes y prácticos, el resultado es éxito en el matrimonio. Pero cuando estas leyes y principios se pasan por alto, las dificultades no tardan en llegar.
Esa fórmula para la felicidad marital no se deja a nuestra imaginación. Está registrada en la guía que el Creador ha provisto para nuestro bien: la Biblia.
Objeciones
Sin embargo, muchos se oponen, diciendo: ‘Pero hace muchísimo que la Biblia y la creencia en Dios han existido en países “cristianos,” y esto no ha detenido los fracasos matrimoniales.’
Eso es cierto. No obstante, el simplemente vivir en un país que dice ser cristiano no hace cristiano al país; tampoco hace cristiano al individuo que vive allí. El simplemente poseer una Biblia no quiere decir que uno viva por sus normas. La verdad es que la mayoría de los que poseen una Biblia no aplican sus leyes y principios.
Algunos expresan otra objeción: ‘Pero, ¿no es cierto que hay matrimonios felices en los cuales ni un cónyuge ni el otro usan la Biblia como guía, y posiblemente ni uno ni el otro siquiera creen en Dios?’
Eso, también, es cierto. Entonces, ¿a qué se debe su felicidad? Se debe a que, a pesar de hacerlo sin intención, los cónyuges se apegan a una norma parecida a la que está expuesta en la Biblia. Sépanlo o no, han obrado en conformidad con la conciencia dada por Dios y han adoptado un modo de vivir que armoniza en gran manera con las leyes y principios de Dios para el matrimonio.—Rom. 2:14, 15.
Pero el confiar en que uno adopte accidentalmente las fórmulas correctas para el matrimonio pudiera compararse a viajar en un barco sin timón o navegador y esperar que accidentalmente la corriente lo lleve al destino correcto. Pudiera suceder, pero no sería prudente confiar en ello. Hay mucha más probabilidad de que el barco con timón y navegador experto siga un rumbo exacto y llegue a su destino.
Así mismo, ¿cuál de éstos le parece preferible: ¿El ir por un yermo extenso por caminos peligrosos y desconocidos sin mapa de caminos? O ¿el usar un mapa de caminos preparado por el ingeniero que construyó el camino, un mapa que ya les ha resultado confiable a muchos otros que han hecho el viaje?
Dios es el gran Navegador del matrimonio y ha provisto el timón de dirección en su Palabra. Él es el gran Ingeniero del matrimonio y es quien hizo el camino que lleva al éxito. Y él ha provisto el mapa de caminos confiable.
Defecto fatal
Muchas personas creen que el matrimonio es de origen humano, que de algún modo u otro evolucionó a través de las edades para llenar una necesidad humana. Hay otros que aunque dicen creer en un Creador, hacen poco o ningún esfuerzo por enterarse de su voluntad.
Se ve pues que en el caso de estos vastos números de personas el defecto fatal es que recurren a la sabiduría humana como su única guía para el matrimonio. Pasan por alto la sabiduría superior que proviene de Aquel que sabe lo que más conviene, el Originador del matrimonio.
En la Biblia se compara al individuo que solo se apoya en la sabiduría humana como su guía a “un matorral en el desierto,” en el sentido de que “nada bueno jamás le sucede.” Pero el que acude a su Hacedor en busca de dirección es “como árbol plantado junto a las aguas, que echa raíces hacia las corrientes, no teme cuando llega el calor, su follaje está siempre verde, en año de sequedad no se inquieta ni deja de dar fruto.”—Jer. 17:6, 8, Today’s English Version; Franquesa y Solé; Sal. 1:1-3.
Sin embargo, muchos no quieren a Dios en su vida. Quieren proceder ‘por su propia cuenta.’ En realidad, dicen lo que dijeron aquellos que se describen en Job 21:14-16: “Los inicuos le dicen a Dios que los deje en paz; no quieren saber acerca de la voluntad de él para su vida. Creen que no hay necesidad de servir a Dios ni ventaja alguna en orarle. Afirman que logran éxito por su propia fuerza.”—Today’s English Version.
Pero, ¿“logran éxito”? No cuando por todas partes de la sociedad humana vemos regados los restos de los matrimonios arruinados. Y esta ruina resulta de pasar por alto la sabiduría que proviene de Dios. Es por eso que la Biblia dice: “Existe un camino que es recto ante el hombre, pero los caminos de la muerte son su fin después.”—Pro. 14:12.
En lugar de eso, el consejo de Dios es: “Confía en Jehová con todo tu corazón y no te apoyes en tu propio entendimiento. En todos tus caminos tómalo en cuenta, y él mismo hará derechas tus sendas.” Sí, “el temor de Jehová es el comienzo de la sabiduría.”—Pro. 3:5, 6; 9:10.
Encarándose a la realidad
La verdad sobre este asunto de éxito en el matrimonio coincide con lo que dijo un funcionario de un gobierno del África occidental: “El tenerle respeto a los principios de la Biblia es lo único que puede hacer que los matrimonios tengan buen éxito.”
Así fuimos creados nosotros los seres humanos. Si pasamos por alto los principios que se originan con Dios, las consecuencias serán malas. Es parecido a lo que sucede si pasamos por alto otros principios, o leyes, que controlan a los seres humanos. Por ejemplo, si pasamos por alto la ley de la gravedad y saltamos de un lugar alto, el resultado será lesiones o muerte. Si pasamos por alto las leyes físicas del cuerpo que exigen la ingestión de alimento, agua y aire, también pagamos un precio. De modo parecido, si pasamos por alto los principios del matrimonio procedentes de Dios —principios que cuadran con la manera en que fuimos creados mental, emocional y físicamente— pagaremos el precio, a saber, el fracaso.
Segamos lo que sembramos. (Gál. 6:7) Si queremos segar trigo, no podemos sembrar hierbas malas. Si deseamos un matrimonio realmente feliz, no podemos proceder en oposición a las leyes y principios que Dios ha provisto para el éxito. Y mientras más nos apeguemos al arreglo según lo diseñó el Hacedor del matrimonio, más felices seremos.
De hecho, cuando los cónyuges se adhieren fielmente a las normas de Dios, el matrimonio nunca termina en fracaso total. Se puede hallar la prueba de esto en la vida de multitudes de parejas que realmente
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