BIBLIOTECA EN LÍNEA Watchtower
Watchtower
BIBLIOTECA EN LÍNEA
Español
  • BIBLIA
  • PUBLICACIONES
  • REUNIONES
  • La Biblia cubierta de polvo no es cosa de risa
    La Atalaya 1957 | 1 de enero
    • de los testigos de Jehová. Dirige nuestra atención a los dichos de Jesús y a lo urgente que es que obedezcamos esos dichos. Si abrimos La Atalaya y la leemos, ella abrirá la Biblia a nuestro entendimiento cuando la leamos.

      Los testigos de Jehová no deben permitir que sus Atalayas recojan polvo, como hacen algunas personas con sus Biblias. Los testigos de Jehová no reciben la revista La Atalaya sólo para que se vea en la casa, como algunos cristianos supuestos que tienen Biblias en sus hogares solamente para salvar las apariencias. Los testigos leen y estudian toda La Atalaya, no sólo partes de ella, como hacen algunos cristianos profesos que limitan su lectura de la Biblia a la última cuarta parte de la Biblia y echan a un lado como anticuadas las primeras tres cuartas partes de ella.

      Para que se saque el provecho de una ayuda bíblica es menester que se abra y se lea. Para que se saque el provecho del indispensable libro de texto básico del cristiano, la Biblia, es menester que se abra y se lea. El dejar de hacerlo no es ninguna broma. No es broma cruzar un puente débil. No es razón para risa el ser operado por un cirujano incompetente. Con más razón no es cosa de risa el arriesgar nuestra oportunidad de vida eterna dejando que nuestras Biblias recojan polvo.

  • ¿Basta con la regla áurea?
    La Atalaya 1957 | 1 de enero
    • ¿Basta con la regla áurea?

      Muchas personas llevan lo que ellas llaman “una vida buena”. Quieren decir con esto que no hacen ningún daño a otros y a menudo les hacen bien de un modo material. ¿Conducirá esto a la vida eterna? ¿O se requiere más?

      CRISTO Jesús formuló la llamada regla áurea: “Todas las cosas, por lo tanto, que quieren que los hombres les hagan, también de igual manera deben hacérselas a ellos.” (Mat. 7:12, NM) Hay que seguir esta regla de amor al prójimo para ganar la vida eterna en el nuevo mundo de Dios. Algunos creen, sin embargo, que todo lo que Dios requiere es que se cumpla la “regla áurea.” Pero realmente, ¿hemos desempeñado nuestro deber para con Dios al sólo hacerles bien a otros? ¿Muestran las Escrituras que basta con la “regla áurea”?

      En realidad, cuando nos dirigimos a la Palabra de Dios, descubrimos que uno puede perder la vida eterna aunque esté ocupado en un programa de buenas obras constructivas. Este es un punto principal que Cristo Jesús mismo hizo claro. Uno de los escritores de la Biblia, Lucas, nos relata una ocasión en que Jesús fué invitado a un hogar:

      “Cierta mujer llamada Marta lo recibió en la casa como invitado. Esta mujer también tenía una hermana llamada María, quien, sin embargo, se sentó a los pies del Señor y se quedó escuchando su palabra. Marta, por otra parte, estaba distraída atendiendo a muchos deberes. Así que se acercó y dijo: ‘Señor, ¿no le importa a usted que mi hermana me haya dejado sola para atender las cosas? Dígale, por lo tanto, que me ayude.’ En respuesta el Señor le dijo: ‘Marta, Marta, estás inquieta y perturbada en cuanto a muchas cosas. Sin embargo, sólo se necesitan unas cuantas cosas, o una nada más. Por su parte, María escogió la porción buena, y no se le quitará.’”—Luc. 10:38-42, NM.

      Absorta, al parecer, en preparar muchos platos para una comida, Marta estaba “distraída atendiendo a muchos deberes.” Sus intenciones eran buenas; ella quería hacerle a Jesús todo el bien que le era posible. Sin embargo, María, la hermana de Marta, se sentó a los pies del Señor “y se quedó escuchando su palabra.” María se dió cuenta de la importancia del conocimiento, el conocimiento de Dios y sus propósitos. Marta, ocupada en tantas cosas domésticas, se molestó, y pidió a Jesús que le diera a María la instrucción de “que me ayude.” El Señor entonces le aclaró a Marta qué cosa realmente importaba. Él dijo que ella estaba “inquieta y perturbada en cuanto a muchas cosas,” que había una sola cosa que era realmente importante y que María había escogido esta porción buena.

      ¿Qué, pues, significa esto para nosotros? Esto: que no basta con servir a otros; que es posible estar ‘distraído atendiendo a muchos deberes’ que, aunque bondadosos y meritorios en sí mismos, pueden hacer que perdamos la vida eterna. Un programa de actividad sumamente útil no es suficiente de por sí.

      “ESCUCHANDO SU PALABRA”

      Jesús dijo a Marta que María ‘había escogido la porción buena’ porque María se quedó “escuchando su palabra.” María realmente había escogido una porción buena, porque como Simón Pedro en una ocasión dijo a Jesús: “Tú tienes dichos de vida eterna.” Puesto que el adquirir este conocimiento de “dichos de vida eterna” se coloca por el Hijo de Dios en un nivel de importancia más alto que el de rendirles servicio a otros, vemos el sentido de lo dicho por Jesús: que el hacerles bien a nuestros prójimos tiene que estar en la debida relación con el sentarnos regularmente “a los pies del Señor,” “escuchando su palabra.”—Juan 6:68, NM.

      El cristiano verdadero, entonces, tiene que ser como María. Por su proceder tiene que mostrar que verdaderamente cree en las palabras de Jesús: “El hombre ha de vivir, no sólo de pan, sino de toda declaración que procede de la boca de Jehová.”—Mat. 4:4, NM.

      Las palabras de Jehová se hallan en la Biblia. Es a ese Libro que tenemos que dirigirnos. De él podemos adquirir conocimiento de Jehová y sus propósitos. No hay substituto para este conocimiento. Es vital. La salvación depende de ello. Declaró un apóstol de Cristo: “Esto es recto y aceptable a la vista de nuestro Salvador, Dios, cuya voluntad es que hombres de toda clase sean salvados y lleguen a un conocimiento acertado de la verdad.” (1 Tim. 2:3, 4, NM) Recalcando la importancia del conocimiento acertado, Jesús dijo en oración a su Padre celestial: “Esto significa vida eterna, el que ellos adquieran conocimiento de ti, el único Dios verdadero, y de aquel a quien tú has enviado, Jesucristo.”—Juan 17:3, NM.

      Ya que el conocimiento significa vida, debe ser verdad lo contrario: falta de conocimiento significa muerte. Esto fué verdad respecto a la antigua nación de Israel. Cuando se hizo porfiada y rehusó recibir la enseñanza de Jehová, Dios le dijo por medio de su profeta: “Mi pueblo está destruído por falta de conocimiento. Por cuanto tú has rechazado con desprecio el conocimiento de Dios, yo también te rechazaré.” (Ose. 4:6) Si nosotros dejamos de esforzarnos por obtener conocimiento acertado, Dios nos rechazará; él nos considerará como no estando “correctamente dispuestos para vida eterna.”—Hech. 13:48, NM.

Publicaciones en español (1950-2025)
Cerrar sesión
Iniciar sesión
  • Español
  • Compartir
  • Configuración
  • Copyright © 2025 Watch Tower Bible and Tract Society of Pennsylvania
  • Condiciones de uso
  • Política de privacidad
  • Configuración de privacidad
  • JW.ORG
  • Iniciar sesión
Compartir