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“Trabajando duro y esforzándonos”La Atalaya 1981 | 1 de marzo
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aunque sea menos de lo que la salud y las circunstancias permiten que otra persona dé. Pero la cantidad en sí misma no es el criterio. Recuerde el comentario favorable que Jesús hizo acerca de la viuda pobre que contribuyó dos moneditas de “muy poco valor.” Aquellas monedas (leptas) valían aproximadamente la sexagésima cuarta parte de lo que se ganaba en un día. ¿A cuánto llega eso según el valor de las cosas donde usted vive? Sin embargo, Jesús encomió el proceder de la viuda, porque ella “echó cuanto poseía, todo lo que tenía para vivir.” (Mar. 12:41-44) Podemos confiar en que nosotros también recibiremos tal aprobación si estamos dando nuestro todo —trabajando duro y esforzándonos— en la obra de testificar.
25. ¿Qué hizo María por Jesús poco antes de la muerte de él?
25 También podemos recordar la ocasión en que María, la hermana de Lázaro, ungió a Jesús con costoso aceite perfumado. Algunos discípulos se quejaron, porque el aceite valía 300 denarios. Tomando en cuenta los sábados y los días de fiesta, a un obrero le tomaría un año entero el ganar aquella suma. ¿Cuánto gana usted, o algún miembro de su familia, en un año? (Juan 12:3-8; Mat. 20:2) Respecto al esfuerzo de María, Jesús dijo lo siguiente:
“Excelente hecho hizo ella para conmigo. . . . Ella hizo lo que pudo; se anticipó a ponerme aceite perfumado sobre el cuerpo en vista del entierro. En verdad les digo: Dondequiera que se prediquen las buenas nuevas en todo el mundo, lo que hizo esta mujer también se contará para memoria de ella.”—Mar. 14:6-9.
26, 27. ¿De qué manera fue ejemplar María?
26 Nótense estas palabras: “Ella hizo lo que pudo.” No hay evidencia de que María haya recibido poder para ejecutar milagros; no podía ser apóstol, tampoco podía ocupar el puesto de un anciano cuando se formara la congregación cristiana; y posiblemente no haya podido viajar extensamente con las “buenas nuevas.” Pero “hizo lo que pudo.” ¿Qué sentido encierran esas palabras? En algunos idiomas la expresión: “Haga lo que pueda” tiene el sabor de: ‘No te eches cargas encima; tómalo con calma.’ Pero Jesús no quiso decir eso. María verdaderamente se había esforzado. Algunos traductores de la Biblia han vertido esas palabras de las siguientes maneras: “Ella ha hecho cuanto podía,” o: “Ella ha hecho cuanto estaba en su mano.”—Versión Moderna; Serafín de Ausejo (Herder).
27 Este proceder de dar plenamente de sí misma era el modo en que María acostumbraba obrar, no algo que hubiera hecho una sola vez. En una ocasión anterior María manifestó en lo que tenía el corazón cuando se sentó a los pies de Jesús para escuchar su enseñanza. (Luc. 10:38-42) Ahora siguió apoyando a este sobresaliente predicador, Jesús. Y es de interés que Jesús relacionó lo que María hizo con la obra de predicar mundial, pues dijo que adondequiera que se difundieran las “buenas nuevas” ella sería recordada. Ella estaba interesada en la predicación. También lo estuvo Jesús, hasta Su muerte.
28. ¿Qué clase de religión es el cristianismo, y qué significa esto para nosotros?
28 ¿Somos nosotros como aquellas dos mujeres que dieron su todo? ¿Estamos intensamente interesados en la obra de predicar que Jesús comenzó cuando estuvo en la Tierra y que actualmente él continúa por medio de cristianos que están en todas partes de la Tierra? Deberíamos estarlo. Dios lo está. Cuando el cristianismo empezó en el día del Pentecostés del 33 E.C., era una religión de testificar, y Dios la apoyó por medio de su espíritu. Todavía está haciendo eso, porque no ha cambiado. Él es “un Dios vivo,” pues él mismo está vivo y ofrece vida a todos los adoradores verdaderos. Se ve, pues, que hoy el cristianismo debe ser, y sigue siendo, una religión de testificar. Y los cristianos tienen toda razón para ser trabajadores entusiastas en el servicio de Dios, “que es Salvador de hombres de toda clase, especialmente de los fieles.”—1 Tim. 4:10.
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‘Ocupados en la obra santa de las buenas nuevas’La Atalaya 1981 | 1 de marzo
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‘Ocupados en la obra santa de las buenas nuevas’
“La bondad inmerecida que de Dios me fue dada [fue] de ser siervo público de Cristo Jesús a las naciones, ocupándome en la obra santa de las buenas nuevas.”—Rom. 15:15, 16.
1, 2. ¿Por qué son importantes el habla y la conducta nuestras?
LA REPUTACIÓN que una persona llega a tener depende de sus actividades y de su habla. Lo que otras personas concluyen acerca de ella y de sus principios suele basarse en lo que le hayan visto hacer y en lo que le hayan oído decir. El rey Salomón escribió lo siguiente: “Aun por sus acciones el joven se da a conocer, en cuanto a si su obra es pura o recta.”—Pro. 20:11, Literal Translation de Young; Mat. 7:16-20.
2 ¿Qué significado tienen esas
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