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¿Cómo puede usted hallar seguridad verdadera?La Atalaya 1977 | 1 de septiembre
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Podemos confiar en que así será porque cuando Jesucristo, el Rey nombrado del reino de Dios, estuvo en la Tierra demostró que podía hacer que hubiera un suministro adecuado de alimento para multitudes.—Mar. 8:19, 20.
¿BUSCA USTED EN LA DIRECCIÓN CORRECTA?
4, 5. (a) ¿Qué está en juego hoy día? (Compare con Deuteronomio 30:15, 16.) (b) ¿Cuál es la única manera en que podemos conseguir la vida?
4 En vista de lo que encierra el futuro en el nuevo orden de Dios, ¿de qué manera consideraremos las cosas a las cuales se dirige el mundo en la actualidad en busca de seguridad, como la casa, la cuenta bancaria, el empleo o las comodidades materiales personales? Puesto que Jehová creó a los seres humanos de manera que disfrutaran de bendiciones materiales, ¿sería incorrecto tener estas cosas ahora? No, no se podría decir que esas cosas sean malas en sí. Jehová nos creó con la capacidad mental, emocional y física que nos permite disfrutar de las cosas buenas. Y él promete lo mejor de las cosas materiales en su nuevo orden. Pero en este punto de la historia humana, la cuestión no es si se nos hizo para disfrutar de bendiciones materiales o no. Lo que hoy está en juego es nuestra mismísima vida.
5 La evidencia de la profecía bíblica cumplida muestra que estamos en fecha muy, muy tardía en los “últimos días” de este sistema de cosas inicuo actual. (2 Tim. 3:1-5) Pronto Dios ejecutará su juicio adverso contra ese sistema lo cual resultará en un tiempo de angustia sin paralelo para este mundo. (Dan. 12:1) Sin embargo, la Palabra de Dios muestra que habrá “una grande muchedumbre, que ningún hombre podía contar, de todas las naciones y tribus y pueblos y lenguas” que saldrá “de la grande tribulación.” (Rev. 7:9, 14) Estos sobrevivirán por tener la aprobación y protección de Dios, no por alguna ventaja material que tengan. Jesús dijo: “Aun cuando uno tenga en abundancia, su vida no resulta de las cosas que posee.” (Luc. 12:15) La vida eterna en el nuevo orden de Dios solo puede venir por medio de conocer a Jehová y tener su aprobación.—Juan 17:3.
6. ¿Suministrará seguridad cualquier parte de este sistema inicuo actual? (Sal. 146:3)
6 Nada de lo que este mundo ofrezca como seguridad tendrá significado alguno cuando la ira de Dios venga contra los sistemas humanos de la actualidad. Y todos los sistemas políticos, religiosos, militares y económicos que ahora dominan a la humanidad serán reducidos a nada. Por consiguiente, no hay duda de que no suministrarán ninguna seguridad. (Rev. 6:16, 17) De modo que lo que quizás parezca fuerte y protector hoy día se derrumbará ante el ataque de las fuerzas destructivas que Dios usará. En tiempos antiguos, muchos se apoyaban en tener caballos poderosos para seguridad y escape en tiempo de dificultades. Pero la Palabra de Dios dice: “El caballo es un engaño para la salvación, y por la abundancia de su energía vital no depara escape.” (Sal. 33:17) Hoy, de modo similar, ni sistemas de hechura humana que presentan apariencia de ser fuertes ni ventajas materiales proveerán mejor seguridad ni escape. “La salvación pertenece a Jehová,” no a ningún sistema ni obra de hombres. “El nombre de Jehová es una torre fuerte. A ella corre el justo y se le da protección.”—Sal. 3:8; Pro. 18:10.
7, 8. ¿Cómo considerarían los pasajeros de un barco que se estuviese hundiendo los beneficios materiales de éste?
7 Hoy la situación de la gente se puede asemejar a la situación de unos pasajeros en un barco. No hay nada incorrecto en los beneficios materiales que suministra normalmente un barco: el alimento que lleva puede ser sabroso y nutritivo; los camarotes, abrigadores y cómodos; otros servicios y beneficios, agradables. Pero ¿qué sucede si el barco da contra un objeto y empieza a hundirse? Considere lo que le sucedió, por ejemplo, al famoso barco “Titanic” en 1912. Dice una enciclopedia que los “peritos habían opinado que el barco era a prueba de hundimiento.” Pero ¿cuánta seguridad verdadera hubo en el “Titanic,” con todos sus beneficios materiales, cuando chocó con un témpano de hielo y se hundió? Ninguna seguridad en absoluto. El barco se hundió, y se perdieron aproximadamente 1.500 vidas.
8 Si usted hubiese estado en el “Titanic,” ¿en qué se habría interesado una vez que el barco hubiera comenzado a hundirse? Aunque usted no habría condenado los beneficios materiales que el barco hubiera tenido anteriormente para usted, sin duda los consideraría ahora absolutamente sin importancia, ¿no es verdad? Lo principal en esta nueva situación sería preservarse la vida. ¡Usted consideraría a alguien muy tonto, hasta mentalmente desequilibrado, si entonces se pusiera a gastar todas sus energías en tratar de obtener mejor alojamiento y mejores comidas u otros beneficios materiales en el barco cuando, en unas horas, se sumergiría bajo las olas!
9, 10. En vista del punto en que nos hallamos en la corriente del tiempo, ¿cuál debe ser nuestra actitud para con las cosas materiales? (Fili. 3:7, 8)
9 Pronto este sistema de cosas actual se sumergirá en la destrucción. Por consiguiente, ahora no hay ninguna seguridad verdadera en él, pues ninguna parte de él sobrevivirá. El reino celestial de Dios “triturará y pondrá fin a todos estos reinos” que existen hoy, y solo el gobierno celestial de Dios “subsistirá hasta tiempos indefinidos.” (Dan. 2:44) Y puesto que Jesús predijo que en este tiempo de juicio venidero de Dios “habrá entonces grande tribulación como la cual no ha sucedido una desde el principio del mundo hasta ahora, no, ni volverá a suceder,” es obvio que habrá gran pérdida de vida así como de posesiones materiales.—Mat. 24:21.
10 En el año 1977 nos encontramos ahora en el sexagésimo tercer año del “tiempo del fin,” al contar desde el otoño del año crucial de 1914. En cumplimiento de la profecía bíblica, por los acontecimientos de nuestros tiempos se puede ver claramente que pronto el presente sistema inicuo recibirá su golpe mortal. Entonces, ¿cuál será nuestra actitud? Todo depende. ¿De qué? Depende de qué nos pongamos delante como nuestra meta. Si hacemos que nuestra meta sea la vida eterna en el nuevo orden de Dios, entonces haremos todo cuanto podamos por buscar a Jehová, aprender su voluntad, y hacerla al grado máximo que nos permitan nuestras circunstancias. Las cosas materiales del mundo no serán nuestro interés principal. En cambio, “teniendo . . . sustento y con qué cubrirnos, estaremos contentos con estas cosas.”—1 Tim. 6:8.
11. (a) ¿Son los ricos los únicos que pueden ser materialistas? (b) ¿Por qué es falto de perspicacia el hacer de las actividades materiales nuestro interés principal ahora?
11 Cuando Jesús advirtió: “Dejen de acumular para ustedes tesoros sobre la tierra,” comprendía plenamente lo transitorios e inseguros que serían cualesquier tesoros en el sistema de cosas actual. (Mat. 6:19) Y este consejo no fue solo para los ricos; los pobres pueden tener igual empeño que los ricos en conseguir y acumular riquezas materiales. Las personas ponen de manifiesto sus motivos verdaderos por aquello de lo cual hacen su objetivo en la vida, prescindiendo de su posición financiera. “Porque donde está tu tesoro, allí también estará tu corazón,” dijo Jesús. (Mat. 6:21) Si uno se esfuerza constantemente por ir teniendo cada vez más cosas materiales, como una casa más grande y mejor, más dinero en el banco, un trabajo mejor, prescindiendo de las consecuencias, entonces revela que realmente quiere las cosas del mundo. Demuestra por sus obras que su mente está principalmente en los beneficios del sistema actual. Pero ¡cuán falto de perspicacia es esto! puesto que “todo lo que hay en el mundo —el deseo de la carne y el deseo de los ojos y la exhibición ostentosa del medio de vida de uno— no se origina del Padre, sino que se origina del mundo. Además, el mundo va pasando y también su deseo, pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.”—1 Juan 2:16, 17.
APRENDIENDO DEL PASADO
12. ¿Qué fue lo incorrecto en el caso de la gente del día de Noé?
12 Podemos imaginarnos cuánto deben de haberse mofado los inicuos de Noé y su familia, en los días de antes del diluvio, por el mucho tiempo que éstos dedicaban a hacer la voluntad de Jehová. Por supuesto, tenían que trabajar para obtener lo que diariamente necesitaban y mantener un lugar donde vivir, pero eso no era el centro de sus actividades. Sin embargo, para el resto de aquel mundo aquello sí lo era, pues estaban dedicados a estar “comiendo y bebiendo, los hombres casándose y las mujeres dándose en matrimonio, hasta el día en que Noé entró en el arca.” (Mat. 24:38) Pero si se evitan los excesos, ¿hay algo malo en comer, o en beber, o en casarse? No, pues Jehová mismo instituyó esas cosas cuando creó al hombre y a la mujer. Lo incorrecto era que en un tiempo de juicio, cuando era cuestión de vida o muerte, aquella gente tontamente tuviera como centro de su vida esas actividades y no prestara atención a la voluntad de Dios.
13. ¿Les proporcionaron seguridad las posesiones materiales a las personas de aquel tiempo? ¿Le proporcionaron seguridad a Noé sus posesiones?
13 De esas personas, Jesús dijo: “No hicieron caso hasta que vino el diluvio y los barrió a todos.” (Mat. 24:39) Sí, quizás hayan pensado que Noé era “excéntrico” porque renunciaba a beneficios materiales a fin de concentrarse en construir el arca y predicar. Pero ¿de qué le sirvió a la gente el ir tras las cosas materiales y sus “diversiones”? De ningún bien duradero. No solo perdieron sus posesiones, sino también la vida, pues aquel mundo fue destruido por agua. (2 Ped. 2:5) También, note esto cuidadosamente: ¿De qué les sirvieron a Noé, sus hijos y sus esposas sus casas y posesiones? Tampoco proveyeron seguridad alguna. Era en el arca donde había de hallarse seguridad. Y cuando llegó el tiempo en que habían de abandonar las casas que tenían, no vacilaron. No habían estado confiando en aquellas cosas para seguridad, y por eso pudieron dejarlas sin dificultad alguna.—Gén. 6:22.
14. ¿Qué pérdida sufrió toda la gente en Sodoma y Gomorra, pero qué diferencia hubo en el caso de Lot y sus hijas? (Luc. 9:62)
14 Siglos después, cuando Jehová destruyó a Sodoma y Gomorra por la crasa iniquidad de aquellas ciudades, ¿cuánto quedó de las casas y posesiones que había en ellas? ¡Nada! Cuando Lot y su familia abandonaron a Sodoma, pudieron tomar muy pocas cosas consigo. Su casa, sus muebles y la mayoría de sus posesiones también fueron destruidos. Pero Lot y sus dos hijas comprendieron que su vida era mucho más importante. Discernieron la cuestión. Por su fe y obediencia a las instrucciones de Jehová, se salvaron. Pero ni la población de aquella zona ni sus posesiones se salvaron. Como dijo Jesús, en los días de Lot “comían, bebían, compraban, vendían, plantaban, edificaban. Mas el día en que Lot salió de Sodoma llovió del cielo fuego y azufre y los destruyó a todos.” Entre ellos, ¿a quién? Tristemente, entre ellos a la esposa de Lot. Cuando iban huyendo, ella desobedeció y miró atrás hacia las cosas que habían dejado, y perdió la vida.—Gén. 19:26; Luc. 17:28, 29.
15. ¿Por qué comparó Jesús nuestro día con el de Noé y Lot?
15 Jesús dijo que tal como fue en los días de Noé y también de Lot, así sería en la venidera “grande tribulación.” La inmensa mayoría de la población de la Tierra no estaría interesada en Dios ni su voluntad. Como resultado, perderían la vida. Y cuando una persona está muerta, ¿de cuántas de sus posesiones materiales puede disfrutar? De ninguna de ellas. Pero para los que quieren seguir viviendo, y que acuden a Dios en busca de seguridad, no sucederá eso. Ellos no permitirán que los entrampen los intereses materiales. Realmente, están listos para abandonar toda posesión material “en aquel día en que el Hijo del hombre ha de ser revelado.” Pues Jesús dijo: “En aquel día el que esté en la azotea pero cuyas cosas movibles estén dentro de la casa no baje a tomarlas, y el que esté en el campo igualmente no vuelva a las cosas atrás. Acuérdense de la esposa de Lot.”—Luc. 17:30-32.
16. ¿Sufrieron pérdida los cristianos en la destrucción de Jerusalén en 70 E.C.?
16 ¿Qué magnitud tendrá la destrucción de cosas materiales que habrá en la venidera “grande tribulación”? Solo el tiempo lo dirá. Pero en los ejemplos de la historia bíblica que hemos notado antes hubo enorme pérdida material, entre la cual estuvo mucha pérdida material para el pueblo de Dios. Eso también fue lo que sucedió en 70 E.C. cuando los ejércitos romanos devastaron a Jerusalén. Los cristianos tuvieron que abandonar sus hogares antes, y quizás tomaron consigo solo unas cuantas cosas que pudieran llevar con facilidad. (Luc. 21:20, 21) ¿Qué les sucedió a los que no quisieron partir de allí? Perdieron no solo sus hogares y posesiones a manos de los romanos, sino posiblemente también la vida. Los cristianos que huyeron de la ciudad, aunque también sufrieron la pérdida de sus casas y la mayor parte de sus posesiones, escaparon con vida y retuvieron su libertad. Por eso, también, en la venidera tribulación, podría haber gran pérdida en sentido material. ¿Cómo consideraría usted una pérdida personal de esa índole?
17. ¿Por qué es un error penoso buscar seguridad donde no se debe? (Sof. 1:18)
17 Por eso piense ahora, ¿en qué confía usted como lo que realmente le puede suministrar seguridad? ¿En el “oro,” o en Dios? ¿En torno de qué giran su mente, y su corazón,... en torno de las cosas de este sistema o en torno del nuevo orden de Dios? ¿Muestran sus acciones, su modo de vivir, dónde busca usted la seguridad? ¡Qué penoso error sería buscar la seguridad donde no se debe en esta fecha tardía! Como dice Job 31:24-28: “Si he puesto el oro como mi seguridad, o al oro he dicho: ‘¡Tú eres mi confianza!’ Si solía regocijarme porque era mucha mi propiedad, y porque mi mano había hallado muchas cosas; . . . eso también sería un error para la atención de los jueces, porque hubiese negado al Dios verdadero arriba.”
18. ¿Qué conmovedora expectativa hay para los que dirigen su búsqueda en la dirección correcta para hallar la seguridad?
18 En vista del derrumbe inminente de los sistemas humanos, y la subsecuente pérdida material inmensa que podría acontecer, ciertamente sería falto de perspicacia el que no nos preparáramos mentalmente para ello. Si usted ama la vida, y quiere seguir viviendo, no llegue a tener apego a ninguna cosa material. “Las cosas valiosas no serán de ningún provecho en el día del furor, pero la justicia misma librará de la muerte.” “El que confía en sus riquezas... él mismo caerá; pero justamente como follaje los justos reverdecerán.” (Pro. 11:4, 28) Estos “justos” serán introducidos en el nuevo orden de Dios, y participarán allí en la conmovedora obra de convertir toda la Tierra en un Paraíso, un hermoso hogar en el cual disfrutarán de vivir eternamente. Habiendo dirigido su búsqueda en la dirección correcta, éstos “realmente morarán en seguridad, sin nadie que [los] haga temblar.”—Eze. 34:28.
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¿En qué está su seguridad?... ¿en su casa?... ¿en su cuenta bancaria?... ¿en su trabajo?La Atalaya 1977 | 1 de septiembre
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¿En qué está su seguridad?... ¿en su casa?... ¿en su cuenta bancaria?... ¿en su trabajo?
1. ¿Qué deseos apropiados satisfará Jehová, y cómo?
TODA persona normal desea seguridad. Quiere seguridad económica, un lugar hermoso en el cual vivir, trabajo satisfactorio, libertad del temor y tranquilidad de ánimo. Jehová implantó el deseo de esas cosas apropiadas cuando creó al hombre y a la mujer. Y en el nuevo orden de Jehová, bajo el gobierno de su reino celestial, de esa seguridad disfrutará felizmente la humanidad. Tocante a Jehová, el salmista inspirado dijo: “Estás abriendo tu mano y satisfaciendo el deseo de toda cosa viviente.” (Sal. 145:16) En el nuevo orden de Dios los deseos apropiados de los seres humanos serán satisfechos a cabalidad, a grado mayor de lo que esperan.
2. ¿Qué pérdida habrá en la venidera “grande tribulación”?
2 Pero todavía no estamos en el nuevo orden de Jehová. Todavía vivimos en este sistema de cosas inicuo del presente. Y este sistema se está acercando rápidamente a su fin. Su fin le vendrá en breve cuando choque de frente con Dios en la venidera “grande tribulación.” (Mat. 24:21) Por lo tanto, antes de que el nuevo orden de Dios se convierta en realidad, el viejo sistema de gobierno político, comercial y religioso bajo Satanás tiene que ser quitado de en medio. (2 Cor. 4:4; Rev. 19:11-21) En ese tiempo habrá enorme pérdida de vida cuando Jehová ejecute a los que rehúsan hacer su voluntad. También, sin duda habrá mucha pérdida material, como sucedió cuando los inicuos perecieron en el diluvio del día de Noé, y cuando Sodoma y Gomorra fueron destruidas, y también cuando Jerusalén fue devastada en 70 E.C.—Luc. 17:26-29; 2 Cró. 36:19.
3. A causa de lo que encierra el futuro inmediato, ¿qué actitud debemos desplegar?
3 Por eso ahora hay razón apremiante para mantener en su lugar apropiado el deseo normal que tengamos de seguridad material. El prestar demasiada atención a las cosas materiales puede desviarnos de la cosa más importante... hacer la voluntad de Jehová y conseguir su aprobación. Como escribió el apóstol Pablo: “Quitémonos nosotros también todo peso y el pecado que fácilmente nos enreda, y corramos con aguante la carrera que está puesta delante de nosotros.” (Heb. 12:1) La falta de fe puede vencernos fácilmente si estamos demasiado envueltos en las actividades que son comunes en este sistema de cosas. Tal como el que corre en una carrera se despoja del peso innecesario para correr, así tenemos que hacerlo nosotros al correr por el premio de la vida eterna. Pablo también asemeja al cristiano a un soldado que no desvía su atención por medio de ocuparse en otras actividades, al decir: “Como excelente soldado de Cristo Jesús acepta tu parte en sufrir el mal. Ningún hombre que sirve como soldado se envuelve en los negocios comerciales de la vida, a fin de conseguir la aprobación de aquel que lo alistó como soldado.”—2 Tim. 2:3, 4.
TENIENDO UN PUNTO DE VISTA EQUILIBRADO
4. ¿Requiere Dios que su pueblo renuncie a casas, empleos y dinero?
4 De esto, ¿deberíamos inferir que, puesto que estamos tan cerca del fin de este sistema, Dios requiere que los cristianos abandonen casas, empleos y dinero? ¿No tienen que interesarse ya en ganarse la vida, especialmente en tiempos económicos difíciles, cuando a muchas personas se les despide de su trabajo? No, no debemos inferir eso, pues también la Palabra de Dios dice: “Ciertamente si alguno no provee para los que son suyos, y especialmente para los que son miembros de su casa, ha repudiado la fe y es peor que una persona sin fe.” (1 Tim. 5:8) A fin de ‘proveer para los suyos,’ los que tienen responsabilidades de familia por lo general tienen que trabajar para ganar suficiente dinero para alimento, ropa y abrigo.
5, 6. ¿Cuál es la verdadera cuestión tocante a las cosas materiales hoy día?
5 El punto que señalan las Escrituras es que aunque es importante y necesario ganarse la vida, eso no debe llegar a ser el centro de la vida de uno. Si uno se entrega por completo a las inquietudes del día, quizás le parezca que no le queda tiempo ni energía para buscar a Dios, aprender sus requisitos, y hacer su voluntad. Por eso tiene que decidir quién será su Dios: Jehová, o las cosas materiales. “Nadie puede servir como esclavo a dos amos,” dijo Jesús. “No pueden ustedes servir como esclavos a Dios y a las Riquezas.” (Mat. 6:24) La persona que está demasiado interesada en las cosas materiales por lo general está demasiado envuelta en trabajar por ellas y cuidarlas. Es por eso que con frecuencia las personas que poseen riquezas tienen gran dificultad en hacer la voluntad de Dios. Están demasiado ocupadas en adquirir y conservar su riqueza. Por eso indicó Jesús: “¡Cuán difícil les será a los que tienen dinero entrar en el reino de Dios!”—Mar. 10:23.
6 Tarde o temprano, sea en el tiempo que usted dedique, la actitud que desarrolle, o su aprecio de corazón, uno de los dos —o Dios o las cosas materiales— ganará y se hará el centro de su vida. Lo que llegue a ser el centro determinará su futuro, como lo determinó para Lot y su esposa. “No se extravíen: de Dios uno no se puede mofar. Porque cualquier cosa que el hombre esté sembrando, esto también segará.” (Gál. 6:7) Un agricultor no puede sembrar semillas de plantas que son mala hierba y esperar que va a segar una cosecha de trigo. De modo similar, si siembra trigo, no va a segar una cosecha de mala hierba. Por eso, si sembramos confianza en los beneficios materiales que ahora ofrece este sistema, segaremos desilusión cuando se vaya a la destrucción. Si sembramos confianza en Dios, segaremos los galardones que él da, tanto ahora como en su nuevo orden.
7. ¿Cómo desplegó el apóstol Pablo la actitud correcta?
7 Hoy el derrotero de la sabiduría práctica, en vista del punto en el cual estamos en la corriente del tiempo, es tener la actitud que tuvo el apóstol Pablo cuando dijo: “De veras sí considero también que todas las cosas son pérdida a causa del sobresaliente valor del conocimiento de Cristo Jesús mi Señor. Por motivo de él he sufrido la pérdida de todas las cosas y las considero como un montón de basura, a fin de ganar a Cristo.” Aunque el hacer la voluntad de Dios hubiera querido decir la pérdida de todo, incluso su vida, Pablo no se habría retraído. Tenía la esperanza segura de la resurrección. De hecho, esperaba con deleite “la resurrección más temprana de entre los muertos.” Pablo comprendía que lo que verdaderamente importaba en la vida no era la propiedad, riqueza, posición ni reputación que anteriormente hubiera tenido en la comunidad. Estuvo dispuesto a desprenderse de aquellas cosas por lo que verdaderamente contaba... hacer la voluntad de Dios y conseguir su favor y bendición.—Fili. 3:8, 10, 11.
¿HASTA QUÉ PUNTO ES IMPORTANTE SU CASA?
8, 9. ¿Por qué es imprudente el llegar a estar demasiado apegado a casas o posesiones?
8 Se puede ver la sabiduría de esa actitud por la tristeza, desilusión e irritación que les vienen a los que llegan a estar demasiado apegados a las cosas materiales y luego las pierden. Por ejemplo, usted quizás tenga una casa hermosa hoy, pero ¿qué seguridad hay de que la tendrá mañana? Puede ser que ni siquiera viva hasta entonces. (Luc. 12:16-21) Aun ahora, muchos que han contraído fuertes deudas por una casa averiguan que en “tiempos difíciles” en sentido económico no pueden hacer los pagos y se ven obligados a renunciar a la casa.
9 También, cada año el fuego destruye o damnifica millares de casas, y las inundaciones o tormentas causan daño a otras. Con aumentante frecuencia los ladrones están metiéndose a la fuerza en las casas y robando. En algunos casos las pólizas de seguro han sufragado el costo de las pérdidas, pero en muchos otros casos no. ¿Y qué hay del costo emocional para los que tienen como centro de su vida estas posesiones? Como hizo notar un ama de casa: “Es cierto. Mientras más uno tiene, más tiene de qué preocuparse.” También, en muchas partes del mundo ha habido guerras, motines y otros actos de violencia que han destruido casas sin que hubiera esperanza de recibir compensación.
10. Al tener el punto de vista correcto, ¿cómo se beneficia el cristiano? (Luc. 14:33)
10 La persona que mantiene sus necesidades a un mínimo razonable, y que está dispuesta a arreglárselas con menos materialmente, no tiene tanto que perder. Además, esto por lo general le permite emplear más de su tiempo y energía en estudiar y en servir a su Creador. Puede concentrarse en edificar la confianza en Jehová y en sus promesas. El fuego, los motines o la violencia podrían destruir su casa, pero no pueden destruir la verdadera seguridad que proviene de Jehová. Debido a eso, “en cuanto al que me escucha,” dice Jehová, “residirá en seguridad y estará libre del disturbio que se debe al pavor de la calamidad.” (Pro. 1:33) Esa persona puede decir, correctamente: “En paz ciertamente me acostaré y también dormiré, porque tú, sí, tú solo, oh Jehová, me haces morar en seguridad.”—Sal. 4:8.
11. ¿Qué pérdida material podría sobrevenir durante la “grande tribulación”?
11 Finalmente, en cuanto a la casa y las posesiones de uno, ¿quedarán en pie durante la “grande tribulación”? En ese tiempo de condiciones caóticas, ¿se ha de pensar que las posesiones de uno saldrán incólumes? (Zac. 14:13) También, durante la “grande tribulación” Satanás y sus hordas lanzarán un ataque contra los siervos de Jehová “para conseguir gran despojo y para hacer mucho saqueo.” (Eze. 38:12) Actualmente no sabemos hasta qué punto permitirá Jehová que lleguen sus enemigos en eso, pero hay la probabilidad de que haya pérdida material.
12. ¿A la expectativa de qué podemos estar?
12 Por todas estas razones, podemos ver que es imprudente el que se llegue a estar demasiado apegado emocionalmente a cosas como casas y mobiliario, prescindiendo de lo agradables que sean en la actualidad. No se trata de que Jehová condene esas cosas, sino de que él sabe que el apego a ellas podría resultar peligroso, como sucedió en el caso de la esposa de Lot. (Luc. 17:31, 32) Más bien, debemos estar a la expectativa del tiempo en el nuevo orden de Dios en que, en seguridad total, sus siervos puedan construir casas adecuadas para vivir en ellas.
¿ESTÁ SU SEGURIDAD EN EL DINERO, O EN UN EMPLEO?
13. ¿Cuánta seguridad hay en el dinero mismo? (Ecl. 7:12)
13 Se requiere dinero para vivir en este sistema de cosas y comprar las cosas necesarias de la vida. Pero muchas personas quieren una cuenta bancaria considerable, pues creen que esto les suministrará seguridad. Sin embargo, la historia reciente muestra que no es así. En la gran depresión económica de 1929 millares de bancos cerraron en todo el mundo, y los depositantes sufrieron grave pérdida. Y recientemente un economista declaró: “El sistema bancario . . . ha mostrado deterioración continua desde el fin de la II Guerra Mundial.” También, la inflación ha ido consumiendo el valor del dinero, de la misma manera que un bloque de hielo se derrite al sol. En verdad, la historia del dinero se resume en una sola palabra: inseguridad.
14. ¿Por qué resulta prudente el estar libre del amor al dinero? (Mat. 19:21)
14 Por lo tanto, aunque el dinero es cosa necesaria y útil ahora, es tontería arriesgar uno su confianza por medio de cifrarla en él. Pues prescindiendo de las acciones que tomen las autoridades para remendar los sistemas económicos de la actualidad, subsiste el hecho de que pronto todos se derrumbarán completamente, y esta vez para siempre. Se acerca rápidamente el día en que, como ha sucedido antes, “en las calles arrojarán su plata misma, y su propio oro llegará a ser una cosa aborrecible. Ni la plata ni el oro de ellos podrá librarlos en el día del furor de Jehová.” (Eze. 7:19) En vista de esto; sabiamente la Palabra de Dios da este consejo: “Que su modo de vivir sea exento del amor al dinero, estando contentos con las cosas presentes.” Por no prestar atención a ese consejo, y, en cambio, desarrollar un amor al dinero, “algunos han sido descarriados de la fe y se han acribillado con muchos dolores.” (Heb. 13:5; 1 Tim. 6:10) De modo que el amor al dinero no solo desvía a uno de los intereses del reino de Dios, sino que también conduce a “muchos dolores” debido a todo lo que tiene que hacer y experimentar una persona para conseguirlo y conservarlo.
15. ¿Representa alguna ventaja la riqueza en el esfuerzo por la vida eterna? (Sal. 49:16, 17)
15 Los acaudalados desean poder ‘vivir para siempre y no ver el hoyo,’ y que “sus casas sean hasta tiempo indefinido,” y hasta han “llamado sus terrenos por los nombres de ellos.” (Sal. 49:9, 11) Pero Dios es quien determinará el futuro. No el dinero, sino Jehová decidirá quién y qué será preservado a través del tiempo de dificultad venidero. Y en su nuevo orden, la Tierra no será dividida según el antojo de los seres humanos acaudalados y poderosos que viven en la actualidad. Jehová, por medio de su gobierno del Reino, regulará los asuntos económicos de tal manera que todo su pueblo se beneficie de las producciones de la Tierra. (Rom. 2:11) Por consiguiente, ¡qué práctico y salvador de vidas es el consejo de la Biblia: “Acumulen para ustedes tesoros en el cielo, donde ni polilla ni moho consumen, y donde ladrones no entran por fuerza y hurtan”! (Mat. 6:20) Lo que importa es una buena cuenta con Dios en el cielo, no una cuenta grande en algún banco.
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