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  • Cuando el materialismo penetra en hogares cristianos
    La Atalaya 1956 | 1 de septiembre
    • estas cosas materiales en realidad no satisfacen, y no entienden por qué.

      No entienden que “el hombre físico no recibe las cosas del espíritu de Dios, porque son insensatez para él, y él no las puede entender, porque se examinan espiritualmente. Sin embargo, el hombre espiritual examina en verdad todas las cosas, pero él mismo no es examinado por nadie.” Si vivimos por el espíritu, es decir, de acuerdo con lo que nos dirige a hacer la Palabra de Dios, serán nuestros el amor, gozo, paz, consideración, bondad, fe, mansedumbre y dominio propio como resultado natural de las cosas. El egotismo, la competencia y la envidia que causan contiendas y divisiones, todos se pondrán en fuga como resultado de la operación del espíritu de Dios. La paz y el contentamiento llenan el hogar cristiano donde se permite que el espíritu de Dios opere libremente.—1 Cor. 2:14, 15, NM.

      Pero cuando se permite que el materialismo penetre en un hogar cristiano, pronto tiene que salirse el cristianismo. Donde se le da más importancia a cosas que a personas, los afectos y las familias pronto se dividen. “Porque donde su tesoro está, también estará su corazón.” La esposa llega a creer que ella tiene que conseguir empleo afuera para poder mantener lo que generalmente se clasifica como un buen hogar. El manejo de las cosas de la casa llega a ser secundario. Se descuida la atención que se debe dar a los niños. Hay menos sentimiento de que unos y otros se necesitan mutuamente. No pasa mucho tiempo antes que empiecen las dificultades.—Mat. 6:21, NM.

      Junto con las conveniencias modernas y los “artefactos que producen felicidad” viene un falso sentido de seguridad. “Tenemos nuestro propio hogar, negocio, familia y amigos; y, también, tenemos nuestra propia religión. De modo que usted puede ver que nosotros en realidad no necesitamos la Biblia. Estamos completamente satisfechos. Tenemos todo lo que deseamos. Gracias.” Tal presunción es indicio claro de materialismo. En un hogar de esta clase la religión es sólo otro adminículo, cosa que pudiera ser útil en asuntos sociales o de negocio, o en caso de que surgiera una emergencia. Es más o menos como un neumático de repuesto en un automóvil. Le da a uno una sensación de seguridad, y es conveniente tenerlo a la mano por si se da el caso de que se desinfle un neumático. Lo mismo sucede con la religión en esta casa, se tolera por motivo de la conveniencia.

      ESFUERZOS POR VENCER EL MATERIALISMO

      Para vencer esta parálisis progresiva, se hace un esfuerzo para convertir a este mundo materialista por medio de hacerse más materialista, por medio de la participación más activa de la religión en los asuntos políticos y sociales de él; y por medio de estimular más confianza en marinas y ejércitos materialistas. Por fantástico e irrazonable que suene esa filosofía está, sin embargo, guiando a este mundo. El invitar al materialismo a entrar en el hogar cristiano es dar la bienvenida al desastre. “Adúlteras, ¿no saben que la amistad con el mundo es enemistad con Dios? Cualquiera, pues, que desea ser un amigo del mundo se está constituyendo un enemigo de Dios.” El hacerse socio de este mundo materialista es trabar guerra contra Dios.—Sant. 4:4, NM.

      Cual serpiente monstruosa el materialismo se ha enroscado alrededor de este mundo. Ha perpetrado este crimen por medio del desatino y la ineptitud de sus líderes religiosos. El hombre materialista ha entronizado el conocimiento como su ídolo y ha vuelto las espaldas a Dios. Se olvida de alabar al Hacedor que le ha proporcionado las herramientas y el intelecto con que lograr su trabajo.

      Tal como Carlos Lindbergh declara tan aptamente en su libro Flight and Life, el mundo que confía en su dios materialista ha perdido la “verdadera calidad de la vida—la belleza de la tierra, sus estaciones y sus cielos; la hermandad de los hombres; el gozo que se deriva de esposa e hijos. [Ha perdido] la fuerza infinita sin la cual ningún pueblo puede sobrevivir a través del tiempo—el elemento al que la guerra no puede derrocar ni la paz puede corromper.” Él concluye: “Ahora yo comprendo que la verdad espiritual le es más esencial a una nación que lo que es la argamasa en las murallas de sus ciudades. Cuando las acciones de un pueblo no se guían por estas verdades, sólo basta que pase un poco de tiempo para que se derrumben sus murallas.”

      Rápidamente está agotándose el tiempo que queda antes que estalle la mayor guerra del mundo. Se compara a los sobrevivientes de esta guerra a un hombre discreto que edificó su casa sobre cimientos de roca, basada en la obediencia a la Palabra duradera de Dios. Las murallas de esa casa cristiana perdurarán. Todas las otras se desplomarán. Sea usted un edificador sabio—edificando su casa sobre cimientos espirituales, recordando, aunque algunos confíen en carros de guerra, y algunos en caballos, que Jehová es el único que puede salvar.—Mat. 7:24-27; Sal. 20:7.

  • Maestros de la escuela aceptan la verdad
    La Atalaya 1956 | 1 de septiembre
    • Maestros de la escuela aceptan la verdad

      De la sucursal de la Sociedad Wátchtower en Nigeria

      ● Les escribo esto con el propósito de decirles que de cuatro maestros de esta escuela dos ahora se han hecho testigos de Jehová. Se han unido a nosotros en la grandiosa obra de promover la adoración verdadera. Todos juntos, incluyéndome a mí mismo en la cuenta, somos cinco. Cuando empecé a predicar a mis compañeros maestros hacían de ello una broma y se ponían a argumentar. Pero con el transcurso del tiempo se pusieron a oír con verdadera atención y empezaron a hacer muchas preguntas razonables. Estos dos maestros se bautizaron en nuestra última asamblea de circuito. Fué deleitoso ver a estos dos hermanos nuevos volver de la asamblea llenos de gozo, regocijándose con las verdades que se presentan en La Atalaya y respondiendo a la llamada por medio de decir: “¡Envíame a mí!”

      ● Debido a que se declararon así de parte de la verdad, los miembros de la Iglesia apostólica hicieron cuanto les fué posible para desviarlos, pero todo en vano. Al observar que sus esfuerzos no daban resultado, empezaron a insultarnos llamándonos “fanáticos,” “intolerantes,” etc. Pero esto no afectó de manera alguna a los nuevos hermanos. Tienen en su poder todas las publicaciones más recientes y han conseguido Biblias nuevas. Están llenos de amor y entusiasmo y estudian de continuo. Mientras más salen al campo, más experiencias tienen, y mejores.

      ● Ahora el director de la escuela y el otro maestro están poniendo atención. El director hasta trae “Sea Dios veraz” con él a la escuela y lo está estudiando muy seriamente.

      ● El quinto maestro, aunque todavía no se ha bautizado, ya ha empezado a predicar. Un hermano me dijo que vió a este maestro predicando cerca del tribunal durante el fin de semana. Habiéndose enfrentado a una pregunta que no podía contestar, llamó a este hermano para que viniera y le ayudara. Nosotros, los tres maestros que somos hermanos ahora, pronunciarnos regularmente discursos sobre Jehová y el nuevo mundo a nuestros alumnos después de las horas regulares de escuela.

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