BIBLIOTECA EN LÍNEA Watchtower
Watchtower
BIBLIOTECA EN LÍNEA
Español
  • BIBLIA
  • PUBLICACIONES
  • REUNIONES
  • ¿Cómo está su programa de estudio personal?
    Ministerio del Reino 1974 | febrero
    • ¿Cómo está su programa de estudio personal?

      1 ¿Halla usted que de vez en cuando otras cosas interfieren con su programa de estudio personal y de familia? Si es así, su experiencia no es única. Todo siervo de Jehová tiene que luchar contra las intrusiones consumidoras de tiempo y las imperfecciones de la carne a fin de dedicar suficiente tiempo al estudio personal. ¿Tiene usted un buen arreglo ahora? Si es así, ¡excelente! Pero si sus buenas intenciones han aflojado un poco y usted ha vuelto a hábitos de estudio irregulares, éste es el tiempo volver a un buen horario.

      2 ¿Qué puede hacerse? Bueno, primeramente sería bueno repasar exactamente por qué es tan importante el estudio personal. Para comenzar, si usted está tratando de habérselas con solo lo que recibe en las reuniones, sin efectuar su estudio personal, su salud espiritual pronto reflejará su negligencia. Es algo parecido a un estudio bíblico que usted puede conducir, para el cual el estudiante sencillamente no prepara su lección. Debido a la falta de aprecio, su progreso es muy lento. Para crecer espiritualmente tenemos que hacer un esfuerzo personal y pensar profundamente acerca de la aplicación de la Palabra de Dios en nuestras vidas.

      3 Convencido de la importancia de la regularidad en el estudio personal, usted tendrá el incentivo para apegarse a una buena rutina. Muchas familias apartan por lo menos una noche a la semana para estudiar juntos y prepararse para las reuniones y rehúsan permitir que nada interfiera con los arreglos. Además, hay otros tiempos que uno, personalmente puede redimir para leer una porción de la Biblia, un artículo en una de las revistas o unas cuantas páginas en uno de los libros. Al viajar en autobús de camino al trabajo, mientras se espera por una cita, durante la hora del almuerzo... sí, hay muchas oportunidades de hacer su lectura personal.

      4 En Proverbios 2:1-5, se nos dice que al prestar atención a la sabiduría y al clamar por el entendimiento y discernimiento, buscándolo como a tesoros escondidos, ‘entenderemos el temor de Jehová’ y ‘hallaremos el mismísimo conocimiento de Dios.’ No podemos tener este “temor de Jehová” apropiado y “conocimiento de Dios” apropiados a menos que estudiemos su Palabra. Si verdaderamente recibimos el impacto de su Palabra, no trataremos de excusarnos de lo que Dios requiere ni trataremos de pasar por alto lo que la Biblia claramente muestra que debemos hacer. Nos preguntaremos, a medida que leemos y estudiamos: ¿Qué significado tiene esto en mi vida? Si no significa nada, ¿por qué no? Por ejemplo, el padre, en vez de conducir un estudio rutinario de ‘hacer pregunta, obtener respuesta’ con sus hijos, pudiera amorosamente obtener expresiones en cuanto a cómo el estímulo y el consejo bíblico afectan el modo en que ellos se comportan en la escuela.

      5 ¿Halla usted que su comprensión es un poco más lenta que la de otros? ¿Lee usted a un paso más lento, tal vez sin obtener entendimiento de todo lo que lee antes de que surja algo nuevo? No deje que esto le preocupe. Con la práctica, quizás haya modos en que usted pueda mejorar su habilidad de leer y comprender, pero la cosa importante es el separar un tiempo regular y definido para efectuar su estudio personal. Y haga su meta el disfrutarlo a cabalidad. Al buscar entendimiento de lo que lee, vea cómo los puntos aprendidos encajan en lo que usted ya conoce.

      6 No debemos vacilar en leer y estudiar las cosas más profundas de la Palabra de Dios. Pablo amonestó: “El alimento sólido pertenece a personas maduras, a los que por medio del uso tienen sus facultades perceptivas entrenadas para distinguir tanto lo correcto como lo incorrecto.” (Heb. 5:13, 14) El estudio personal juega un papel vital en el crecimiento a la madurez, y en mantenernos espiritualmente fuertes y apropiadamente equipados para el servicio de Jehová.

  • ¿Deja usted una hoja suelta?
    Ministerio del Reino 1974 | febrero
    • ¿Deja usted una hoja suelta?

      ¿Qué hace usted cuando una persona está tan ocupada que no tiene tiempo ni siquiera para ofrecer las revistas? ¿Suponga que alguien no acepta ninguna literatura después que usted le habla acerca de la verdad? Y, ¿qué hace usted cuando no hay nadie en casa? Las hojas sueltas están diseñadas para satisfacer la necesidad en estas situaciones y en muchas otras. ¿Lleva usted siempre hojas sueltas consigo y trata de dejarlas en cada hogar? A menudo éstas pueden dar un testimonio cuando usted no puede hacerlo.

      Además de las hojas sueltas que anuncian el programa de conferencias públicas de la congregación para varias semanas, están las que suministran información general en cuanto a las horas de las reuniones y la ubicación del Salón del Reino. Es provechoso tener a mano un buen surtido de éstas. Ambas tienen breves consideraciones bíblicas impresas al reverso que están diseñadas para hacer que una persona comience a pensar y para avivar su interés en la respuesta bíblica.

      Se han relatado muchas experiencias en las que individuos llegaron a ponerse en comunicación con la verdad debido a que recibieron una hoja suelta. Un hombre, después de quedar desilusionado con varias iglesias, oró una noche: ‘Querido Dios, si hay un Dios, ayúdame a hallar la religión correcta.’ La mañana siguiente notó una hoja suelta que había sido dejada en su puerta cuando nadie estaba en casa. Aceptó la invitación de ésta para asistir a una conferencia bíblica en el Salón del Reino. Qué felices están él y su familia de que un testigo cristiano de Dios dejó esa hoja suelta. Trate de por lo menos dejar una hoja suelta en cada puerta.

  • La caja de preguntas
    Ministerio del Reino 1974 | febrero
    • La caja de preguntas

      ● ¿Qué procedimiento debe seguir el presidente de la reunión pública?

      El deber del presidente de la reunión pública es impartir al auditorio una cordial bienvenida así como un sentimiento de relajación y dar una continuidad suave a los rasgos del programa. Por lo tanto, debe prepararse de antemano para que sus comentarios sirvan esos propósitos. La brevedad es el factor clave. Después de unas pocas palabras de bienvenida, por lo general se canta un cántico, después de lo cual viene la oración. Usualmente es apropiado que el presidente ofrezca la oración, pero otro hermano pudiera ofrecerla, preferiblemente uno asignado de antemano. (“orS,” págs. 94, 95) Entonces el presidente anuncia el título del discurso y presenta al orador. Puesto que los que asisten saben que esta es una reunión religiosa, en la que un testigo de Jehová, un ministro, será el orador, no sería apropiado presentar al orador como “el señor.” Se acostumbra referirse a él como “hermano ———.” Si es un orador visitante, el presidente pudiera declarar el nombre de la congregación con la cual el orador se asocia. No hay necesidad de declarar sus calificaciones, y especificar por cuánto tiempo el orador hablará. Lo principal es declarar el tema del discurso de modo claro y distinto a fin de que el auditorio lo pueda entender claramente.

      Después del discurso los comentarios también deben ser muy breves. El tema del discurso de la semana siguiente pudiera anunciarse, con una invitación a asistir. Si el estudio de “La Atalaya” sigue al discurso, puede anunciarse el tema que va a estudiarse y entonces animar al auditorio a permanecer y a disfrutar del estudio.

      Por medio de ser breve e ir al grano los comentarios del presidente no detraerán del orador ni duplicarán la introducción o la conclusión del orador. El auditorio oye lo que vino a oír, es decir, el discurso del orador, y el presidente no hace que la reunión se pase del tiempo.

Publicaciones en español (1950-2025)
Cerrar sesión
Iniciar sesión
  • Español
  • Compartir
  • Configuración
  • Copyright © 2025 Watch Tower Bible and Tract Society of Pennsylvania
  • Condiciones de uso
  • Política de privacidad
  • Configuración de privacidad
  • JW.ORG
  • Iniciar sesión
Compartir