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Viviendo una vida dedicadaLa Atalaya 1972 | 15 de julio
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no puede recibir con los brazos abiertos al individuo que ha negado la soberanía de Dios sobre él como Su esclavo. ¿Qué lugar tendría Dios para éste en el “cuerpo” de la congregación? (1 Cor. 12:24, 25) Por lo tanto la congregación, si le diera un lugar de aprobación entre ella, estaría condonando la desobediencia de esta persona y sería participante de sus pecados.—Compare con 2 Corintios 6:14; 1 Timoteo 5:22.
No es la congregación la que tiene que alterar sus principios. Más bien, el individuo descarriado es el que tiene que arrepentirse y cambiar completamente de su punto de vista equivocado y de las malas acciones y asociaciones. Antes que la congregación de Dios pueda aceptarlo en plena asociación él tiene que dar evidencia de su arrepentimiento y cambio de corazón y acción, demostrándolo durante un período, y volver a llevar una vida dedicada.
CONCÉNTRESE EN UN SOLO PROPÓSITO AL CONFIAR EN DIOS
Cuando surgen presiones a algunos les da miedo, no tanto del enemigo o de los hombres mismos, sino debido a la situación económica del mundo, pues temen la posibilidad de perder su trabajo o propiedad, o hasta de tener que ir a prisión, y así no poder suministrar sostén para sus familias. Pero la persona verdaderamente dedicada seguirá el derrotero de dedicación a su Amo celestial. Confiará en que Dios atenderá los intereses de su siervo fiel.
El apóstol Pablo siguió este derrotero de fe. Antes de llegar a ser cristiano, tuvo muchas ventajas mundanas. Pero dejó éstas. Dijo: “No obstante, cuantas cosas eran para mí ganancias, éstas las he considerado pérdida a causa del Cristo. Pues, en cuanto a eso, de veras sí considero también que todas las cosas son pérdida a causa del sobresaliente valor del conocimiento de Cristo Jesús mi Señor. Por motivo de él he sufrido la pérdida de todas las cosas y las considero como un montón de basura, a fin de ganar a Cristo y ser hallado en unión con él, teniendo, no mi propia justicia, que resulta de la ley, sino la que es mediante fe en Cristo.”—Fili. 3:7-9.
De modo que el cristiano no está viviendo una vida verdaderamente dedicada si se entrega a razonamiento que hace rodeos o emprende un derrotero “equidistante” o uno que le parece que está justamente dentro del límite de la obediencia a Dios. Si quiere obtener el premio de la vida, debe proceder como Pablo, que escribió: “Por lo tanto, la manera en que estoy corriendo no es incierta; la manera en que estoy dirigiendo mis golpes es como para no estar hiriendo el aire; antes trato mi cuerpo severamente y lo conduzco como a esclavo, para que, después de haber predicado a otros, yo mismo no llegue a ser desaprobado de algún modo.”—1 Cor. 9:26, 27.
Si una persona sigue este derrotero directo, concentrada en un solo propósito, será feliz. Entonces su ‘adelantamiento será manifiesto a todos’ y los que la conozcan podrán decir: “Esta es una persona verdaderamente dedicada.”—1 Tim. 4:15.
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Buenos oyentes, perseverando gozosamenteLa Atalaya 1972 | 15 de julio
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Buenos oyentes, perseverando gozosamente
¿Cómo puede uno mejorar sus hábitos de escuchar?
Para mejorar uno sus hábitos de escuchar tiene que prestar atención al mandamiento apostólico de que “prestemos más que la acostumbrada atención a las cosas oídas.” (Heb. 2:1) Jehová, por su profeta Isaías, da consejo semejante: “Escúchenme atentamente, y coman lo que es bueno, y halle su alma su deleite exquisito en la grosura misma.” (Isa. 55:2)a Para mejorar uno sus hábitos de escuchar uno tiene que interesarse en lo que el orador dice.
A veces la mente tiende a vagar debido a que la manera de presentar el discurso deja algo que desear, como algunos opinaban en cuanto a los discursos del apóstol Pablo. (2 Cor. 10:10) Especialmente en ese caso uno puede mejorar sus hábitos de escuchar concentrándose en los argumentos, el razonamiento, los principios y los hechos que se presentan. También podemos mejorar nuestra manera de escuchar haciendo apuntes de los principios y hechos que se mencionen en el discurso.
¿Qué beneficios obtienen los que son buenos oyentes?
Al ser buenos oyentes cuando se considere la Biblia, sea en privado o reuniones públicas, ensancharemos grandemente nuestro conocimiento personal de la Palabra de Dios. Adquiriremos puntos de vista y argumentos nuevos, estimulantes, que fortalecerán nuestra fe y profundizarán nuestro aprecio de la verdad bíblica. El escuchar atentamente el buen consejo ayuda a uno a mantener buena conducta y una actitud mental sana, de manera que llegue a ser sabio, como leemos: “Escucha el consejo y acepta la disciplina, a fin de que te hagas sabio en tu futuro.” (Pro. 19:20) Un buen oyente saca provecho hasta de discursos sobre temas difíciles de entender, porque hace un esfuerzo mayor por discernir los principios y razonar sobre los argumentos presentados en apoyo. Todo esto lo ayuda a adelantar a la madurez, y así poder digerir las cosas espiritualmente profundas de la Palabra de Dios.
El ser buen oyente le da a uno el conocimiento que lo capacita para dar un testimonio con ahínco y convicción a la gente a quien predica. Además, al ser buenos oyentes, al aplicar lo que aprendemos y enseñárselo a otros nos salvaremos nosotros mismos y salvaremos a los que nos escuchan.—1 Tim. 4:16.
¿Quiénes nos pusieron ejemplos excelentes de perseverar gozosamente aunque afrontaron mucha oposición e indiferencia?
Moisés perseveró a pesar de la indiferencia que su propio pueblo mostró ante lo que le dijo. (Éxo. 6:12) Elías aguantó fielmente mucha indiferencia y oposición de parte de la nación de Israel. (1 Rey. 19:4, 15-19) Jeremías aguantó mucha indiferencia y oposición, y eso durante un largo período de tiempo. (Jer. 20:7-9; 25:3-7) Igualmente Jesucristo aguantó mucho cuando estuvo en la Tierra. Ni su propio pueblo en Galilea ni los líderes religiosos de Jerusalén, salvo por unas cuantas excepciones, le escucharon. No obstante, por el gozo que fue puesto delante de él, perseveró. (Luc. 10:13-15; 13:34; Heb. 12:1-3) Un seguidor de Jesús que dio un ejemplo sobresaliente de aguantar la oposición y la indiferencia fue el apóstol Pablo. (2 Cor. 6:4; 2 Tim. 4:6-8) No fue la penalidad ni la indiferencia lo que les produjo gozo, sino el saber que estaban haciendo la voluntad de Dios y tenían su aprobación.
¿Cómo podemos nosotros perseverar gozosamente a pesar de la indiferencia?
Una de las maneras es fortaleciéndonos por medio de considerar los ejemplos excelentes de perseverancia fiel ante la indiferencia que se han mencionado antes. Importante también para nuestra perseverancia es estar conscientes de nuestra necesidad espiritual. (Mat. 5:3) Es preciso que mantengamos fuerte nuestro aprecio de Jehová Dios y sus verdades dadoras de vida. Esto no solo requiere que nos alimentemos con regularidad del alimento espiritual que Jehová provee en su Palabra y mediante su “esclavo fiel y discreto,” sino también que sigamos meditando en lo que Jehová ha hecho por nosotros, está haciendo ahora por nosotros y todavía hará por nosotros en el futuro cercano. Esto incluye el recordar la gran bondad inmerecida que Él nos mostró al proveer a Su Hijo como nuestro sacrificio de rescate; las bendiciones de la oración y de la asociación con el pueblo de Dios, también los gozos del ministerio cristiano del que disfrutamos en la actualidad; y también las bendiciones que nos aguardan en el nuevo sistema de cosas de Dios.—Mat. 24:45-47.
Cuando venga el fin completo de este inicuo sistema de cosas, podremos sentir satisfacción y felicidad por haber completado el trabajo que Dios nos dio para que lo hiciéramos. Hasta entonces recomendémonos como ministros de Dios perseverando gozosamente ante la indiferencia.
[Nota]
a Para detalles vea La Atalaya del 15 de octubre de 1969.
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