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  • “La cena del Señor”
    La Atalaya 1951 | 1 de marzo
    • espíritu. Pero ahora Dios ha colocado a los miembros en el cuerpo, cada uno de ellos, así como él quiso. Si todos ellos fueran un mismo miembro, ¿dónde estaría el cuerpo? . . . la cabeza no puede decir a los pies: ‘No tengo necesidad de ustedes.’ . . . Ahora ustedes son el cuerpo de Cristo, y miembros individualmente. Y Dios ha colocado a los miembros respectivos en la congregación.”—1 Cor. 12:12, 13, 18, 19, 21, 27, 28, NM.

      21. Entonces ¿qué significa el participar del pan? ¿A quiénes excluye esto?

      21 Por esto cuando un cristiano está verdaderamente dedicado a Dios y come del pan Memorial, él de esa manera confiesa que está ‘participando en común del cuerpo del Cristo’; es un miembro de él. ¿Se ha glorificado o exaltado a sí mismo públicamente para hacerse un miembro del cuerpo espiritual de Cristo? No; pero sí ha cumplido los requisitos de Dios y reconoce que Dios lo “ha colocado” en el cuerpo de Cristo. Esto mismo impide que las “otras ovejas” participen de los emblemas del Memorial, porque no son miembros del cuerpo de Cristo. Ellos no pueden participar y decir: “Porque hay solamente un pan, nosotros, aunque somos muchos, somos solamente un cuerpo”, es decir, “un cuerpo” con los miembros del cuerpo de Cristo.

      22. ¿Qué tiene que existir, entonces, entre los participantes del pan? ¿Cómo?

      22 El cuerpo de Cristo fué representado por “un solo pan”, y los miembros de ese cuerpo espiritual todos están “participando de ese solo pan”. Por esa razón tiene que haber completa unidad entre ellos, porque “nosotros, aunque somos muchos, somos un solo cuerpo”. (1 Cor. 10:17, NM) Nuestra unidad tiene que existir no sólo entre los unos para con los otros, sino particularmente para con la Cabeza Jesucristo. Él es el Principal. Tenemos que acordarnos de él. Cada uno de nosotros tiene que seguir “teniéndose firmemente de la cabeza, de quien todo el cuerpo, siendo suplido y trabado armoniosamente por medio de sus coyunturas y ligamentos, sigue creciendo con el crecimiento que Dios da”. (Col. 2:19, NM) Era porque estaba arguyendo este asunto vital de la unidad en su primera carta a los corintios que el apóstol súbitamente se refirió en el capítulo diez a la cena del Señor, o al Memorial. Puso delante de ellos como un ejemplo amonestador a los israelitas en el desierto que se apartaron de Jehová Dios a la adoración de ídolos representando demonios, cometiendo así fornicación espiritual y también corporal. En seguida amonestó a sus compañeros cristianos al decirles “huyan de la idolatría”. Como un argumento para que ellos hicieran eso, él les dijo que consideraran lo que tenía que decir acerca de la cena del Señor. La idea fundamental tras de esa comida era la unidad con Cristo.

  • Prohibido participar con demonios
    La Atalaya 1951 | 1 de marzo
    • Prohibido participar con demonios

      1. ¿Con qué argumento contra la demonolatría sigue Pablo después de explicar la cena del Señor?

      DESPUÉS de explicar concerniente a la cena del Señor, el apóstol Pablo luego dijo lo siguiente: “Porque hay un solo pan, nosotros, aunque somos muchos, somos un solo cuerpo, porque todos nosotros estamos participando de ese solo pan. Miren lo que es Israel según la carne: Aquellos que comen los sacrificios ¿no son participantes con [o, en] el altar? ¿Qué, entonces, he de decir? ¿Que lo sacrificado a un ídolo es algo, o que un ídolo es algo? No; pero yo digo que las cosas que las naciones sacrifican las sacrifican a demonios, y no a Dios, y no quiero que ustedes lleguen a ser participantes con demonios [que participen en demonios, Mo]. No pueden estar bebiendo la copa de Jehová y la copa de demonios; no pueden estar participando de ‘la mesa de Jehová’ y de la mesa de demonios. O ¿‘estamos incitando a Jehová a celos’? Nosotros no somos más fuertes que él, ¿verdad?”—1 Cor. 10:17-22, NM.

      2. ¿Cómo participaban con el altar de Dios los israelitas antiguos?

      2 En el antiguo Israel, cuando ellos hacían ofrendas pacíficas y ofrendas de acción de gracias, los ofrecedores así como también los sacerdotes comían partes de los sacrificios. El sacrificio a Dios representaba a la persona que lo ofrecía, para ilustrar que una vida tenía que darse por su propia vida; y mediante el comer parte del sacrificio él estaba participando del sacrificio junto con el altar. Él estaba participando con el altar, ‘participando en el altar.’ (Mo) El altar recibió parte del sacrificio, porque algunas partes de él, el sebo, etc., se quemaban sobre el altar; y la persona que ofrecía el sacrificio por medio del sacerdote recibía parte del sacrificio. Se ofrecía a Jehová Dios; y siendo que el altar era de Él, el ofrecedor y el Señor Dios juntos tenían comunión. (Lev. 19:5, 6; 22:29, 30; Deu. 12:17, 18; 27:5-7) Así se podían renovar o adelantar las relaciones pacíficas entre Dios y el ofrecedor.

      3. ¿Por qué no pueden los que son participantes del pan también ser participantes con demonios?

      3 Las naciones gentiles fuera de Israel sacrificaban en sus altares a sus dioses e ídolos. Ellos verdaderamente sacrificaban a demonios. Cuando los israelitas se alejaron de Jehová, “ellos sacrificaron a demonios, a nodioses.” (Deu. 32:17, Mo; Sal. 106:37) De ese modo ellos tuvieron comunión con los demonios, los adversarios de Jehová; ellos ‘participaron en demonios’. (Mo) Los cristianos no pueden ser participantes con demonios. Por esa razón ellos no pueden participar en idolatría. Esto quiere decir la avaricia, también, porque una ‘persona avarienta es idólatra’ y ‘la avaricia es igual que la idolatría’. (Efe. 5:5; Col. 3:5) Jesús nunca adoró ni sirvió a demonios. Cuando Satanás el Diablo, “el gobernante de los demonios,” le ofreció a Jesús los reinos de este mundo en cambio por su adoración, Jesús le contestó que él obedecía el mandato divino de adorar únicamente a Jehová Dios. (Mat. 12:24; 4:8-11, NM) Jesús no adoró a ningún ídolo, sino únicamente al Dios viviente. Él no participó ni tuvo compañerismo alguno con demonios. Durante todo su ministerio terrenal él arrojó a los demonios fuera de personas endemoniadas y rehusó dejar que ellos testificaran que él era el Cristo. Por esto si deseamos estar en unidad con Cristo como miembros de su cuerpo y si deseamos participar de los emblemas del Memorial de una manera digna, no podemos participar en ninguna clase de idolatría, especialmente ahora cuando las organizaciones mundiales y los héroes se están idolatrando, así como las Naciones Unidas y los personajes famosos del mundo. No podemos ser “un solo cuerpo” ni “un solo pan” con Cristo Jesús y al mismo tiempo ser idólatras.

      “LA MESA DE JEHOVÁ” Y “LA COPA DE JEHOVÁ”

      4. En conexión con el Memorial ¿por qué habla Pablo de la copa y mesa de Jehová?

      4 Pero si el apóstol está refiriéndose a la copa que Jesús dió a sus discípulos para que bebieran y al pan ázimo que partió para que ellos comieran, ¿por qué habla de la “copa de Jehová” y de la “mesa de Jehová”? Él dice: “No pueden estar bebiendo la copa de Jehová y la copa de demonios; no pueden estar participando de ‘la mesa de Jehová’ y de la mesa de demonios.” (1 Cor. 10:21, NM) El apóstol habla así porque las cosas que se simbolizaron por los emblemas del Memorial eran provisiones hechas por Jehová a favor de aquellos que pertenecen a Cristo.

      5. ¿De qué profecía citó Pablo “la mesa de Jehová”, y a qué se aplicó alli?

      5 Se entiende por los críticos textualesa que la expresión de Pablo “la mesa de Jehová” se citó de Malaquías 1:7, 12 (LXX griega). El profeta Malaquías allí dice: “Ofrecéis pan inmundo sobre mi altar. Mas decís: ¿En qué te hemos amancillado? En eso que decís: ¡La mesa de Jehová es cosa despreciable! Pero vosotros lo profanáis [el nombre de Dios] en que decís: ¡La mesa del Señor es inmunda, y su fruto, es decir, su alimento, es cosa despreciable!” Según lo usa Malaquías, “la mesa de Jehová” se aplica a su altar, a donde se traían los sacrificios animales. Los cuerpos de las víctimas se colocaban sobre el altar. La sangre de la víctima nunca se tomaba, sino que se derramaba sobre la base del altar o se llevaba dentro del Santísimo del templo o se disponía de ella de otra manera.

      6, 7. De acuerdo con la conexión que Pablo le da, ¿cómo es ésta la mesa de Jehová?

      6 “La mesa de Jehová” pudo haber significado todo el arreglo de la cena del Señor. Pero si significaba un detalle en particular de ésta, entonces ha de haber sido el pan ázimo, por cuanto éste nada tenía que ver con sangre. El pan representa el “cuerpo de Cristo” en el cual participa la manada pequeña de Jesús de coherederos del Reino. Dios es quien ha hecho los arreglos para el “cuerpo de Cristo”. Él lo crea, colocando a los miembros según su propio gusto, a Jesucristo como la Cabeza del cuerpo y a los 144,000 miembros de la “manada pequeña” como el cuerpo debajo de él, cada uno ocupando un lugar asignado. De modo que el privilegio de estar asociados con la Cabeza Jesús es una provisión gloriosa que Dios ha hecho para los de la manada pequeña, y este privilegio se da sólo a ellos.

      7 Concerniente a este punto leemos: “Ahora nosotros sabemos que Dios hace que todas sus obras cooperen juntas para el bien de los que aman a Dios, de los que son llamados de acuerdo con su propósito; porque aquellos a quienes dió primer reconocimiento él también preordinó para que fueran hechos conforme a la imagen de su Hijo, para que él pudiera ser el primogénito entre muchos hermanos. Además, aquellos que él preordinó son los que él también llamó; y aquellos que él llamó son los que él también declaró ser justos. Finalmente aquellos que él declaró justos son los que él también glorificó.”—Rom. 8:28-30, NM.

      8, 9. ¿A quiénes se les da este privilegio de ser los miembros del cuerpo de Cristo? ¿Cómo se mantiene constantemente la unidad con él?

      8 De modo que esta provisión de ser unidos con su Hijo primogénito en un cuerpo espiritual se dió o se llevó a cabo por Jehová Dios para la “manada pequeña”, de la cual once miembros estaban con Jesús cuando él estableció el Memorial. Para poder permanecer en unión con la Cabeza Jesucristo se hace necesario que sigan conformándose a su imagen por medio de copiarlo en su curso terrenal. Por eso se nos dice: “No lleguen a estar unidos en yugo desigual con los incrédulos. Porque ¿qué consorcio tienen la justicia y la iniquidad? O ¿qué compañerismo tiene la luz con las tinieblas? Más aun, ¿qué armonía hay entre Cristo y Belial? O ¿qué parte tiene una persona fiel con un incrédulo? Y ¿qué acuerdo tiene el templo de Dios con los ídolos? Porque nosotros somos el templo del Dios viviente; así como dijo Dios: ‘Yo habitaré entre ellos y andaré entre ellos, y seré su Dios, y ellos serán mi pueblo.” “Por tanto salgan de entre ellos, y sepárense,” dice Jehová, “y ya no toquen la cosa inmunda,”’ ‘“y yo los recibiré.”’ ‘“Y yo seré un padre a ustedes, y ustedes serán mis hijos e hijas,” dice Jehová el Todopoderoso.’ Por lo tanto, siendo que tenemos estas promesas, amados, limpiémonos de toda inmundicia de la carne y del espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios.”—2 Cor. 6:14 a 7:1, NM.

      9 De modo que no podemos comprometer la “mesa de Jehová”. No podemos participar en el cuerpo de Cristo tomando un pedazo del pan Memorial y al mismo tiempo participar de la “mesa de demonios”, adorando a ídolos, y manteniendo conexiones inmundas. Si tratamos de hacer esto, incitamos a Jehová, el cual es más fuerte que nosotros, sí, todopoderoso, a los celos; y eso significaría nuestra destrucción.—Deu. 32:21-26.

      10. Debido a su conexión con el nuevo pacto, ¿cómo es la copa del Memorial la “copa de Jehová”?

      10 Ahora en cuanto a la “copa de Jehová”. Jesús ofreció la copa Memorial a sus discípulos con las palabras: “Esta copa significa el nuevo pacto por virtud de mi sangre, la cual ha de ser derramada a favor de ustedes.” (Luc. 22:20, NM) Esta misma copa es la “copa de Jehová” porque el nuevo pacto es el acuerdo o pacto que él hace con el fin de sacar de todas las naciones un “pueblo para su nombre”. Pero Cristo Jesús es quien actúa como el mediador entre Dios y los hombres, proveyendo la sangre de sacrificio para poner en vigor ese nuevo pacto, así como Moisés degolló víctimas animales y salpicó su sangre para poner en vigor el antiguo pacto de la Ley entre Dios y el Israel carnal. (Jer. 31:31-34; Hech. 15:14; Éxo. 24:1-8; Heb. 9:14-24; 1 Tim. 2:5, 6) Los que son admitidos en este nuevo pacto son el “pueblo para su nombre”, empezando con el fiel resto judío en el Pentecostés e incluyendo más tarde a los creyentes gentiles desde el centurión Cornelio en adelante. A todos éstos Jehová Dios unge con su espíritu, de este modo haciendo que sean ungidos o miembros del “cuerpo del Cristo”. Dios congrega a éstos cerca de él, diciendo: “Congréguense hacia mí—vosotros mis hombres de bondad amorosa, que han solemnizado mi pacto sobre sacrificio [el sacrificio de Cristo].” (Sal. 50:5, Rótherham) Este nuevo pacto es un hecho adicional que manifiesta que el privilegio de beber de la copa en la celebración del Memorial está limitado a los que son miembros del cuerpo de Cristo.

      CÓMO SE PARTICIPA DE LA COPA

      11. ¿Cómo indicó Jesús que la copa tiene otro sentido, haciéndola “la copa de Jehová” de la cual sus seguidores pueden participar?

      11 Estos miembros no tienen parte en proveer la sangre del nuevo pacto. Solamente Jesús hace eso. Con su sangre él media el nuevo pacto a favor de ellos. Por eso los miembros del cuerpo no podrían en ese sentido “participar en común de la sangre del Cristo”. ¿Cómo, pues, pueden ser verdad las palabras del apóstol: “La copa de bendición que nosotros bendecimos, ¿no es participar en común de la sangre del Cristo?” (1 Cor. 10:16, NM) Porque esta copa es la “copa de Jehová” en todavía otro sentido. ¿De qué modo? Porque representa la porción que Jehová ha servido. Jesús y su manada pequeña de coherederos del Reino tienen que beberla para probar su integridad hacia Él y que son dignos del Reino. Esta es la copa a la cual se refirió Jesús cuando, poco después de introducir el Memorial, él oró: “Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa. Sin embargo, no como quiera yo, sino como quieras tú.” Y, otra vez, “Padre mío, si no es posible que esto pase de mí sin que lo beba, hágase tu voluntad.” (Mat. 26:39, 42, NM) Y cuando Pedro, para defender a Jesús, hirió a uno de los hombres que vinieron para arrestarle, Jesús dijo: “Mete la espada en tu vaina. La copa que el Padre me ha dado, ¿acaso no la he de beber?”—Juan 18:11, NM.

      12. ¿Cómo se mostró también que es una “copa de salvación”?

      12 Esa “copa de Jehová” simbolizaba la voluntad de Dios para con el bebedor, y el beberla significó para Jesús sufrimiento y muerte sobre la ignominiosa estaca de tormento. Pero la voluntad de Dios para con Jesús no terminó con su muerte. También incluyó la resurrección de Jesús de la muerte al a vida inmortal en el cielo como un Hijo glorificado de Dios, y por eso una salvación de la muerte

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