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    La Atalaya 1974 | 1 de julio
    • Ponderando las noticias

      Devastación por terremotos

      ● ¿Ha notado usted con cuánta frecuencia están azotando grandes terremotos? En el verano de 1973 azotó a México un temblor mucho más fuerte que el que devastó a Managua, Nicaragua, en 1972 y que mató a 12.000 personas. Pero, por estar concentrado en una zona menos poblada, el número de muertos en México fue menor.

      En 1972, un poderoso temblor mató a unas 4.000 personas en Irán. En 1971, más de 1.000 personas murieron en temblores en Turquía. El año anterior, el Perú fue sacudido tan violentamente que 70.000 personas murieron en lo que es conocido como “el peor desastre natural que se ha registrado en el hemisferio occidental”; las casas de 800.000 personas fueron destruidas. Menos de dos años antes de eso, un terrible temblor en Irán mató, según cálculos, de 15.000 a 30.000 personas.

      ¿Hay algún significado especial en todo esto? Bueno, ¿sabe usted que, cuando describió las condiciones que existirían en los últimos días de este sistema de cosas, Jesús dijo: “Habrá grandes terremotos”?—Luc. 21:11.

      Piense en ello... ¡mucho más de 100.000 personas han muerto en grandes terremotos tan solo desde 1968! La cifra de los heridos, los que perdieron hogares o que han sufrido daño en su propiedad asciende a millones. Esto representa un tremendo aumento sobre lo que ocurrió en siglos pasados.

      Sinagoga de homosexuales

      ● ¿Qué lugar ocupa la homosexualidad en el judaísmo? Para averiguarlo, el Templo Beth Chayim Chadashim (“La casa de la nueva vida”), de Los Ángeles, California, ha pedido admisión como miembro a la Unión de Congregaciones Hebreas Americanas. Esta sinagoga, formada en marzo de 1972 como la primera sinagoga de homosexuales de los Estados Unidos, ahora espera ingresar en esa Unión.

      La Unión ya ha suministrado alguna ayuda a la sinagoga de Los Ángeles. Y el rabino Erwin Herman, director de la oficina del Pacífico Sudoeste de la Unión, propuso con instancia lo siguiente hace un año: “Creo que a nuestro movimiento liberal le incumbe admitir a esta congregación” cuando lo solicite. Ahora el rabino Alexander M. Schindler, presidente de la Unión, está de acuerdo: “No me parece que el grupo de homosexuales deba ser expulsado del cuerpo judío.”

      Sin embargo, el “cuerpo judío” tiene en “La Tora” un mandato que Dios le dio a Moisés y que dice: “Si un hombre se acuesta con un hombre como se acuesta con una mujer, los dos han cometido una cosa detestable; serán ejecutados.”—Lev. 20:13, Sociedad de Publicaciones Judías.

      ¿Qué hará la Unión de Congregaciones Hebreas Americanas? ¿Se adherirá a la ley justa de Dios transmitida por medio de sus antepasados? ¿O la repudiará de modo que en esto, también, pueda ser como los demás del mundo?

      Rige el egoísmo

      ● Peritos de las naciones que más metales consumen prevén dificultades, en la forma de una exorbitante alza en los precios de los metales vitales.

      Un funcionario aboga por hacer acopio de existencias ahora para tener poder de regateo al tratar con los países productores de metales. “Con eso,” dijo él, “no dejamos que estos bandidos nos asalten.”

      La causa directa de la agitación es que las naciones que suministran el vital mineral de aluminio tienen planes de establecer una organización semejante a la Organización de [naciones] Exportadoras de Petróleo, que elevó hasta un punto sin precedente los precios del petróleo. Ya existen otras organizaciones de países productores de cobre y estaño.

      El llamar “bandidos” a las naciones productoras es como ‘llamar a otro lo que uno es.’ Considere la posición de esas naciones. En la mayoría de ellas los trabajadores viven de salarios muy pequeños. Y ellas recuerdan también que las grandes naciones con frecuencia las han explotado.

      Esta situación es solo otra evidencia de que el sistema económico de este mundo está impregnado de egoísmo. Rige el egoísmo.

      En realidad, estas angustias son señales de que el sistema actual pronto será reemplazado por el reino de Dios. Bajo la gobernación de éste, dice el profeta de Dios, “justicia productiva es lo que los habitantes de la tierra ciertamente aprenderán.” ¡Qué bien recibido será ese cambio!—Isa. 26:9.

  • Los terremotos afectan a todos
    La Atalaya 1974 | 1 de julio
    • Los terremotos afectan a todos

      ¿SE HA encontrado usted en un terremoto? Si así es, entonces usted sabe del nauseabundo pánico que se apodera de uno mientras la “tierra sólida” se menea como jalea. Unos cuantos segundos parecen horas. Los edificios se desbaratan y se vienen abajo, y centenares, quizás miles, de personas quedan atrapadas en los escombros. Los que sobreviven a una experiencia como ésa no la olvidan pronto. Por otra parte, quizás usted solo haya leído en cuanto a los terremotos.

      De todas maneras, su vida es afectada por los terremotos. ¿Por qué decimos esto? Porque los terremotos modernos cumplen las palabras proféticas de Jesucristo. Suministran prueba de que vivimos en lo que la Biblia llama “la conclusión del sistema de cosas.” Considere la evidencia.

      Si usted tiene una Biblia, diríjase a Mateo, capítulo 24, y comience a leer desde el versículo 3:

      “Estando [Jesús] sentado en el monte de los Olivos, se acercaron a él los discípulos privadamente, diciendo: ‘Dinos: ¿Cuándo serán estas cosas, y qué será la señal de tu presencia y de la conclusión del sistema de cosas?’ Y en contestación Jesús les dijo: . . . ‘se levantará nación contra nación y reino contra reino, y habrá escaseces de alimento y terremotos en un lugar tras otro. Todas estas cosas son principio de dolores de aflicción.’”—Mat. 24:3-8; Mar. 13:4-8.

      Y el historiador bíblico Lucas agrega que Jesús dijo: “Habrá grandes terremotos.”—Luc. 21:11.

      ¿NO HAY DIFERENCIA EN EL MODELO DE LO TERREMOTOS?

      No obstante, hay quienes dicen: ‘Siempre ha habido terremotos. Este tiempo de la historia no es diferente del pasado en ese respecto.’ Un científico asevera lo siguiente en la revista National History:

      “Uno nota con alguna diversión que ciertos grupos religiosos han escogido este tiempo algo desafortunado para insistir en que el número de terremotos está aumentando. . . . Vale la pena mencionar que el número de grandes terremotos que hubo desde 1896 hasta 1906 (unos veinticinco) fue mayor que el que ha habido en cualquier intervalo de diez años desde entonces. Aparentemente este interés religioso está asociado con algunas de las palabras de los Evangelios que hacen referencia a los últimos días . . . [La profecía de Jesús] todavía no impresiona a un sismólogo [perito en terremotos] como mucha predicción.”—Diciembre de 1969.

      ¿Es eso una objeción válida? Para contestar esa pregunta, en su propia Biblia note usted cuidadosamente lo que Jesús continuó diciendo. No predijo que los acontecimientos que ya se han mencionado (incluso los terremotos) ocurrirían dentro de algún “intervalo de diez años.” Más bien, dijo: “En verdad les digo que de ningún modo pasará esta generación hasta que sucedan todas estas cosas.” (Mat. 24:34) Una “generación” completa es de mucho mayor duración que diez años.

      Además, recuerde que Jesús predijo “grandes terremotos.” ¿Qué es lo que hace “grande” a un terremoto? ¿No es su efecto en las vidas y la propiedad? Pero los estudiantes modernos de los terremotos tienden a considerar como “grande” un terremoto sólo si alcanza una clasificación alta en la Escala de Richter, la cual clasifica la “magnitud,”

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