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  • En alas delicadas por la vida
    ¡Despertad! 1970 | 8 de septiembre
    • los pájaros. También, el diseño de sus alas a menudo está bien calculado de modo que suministre camuflaje. En una clase las alas parecen ojos de lechuza; otra parece una hoja seca; sin embargo, otra tiene un diseño semejante al número 80 u 88 en la superficie inferior de las alas.”

      “Entonces, ¿cuál es la diferencia entre las polillas y las mariposas?”

      “Hablando generalmente, Juan, las mariposas vuelan de día, las polillas de noche. Pero hay excepciones. De hecho, es probable que hayas visto volar polillas en el día. Cuando la mariposa descansa, generalmente mantiene las alas, por lo menos las del frente, cerradas y erguidas verticalmente. La polilla deja abiertas sus alas del frente, inclinadas oblicuamente. Además, las polillas como regla no ostentan colores tan vívidos como las mariposas.”

      “Una cosa más, tío. ¿Sirven para algo las mariposas?”

      “Claro que sí, María. Además de ser un deleite para los ojos de las personas que las aprecian, también desempeñan una función importante a favor de las plantas. Llevan polen de una flor a otra, así haciendo posible la reproducción de las plantas. También, has oído acerca de los gusanos de seda. Ellos, también, llegan a ser polillas, pero en la etapa de larva hilan capullos de seda pura, que el hombre usa para sus propios fines. Pero ahora, niños, el Sol se está poniendo y es hora de que regresemos.”

      “Gracias, tío,” dice Juan, “por contarnos todo esto acerca de las lepi . . . ¿lepi... qué?”

      “Lepidópteras. ¿Recuerdan? Alas escamosas.”

  • Por qué dejé mi iglesia
    ¡Despertad! 1970 | 8 de septiembre
    • Por qué dejé mi iglesia

      CUANDO acepté un puesto en la oficina de mi iglesia creí que Dios me había bendecido. Pero poco comprendía lo que me esperaba.

      Como usted verá, el estar yo dentro de la organización de la iglesia me proporcionó la oportunidad singular de ver y oír más de lo que podía ver y oír el individuo que simplemente acostumbra ir a la iglesia, que solo asiste a los servicios del domingo por la mañana. Llegué a ver lo que sucede en la iglesia como pocas personas lo ven.

      Un día sonó el teléfono de la oficina de la iglesia. Cuando lo contesté, me enteré de que la madre de una familia se estaba muriendo y me pedían que enviara al ministro inmediatamente a su casa. Jamás olvidaré ese día. El ministro, en vez de ir a ofrecer ayuda espiritual, me pidió que me comunicara inmediatamente con el abogado de la iglesia. El ministro quería que él fuera a aquel hogar y se asegurara de que el testamento de la mujer que agonizaba era aceptable y que hubiera incluido a la iglesia como uno de los beneficiarios.

      Ese día abrí realmente los ojos por primera vez y comencé a orar por guía. Luego nos mudamos a esta pequeña población [Warrensburg, Nueva York], donde pensé que las cosas podrían ser diferentes en nuestra iglesia metodista. Por semanas nadie nos habló ni nos visitó. Yo asistía a los servicios eclesiásticos, pero luego regresaba a casa y lloraba.

      Por fin, ofrecí ayudar enseñando en la escuela dominical... un puesto que retuve hasta que una enfermedad grave me obligó a renunciar. El ministro se encolerizó porque no pude continuar enseñando. ¡Oh, pero sí sabían dónde estaba yo cuando querían dinero y más dinero! De hecho, todo lo que oía era: nueve mil dólares para reparar el órgano, o necesitamos dinero para construir una nueva casa para el ministro, etc.

      Finalmente dejé de ir, a pesar de sentirme culpable y con temor por no recibir la comunión el primer domingo de cada mes. Con el tiempo mis oraciones fueron contestadas. Un día cuando yo estaba especialmente abatida, una testigo de Jehová me visitó. Me habló acerca de las profecías de la Biblia y el propósito de Jehová Dios para la humanidad. Comencé a estudiar la Biblia, y poco tiempo después de eso me salí de mi iglesia original. Comencé a asociarme con los siervos verdaderos de Jehová, sus testigos. ¡Y qué grandes bendiciones he recibido a causa de esto! Si solo pedimos que la voluntad de Jehová sea nuestra voluntad, entonces todas las cosas obrarán juntas para nuestro bien.—Contribuido.

  • El clero y la moralidad de la cristiandad
    ¡Despertad! 1970 | 8 de septiembre
    • El clero y la moralidad de la cristiandad

      LOS puntos de vista del clero sobre el adulterio y la fornicación a menudo se publican en los periódicos. Sus expresiones demuestran que un número cada vez mayor de ellos excusan lo que Jehová Dios condena enfáticamente. (1 Cor. 6:9, 10) ¿Apoya usted la norma de moralidad de la Biblia? ¿La apoya su iglesia? He aquí lo que han hecho algunas personas al encararse a la realidad:

      Escribe un anciano de Inglaterra: “Mi esposa y yo probamos varias sectas, esperando hallar una religión que nos acercara más a Dios. Ninguna nos daba el alimento y la fuerza espirituales que necesitábamos. Finalmente, invitamos a un clérigo de la Iglesia Anglicana a nuestra casa, pensando en ir a su iglesia.

      “Para disgusto y sorpresa nuestros no condenaba el pecar, la blasfemia, el adulterio y los matrimonios a prueba de la actualidad. Dijo que la blasfemia era una forma de expresión de hoy día y que no debíamos preocuparnos por ello. En cuanto a parejas no casadas que compartían el mismo lecho, su respuesta fue: ‘Bueno, si no ven las cosas como nosotros, entonces tenemos que ser comprensivos y ver las cosas como las ven ellos.’ En otras palabras, concuerde con su conducta o excúsela.

      “Durante este tiempo, dos testigos de Jehová nos habían estado visitando. De modo que después de despedir rápidamente al clérigo, mi esposa declaró: ‘Sé dónde está nuestra religión. Es con los testigos de Jehová.’ Y ahora nosotros también somos testigos de Jehová porque ellos respetan las elevadas normas morales de Dios delineadas en la Biblia.”

      Escribe una señora de Illinois: “Éramos miembros activos de la Iglesia Metodista. Mi esposo sirvió dos veces de presidente de la clase de la escuela dominical. Era miembro de la junta eclesiástica oficial y depositario. Yo fui maestra de escuela dominical durante dos años.

      “Cuando los testigos de Jehová nos visitaron, me interesé mucho en su mensaje acerca de las promesas del reino de Dios. No tenía intenciones de hacerme Testigo, pero estaba muy interesada en la Biblia y quería conocerla mejor. De modo que acepté la oferta de ellos de estudiarla conmigo. Después de unos cuantos meses de estudio, comprendimos que habíamos aprendido más acerca de la Biblia que en los años en la Iglesia Metodista.

      “Decidimos salir de la religión falsa tan aprisa como pudiéramos. Dos cosas nos ayudaron a hacer esto. Una fue que uno de los libros de la escuela dominical metodista realmente enseñaba la evolución, lo cual directamente contradecía el relato de la creación de Génesis. La segunda fue que un ministro metodista de Morton, Illinois, pronunció un sermón sobre las ventajas del adulterio. Desde entonces ha escrito un libro abogando por ello. No fue excomulgado, sino que continuó siendo aceptado en la Iglesia Metodista. Ahora asistimos al Salón del Reino de los Testigos de Jehová con regularidad y compartimos con otros lo que aprendemos.”

      Del Canadá escribe otra señora: “Asistí a la Iglesia Unida durante diecinueve años. A menudo le preguntaba a mi ministro y a otros acerca del significado de Revelación, pero nadie podía explicarlo. Cuando los testigos de Jehová me visitaron, le pedí a la señora que me visitó que me explicara porciones de Revelación. Me alegraron sus respuestas a preguntas que me habían intrigado por once años.

      “Para entonces la Iglesia Unida había publicado su nuevo plan de estudios. En la guía del maestro se desacreditaba a la Biblia diciendo que contenía mitos. Se negaba que Jesucristo hubiera nacido de una virgen y se degradaba a los primeros once capítulos de Génesis.

      “El ministro de la iglesia dijo que uno podía participar de relaciones sexuales antes del matrimonio mientras no le molestara a uno la conciencia. Una maestra de escuela dominical dejó a su esposo, y, aunque vivía con otro hombre, era bien recibida en la iglesia.

      “Después de leer en la revista La Atalaya acerca de lo importante que era abandonar la religión falsa, ya no me sentía a gusto en la iglesia. De modo que durante dos meses del verano llevé a cabo un estudio profundo, personal, de la Biblia con la ayuda de una de las publicaciones de la Watch Tower.

      “Cuando regresé a la iglesia aquel otoño me sentí como una extraña. Me pidieron que enseñara el nuevo plan de estudios, pero mi conciencia no me permitía hacer aquello. Tomé la decisión de salir de la iglesia para siempre. Le dije al ministro que no podía aceptar lo que la iglesia enseñaba y que me iba a salir.

      “Hoy disfruto del maravilloso alimento espiritual que se sirve en el Salón del Reino de los Testigos de Jehová. Dediqué mi vida a Jehová y la simbolicé mediante bautismo en agua en enero de 1967.”

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