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  • Rehaciendo la mente para vivir en conformidad con el nuevo mundo
    La Atalaya 1952 | 15 de abril
    • Rehaciendo la mente para vivir en conformidad con el nuevo mundo

      “Y dejen de amoldarse a este sistema de cosas, mas transfórmense rehaciendo su mente.”—Rom. 12:2, NM.

      1. ¿Cómo se manifiesta que Jehová está mucho más adelantado que todo pensamiento moderno de este mundo?

      JEHOVÁ Dios está mucho más adelantado que todo pensamiento moderno del presente mundo. El hombre moderno apenas está comprendiendo los maravillosos poderes y facultades con que Jehová dotó a la creación inferior de animales e insectos, tales como el vuelo de los pájaros, la propulsión a escape usado por algunos animales del mar, la telegrafía sin hilos realizada desde las antenas de insectos, el vuelo a ciegas ejecutado por los murciélagos con su equipo de radar, la iluminación interior producida sin calor por ciertos insectos y peces y otras maravillas. Pero la delantera irreducible que Jehová tiene sobre el hombre en cuanto al pensamiento se manifiesta, no solamente en Su creación terrenal viviente, sino también en su Palabra escrita, la Santa Biblia. Los pensadores modernos de este mundo quizás desprecien la Biblia considerándola como un libro que ha pasado de moda, como siendo inadecuada e insuficiente para este día de adelantos científicos. Sin embargo son la ciencia y el pensamiento moderno que están produciendo aun más dificultades para el hombre, dificultades que él no puede resolver, entre tanto que la Biblia no se ha podido refutar sino que se está cumpliendo como cosa verídica. A pesar del hecho de que han pasado más de dieciocho siglos desde que se escribió el último de los sesenta y seis libros de la Biblia, ésta nos dice de una manera confiable de cosas que todavía están mil años en el futuro. Lo que describe para la humanidad de ese tiempo distante es una tierra transformada en un paraíso en todo lugar, los hombres y mujeres viviendo sobre ella levantados a la perfección humana en mente y cuerpo, todas las personas muertas en los sepulcros rescatadas de su terrible enemigo la muerte, el último esfuerzo de los adversarios del universo aplastado mediante su destrucción absoluta y con paz, salud y felicidad extendiéndose interminablemente delante de la humanidad leal bajo las bendiciones de Jehová y su Cristo.

      2. En lo que concierne el tiempo, ¿por qué no es difícil para él la predicción?

      2 Predecir algo mil años en el futuro es cosa fácil para Jehová Dios. Para con él mil años son nada más como un día, y su propósito nunca fracasa. La condición crítica en que están los asuntos del día presente fué predicha por él hace cerca de seis mil años. De seguro su mente supera a todo pensamiento moderno de los hombres que hoy no saben cómo proceder.—Sal. 107:27.

      3. ¿Por qué es que todo lo que los hombres razonan o tratan de llevar a cabo está fracasando?

      3 Los hombres de este mundo están dotados con la facultad de pensar y sentir, que nosotros llamamos la “mente”. Es evidente que no están usando su mente de la manera correcta. Por eso será que no tienen éxito en las cosas que ellos razonan y tratan de llevar a cabo, sino que todo está fracasando, dejándolos asombrados, perplejos y confundidos. Todo el sistema de cosas que los hombres mundanos están tratando de ajustar al pensamiento moderno está amoldado según la manera incorrecta de pensar, y mientras más permanece el sistema más se aleja de la verdad absoluta.

      4. ¿Por qué tiene que fracasar este presente sistema mundial, en vista del éxito de quién?

      4 Esa es una declaración arrastradora. No obstante es correcta, porque este presente sistema mundial no está de acuerdo con la mente de Dios. Por esa razón este sistema tiene que perecer, y eso muy en breve. ¡De hecho ya está pereciendo! El Dios Todopoderoso hará que todas las cosas en el universo estén de acuerdo con su manera avanzada de pensar. Al hombre que es corto de vista y vil en sus pensamientos él le dice: “Mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos son mis caminos, dice Jehová. Porque como los cielos son más altos que la tierra, así mis caminos son más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos que vuestros pensamientos. Porque de la manera que desciende la lluvia, y la nieve, del cielo, y no vuelve allá, sino que riega la tierra, y la fecunda, y la hace producir, de modo que dé simiente al que siembra, y pan al que come; así será mi palabra que sale de mi boca: no volverá a mí sin fruto, sino que efectuará lo que yo quiero, y prosperará en aquello a que yo la envié.” (Isa. 55:8-11) Es ya tiempo que aprendamos los pensamientos de Jehová.

      5. ¿Por qué se aconseja “dejen de amoldarse a este sistema de cosas”?

      5 Más que nunca antes podemos apreciar ahora qué bueno fué el consejo de Pablo a los cristianos en Roma: “Dejen de amoldarse a este sistema de cosas, mas transfórmense rehaciendo su mente, para que prueben para sí mismos la buena y la aceptable y la completa voluntad de Dios.” (Rom. 12:2, NM) Si tenemos que rehacer nuestra mente para poder probar cuál es la voluntad de Dios, entonces es evidente que este sistema de cosas no está de acuerdo con la voluntad de Dios. Por esto tenemos que dejar de amoldarnos a este sistema, para poder probar a nuestra satisfacción qué es la voluntad buena, aceptable y completa de Dios. Es verdad que este sistema de cosas se jacta pretendiendo que está adelantado al mundo viejo que terminó en el diluvio del día de Noé hace unos cuarenta y tres siglos. Sin embargo es exactamente igual a él en cuanto a la razón por la cual vino el Diluvio y acabó con él. Es posible que hasta sea peor en algunos sentidos, porque es más viejo, habiendo existido el mundo antediluviano unos 1,656 años, entre tanto que este presente sistema de cosas ya tiene 4,319 años de edad.

      6. A pesar de los adelantos modernos, ¿qué semejanza existe entre este presente sistema de cosas y el mundo antediluviano?

      6 ¿En qué, pues, se asemejan los dos? En esto: en la tendencia continua de la mente hacia la maldad, en la tendencia continua de pensar contrario a la voluntad del Creador, Jehová Dios. En cuanto a la razón por inundar el antiguo mundo con destrucción tenemos este testimonio del mismo Señor Dios. Leemos: “Viendo Yavé cuánto había crecido la maldad del hombre sobre la tierra, y cómo todos sus pensamientos y deseos sólo y siempre tendían al mal, se arrepintió de haber hecho al hombre en la tierra.” (Gén. 6:5, 6, NC) Y después que pasó el diluvio y cuando Noé estaba ofreciendo su primer sacrificio a Dios sobre la tierra limpia, Dios indicó que la humanidad volvería a caer en ese estado mental envilecido. Dijo: “Nunca jamás volveré a maldecir la tierra, aunque la tendencia mental del hombre verdaderamente es hacia la maldad desde su juventud; nunca jamás volveré a destruir toda criatura viviente como he hecho.” (Gén. 8:21, Mo) No estamos exagerando la comparación entre nuestro día y su sistema de cosas y el sistema de cosas de antes del Diluvio. Jesús comparó los dos períodos de tiempo, diciendo: “Así como eran los días de Noé, así será la presencia del Hijo del hombre.”—Mat. 24:37, NM.

      7-9. ¿Con qué descripción precedió Pablo su amonestación contra el amoldarse a este sistema de cosas? y ¿se ajusta su descripción a nuestro día?

      7 Antes de instruirnos que no debemos amoldarnos a este sistema de cosas, el apóstol Pablo describió el estado ruin mental, moral y espiritual en que se encontraba dicho sistema en su día. Desde el día de Pablo ha tenido más de dieciocho siglos de empeoramiento. Al leer sus palabras, tratemos honestamente de determinar si este sistema de cosas es mejor hoy en día que en aquel entonces:

      8 “Aunque aseguraban que eran sabios, se hicieron insensatos y cambiaron la gloria del Dios incorruptible en algo parecido a la imagen del hombre corruptible y de aves y de cuadrúpedos y de reptiles. Por lo tanto de acuerdo con los deseos de sus corazones Dios los entregó a la impureza, para que sus cuerpos pudiesen ser deshonrados entre sí aun aquellos que cambiaron la verdad de Dios por la mentira y veneraron y rindieron servicio sagrado a la creación más bien que a Aquel que creó, que es bendito para siempre. Amén.

      9 “Por eso es que Dios los entregó a apetitos sexuales vergonzosos, porque tanto sus hembras cambiaron el uso natural de sí mismas a uno que es contrario a la naturaleza, y también hasta los varones dejaron el uso natural de la hembra y se encendieron violentamente en su lascivia los unos por los otros, varones con varones, obrando lo que es obsceno y recibiendo en sí mismos la recompensa completa que merecían por su error. Y así como ellos no aprobaron el retener a Dios en conocimiento acertado Dios los entregó a un estado mental desaprobado, para que hicieran cosas que no son apropiadas, llenos como estaban de toda suerte de injusticia, iniquidad codicia, perjuicio, estando llenos de envidia, homicidio, contienda, engaño, disposición maliciosa, siendo chismosos, detractores, aborrecedores de Dios insolentes, soberbios, fanfarrones, inventores de cosas perjudiciales, desobedientes a sus padres, sin conocimiento, desleales a los pactos, sin tener cariño natural sin misericordia. Aunque éstos conocen bien el justo decreto de Dios, que los que practican tales cosas son merecedores de la muerte, no sólo siguen haciéndolas sino que aprueban a los que las practican.”—Rom. 1:22-32, NM.

      TENDENCIA MENTAL DEL HOMBRE

      10. ¿Cómo se inclinó la mente del hombre hacia la maldad?

      10 Cuando Dios creó al primer hombre Adán y lo puso en el paraíso del Edén, no hizo que la tendencia mental del hombre se inclinara originalmente hacia la maldad. La tendencia mental de la humanidad hacia la maldad se debe a que nació de Adán después que él se había inclinado en dirección opuesta a Dios y hacia la maldad. Nosotros heredamos esa inclinación de él. Y Satanás el Diablo, que es el “dios de este sistema de cosas” ha puesto aun más presión sobre los hombres para hacer que se inclinen todavía más lejos de Dios. Hoy en este “tiempo del fin”, él está ejerciendo más presión que nunca antes para encorvar a los hombres hasta tal grado que no puedan enderezarse otra vez.

      11. ¿Qué cosa es la mente? y ¿quién la entiende perfectamente?

      11 La mente es esa parte de nuestra hechura donde originan los pensamientos. Es esa facultad del estado consciente con que juntamos información y luego razonamos para llegar a ciertas conclusiones. Opera de acuerdo con cierta ley o norma de acción, de modo que, si se dirige la mente hacia la maldad, ésta sigue en esa norma de operación mala y avanza más y más en esa dirección. La tendencia o inclinación de la mente aumenta, especialmente bajo la presión ejercida por el inicuo “dios de este sistema de cosas”, y por esto va de mal en peor. Dios, que dotó al hombre con la mente, sabe cómo opera la mente mejor que el mayor psicólogo o psicoanalista universitario de este día. Dios discierne al instante la tendencia mental del hombre y sabe en qué resultará. Por esa razón nos da una amonestación acerca de las consecuencias que sin duda seguirán.

      12. ¿Qué testimonio anticipado prueba que Jehová preconoce hacia lo que guiará la tendencia mental de la humanidad?

      12 Por cuarenta años los israelitas no habían tenido contacto con Egipto y su idolatría, y ahora se encontraban con solamente el río Jordán entre ellos y la Tierra, Prometida. Aquí Jehová Dios le mandó a Moisés que compusiera un cántico de testimonio contra su pueblo para su referencia futura, para manifestar que él había preconocido el resultado final de seguir su disposición mental y que él le había amonestado. “Porque,” dijo él, “yo conozco su pensamiento que va tramando hoy, antes que le haya introducido en la tierra que le tengo jurada.” (Deu. 31:21) O, traducido de una manera más moderna: “Yo conozco hacia qué guiará su temperamento, aun ahora, antes de introducirlos en la tierra, la cual les prometí bajo juramento.” (UTA) Este testimonio escrito de antemano sirvió para juzgar y condenarlos cuando fué cumplido. Por eso es que la Palabra de Dios, que predijo hace miles de años el presente estado moral, mental y religioso de este mundo, sirve para condenar a este mundo y manifiesta que Dios tenía razón para declarar con tanta anticipación que llegaría a un fin vergonzoso. Prueba que el gran Creador conoce con mucha anticipación y certeza hacia qué guiará la tendencia mental de la humanidad. Su descripción de las condiciones humanas en estos últimos días es exacta.—2 Tim. 3:1-13, NM.

      13. ¿Por qué se les manda a los cristianos que se transformen a sí mismos más bien que cambiar o convertir este mundo?

      13 ¿Profesa usted ser cristiano? Entonces está obligado a prestar atención a la súplica de Pablo acerca de no amoldarse a este sistema de cosas, de otro modo probará que es un hipócrita o apóstata. Supongámonos que usted no es cristiano y que naturalmente se encuentra amoldado a este sistema. Entonces si desea escapar la destrucción junto con este sistema usted tiene que obedecer la súplica de Pablo sin demora y dejar de amoldarse a él. No sea usted descarriado por el lema absurdo que se ha inventado para lisonjear la vanidad de una persona presumida: “¡Usted puede cambiar el mundo!” Ni tampoco desperdicie su tiempo con el lema parecido que dice: “Cambie el mundo antes que él lo cambie a usted.” En vez de seguir la filosofía necia de algún hombre, acuérdese de la instrucción sabia de Dios que le dice que usted no puede cambiar este mundo. Dios conoce la tendencia mental de este sistema de cosas y él pronuncia que está condenado. Todas las oraciones que usted pueda ofrecerle para pedir la conversión de José Stalín, Mao Tse-tung y de otros dictadores y guías políticos de este mundo, quedarán sin contestación y el mundo se hará peor. Usted, con todas sus oraciones y filosofías sobre la moral, no puede cambiar este mundo. El Diablo es el “dios de este sistema de cosas” y él ha sido arrojado fuera del cielo y está lleno de ira y está trayendo aflicciones sobre la tierra y el mar. ¿Puede usted cambiarlo a él? Por supuesto que no. Este mundo, que yace bajo su poder, es inalterable. Tiene que ser y será exterminado. (2 Cor. 4:4; Apo. 12:7-12, NM) La manera de evitar que usted sea cambiado por este mundo es, no mediante el tratar religiosamente de cambiarlo a él, sino haciendo lo que dice el apóstol inspirado: “Transfórmense rehaciendo su mente.” Esto lo tiene que hacer aun mientras está en medio de este mundo y antes que se termine. Tiene que hacerlo antes que se termine el mundo, porque si no, entonces usted terminará junto con él. Este curso es su único resguardo.

      ¿CÓMO?

      14, 15. ¿Mediante qué curso nunca tendríamos éxito al tratar de rehacer nuestra mente?

      14 ¿Cómo podrá usted llevar a cabo esta transformación, realizar esta obra de rehacer su mente? No lo puede hacer tomando un curso en la psicología de este mundo, porque toda esa psicología se conforma a este mundo condenado y no le ofrece ningún remedio mental verdadero. Puesto que la mente es esa facultad del estado consciente mediante la cual recogemos información y pensamos, entonces para poder rehacerla tenemos que recoger información que sea diferente a la que este mundo ha usado para criarnos, dándonos cierta forma o estructura mental. Este mundo profesa ser muy sabio y sesudo en este siglo veinte, pero está edificado y opera conforme a la ignorancia. Esto se debe principalmente a una terquedad que ha nacido del egoísmo. Con esto damos a entender una ignorancia en cuanto a la verdad de Dios, su voluntad y sus propósitos. Pablo manifiesta esto cuando nos dirige otra súplica que no seamos amoldados a este mundo y sus naciones, al decir: “Que ustedes ya no sigan andando así como las naciones también andan por la inutilidad de su mente, mientras que mentalmente están en tinieblas, y alejadas de la vida que pertenece a Dios, [¿por qué?] a causa de la ignorancia que hay en ellas, debido a la insensibilidad de su corazón. Habiendo llegado a estar más allá de todo sentido moral, se entregaron a la conducta suelta para obrar toda clase de inmundicia con avaricia.”—Efe. 4:17-19, NM.

      15 Si amoldamos nuestra vida conforme a este sistema de cosas y sus naciones, entonces, sea voluntaria o involuntariamente, estamos amoldándonos conforme a los que están en tinieblas mentales y alejados de la vida piadosa debido a la ignorancia que hay en ellos y debido a su corazón empedernido. ¿Deseamos copiar a esa clase de gente? Si es así, entonces nuestra mente nunca será rehecha, porque esa gente tiene un velo cegador tendido sobre los ojos y el Diablo la está descarriando hacia la destrucción. Así como nos dice el apóstol: “Si, pues, las buenas nuevas que declaramos de hecho están encubiertas, están encubiertas entre los que están pereciendo, entre los cuales el dios de este sistema de cosas ha cegado la mente de los incrédulos, para que la iluminación de las gloriosas buenas nuevas acerca del Cristo, que es la imagen de Dios, no penetre a través.”—2 Cor. 4:3, 4, NM.

      16. ¿Por qué necesitamos la Palabra de Dios para rehacer nuestra mente?

      16 Nosotros deseamos ser transformados mediante una esperanza de vida sin fin en felicidad en el nuevo mundo que ahora está tan cerca. Con este fin tenemos que llenar la mente con información que procede de la gran Fuente de la vida, Jehová Dios. Necesitamos conocimiento para reemplazar la ignorancia. Necesitamos luz para reemplazar las tinieblas. Y ese conocimiento y luz se adquieren por medio de la Palabra de Dios, la Santa Biblia. Esta Palabra es lo que nos santifica. Es decir, nos separa de este mundo y nos pone cerca de Dios. Por eso Jesús oró a favor de sus seguidores y dijo: “Santifícalos por medio de la verdad; tu palabra es la verdad.” (Juan 17:17, NM) La razón que la Palabra de Dios lo santifica a usted o lo separa de este mundo es porque ella es diferente a lo que este mundo piensa, dice, escribe y enseña.

      17. ¿El espíritu de quién tenemos que resistir, y a la influencia y operación del espíritu de quién debemos abrir nuestro corazón?

      17 Por esto, arranque el velo cegador que Satanás ha puesto sobre nuestros ojos por medio de este mundo. Con ojos libres de prejuicio y con corazón honrado venga usted al Libro de Dios y estúdielo con sinceridad y oración para aprender la verdad iluminadora. Más bien que permitir que este mundo nos impresione con su exhibición de sabiduría mundana y la pretendida antigüedad de sus tradiciones, filosofías e instituciones de educación y conocimiento; y más bien que ser persuadidos por su espíritu, nosotros debemos abrir nuestro corazón a la influencia y operación del espíritu de Dios, su fuerza activa iluminadora. Si nos separamos de este mundo y nos dirigimos a Jehová Dios, la Fuente de luz, entonces nuestra mente será librada de las tradiciones y filosofías ofuscadoras de los hombres mundanos. Esta libertad es la que se nos promete en estas palabras: “Cuando se dirige uno a Jehová, el velo es quitado. Ahora Jehová es el espíritu; y donde está el espíritu de Jehová, hay libertad. Y todos nosotros, mientras que con caras descubiertas reflejamos como espejos la gloria de Jehová, somos transformados a la misma imagen de gloria a gloria, exactamente como obra Jehová el espíritu.”—2 Cor. 3:16-18, NM.

      18. ¿Por qué no podemos dejar de considerar el espíritu de Dios en este asunto de renovarnos?

      18 No podemos dejar de considerar el poder del espíritu de Dios en este asunto de hacernos personas nuevas, de hacernos diferentes a lo que éramos cuando formábamos parte de un mundo ignorante. El apóstol otra vez da énfasis a este punto cuando nos dice del cambio que se efectuó en él mismo y en Tito. Él dice: “Porque hasta nosotros una vez éramos insensatos, desobedientes, siendo descarriados, siendo esclavos a muchos deseos y placeres, obrando con malicia y envidia, aborrecibles, aborreciéndonos los unos a los otros. Sin embargo, cuando la bondad y el amor por el hombre de parte de nuestro Salvador, Dios, fueron manifestados, sin deberse a ninguna actividad en justicia que nosotros hubiésemos desempeñado, sino conforme a su misericordia él nos salvó por medio del baño que nos trajo a la vida y por medio de hacernos nuevos por el espíritu santo. Este espíritu él derramó ricamente sobre nosotros por medio de Jesucristo nuestro Salvador.” (Tito 3:3-6, NM) Explicando cómo esa misma fuerza activa desde arriba obró por medio de él en transformar a otros para que fueran cristianos, el apóstol señala a éstos como una carta de recomendación de su buena obra y dice: “Porque se manifiesta que ustedes son una carta de Cristo escrita por nosotros como ministros, escrita no con tinta sino con el espíritu del Dios viviente, no sobre tablas de piedra, sino en tablas de carne, en corazones.” (2 Cor. 3:1-3, NM) Este espíritu es lo que hace que sea entendida la información contenida en la Palabra de Dios, siendo que averigua todos sus secretos sagrados y los esclarece para nosotros. “Pues es a nosotros que Dios las ha revelado por medio de su espíritu, porque el espíritu escudriña todas las cosas, hasta las cosas profundas de Dios. Ahora nosotros hemos recibido, no el espíritu del mundo, sino el espíritu que proviene de Dios, para que conozcamos las cosas que se nos han dado bondadosamente por Dios.” (1 Cor. 2:10, 12, NM) De modo que necesitamos el espíritu de Dios.

      19. ¿Por qué tenemos que familiarizarnos con la Palabra de Dios si deseamos que su espíritu obre en nuestra vida?

      19 Pero no podemos esperar que el espíritu de Dios obre sobre nosotros de una manera automática para cambiarnos mentalmente y efectuar la transformación de nuestra vida. Es menester hacer algo para manifestar que verdaderamente deseamos ser diferentes. Del Registro sagrado nos damos cuenta de que el espíritu de Dios no opera separado de su Palabra. Por esto si deseamos que este espíritu obre en nuestra vida tenemos que familiarizarnos con la Palabra de Dios. Esa es la única cosa que nos da información e instrucción que son diferentes a las que ofrece este mundo. Solamente esta Palabra nos da una visión del Dios verdadero y de lo que son sus cualidades adorables y de lo que él se propone hacer para absolverse de todas las acusaciones falsas que se han lanzado en su contra y para cambiar la manera de vivir para el bien duradero de la humanidad. Cuando estábamos en ignorancia, pensábamos y obrábamos como el resto del mundo. No conocíamos algo mejor y mentalmente nos encontrábamos en la misma vil condición que ellos.

      20. Entonces para rehacer nuestra mente ¿qué cosas necesitamos que trabajen juntas?

      20 De modo que para rehacer nuestra mente necesitamos primero que todo la Palabra de Dios en toda su plenitud y poder, sin que esté adulterada con las tradiciones religiosas y las filosofías ignorantes de los hombres. Necesitamos venir a la Biblia para ser enseñados por Dios por medio de sus páginas y con la ayuda de su organización teocrática. Al acercarnos, tenemos que orar con las palabras de David: “Hazme un corazón limpio, oh Dios, y pon en mí un espíritu nuevo, estable; no me alejes de tu presencia, no me prives de tu espíritu sagrado.” Entonces Dios nos ayudará por medio de su espíritu y su organización para que entendamos su Palabra.—Sal. 51:10, 11, Mo; UTA.

      UNA PALABRA VIVA

      21. ¿Cómo es viva la Palabra de Dios?

      21 Teniendo algo nuevo en la mente podemos empezar a cambiar nuestra manera de pensar y nuestra manera de vivir. Teniendo la Palabra de Dios en nuestra mente y corazón verdaderamente tenemos una influencia que es nueva y poderosa obrando en nosotros. No es una Palabra muerta que ya no tiene interés para nosotros, que ha perdido su verdad, su calidad práctica, su interpretación de los acontecimientos de nuestro día, y su poder para protegernos en contra de la degradación de estos tiempos inmorales. Tiene vitalidad, es convincente, puede poner de manifiesto qué es lo que somos por dentro mejor que cualquier psicólogo de este mundo. No es una letra muerta; su juicio ciertamente será ejecutado. Así como nos amonesta el apóstol Pablo: “La Palabra de Dios es viva y ejerce poder y es más aguda que cualquier espada de dos filos y penetra hasta dividir el alma y el espíritu, y las coyunturas de su tuétano, y puede discernir los pensamientos e intenciones del corazón.”—Heb. 4:12, NM.

      22. ¿Qué cambio en cuanto a personalidad es posible ahora?

      22 Con esa Palabra de Dios tan dinámica dentro de nosotros una fuerza nueva impulsa nuestra mente para corregir nuestros pensamientos y nuestra vida. Si ya no deseamos ser amoldados a este mundo detestable, sino que deseamos ser como Cristo, cristianos verdaderos, entonces es preciso que tengamos este nuevo estímulo, el cual opera en la dirección correcta para nuestro mejoramiento, para nuestra transformación. Para citar al apóstol: “Deben despojarse de la vieja personalidad que se conforma a su manera de proceder anterior y que está corrompiéndose conforme a sus deseos engañosos; pero . . . deben ser renovados en la fuerza que impulsa su mente y deben revestirse de la nueva personalidad que fué creada de acuerdo con la voluntad de Dios en verdadera justicia y bondad amorosa.” (Efe. 4:22-24, NM) Tiene usted nuevo conocimiento, y éste lo recibió de la Palabra de Dios con la ayuda de su espíritu y su organización.

      23, 24. ¿Cómo será esta nueva personalidad? y ¿cómo se va a renovar o hacerse una nueva personalidad realmente?

      23 Usted ahora será transformado conforme a este conocimiento, y por esto usted cambiará a lo que Dios quiere que usted sea. “Desnúdense,” dice el apóstol, “de la vieja personalidad con sus prácticas, y vístanse con la nueva personalidad.” Pero ¿cómo será esta nueva personalidad? ¿Cómo se renovará o cómo se hará una nueva personalidad realmente? Continuando, el apóstol nos dice: “La nueva personalidad la cual POR MEDIO DE CONOCIMIENTO ACERTADO está siendo renovada de acuerdo con la imagen del que la creó, donde no hay ni griego ni judío, circuncisión ni incircuncisión, extranjero, escita, esclavo, libre, sino que Cristo es todas las cosas y en todos.”—Col. 3:9-11, NM.

      24 La nueva personalidad que usted llega a ser y que se destaca de este mundo, resulta de su conocimiento, conocimiento correcto del gran Creador. Su Palabra lo revela tal como es y le manifiesta cómo se porta, cuáles son sus pensamientos, y cuáles son sus principios, o normas de acción. Es gloriosa la visión que uno recibe por medio de su Palabra iluminada. Al contemplarlo por medio del conocimiento correcto que usted tiene, puede usted renovarse y llegar a ser a su imagen reflejando lo que él es, imitándolo en cuanto a su conducta y pensamiento, y expresándose igual que él, y cumpliendo lo que él requiere de usted.

      25. ¿En qué sentido ya no somos como el mundo, sino como Dios?

      25 Así puede usted ser cambiado de un estado de gloria en semejanza a él a otro estado, y su espíritu santo obrará en usted con este fin. Ya no se asemejará interiormente a un gentil o judío que habla el griego. Ya no se sentirá orgulloso debido a su circuncisión o inmundo debido a su falta de circuncisión. Ya no será un extranjero dislocado en cuanto a la santa nación del Israel espiritual. No, para ellos y entre ellos usted ya no será un escita bárbaro, nómada e incivilizado ni un esclavo sin derechos ni un hombre libre con privilegios especiales. Es posible que usted sea estas cosas exteriormente en la carne, pero en su mente y en su personalidad usted será un cristiano. Se debe a este hecho que los testigos de Jehová se llevan tan bien en sus asambleas internacionales y en su organización internacional, morando en paz, armonía y cariño fraternal. Ya no permitimos que las tradiciones nacionales, el orgullo, la rivalidad, las diferencias políticas y los puestos sociales nos desvíen la mente ni que nos dividan. En este sentido ya no somos como el mundo, sino como Dios, porque Dios no muestra parcialidad.

  • Manteniendo la mente renovada
    La Atalaya 1952 | 15 de abril
    • Manteniendo la mente renovada

      1. ¿Por qué no es fácil mantener la mente renovada y vivir en armonía con ella?

      PODEMOS conseguir conocimiento nuevo en nuestra mente y adquirir nuevas ideas, pero no es tan fácil mantener la mente en este estado nuevo y ordenar nuestra vida en armonía con él. No en este mundo en que anda suelto el “dios de este sistema de cosas” junto con todos sus demonios. Y no ahora que todavía estamos en la carne imperfecta cuyas inclinaciones son hacia abajo al pecado, egoísmo, olvido y desprecio de Dios. El apóstol Pablo, aunque fué favorecido con visiones y revelaciones levantadoras, encontró que no era fácil mantenerse en la manera nueva de vivir en conformidad con el conocimiento que él tenía de la Palabra revelada de Dios. Él peleó una batalla continua, y no era todo asunto de la mente para que digamos, “El campo de batalla está en la mente.” Él tenía que hacer frente a las imperfecciones corporales, las pasiones y las tendencias serviles de su carne, así como nosotros tenemos que hacerlo hoy en día. Cuando él nos describe la batalla que tuvo con sí mismo, sin decir nada de la batalla que también sostuvo abiertamente con la organización del Diablo, vemos una descripción de la batalla que nosotros tenemos con estos cuerpos moribundos debido al pecado heredado.

      2. ¿Cómo describió Pablo la batalla que tenemos con nuestro cuerpo?

      2 “Porque lo bueno que deseo no lo hago, pero lo malo que no deseo es lo que practico. Ahora, pues, si lo que no deseo es lo que hago, el que lo está obrando ya no soy yo, sino el pecado que mora en mí. Encuentro, pues, esta ley en el caso mío: que cuando deseo hacer lo que es bueno, lo que es malo está presente conmigo. Verdaderamente me deleito en la ley de Dios de acuerdo con el hombre que soy por dentro, pero contemplo en mis miembros otra ley peleando contra la ley de mi mente y conduciéndome cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros. ¡Hombre miserable soy yo! ¿Quién me rescatará del cuerpo que está padeciendo esta muerte? ¡Gracias a Dios por medio de Jesucristo nuestro Señor! Así que, pues, con la mente yo mismo soy esclavo a la ley de Dios, pero con la carne a la ley del pecado.”—Rom. 7:19-25, NM.

      3. ¿De dónde vino la “ley del pecado que está en mis miembros”? y ¿cómo la combate la “ley de mi mente”?

      3 Note usted las frases apostólicas, “ley de mi mente” y “ley del pecado que está en mis miembros”. Una ley es una norma de acción o conducta conforme a la cual se moverá u operará una persona o cosa. Jehová Dios el Creador no puso la ley del pecado en la humanidad. Fué nuestro primer padre Adán bajo la influencia del Diablo quien la puso en la carne humana y él la pasó a todos nosotros por herencia. A menos que sea gobernada o resistida, esa ley del pecado sin duda lo dominará a usted y lo impulsará. ¿De qué manera se podrá dominar o resistir? Es por medio de la ‘ley de la mente’. No de la mente vieja, porque ésa es pecaminosa así como el mundo, sino de la mente nueva que trata de convertir a uno a la imagen de Dios el Creador de su nueva personalidad. Esta mente nueva dicta una nueva norma de acción y conducta para su vida. Pero siendo que usted tiene una mente nueva en un cuerpo viejo que tiene un cerebro viejo, allí es donde surge el conflicto. Debido a su nueva manera de pensar usted tiene presente la capacidad para desear cosas mejores, pero no mora en usted la capacidad para hacer perfectamente las cosas que desea hacer. Esto se debe a que usted es imperfecto y que la ley del pecado quiere lograr sus deseos por medio de su cuerpo y mente. Por esto usted encuentra que a menudo está sirviendo la ley del pecado con su carne. Pero su consuelo está en el hecho de que no le da gusto haber pecado de esa manera, sino que su mente se adhiere a la ley de Dios y la aprueba y se determina cumplirla.

      4. ¿Qué se requiere además de conocimiento, y por qué?

      4 De acuerdo con la ley innata, nuestra mente desea o encuentra que es fácil gravitar hacia el pecado y el egoísmo. Para reemplazar eso con una ley mejor, es menester que nuestra mente sea rehecha con un nuevo conocimiento y con lo que dicta y aconseja este nuevo conocimiento. No basta con solamente tener conocimiento en nuestra mente. Muchos clérigos en la cristiandad y los miembros de sus rebaños religiosos tienen conocimiento de la Biblia, pero no obran de acuerdo con este conocimiento. No constituye una ley guiadora en su vida. Pero después que nosotros hayamos recogido conocimiento de la Palabra de Dios, tenemos que ejercer nuestra mente que está llena de este conocimiento divino. En contra de las inclinaciones pecaminosas que tenemos por dentro y en contra de la tendencia mental hacia la pereza y el olvido, es menester cultivar costumbres mentales apropiadas. De esta manera verdaderamente desarrollamos una ‘ley de la mente’, cierta forma o molde mental, una norma de acción mental, y ésta llega a ser una fuerza dominante en nuestra vida.

      5. ¿Sobre qué debemos fijar nuestra mente? ¿Qué significa el rehusar hacer esto?

      5 Con el conocimiento bendito que recibimos de la Palabra de Dios tenemos que entrenar nuestra mente en la manera correcta de pensar y en procedimientos y esfuerzos correctos. De otro modo, podemos llegar a ser personas cuyas mentes han vuelto otra vez a lo malo, “hombres completamente corrompidos de mente, desaprobados en cuanto a la fe,” según habla de ellos Pablo. (1 Tim. 6:5; 2 Tim. 3:8, NM) Nuestra existencia eterna depende de establecer una ‘ley de la mente’ que sea justa. Nuestro destino eterno depende de aquello en que fijamos nuestra atención. “Porque,” según leemos en Romanos 8:5-7 (NM), “los que están de acuerdo con la carne fijan su mente en las cosas de la carne, pero los que están de acuerdo con el espíritu en las cosas del espíritu. Porque el atender a la carne significa muerte, pero el atender al espíritu significa vida y paz; porque el atender a la carne significa enemistad con Dios, porque no está sujeta a la ley de Dios, ni, de hecho, puede estar.” Si dejamos que nuestra mente se desvíe de la verdad y permitimos que sea corrompida otra vez con las cosas de la organización visible del Diablo, significará nuestro fin. “Su fin es destrucción, y su dios es su vientre, y su gloria consiste de su vergüenza, y tienen su mente sobre cosas en la tierra.”—Fili. 3:18, 19, NM.

      6. ¿Qué ejemplo amonestador nos hace ver que debemos temer la corrupción de la mente y por qué?

      6 Es propio que tengamos temor de que nuestra mente sea corrompida mientras estamos en este mundo donde la gran Serpiente se está arrastrando sutilmente y desviando a la gente. El apóstol expresó ese temor cuando dijo: “Tengo temor que de algún modo, como la serpiente sedujo a Eva por su sutileza, sus mentes quizás sean corrompidas y alejadas de la sinceridad y la castidad que se deben a Cristo.” (2 Cor. 11:3, NM) Nos acordamos que originalmente Eva tenía un procedimiento o ley mental que era saludable, conforme a las revelaciones de Dios en el jardín del Edén. Pero el Diablo, alias la Serpiente, se presentó y trató de ponerle ideas insalubres en la mente. En vez de repelerlas, Eva las consideró y este derrumbe de la justa ley de su mente resultó en que fuera tentada hacia el pecado. Ella pensó más en cuán deseable sería comer del fruto prohibido que en la verdad de la palabra de Dios y en su amonestación en contra de comer. Si hubiera seguido la ley justa en su procedimiento mental, fijando sus pensamientos en la palabra de Dios como siendo la verdad aunque esto manifestara que la Serpiente era mentirosa, esto hubiera impedido que fuera tentada, atraída a la tentación y pecara.

      7. ¿En dónde empieza la enemistad contra Dios?

      7 Si nosotros, hoy en día, cuando el mismo Tentador sigue en libertad, establecemos esa justa ‘ley de la mente’ y resueltamente nos apegamos a los procedimientos pensadores de la mente nueva, esto impedirá que entremos en tentación y que pequemos. La enemistad contra Dios empieza en la mente. El apóstol nos dice a nosotros que hemos sido reconciliados a Dios: “Ustedes . . . en otro tiempo estaban alejados y eran enemigos porque su mente estaba en las obras que eran inicuas.” Él dice que antes que nos entregamos a Dios en obediencia “todos nosotros en un tiempo nos portamos en armonía con los deseos de nuestra carne, haciendo las cosas que deseaban la carne y los pensamientos, y éramos naturalmente hijos de ira así como los demás”—Col. 1:21 y Efe. 2:2, 3, NM.

      8. ¿Cómo tenemos que pensar para obedecer el mayor mandamiento?

      8 Cuando estábamos en ese estado mental de ignorancia no amábamos a Dios con nuestra mente. El mayor mandamiento que jamás se ha dado a los hombres requiere que amemos a Dios con todos nuestros poderes mentales. Jesús indicó lo que es este mandamiento mayor cuando lo citó de la Ley de Dios y dijo: “Tienes que amar a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu mente.” (Mat. 22:37, NM; Deu. 6:5; Luc. 10:27) Aquello en que pensamos habitualmente nos afecta en gran manera e influye en nosotros y nos induce a emprender cierto camino. El pensar de una manera y obrar de otra exteriormente es hipocresía. Tenemos que pensar en Jehová Dios amorosamente. Eso significa pensar en agradarle obedeciéndole y cuidando fielmente todas las cosas que dan honra a su nombre y que adelantan los intereses de su reino.

      9. ¿Qué juicio viene contra los de mente doble?

      9 No podemos servir a Dios con todo nuestro corazón cuando tenemos una mente doble. El salmista lo expresó correctamente: “Aborrezco a los de ánimo doble; pero amo tu ley.” (Sal. 119:113, margen) “Aborrezco a los hombres que son mitad y mitad, amo tu ley.” (Mo) Jesús los aborrece, también, y dice a los muchos laodicenses modernos: “Así, por cuanto eres tibio y no caliente ni frío, voy a vomitarte de mi boca.” (Apo. 3:16, NM) Si es usted de mente doble, dividiendo sus atenciones entre este mundo y Dios y no rehace su mente de una manera completa en conformidad con la imagen que Dios aprueba, con el transcurso del tiempo ésta se dará a conocer sin falta. Eso significará que usted será rechazado. Llegará a estar corrompido mentalmente debido a que fué infectado por este mundo y entrará en tentación. Eso es precisamente lo que ha sucedido a la cristiandad. Amar a Dios con todos los procedimientos de su mente es lo que usted le debe a ÉL. Esto es lo que él manda. Es un resguardo para usted.

      PENSAMIENTO PROGRESIVO

      10, 11. ¿Debido a cuáles procedimientos y actitudes mentales tienen dificultad muchos de los que están en la verdad?

      10 Todo el mundo está enfermo mentalmente, y las instituciones públicas y caritativas que se encargan de los mentalmente enfermos están llenas. Se debe a que no tienen la doctrina sana y saludable de la Palabra de Dios, y los clérigos son médicos y psicólogos de ningún valor y consoladores molestos. (Job 13:4; 16:2) Es difícil mantenerse mentalmente saludable en un mundo que hoy está sufriendo un derrumbamiento en todo sentido. Muchos de los que han aceptado la verdad de la Palabra de Dios están teniendo dificultades, particularmente porque les es difícil dejar sus costumbres mentales anteriores. Tienen la mente constantemente dirigida a sí mismos, una introversión, como suele decirse. Tienen un gran sentido de inferioridad, y están muy enterados de sus errores. Están penosamente conscientes de cualquier simpleza que cometen en presencia de otros, de cualquier error en su habla y conversación, de sus embarazos, sus exhibiciones de debilidad, de la censura que otros dirigen contra ellos, de las reprensiones que reciben de otros, de las ofensas que otros cometen en su contra. Llevan estos asuntos a Dios en oración, pero luego no reciben ningún alivio mental de eso. ¿Por qué? Porque no echan sus cargas sobre Jehová Dios dejándolas allí con él, sino que se las vuelven a llevar consigo y las retienen atadas a sus espaldas.

      11 Mantienen la mente inclinada hacia dentro, es decir, hacia su misma persona imperfecta, y vez tras vez repasan las cosas que les han afligido. La mente empieza a girar más y más, al repasar ellos estas cosas en su mente. Mientras más hacen esto, más profundamente penetran estas cosas en su mente. Gimen dentro de sí y sufren la muerte mil veces al repasar estas cosas vez tras vez.

      12. ¿Qué es lo que requieren el verdadero arrepentimiento y perdón?

      12 Esta condición mental no es saludable, y no promueve salud espiritual. El verdadero arrepentimiento a la vista de Dios no requiere como efecto posterior que la mente esté tan terriblemente perturbada. Y el verdadero perdón por las ofensas que otros cometen en nuestra contra no debe sentirse ni expresarse de esa manera. Si nos arrepentimos y pedimos el perdón de Dios, debemos confiar en que él nos ha perdonado por medio de Cristo. Por esto quédese en paz y trate de obrar diferentemente de allí en adelante. Si hemos perdonado a nuestros ofensores y deudores, entonces no debemos amorrar y seguir culpándolos. El amor, dice 1 Corintios 13:5 (NM), “no lleva cuenta del daño.” Si es que recordamos nuestros pecados, simplezas y fracasos del pasado, debe ser, no para atormentarnos, sino para amonestarnos y para evitar que hagamos esas cosas otra vez.—Isa. 46:8.

      13, 14. ¿Cómo se corrigieron las actitudes mentales incorrectas de lamentación y de mirar hacia atrás en el día de Zacarías? ¿En el día de Nehemías?

      13 Este no es el tiempo para estar mirando hacia atrás y lamentándose, y llegando a estar tan retirados en nosotros mismos que perdemos de vista a la organización teocrática de Jehová y sus obras gloriosas de este día. En los días del profeta Zacarías, después que regresó el resto judío de Babilonia para reedificar el templo en Jerusalén, ciertos hombres vinieron a llorar, gemir y lanzar quejidos en el templo por los pecados anteriores de Jerusalén y por todas las terribles calamidades que habían llegado sobre ella en tal y tal mes del año 607 a. de J.C. De modo que querían ayunar y esparcir tristeza por todos lados. Entonces Jehová por medio de Zacarías les dijo que eso ahora estaba fuera de orden, porque ahora era tiempo para regocijarse debido a la restauración que Jehová había obrado en cuanto a su resto consagrado y el restablecimiento de su adoración en el lugar donde él había puesto su nombre. Dijo que de allí en adelante los ayunos que anteriormente se celebraban en los diferentes meses ahora “se convertirán para la casa de Judá en días de gozo y regocijo, y en fiestas alegres. ¡Amad pues la verdad y la paz!” Y luego hizo que dirigieran su mente hacia adelante y les explicó que diez hombres de todas las naciones y de todas las lenguas se asirían de la falda del judío para venir con él al templo de Jehová para adorar.—Zac. 7:1 a 8:23.

      14 Otra vez, más tarde, en el día de Nehemías, cuando el resto restaurado se inclinaba hacia la melancolía y lamentaba debido a su anterior curso descarriado, el gobernador Nehemías le dijo a la asamblea: “No estéis tristes, ni lloréis; . . . porque este día es santo a nuestro Señor; no os aflijáis pues; porque el gozo de Jehová os da esfuerzo.”—Neh. 8:9, 10.

      15. ¿Cuál es el remedio bíblico para este estado mental introverso y morboso?

      15 El remedio para este estado mental introverso, morboso es mirar hacia adelante, no hacia atrás. Mantenga la mente ocupada con pensamientos progresivos. Manténgala ocupada considerando planes para el adelantamiento. Mantenga sus pensamientos en las obligaciones que tiene por delante y en cómo hará frente a ellas. Acuérdese de los estudios bíblicos para los cuales tiene que prepararse, los discursos que tiene que preparar para la plataforma pública, las demostraciones que tiene que arreglar para la reunión de servicio semanal, y de todas las otras cosas que Dios tiene reservadas para usted. No se derribe a usted mismo, no se debilite, no detenga su progreso mirando dolorosamente atrás a sus pecados o deseando las cosas que ha dejado. Imite al apóstol: “Hermanos, todavía no me considero como si ya la hubiera asido; pero hay una cosa en cuanto a esto: Olvidando las cosas que están atrás y esforzándome hacia adelante a las cosas que están más allá, prosigo hacia la meta para alcanzar el premio de la vocación de arriba y que Dios extiende en Cristo Jesús. Que nosotros, pues, cuantos seamos maduros, seamos de esta actitud mental; y si mentalmente ustedes se inclinan de otro modo en cualquier respecto, Dios les revelará dicha actitud. De todos modos, hasta donde hemos progresado, sigamos caminando ordenadamente en esta misma rutina. Unidamente háganse imitadores de mí.”—Fili. 3:13-17, NM.

      COSAS PARA LA OCUPACIÓN MENTAL

      16. ¿Por qué y cómo tenemos que mantener la mente renovada y mirando hacia adelante?

      16 El resplandeciente nuevo mundo está por delante, y estamos acercándonos a sus portales. La Biblia mira en esa dirección, y nos dirige la mente en esa dirección. Este no es el tiempo para sufrir una recaída mental hacia la corrupción. Hay toda razón y estímulo para que mantengamos la mente renovada. La inclinación de nuestros pensamientos tiene que mantenerse en la dirección correcta para que las consecuencias sean deseables, no dejándonos ser desviados a la diestra ni a la siniestra. Tenemos que fortalecer la ‘ley de nuestra mente’ de acuerdo con la Palabra de Dios para que llegue a ser la norma de la cual no nos desviamos, a pesar de la debilidad de nuestra carne. Esto requiere un esfuerzo mental y la vigilancia de nuestros pensamientos además de nuestra concurrencia a los lugares donde podemos refrescar y renovar nuestra mente con la verdad, con la Palabra de Dios que sigue avanzando. Esto significa que tenemos que apartar tiempo y que tenemos que estudiar la Palabra de Dios individualmente. Significa que tenemos que asistir a las reuniones del pueblo de Dios y tomar parte con él en considerar y discutir la Palabra de Dios. Significa que todos juntos tenemos que cooperar fiel y amorosamente para edificarnos los unos a los otros en nuestra santísima fe. Nunca dejen de reunirse.

      17. ¿Cómo se está haciendo más nueva la Palabra de Dios para nosotros? ¿Cómo podemos pensar los pensamientos de Dios?

      17 Para nosotros, la Palabra de Dios siempre se está haciendo más nueva, no sólo debido a nuevas y mejores traducciones en nuestro idioma, sino especialmente debido al cumplimiento de sus profecías y el esclarecimiento de sus enseñanzas bajo el poder iluminador del espíritu de Dios y su uso de la organización teocrática. Sigamos pensando los pensamientos de Dios. Acuérdense que Pedro cometió un error y trató de disuadir a Jesús de su curso de sacrificio porque, así como Jesús le dijo a Pedro, “piensas, no los pensamientos de Dios, sino los de los hombres.” (Mat. 16:23, NM) No podemos penetrar todos los pensamientos de Dios. No podemos aconsejar o instruir la mente de Dios. Su mente es mucho más adelantada y elevada que la nuestra. Pero sí podemos recibir de su mente información, secretos y revelaciones. Nos es posible pensar los pensamientos que él revela a su pueblo mediante su espíritu y por medio de su Palabra, y esto evitará que nosotros cometamos un error como hizo Pedro. Como un Padre amoroso Dios nos dice en medio de esta generación adúltera de la humanidad: “¡Hijo mío, dame tu corazón, y observen tus ojos mis caminos!” (Pro. 23:26) Eso quiere decir estar atentos con todo nuestro corazón mientras que él se revela a nosotros y que observemos sus caminos. Podemos hacer esto solamente estudiando su Palabra y apegándonos a ella mientras que observamos cómo trata con su pueblo organizado. Esto ayudará a transformarnos.

      18. ¿Cómo podemos tener la mente de Cristo?

      18 Tenemos que observar de la misma manera al Hijo de Dios Jesucristo, el “caudillo y perfeccionador de nuestra fe”. (Heb. 12:2, NM) Quizás no conozcamos la mente de Jehová cabalmente, porque es inescrutable; pero, dice el apóstol, “sí tenemos la mente de Cristo.” Sí, tenemos lo que él piensa; participamos de sus pensamientos, porque él vino a la tierra y nos los manifestó. En proporción al celo y madurez que tenemos como cristianos, nuestros pensamientos son los pensamientos de él. Por esto podemos apreciar por qué habló y se portó tal como lo hizo, y por qué se humilló bajo la mano de su Padre celestial, aun hasta el grado de sufrir una muerte vergonzosa en la estaca de tormento. Si nosotros somos sus fieles seguidores, tenemos que seguir el consejo del apóstol: “Retengan en sí mismos esta actitud mental que también estaba en Cristo Jesús.” Podemos hacer esto solamente si tenemos la mente de Cristo, sus pensamientos, y con este fin tenemos que estudiar la Palabra de Dios, la cual nos da un informe tocante a lo que dijo Jesús y cómo vivió y qué profecías cumplió y qué profecías está cumpliendo ahora o todavía cumplirá.

      VIVIENDO EN CONFORMIDAD CON LA MENTE RENOVADA

      19. ¿Qué tenemos que tener, a pesar de la oposición de quién?

      19 Nuestra carne débil y degradada y todo este mundo de demonios y hombres inicuos tratarán de impedir que expresemos nuestra mente mediante el vivir en conformidad con esta nueva actitud mental. Pero la ley de Dios no solamente nos concede libertad de pensamiento sino también libertad de expresión. Todo aquel que es cristiano verdadero tiene que tener una mente que ha sido rehecha de acuerdo con la voluntad de Dios. “En consecuencia, si alguien está en unión con Cristo, es una nueva creación; las cosas viejas se pasaron, ¡miren! nuevas cosas han venido a la existencia.” Leemos eso en 2 Corintios 5:17, NM. Asimismo, toda persona de buena voluntad que está destinada para vivir eternamente sobre la tierra paradisíaca después de la batalla del Armagedón, tiene que tener una mente rehecha o cambiada de lo que antes era, la cual tiene que transformarlo lejos de cualquier semejanza a este mundo corrompido.

      20. ¿Cuál es el propósito de renovar nuestra mente, y cómo se realiza este propósito?

      20 Tengamos presente por qué se ha renovado nuestra mente. Escuchen otra vez las palabras completas del apóstol: “Transfórmense rehaciendo su mente, para que prueben para sí mismos la buena y la aceptable y la completa voluntad de Dios.” (Rom. 12:2, NM) En la cristiandad se encuentra gran confusión tocante a cuál es la voluntad de Dios, y por esto la cristiandad sigue conformándose a este mundo. Pero nosotros mismos tenemos que probar cuál es su voluntad mediante la adquisición de una mente nueva, y eso significa adquirir nueva información, nuevo conocimiento, para la mente. Si nos va a manifestar cuál es la voluntad de Dios, entonces esa información, conocimiento e instrucción tienen que venir de él, y sólo podemos conseguir estas cosas de su Palabra y con la ayuda de su espíritu y organización. Cuando nosotros mismos la hemos probado, entonces apreciamos que su voluntad es una de bondad. No pudiera haber un mejor propósito para nosotros. Es la única cosa que es aceptable a él. Por lo tanto no podemos alterar su voluntad, sino que tenemos que someternos y tratar de acceder a ella en todo respecto. Y luego entre tanto que nuestra información aumenta y conseguimos más conocimiento y estudiamos más su voluntad, nos damos cuenta de que es una voluntad completa. Abarca todo lo que debemos hacer para poder cumplir nuestra parte en el arreglo que Dios tiene para dar vida y para que participemos en la vindicación de su nombre y soberanía delante de todo el universo. Estando persuadidos en nuestra mente nueva acerca de cuál es la voluntad de Dios, ahora tenemos que hacer esta voluntad buena, aceptable y completa.

      21. ¿Cómo y por qué tiene usted que “fortalecer su mente para actividad”?

      21 Para esto se necesita afirmar la mente. “Por lo tanto,” nos dice el apóstol Pedro, “fortalezcan su mente para actividad, manténganse completamente equilibrados y tengan la esperanza puesta en la bondad inmerecida que les ha de ser traída en la revelación de Jesucristo. Como hijos obedientes, dejen de amoldarse de acuerdo con los deseos que antes tenían en su ignorancia, sino que, de acuerdo con el santo que los llamó, háganse también santos en todo su comportamiento, porque está escrito: ‘Tienen que ser santos, porque yo soy santo.’” (1 Ped. 1:13-16, NM) Tenemos que afirmar la mente con el ceñidor de verdad para poder hacer frente a la actividad estrenua que todavía tenemos por delante. Como una protección para la cabeza podemos tener “como yelmo la esperanza de salvación; porque Dios nos asignó, no a la ira, sino a la adquisición de salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo”. Y otra vez para este ceñidor de verdad y el yelmo de esperanza tenemos que seguir alimentándonos de la Palabra de Dios bajo el esclarecimiento de su espíritu y con la ayuda de su organización teocrática.—1 Tes. 5:8, 9, NM.

      22. ¿Qué perspectiva nueva nos da la mente renovada en cuanto a sufrir por hacer la voluntad de Dios?

      22 ¡Qué perspectiva tan nueva nos proporciona la mente nueva en cuanto a la actividad que se necesita para hacer la buena, aceptable y completa voluntad de Dios! ¡Cómo imparte gloria a esta actividad! Se nos amonesta de antemano que sufriremos a causa de nuestra actividad fiel. Pero en este caso, también, la mente que ha sido renovada por la Palabra de Dios y su espíritu nos ayuda a ver nuestros sufrimientos desde un punto de vista diferente. Los consideramos como un gran privilegio, porque nuestros ojos del entendimiento ven que su propósito es probar nuestra integridad para con Dios como los sostenedores leales de su soberanía y como fieles esclavos de su reino por Cristo. Para enfrentarnos con dichos sufrimientos y poder aguantarlos podemos ‘armarnos con la misma disposición mental que tenía Cristo Jesús’ y así mantener nuestra integridad como hizo él. Tenemos que sufrir porque no podemos llevarnos bien con este mundo y sus costumbres. La mente nueva que tenemos no nos permite caminar de acuerdo con las costumbres mundanas, y por esto escogemos sufrir. Pero al probar nuestra integridad de esta manera nos espera un galardón inestimable de gozo sin fin en el nuevo mundo de Dios compuesto de nuevos cielos y una tierra nueva.—1 Ped. 4:1, 2, NM; 2 Ped. 3:13.

      23. ¿Qué es lo que resolvemos ahora, y hacia qué estamos mirando?

      23 Según toda la evidencia, ¡qué cerca está ese nuevo mundo de justicia! Así, pues, dejemos de amoldarnos a este mundo de iniquidad, que está tan cerca de su fin cabal, y adquiramos la mente nueva que está llena del conocimiento de la voluntad de Dios. Mantengamos esa mente renovada mediante el hacer su voluntad fielmente, viviendo ahora como los benditos proclamadores del reino de Dios y como los herederos de su glorioso nuevo mundo. Entonces, si Dios nos favorece con la supervivencia en la batalla del Armagedón y entramos en el nuevo mundo sin morir, aunque no tendremos cuerpos nuevos instantáneamente tendremos mentes nuevas que estarán completamente en armonía con el justo nuevo mundo.

      No se gloríe el sabio en su, sabiduría, ni se gloríe el poderoso en su poder, ni se gloríe el rico en sus riquezas; mas el que se gloría gloríese en esto: en que me entiende y me conoce a mí, que yo soy Jehová, que hago misericordia, juicio y justicia en la tierra; porque en estas cosas me complazco, dice Jehová.—Jer. 9:23, 24.

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