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Preguntas de los lectoresLa Atalaya 1968 | 1 de septiembre
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después de su resurrección, o, por otra parte, puede ser Juan el Bautista. Las otras diez figuras se han interpretado de varias maneras, como diez de los apóstoles; o los apóstoles y evangelizadores; o, de un lado los cuatro evangelizadores con Santiago el hijo de Zebedeo, y del otro lado Pedro, Saulo, Santiago, Judas y Andrés.
Muchos arqueólogos presentan serias objeciones a estas identificaciones. Realmente ha sido conjetura, y es imposible decir lo que representan las figuras. Algunos hasta dudan de la autenticidad de la copa, creyendo que sea una falsificación. Sin embargo, la mayoría la reconoce como un hallazgo auténtico pero le asigna una fecha muy posterior, del cuarto al sexto siglo. De modo que es muy dudoso que la copa sea una representación temprana de Cristo, si, de veras, se propuso que representara a Cristo.—Vea The Biblical Archaeologist, diciembre de 1941 y febrero de 1942.
En relación directa con la pregunta está el hecho de que escritores cristianos primitivos: Justino Mártir, Orígenes, Clemente de Alejandría y otros, claramente indican que no existía en su tiempo registro satisfactorio de la semejanza física de Jesús y de los apóstoles. Agustín, escribiendo aproximadamente en 400 E.C. (De Trinitate, VIII, 4), dijo que cada hombre tenía su propia idea de la apariencia de Cristo, y los conceptos eran indefinidos.
Se ha aducido prueba de las catacumbas romanas con relación a este tema. En catacumbas que algunos creen que datan del segundo siglo E.C., pero que otros no creen que sean de antes del tercer siglo, se han hallado cuadros. La catacumba extraordinariamente extensa que se llama la Catacumba de Priscila contiene cuadros en los muros, uno de los cuales se cree que representa la resurrección de Lázaro. Casi está borrado y es muy difícil descifrarlo, pero en el centro hay una figura que se ha considerado que es Cristo, representado como un joven lampiño. Pero en las catacumbas ideas religiosas apócrifas y falsas también se representan de manera abundante. Por ejemplo, en la Catacumba de Priscila, y de aproximadamente la misma fecha, hay una escena de la historia apócrifa de Susana. Una pintura en el techo interior fechada un poco después contiene una Madona con niño, con una estrella encima de su cabeza. En las Criptas de Lucina una pintura del techo interior fechada de como a mediados del segundo siglo incluye a una pequeña persona con alas, que se conoce como Erotes o Amoretti, que, en las tumbas paganas, representaba a las almas de los difuntos. Por lo tanto, ha llegado a ser patente para nosotros que las representaciones de Jesús en las catacumbas seriamente quedan en tela de juicio en cuanto a autenticidad.
Es cierto que, comenzando con el cuarto siglo, la mayoría de los cuadros muestran a Cristo y a sus apóstoles con barbas, teniendo rostros “monásticos” enflaquecidos, tristes, débiles y afeminados, por lo general con un nimbo o halo pagano. Seguramente éstos no son representaciones verdaderas del hombre Jesucristo, de quien Poncio Pilato dijo: “¡Miren! ¡El hombre!” o de aquel que volcó las mesas de los cambistas en el templo, y expulsó su ganado, tampoco de los apóstoles, que vigorosamente predicaron la Palabra de Dios hasta que se esparció en todo el Imperio Romano. (Juan 19:1, 5; 2:14-17) No, éstos fueron hombres fuertes, activos y felices, siervos del Dios feliz Jehová. (1 Tim. 1:11; 6:14, 15; Hech. 20:35) Los tristes cuadros religiosos son productos de la apostasía, que para el cuarto siglo estaba en pleno florecimiento, pues el emperador pagano Constantino hizo de una fusión del cristianismo apóstata con la religión pagana la religión del Estado.
No obstante, como ya se mostró, es patente que Jesús sí usó barba, y por eso las representaciones artísticas de él en futuras publicaciones de la Watch Tower armonizarán con la prueba bíblica en ese sentido.
Sin duda los cristianos primitivos siguieron la costumbre del tiempo y la localidad en que vivían, tocante a usar barba. La costumbre romana era de no usar barba. Los romanos convertidos al cristianismo muy probablemente continuarían con la costumbre romana, mientras que los conversos de la comunidad judía continuarían con la costumbre judía de usar barba.
Hoy los ministros cristianos, como los cristianos primitivos, se interesan en la nitidez y en la limpieza, pero se esfuerzan por vestirse de manera inconspicua, para que su apariencia de ninguna manera le quite mérito a la dignidad o a la eficacia del mensaje que llevan. (2 Cor. 6:3, 4) En años recientes en muchos países una barba o el cabello largo en un hombre atraen atención inmediata y pueden, en la mente de la mayoría, clasificar a tal persona indeseablemente con los extremistas o como rebeldes en contra de la sociedad. Los ministros de Dios quieren evitar el causar cualquier impresión que quitara la atención de su ministerio o impidiera que alguien escuchara la verdad. Saben que la gente está vigilando a los cristianos verdaderos de manera muy crítica y que a un grado grande juzgan a la entera congregación y a las buenas nuevas por la apariencia del ministro como representante de la congregación.
En el paraíso restaurado en la Tierra no sería incorrecto el que los hombres volvieran a usar barba, de manera perfecta, como Adán en Edén.
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MINISTERIO DEL CAMPO
En medio de un mundo en incertidumbre, los testigos de Jehová, que cifran su confianza en Dios y no en las posesiones materiales, tienen seguridad. Comprenden que no hay seguridad verdadera en ninguna parte salvo la que ha provisto Jehová Dios, quien los ha hecho “morar en seguridad” (Sal. 4:8) en medio de los peligros de estos tiempos. Agradecidos, quieren compartir con otros esta condición bendita, y durante septiembre, en su ministerio de casa en casa, mostrarán a la humanidad el camino a la seguridad por medio de ofrecer dos libros que son excelentes ayudas para el estudio de la Biblia, ‘Cosas en las cuales es imposible que Dios mienta’ y Vida eterna, en libertad de los hijos de Dios, por una contribución de 50c de dólar cada uno, o ambos libros por la contribución de un dólar.
REUNIÓN ANUAL EN PITTSBURGO
A las diez de la mañana del martes 1 de octubre de 1968 se celebrará la reunión anual de los miembros de la Watch Tower Bible and Tract Society of Pennsylvania en la oficina de la Sociedad ubicada en el 4100 de Bigelow Boulevard, Pittsburgo, Pensilvania. Todo miembro de la corporación debe cerciorarse de que la Oficina del Secretario tenga su dirección para que las cartas de notificación les lleguen poco después del 1 de septiembre.
Junto con la notificación de la reunión anual, que se les enviará por correo a todos los miembros de la corporación, se enviarán los poderes. Los poderes deben devolverse de modo que lleguen a la oficina del secretario de la Sociedad no más tarde del 15 de septiembre. Todo miembro debe llenar y devolver el poder prontamente, sea que vaya a estar presente o no.
ESTUDIOS DE “LA ATALAYA” PARA LAS SEMANAS
22 de septiembre: La Palabra de Dios mantiene viva su fe. Página 525.
29 de septiembre: Haga que su fe siga creciendo en gran manera. Página 532.
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