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    La Atalaya 1960 | 15 de febrero
    • importancia en su mente a hacer la voluntad de su Padre, lo cual era predicar el reino de los cielos que se había acercado. Entrenó a sus discípulos a hacer la misma clase de trabajo, o a seguir la misma vocación.

      13. ¿Cuál es el significado teológico de la palabra vocación? ¿Quién tiene que seguir tal derrotero?

      13 El significado teológico de la palabra vocación es: “Una llamada al servicio de Dios en una posición o condición en particular de la vida, especialmente en el sacerdocio o vida religiosa, según se demuestra por la aptitud de uno, inclinaciones naturales, y, a menudo, por convicción de una invitación divina. El puesto o condición de vida al cual recibe uno tal llamada. Una invitación oficial a un ministerio eclesiástico particular, como un curato.” Jesús de veras tuvo “una llamada al servicio de Dios.” Tuvo una llamada por autoridad a una actividad o carrera particular. Su vocación ahora era ‘buscar primero el reino y su justicia.’ (Mat. 6:33) Así, también, cualquier persona que llega a ser un seguidor ordenado de Cristo Jesús después de eso tiene que vivir una vida cristiana de ese modo. Los apóstoles de Jesús tuvieron que hacer esto a fin de probar que su vocación era la de ministros ordenados delante de Dios, aunque delante de los gobiernos mundanos los hombres los consideraban como pescadores, recaudadores de impuestos o fabricantes de tiendas de campaña.

      14. (a) ¿Cuándo ocupan el lugar secundario tales vocaciones como la de carpintero, albañil, ingeniero o doctor? (b) ¿Por qué jamás puede uno renunciar una vez que se le ha ordenado?

      14 El ser un cristiano dedicado hoy día no es una ocupación de tiempo parcial así como no lo fue entonces. Es una vocación de tiempo cabal. El cristiano verdadero no sólo es cristiano los domingos durante unas horas mientras se halla en su iglesia o en una reunión para orar. Un individuo dedicado verdaderamente, un ministro ordenado delante de Dios, tiene que ser cristiano toda su vida desde el tiempo que se dedica a seguir a Cristo Jesús y a andar en sus pisadas. En el mundo cierto individuo o persona puede decir que su vocación es ser carpintero, albañil, ingeniero, doctor, y que se gana la vida mediante tal ocupación. Pero si ese individuo en particular dedica su vida a Jehová Dios y se bautiza en agua, entonces aquella ocupación seglar tras la que sigue llega a ser secundaria y su ministerio cristiano tiene que llegar a ser lo de primera importancia, ahora realmente su vocación, porque fue llamado al servicio de Dios. Jesús dijo: “Sigan, pues, buscando primero el reino y su justicia, y todas estas otras cosas les serán añadidas.” El primer trabajo del cristiano, su interés principal, entonces, es su llamada a una vida cristiana. Tiene que ser eso. Su vocación tiene que ser la de un ministro ordenado delante de Jehová Dios. Tal vez renuncie a su trabajo seglar, pero jamás puede renunciar a su llamada divina al servicio de Dios. Si el cristiano renuncia al ministerio pierde su vida eterna. ¿Cuál es más importante, entonces?

      15. El que se dedica declara ¿qué? ¿y desde qué punto de vista ve la Palabra de Dios?

      15 El dedicarse al servicio de Jehová y el simbolizar esa dedicación mediante bautismo en agua no es ingresar en alguna organización religiosa terrestre. No es un paso tan leve como ése. Es la cosa más importante que el individuo ha hecho en su vida. El ser sumergido en agua es una declaración a todos los compañeros cristianos y pueblos del mundo de que en lo sucesivo está dedicado a Dios, para servir como ministro suyo. Esta es su vocación, y de allí en adelante toda la palabra de Dios según se presenta en la Biblia tiene que ser su guía. Él como cristiano verdadero ha obrado como dijo Pablo: “Cuando ustedes recibieron la palabra de Dios que oyeron de parte de nosotros la aceptaron, no como la palabra de hombres, sino, exactamente como verdaderamente es, como la palabra de Dios, la cual también obra en ustedes los creyentes.”—1 Tes. 2:13.

      16, 17. (a) Cuando uno ha aceptado la Palabra de Dios, ¿qué está envuelto? (b) ¿Cómo mostró esto Pablo?

      16 ‘Usted ha recibido la palabra de Dios y la ha aceptado,’ ¿es verdad? Ahora, ¿qué está envuelto? El apóstol Pablo dijo que envolvía aun el comer y el beber de uno. Quizás eso parezca absurdo, pero leamos lo que él escribió a los corintios: “Por esto, sea que estén comiendo o bebiendo o haciendo cualquier otra cosa, hagan todas las cosas para gloria de Dios. Eviten el hacerse causas de tropiezo tanto a judíos como a griegos y a la congregación de Dios, aun como yo estoy agradando a toda la gente en todas las cosas, no buscando mi propio provecho, sino el de los muchos, para que puedan salvarse.” (1 Cor. 10:31-33) Pablo se interesó en salvar vidas por medio de su ‘comer o beber o hacer cualquier otra cosa.’ Pero ¿cómo tiende a salvar vidas el comer y beber de uno? Pablo lo explica en los capítulos ocho y diez de Primera a los Corintios.

      17 Pablo sabía que los cristianos habían de ‘abstenerse de cosas sacrificadas a los ídolos’ (Hech. 15:29); pero explicó a los corintios: “Todo lo que se venda en la carnicería sigan comiéndolo, sin investigar nada a causa de su conciencia, porque ‘la tierra pertenece a Jehová, y también su abundancia’. Si alguno de los incrédulos los invita a ustedes y desean ir, procedan a comer todo lo que les sea puesto delante, sin investigar nada a causa de su conciencia. Pero si alguno les dijera: ‘Esto es algo ofrecido a un dios,’ no coman a causa de aquel que lo reveló y a causa de la conciencia. ‘Conciencia,’ digo, no la de ustedes, sino la de la otra persona. Pues ¿por qué debe ser que mi libertad sea juzgada por la conciencia de otra persona? Si estoy participando con gracias, ¿por qué debe hablarse ofensivamente de mí por aquello por lo cual doy gracias?” (1 Cor. 10:25-30) Puede ser que la carne que se vendía en las carnicerías hubiese sido ofrecida a los ídolos, pero ¿cómo había de saberlo la persona? Quizás no preguntó si el animal, o aun la parte de él que ella compraba, se ofreció a un ídolo. Por eso, Pablo dice, que si una persona lo invita a usted a comer, coma lo que ella tiene. Pablo sabía “que un ídolo nada es en el mundo y que no hay más que un solo Dios.” (1 Cor. 8:4) Pero, si alguien que esté comiendo con usted dice: “Esto es algo ofrecido a un dios,” entonces a causa de la conciencia de ese hombre no coma usted nada de ello. ¿A causa de la propia conciencia de usted? No, sino a causa de la conciencia de la otra persona. Usted puede hacer tropezar a esa persona al comer.

      18, 19. (a) ¿Por qué estaba tan preocupado Pablo acerca de la conciencia de sus hermanos? (b) ¿Deben los seguidores de Cristo hoy día estar preocupados igualmente? ¿Por qué?

      18 Pablo arguyó que la libertad o conocimiento del cristiano “no se convierta de algún modo en tropezadero para los que son débiles.” Si usted comiera el alimento ofrecido a los ídolos después de dar gracias a Dios por él usted todavía podría arruinar a un hombre. “Pero cuando ustedes pecan así en contra de sus hermanos y hieren su conciencia que es débil, ustedes están pecando en contra de Cristo. Por eso, si el alimento hace tropezar a mi hermano, jamás comeré carne, para no hacer tropezar a mi hermano.” (1 Cor. 8:9, 12, 13) La ordenación de Pablo, el estar apartado para el servicio de Dios, incluía la manera en que comía y bebía. Envolvía toda acción suya en las cosas de todos los días. Pablo se interesaba en salvar vidas. Por eso dijo: “No arruinen por su alimento a aquel por quien Cristo murió. . . . Porque el reino de Dios no significa el comer y el beber, sino que significa rectitud y paz y gozo con espíritu santo.” “Todas las cosas son lícitas; pero no todas las cosas son provechosas. Todas las cosas son lícitas; pero no todas las cosas edifican. Siga buscando cada uno, no su propio provecho, sino el de la otra persona.”—Rom. 14:15, 17; 1 Cor. 10:23, 24.

      19 ¿Pueden los cristianos hoy día considerar las cosas de modo diferente y permitir que su comer o beber haga tropezar a un judío o a un griego o a un hermano en la congregación? ¡No! Nos hallamos en la misma posición en que estuvo Pablo. Él más bien quería estar “agradando a toda la gente en todas las cosas, no buscando mi propio provecho, sino el de los muchos, para que puedan salvarse.” (1 Cor. 10:33) ¿Haría usted lo mismo? Lo haría si usted es ministro ordenado como Pablo.

      COMER, BEBER, HABLA Y TRABAJO

      20. (a) Aunque el comer alimentos no sea un punto en disputa para los cristianos ahora, ¿qué lo es, y qué argumentos se ofrecen a favor de su uso? (b) Sin embargo, ¿qué tiene que considerarse en nuestros hábitos de beber?

      20 Pero, dice alguien, cosas como ésa no suceden hoy. La gente no ofrece alimento a los ídolos. Bueno, entonces, ¿qué hay de los hábitos de beber de usted? Se bebe mucho hoy día, y Pablo menciona el beber como algo que vigilar. La gente toma toda clase de bebidas, pero el beber que causa más perturbación en la mente de algunas personas es el beber bebidas alcohólicas. Tal vez la persona que quiere beber vino arguya que Pablo amonestó a Timoteo a beber un poco de vino por causa de su estómago. Otro quizás diga que el primer milagro de Jesús fue el hacer vino. Todavía otro dirá que el vino alegra el corazón. Lo que se dice es cierto, y en casi todos los países y estados es lícito tener y usar bebidas alcohólicas, pero ¿resulta en provecho del otro hermano? El que usted tome tal bebida, ¿servirá para ‘edificar’? Pensemos no en nuestro propio provecho, sino en el de la otra persona.

      21, 22. (a) ¿Qué mal ejemplo podría ponerse delante de los hermanos por un superintendente irreflexivo? (b) ¿A quiénes más además de los hermanos podría hacerse tropezar?

      21 Supongamos que hay un superintendente en una congregación del pueblo de Dios, un hombre de influencia, respetado, que sale una noche con amigos pero que no gobierna su beber de licor embriagador y se emborracha. La Biblia declara muy definitivamente que los borrachos no heredarán el Reino. “¡Qué! ¿No saben que las personas injustas no heredarán el reino de Dios? No se extravíen. Ni fornicadores, ni idólatras, . . . ni ladrones, ni personas codiciosas, ni borrachos . . . heredarán el reino de Dios.” (1 Cor. 6:9, 10) Aunque algunos de ustedes fueron así antes de venir a la verdad, dice Pablo, ustedes fueron limpiados. Por eso, ¿por qué regresar a esta clase de práctica y hacer tropezar a su hermano? Ahora tal vez un hermano vea a este superintendente ebrio que anda por la calle zigzagueando. Este observador se escandaliza, se perturba y se ofende de que un ministro ordenado de su congregación piense tan poco en su ordenación delante de Dios que se convierta en un borracho. Este descuido en el beber ha llegado a ser causa de tropiezo para un hermano de la congregación de Dios.

      22 Sigamos a este borracho un poco más. Al acercarse a su casa su vecino con quien él estudia la Biblia observa su borrachera, y a él, también, se le hace tropezar, porque pensaba que este ministro ordenado vivía una vida cristiana. Bueno, el vecino decide ya no estudiar la Biblia con esta persona, y le dice a su esposa: “Si eso es lo que la Biblia ha hecho para él, hay mejores hombres que ése con quienes asociarme los cuales ni siquiera tienen fe en Dios. ¿Por qué debería cambiar mi modo de vivir y emprender algo nuevo cuando aquí uno de los individuos prominentes de la congregación, que pretende ser ministro ordenado, está borracho?”

      23. ¿De qué modo son las palabras de Pablo en las cartas a los corintios y romanos muy oportunas?

      23 ¡Cuánta razón tuvo Pablo cuando dijo: “Por esto, sea que estén comiendo o bebiendo o haciendo cualquier otra cosa, hagan todas las cosas para gloria de Dios”! (1 Cor. 10:31) ¿Fue esto para gloria de Dios? Ciertamente el cristiano no quiere hacer tropezar a un judío, a un griego, a un vecino, a un amigo, o a un hermano de la congregación de Dios. Aquello en que cada ministro ordenado debe estar interesado es en salvar la vida de toda persona para el nuevo mundo de Dios. “Por eso, entonces, sigamos tras las cosas que contribuyen a la paz y las cosas que sirven para edificarnos unos a otros. Dejen de estar derribando la obra de Dios simplemente por causa de alimento. Cierto, todas las cosas son limpias, pero le es perjudicial al hombre que con ocasión para hacer tropezar come. Es bueno no comer carne ni beber vino ni hacer nada por lo cual tropiece tu hermano.”—Rom. 14:19-21.

      24, 25. ¿De qué otros modos tiene que vigilar sus pasos el cristiano?

      24 El cristiano también tiene que vigilar sus pasos en otras cosas. Pablo presenta esta verdad cuando escribe a los colosenses: “Que la palabra del Cristo resida en ustedes ricamente con toda sabiduría. Sigan enseñándose y amonestándose unos a otros con salmos, alabanzas a Dios, canciones espirituales con gracia, cantando en sus corazones a Jehová. Y cuanto hagan en palabra o en obra, háganlo todo en el nombre del Señor Jesús dando gracias a Dios el Padre por medio de él.”—Col. 3:16, 17.

      25 Pablo dice que vigile usted sus palabras y trabajo, lo cual ocupa una buena parte de nuestro tiempo todos los días. Exactamente, ¿cómo hablamos a la gente y cómo trabajamos para nuestro patrón? El entrenamiento cristiano de uno ciertamente se expresa en estas dos cosas.

      26. ¿Qué clase de palabras deben usar los ministros ordenados, y por qué es difícil a veces dominar nuestra habla?

      26 Las palabras que salen de nuestra boca, ¿son decentes, limpias, útiles y respetables? ¿Nos gustaría que Dios nos escuchara en todo lo que decimos? Santiago escribió en cuanto a nuestras palabras cuando dijo: “Una fuente no hace que lo dulce y lo amargo burbujeen por la misma abertura, ¿verdad? . . . Tampoco puede el agua salada producir agua dulce.” En cuanto a ese pequeño miembro del cuerpo, él dice: “La lengua es un fuego. . . . Nadie de la humanidad puede domarla. Cosa ingobernable y perjudicial, está llena de veneno mortífero. Con ella bendecimos a Jehová, al Padre, y no obstante con ella maldecimos a los hombres que han venido a la existencia ‘en la semejanza de Dios’. De la misma boca salen bendición y maldición. No es correcto, hermanos míos, que estas cosas sigan aconteciendo de esta manera.” La boca del ministro ordenado debe estar enseñando y amonestando a otros con gracia. No debe haber tal cosa como el jactarse y mentir contra la verdad. La boca siempre debe alabar a Jehová. “Además, el fruto de la justicia tiene su semilla sembrada en condiciones pacíficas para los que están haciendo la paz.”—Sant. 3:6-12, 18.

      27. ¿Puede tener el ministro ordenado dos vocabularios? ¿Qué dicen Pablo y Pedro respecto a esto?

      27 Los ministros ordenados de Jehová no pueden tener personalidades dobles con dos vocabularios, uno limpio y recto, el otro sucio e inicuo. El cristiano puede entrenarse de modo que pueda usar buenas palabras que expresen sus pensamientos claramente y con fuerza. El cristiano no tiene un vocabulario que use en la congregación del pueblo de Dios y luego otro conjunto de palabras duras, ásperas, sucias que use donde trabaja. Recuerde lo que dice Pablo: “Cuanto hagan en palabra . . . , háganlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios el Padre por medio de él.” Pedro confirma esto, también, usando buenas palabras expresivas: “Pues, ‘el que quiera amar la vida y ver buenos días, que reprima su lengua de lo que es perjudicial y sus labios de hablar engañosamente, pero que se aparte de lo que es perjudicial y haga lo que es bueno; que busque la paz y vaya en pos de ella. Porque los ojos de Jehová están sobre los justos y sus oídos atentos a su súplica, pero el rostro de Jehová está contra los que hacen cosas perjudiciales.’”—1 Ped. 3:10-12.

      28. (a) ¿Cómo debe considerar su ocupación seglar el ministro cristiano ordenado? (b) ¿De qué otra manera, además de tomar abiertamente de los efectos de otros, puede alguien ser ladrón?

      28 Luego hay esa otra parte de la vida cristiana—el trabajo. Tiempo considerable se emplea en alguna clase de trabajo, pero ¿cómo desempeña uno su trabajo y se gana el pan de cada día? En realidad toda persona hace un contrato o un acuerdo con su patrón. Cuando un patrón contrata a un hombre para hacer cierto trabajo él conviene en pagar al trabajador cierto salario. El empleado no debe eludir su trabajo, hacer menos de lo que él convino en hacer. Debe ser honrado y dar a su patrón medida completa. Si uno es contratado como carpintero por cierta cantidad de horas al día y recibe cierta paga por esas horas, entonces ciertamente durante ese período de tiempo debe ser diligente en hacer buen trabajo de carpintería durante todas esas horas. No se le paga para holgazanear. Se le paga para trabajar. Si un cristiano trabaja en una tienda que es propiedad de un rico él no tiene derecho de robar de ese rico a causa de que es adinerado, ni tiene el derecho de robar a los clientes cobrándoles más de lo que vale la mercancía y quedándose con la diferencia. Eso es robar. Un hombre le puede robar a su patrón, también, holgazaneando en el trabajo. El hombre espera que su patrón le pague. ¿Por qué no puede esperar el patrón que se haga el trabajo por el dinero que él paga? “Cuanto hagan . . . en obra, háganlo todo en el nombre del Señor Jesús.” ¿Lo hace usted?

      29. ¿Qué actitud adoptó el apóstol Pablo para con el esclavo Onésimo, cuando éste llegó a ser cristiano?

      29 Pablo no creyó que Onésimo, esclavo de Filemón, debería ser quitado a su patrón. Cuando Onésimo llegó a ser cristiano, Pablo se enteró de que él era esclavo y lo devolvió a su dueño. El esclavo, ahora cristiano, todavía pertenecía a Filemón aunque Filemón era cristiano también. Pablo, escribiendo acerca de Onésimo, dijo: “Te estoy exhortando [Filemón] tocante a mi hijo, para quien llegué a ser padre mientras estaba en mis cadenas de prisión, Onésimo, anteriormente inútil a ti pero ahora útil a ti y a mí. A este mismísimo te lo estoy devolviendo, sí, a él, es decir, mi propio corazón.” Aunque Pablo halló que Onésimo, que se había escapado de su dueño, le era sumamente útil a él, no obstante Pablo quiso que él regresara a su dueño, porque eso era correcto, y allí era donde pertenecía por ley, y para que Filemón lo tuviera “de regreso para siempre, ya no como esclavo sino como más que esclavo, como hermano amado, especialmente eso para mí, sin embargo cuánto más para ti tanto en relación carnal como en el Señor.” (File. 10-12, 15, 16) Las Escrituras indican que sin importar en qué condición uno se encuentre, sea como esclavo u obrero libre, el cristiano debe trabajar como si lo estuviese haciendo “en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios el Padre por medio de él.”

      30. Por eso, entonces, ¿qué tienen que ser los cristianos?

      30 Los cristianos tienen que ser honrados. Tienen que ser veraces. Tienen que probar que son ministros ordenados, no sólo cuando predican las buenas nuevas, sino en todo lo que hacen, para que hombres de toda clase sean salvados. Mediante esto ellos demuestran que ‘la palabra de Dios obra en los creyentes.’ ¿Es usted un cristiano que hace buenas obras al comer, beber, hablar, trabajar, predicar o al hacer cualquier otra cosa, haciendo todo para gloria de Dios a fin de que alguien sea salvado? ¿Está usted ‘buscando la paz y yendo en pos de ella’? El cristiano sabe que “los ojos de Jehová están sobre los justos,” sus ministros ordenados.—1 Ped. 3:11, 12.

  • ¿Deja usted resplandecer su luz?
    La Atalaya 1960 | 15 de febrero
    • ¿Deja usted resplandecer su luz?

      1, 2. ¿Por qué es apropiado comparar la actividad de un ministro ordenado con una ciudad situada sobre un monte y con una lámpara que está encendida?

      EL MINISTRO ordenado de Dios lleva una responsabilidad pesada. Principia donde Jesús se detuvo. Fue el Maestro quien dijo a sus seguidores fieles: “Ustedes son la luz del mundo. Una ciudad no se puede ocultar cuando está situada sobre un monte. La gente enciende una lámpara y la coloca, no debajo de la canasta de medir, sino sobre el candelero, y brilla sobre todos los que están en la casa. Igualmente resplandezca su luz delante de la humanidad, para que vean sus obras rectas y den gloria a su Padre que está en los cielos.” (Mat. 5:14-16) Esta luz de la verdad resplandece en el mundo día y noche a causa de lo activo que son los cristianos verdaderos. Cuando los ministros ordenados predican de casa en casa, resplandece la luz. Pero ésa no es la única ocasión en que dejan resplandecer su luz. Tiene que resplandecer durante su comer, durante su beber, durante su conversación general, durante su trabajo así como cuando están en la congregación del pueblo de Dios. En ninguna ocasión puede el cristiano ocultar o apagar su luz. “Ustedes son la luz del mundo. . . . Resplandezca su luz delante de la humanidad.”

      2 El ministro ordenado de Dios mira hacia el futuro. Por eso, entonces, si ‘ama la vida y quiere ver buenos días, . . . busque la paz y vaya en pos de ella.’ (1 Ped. 3:10, 11) Al ir en pos de la paz no tiene tiempo para hacer maldades y así dejar de estar en armonía con la Palabra de Dios. Si lo hace, se dará a ver. Como ministro durante las veinticuatro horas del día tiene que demostrar que está viviendo una vida cristiana. Se le observa exactamente como se observa una ciudad situada en un cerro; no es posible ocultarla. Está allí para ser vista por muchos kilómetros a la redonda. No se puede ocultar esa ciudad así como no se puede ocultar la luz del cristiano verdadero. La luz del ministro ordenado resplandece continuamente. Siempre fulgura, a menos que el ministro deliberadamente oculte la luz por el modo en que come, bebe, habla, trabaja o predica las buenas nuevas del reino de Dios. Pero ¡jamás suceda eso! Que gente de toda clase vea sus obras rectas, porque cuando vea la gente las obras rectas de usted hombres de toda clase darán gloria a su Padre que está en los cielos.

      3. Además de la obra correcta del cristiano de predicar, ¿qué más debe poder observar la gente favorablemente?

      3 El predicar de casa en casa las noticias de que el reino de Dios se ha acercado es vital, muy importante; y estas buenas nuevas ayudan a la gente a ver más claramente las grandes bendiciones que Dios tiene preparadas para los creyentes. Pero que la gente también observe las obras rectas del cristiano, el modo en que vive, cómo se comporta en el trabajo y en el esparcimiento, el modo en que sus hijos se comportan, el modo en que tiene asociación con las personas en la congregación, junto con su capacidad para enseñar. Sí, todo esto da a saber si él deja resplandecer su luz.

      4, 5. (a) ¿Hay tal cosa como un cristiano de tiempo parcial, y por qué? (b) ¿Pueden todos los cristianos dedicar la misma cantidad de tiempo a predicar las buenas nuevas? (c) Por eso, ¿a qué conclusión llegamos en el asunto?

      4 El individuo que se ha dedicado al servicio de Jehová y se ha bautizado en agua no puede decir que es un cristiano de tiempo parcial. Tiene que ser cristiano de tiempo cabal. Quizás no pueda emplear todas sus horas despiertas en predicar de casa en casa y conducir estudios bíblicos como lo hacen los precursores y misioneros. Pero eso no afecta el que sea o no cristiano. Los mandamientos de Dios son los mismos para todos los cristianos. Se hace referencia a muchos cristianos entre los testigos de Jehová como precursores y misioneros, predicadores de tiempo cabal. Estos individuos han podido arreglar sus asuntos de tal modo que pueden emplear todo su tiempo en enseñar y ministrar a otras personas yendo de casa en casa y conduciendo estudios bíblicos en los hogares de los creyentes. Fácilmente se ve que no todas las personas que han dedicado su vida a Jehová Dios y se han bautizado pueden dedicar todo su tiempo a la obra de predicar, pero ciertamente tienen que dedicar todo su tiempo al vivir cristiano. Tienen que demostrar que son ministros ordenados delante de Dios tan seguramente como aquel que evangeliza durante todas las horas en que está despierto. Todos los cristianos tienen que ser portadores de luz de tiempo cabal como lo fue Jesús, porque están andando en sus pisadas.

      5 ¿Qué, pues, tenemos que concluir? Esto: El cristiano, sea precursor, misionero, o una persona a quien se llama publicador de congregación, tiene que ser ministro ordenado delante de Dios de tiempo cabal. Según las Escrituras, en los escritos de Pablo así como en los de Pedro y en las propias palabras de Jesús, el que vive una vida cristiana tiene que ‘seguir, pues, buscando primero el reino y su justicia.’ Además, Jesús dijo: “Si observan mis mandamientos, permanecerán en mi amor, así como yo he observado los mandamientos del Padre y permanezco en su amor.” (Juan 15:10) No hay excepciones; todos los cristianos tienen los mismos mandamientos, el mismo Redentor, el mismo Dios.

      LAS OBRAS SE HACEN MANIFIESTAS

      6, 7. ¿Cómo pudiéramos explicar 1 Timoteo 5:24, 25 en relación con las obras malas de la gente?

      6 Lo que realmente es una persona se manifestará con el tiempo. Pablo señaló lo siguiente a Timoteo: “Los pecados de algunos hombres son públicamente manifiestos, y llevan a juicio inmediatamente, pero en cuanto a otros hombres sus pecados también se ponen de manifiesto más tarde. De la misma manera también las obras rectas son públicamente manifiestas y las que son de otra clase no pueden mantenerse ocultas.” (1 Tim. 5:24, 25) Un ejemplo sencillo nos ayudará a discernir lo que Pablo expone. Había un ladrón en cierta ciudad que había estado robando casas durante dos años y otro hombre que por primera vez trató de robar una casa. En su primer esfuerzo de esta clase el novicio fue atrapado saliendo de la casa con los efectos robados. Fue entregado a la policía. Se celebró el juicio. Los testigos dieron su testimonio y se probó que él era un ladrón. El fallo: seis meses de cárcel. Los pecados de este hombre fueron ‘públicamente manifiestos, y llevaron a juicio inmediatamente.’

      7 Pero, ¿qué hay del primer ladrón, que había estado robando durante dos años? Decide robar otra vez. Sin embargo, esta vez es aprehendido. La policía lo arresta. Lo llevan ante el tribunal, y en la evidencia que se presenta ¡no sólo se prueba que robó en la última casa en que entró ilegalmente, sino que había robado en muchas otras casas durante los dos años pasados! Aunque este ladrón haya tenido una buena reputación en la comunidad hasta este tiempo, ahora sus “pecados también se ponen de manifiesto,” pero sólo más tarde, después de dos años. Uno no puede ocultar para siempre su verdadero modo de vivir. Si es ladrón, con el tiempo se hará manifiesto.

      8. ¿Cómo pudieran llegar a ser inmediatamente manifiestas las obras de una persona justa?

      8 Pablo razona que así como los pecados de algunas personas son manifiestos

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