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  • Discernimiento espiritual—evidencia de madurez cristiana
    La Atalaya 1960 | 1 de enero
    • amor a su prójimo y el deseo de compartir con él los mismos privilegios y bendiciones. Un entendimiento maduro del paso inicial de la dedicación prepara el terreno para la adoración madura “con espíritu y verdad.”—Mar. 12:30; Sant. 2:17; Juan 4:23.

      11. ¿Cómo podría un hombre casado mostrar falta de discernimiento espiritual?

      11 Entonces, el discernimiento espiritual resulta en tener el punto de vista maduro del ministerio que toma en cuenta las otras responsabilidades que uno puede tener como siervo dedicado de Jehová. El hombre que está casado, y tiene hijos, tiene muchos privilegios y responsabilidades benditos. Demostraría una falta de discernimiento espiritual si descuidara las obligaciones de familia sólo para conseguir una sobresaliente hoja de servicios en el campo. No sólo tiene que proveer el cristiano las cosas materiales que su familia necesita, sino que tiene que estar alerta para ‘proveer para los que son suyos’ de manera espiritual, estudiando con ellos y ayudándolos a llegar a ser maduros en el servicio de Dios. El dejar de prestar tal atención apropiada a “los que son miembros de su casa” equivale a ‘repudiar la fe.’—1 Tim. 5:8.

      12. ¿Qué discernirá el cristiano maduro en cuanto a su actividad de predicar, y en cuanto a cualquier trabajo seglar necesario?

      12 Una hoja de servicios en la predicación de las buenas nuevas no es en sí misma la prueba de la madurez. ¿De qué provecho sería si, al mismo tiempo, uno no anduviera en armonía con los principios bíblicos de la moralidad, o de alguna otra manera practicara lo que fuese perjudicial en la congregación? Esto no sería andar digno de Jehová, no sería agradarle plenamente. Mientras trabaja diligentemente en el servicio de Dios, hablando a otros acerca de las buenas nuevas, el cristiano discierne que hay que seguir el derrotero de la integridad en toda parte de su vida si ha de servir para la vindicación del nombre de Jehová. La persona madura recuerda a todo tiempo que está dedicada a hacer la voluntad divina y siempre querrá agradar a Aquel de quien es siervo, a Jehová. No estará haciendo cosas simplemente para agradar a los hombres, ya sea cuando esté ocupada en actividades de congregación o en su trabajo seglar, sino que hará todas las cosas honradamente, “con sinceridad de corazón,” trabajando “de toda alma como para Jehová, y no para los hombres.”—Col. 3:22-24.

      13. (a) ¿De qué manera sigue el publicador maduro tras un ministerio equilibrado? (b) ¿Cuál es el secreto de estar verdaderamente gozoso en el ministerio?

      13 En la obra ministerial misma el publicador discernidor de las buenas nuevas mantiene un equilibrio apropiado, siempre teniendo presente las cosas más importantes del ministerio. Él no está satisfecho sólo con la obra de casa en casa distribuyendo literatura. Él discierne que no basta con sólo poder predicar. Discierne que ahora es el tiempo en que debería ser un maestro, capaz de alimentar a las ovejas y ayudarlas a encontrar el camino a la vida eterna. Por eso diligentemente guarda un registro de cualquier persona interesada que halla y vuelve a visitarla. Cuando hace su revisita está preparado con interesantes sermones bíblicos y está alerta para hacer arreglos para tener un estudio bíblico de casa con las personas de buena voluntad. Dado que está lleno de conocimiento acertado de la Palabra de Dios, de amor a Jehová el Gran Pastor y al buen Subpastor Cristo Jesús y de amor a las otras ovejas, el ministro cristiano avanza en el servicio con un deseo ardiente de hallar y alimentar las ovejas—por amor y no sólo por un sentido del deber. Ese es el secreto para estar verdaderamente gozoso en el ministerio.—Heb. 5:12; Juan 21:15-17.

      14, 15. (a) ¿Qué bendiciones resultan de la madurez cristiana? (b) ¿Contra qué debe vigilar la persona? ¿Cómo?

      14 La madurez espiritual trae consigo gozos y bendiciones incalculables. El estar lleno de conocimiento acertado y discernimiento espiritual hace al cristiano fuerte, capaz de defenderse de los ataques del enemigo, Satanás, capaz de identificar sus lazos sutiles del materialismo y de temor a los hombres y capaz de resistirlos. Escapa de las frustraciones, preocupaciones y dolores autoimpuestos que provienen de seguir imprudentemente deseos insensatos y perjudiciales y evita actos insensatos que resultan en censurarse a sí mismo y en una conciencia cargada de culpa.—1 Tim. 6:9, 10.

      15 Mientras gozamos de las bendiciones que tal madurez trae tenemos que vigilar contra sentirnos demasiado seguros y tenemos que recordar siempre que la madurez cristiana y el discernimiento espiritual no resultan de nuestros propios esfuerzos únicamente, sino que se efectúan por el funcionamiento del espíritu de Jehová en expresión de su bondad amorosa hacia nosotros. De modo que continuaremos acudiendo a Jehová en oración pidiendo que nos ayude a continuar sirviéndole de un modo maduro, que nos detenga para que no cometamos ningún acto presuntuoso, para que ‘los dichos de nuestra boca y las meditaciones de nuestro corazón sean agradables a Jehová’ a todo tiempo.—Sal. 19:13, 14.

      16, 17. ¿De qué manera puede cada persona participar del espíritu de optimismo gozoso de la sociedad del nuevo mundo?

      16 El siervo fiel de Jehová avanza confiadamente, feliz y satisfecho al trabajar bajo la dirección del Rey reinante, Cristo Jesús, y la organización teocrática visible que Dios ha establecido en la tierra. Su madurez cristiana lo capacita a fortalecer y vigorizar a sus hermanos y personas de buena voluntad para que ellos también alcancen la completa hombredad cristiana y participen del mismo gozo y de las mismas bendiciones.

      17 La perspectiva feliz y confiada que la sociedad del nuevo mundo de testigos de Jehová demuestra es una evidencia de su madurez. Cada uno puede participar de ese espíritu de optimismo gozoso esforzándose por lograr la meta de la madurez cristiana, y estar lleno de discernimiento espiritual. Al proceder así gozos y privilegios innumerables pueden ser nuestra porción tanto ahora como en el nuevo mundo que se halla precisamente adelante, “con tal que, por supuesto, continúen en la fe, establecidos en el cimiento y firmes y no siendo desviados de la esperanza de esas buenas nuevas que ustedes oyeron, y las cuales fueron predicadas en toda la creación que está bajo el cielo.”—Col. 1:23.

  • ‘El extrañarse de Dios’
    La Atalaya 1960 | 1 de enero
    • ‘El extrañarse de Dios’

      La siguiente declaración concerniente a las iglesias de la cristiandad se hizo en la asamblea que el Concilio de Iglesias Mundial celebró en Ámsterdam, y se publicó en el libro Treasury of the Christian Faith: “En nuestras iglesias divididas, hay mucho que confesamos con penitencia ante el Señor . . . , porque es en el extrañarnos de él que tiene su origen todo nuestro pecado. A esto se debe el que los males del mundo hayan penetrado tan profundamente en nuestras iglesias, de modo que entre nosotros también hay normas de éxito mundanas, división de clases, rivalidad económica, una mente seglar. Aun donde no hay diferencias de teología, idioma o liturgia, existen iglesias segregadas según raza y color. . . . Estamos en peligro de ser sal que ha perdido su sabor y que no sirve para nada.”

      Un escritor de la Biblia, Santiago, comenta que la mundanalidad resulta en un extrañamiento de Dios: “¿No saben que la amistad con el mundo es enemistad con Dios? Cualquiera, pues, que desea ser un amigo del mundo se está constituyendo un enemigo de Dios.”—Sant. 4:4.

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