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  • ¿Por qué es tan difícil ganarse la vida?
    La Atalaya 1975 | 15 de marzo
    • principalmente a una persona que refrenda un préstamo, el principio todavía aplica a una persona que pide prestado pero no puede pagar de vuelta.

      Aunque el que pida prestado cumpla con regularidad con todos sus pagos del préstamo, los cargos por intereses casi siempre son tan elevados ahora que acaba pagando mucho más por el artículo que el precio de lista. Eso es igual a botar dinero bueno. Como dice la Biblia, por pagar tanto a los prestamistas, “el que toma prestado es siervo del hombre que hace el préstamo.”—Pro. 22:7.

      Es cierto que el no endeudarse quizás signifique el no comprar algunas de las cosas bonitas que uno desea. Pero ¿no es eso mejor que asumir cargas que fácilmente pueden resultar en mayores dificultades?

      El disminuir uno sus deseos, evitando el lazo del materialismo, ciertamente tiene sentido en vista de los elevados precios y las condiciones económicas inestables de hoy día. “Mejor es un pedazo de pan seco con el cual hay tranquilidad que una casa llena de los sacrificios de la riña.”—Pro. 17:1.

      ¿Qué otros pasos inmediatos se pueden dar para aligerar las presiones de ganarse la vida hoy día? ¿Qué hay en cuanto a examinar algunas zonas donde usted podría ahorrar dinero y que al mismo tiempo hasta resultarían en bien para usted de otras maneras?

      REDUCIENDO LAS COSAS NO ESENCIALES

      Una zona en la cual se puede ahorrar mucho dinero es en el esparcimiento, o diversión. Hoy a algunas personas les parece que no están divirtiéndose a menos que gasten dinero para ir al cine, teatros, eventos deportivos o para comer en restaurantes. Sin embargo en “tiempos antiguos” la mayoría de las familias no tenían dinero para esas cosas, y, además, la mayoría de las formas de diversión de la actualidad no estaban disponibles para la persona de término medio.

      Las formas de esparcimiento mencionadas pueden ser muy costosas ahora, aun si no se participa de ellas con regularidad. Se pueden ahorrar centenares de dólares hallando otro esparcimiento, como dentro del círculo familiar o con amigos. Excursiones y visitas a lugares interesantes pueden ser agradables y relativamente baratas. El participar uno en juegos con sus hijos, o con adultos, puede ser una pausa refrescante de las presiones del día. Reuniones sociales informales con amigos, sin que uno gaste mucho dinero en comida o bebida, pueden ser agradables. Realmente, cuando las familias se concentran en hallar maneras de divertirse sin gastar mucho dinero, a menudo se sorprenden por los buenos resultados.

      Una forma de esparcimiento de la cual se ha olvidado casi toda la gente, pero de la cual disfruta ahora un creciente número de familias, es leer juntos libros y revistas edificantes. El tomar turnos en leer en voz alta y comentar sobre lo que se dice es estimulante y educativo.

      Otra zona en la cual se pueden alcanzar grandes ahorros es en extirpar hábitos malos. Muchas personas gastan grandes sumas de dinero cada año en el hábito del tabaco... fumando. Sin embargo, como la Biblia indica y como lo ha verificado la ciencia médica, el fumar es “contaminación de la carne.” (2 Cor. 7:1) Es costoso así como perjudicial. El suprimir algo que es tan perjudicial es proceder acertado en cualquier ocasión, ¿no es verdad? También, el uso excesivo de las bebidas alcohólicas puede ser muy costoso tanto en dinero como en salud. Aunque la Palabra de Dios no condena el ingerir bebidas alcohólicas, sí aconseja la moderación. (Pro. 23:29, 30) El precio de estas bebidas es muy elevado hoy día, de modo que el reducir el uso de éstas ahorrará dinero y quizás también proteja la salud de uno. Recientemente un periódico, escrito para mineros de los Estados Unidos, hizo eco al consejo de la Biblia, pues sugirió lo siguiente para economizar: “Si a usted le gustan los tragos y los toma a menudo, beba menos. Si usted fuma, es buena hora de dejar de hacerlo.”

      Muchas personas que nunca antes jugaban por dinero se han puesto a hacerlo. Les parece que pueden ganar “dinero fácil” de este modo. Otros juegan para ‘alejarse de sus dificultades.’ Como dijo el director de un periódico del Japón: “Veo hoy a la gente apostando para olvidar sus dificultades. No tienen esperanza de comprar una casa debido a la inflación. No pueden planear para el futuro, de modo que viven para hoy.” Sin embargo, la abrumadora mayoría de los jugadores tiene que perder! El perder está incorporado en el juego, porque la “casa” siempre logra una ganancia. ¿Le parece a usted que esto sea una manera de alejarse de las dificultades? Al contrario, por lo general las aumenta.—1 Tim. 6:9.

      Por supuesto, se podría decir mucho más en cuanto a ahorrar dinero de otras maneras, como el comprar alimentos más baratos pero buscar a la vez maneras más interesantes de prepararlos. Algunos están plantando huertos donde hay terreno disponible. Las amas de casa pueden ahorrar mucho dinero aprendiendo a coser, y dejando de estar demasiado preocupadas tocante a mantenerse al día con la última moda. Al preocuparse menos por asuntos pasajeros, tanto las mujeres como los hombres a menudo podrían usar la ropa mucho más tiempo que el que la usan ahora.

      ¿QUÉ ENCIERRA EL FUTURO?

      ¿Terminará alguna vez la inflación? ¿Serán resueltos los problemas económicos del mundo actual? Por supuesto, con estrenuos esfuerzos los líderes mundiales podrán lograr algún progreso. Pero, al mismo tiempo, la situación es como se describe en la revista New York, a saber:

      “Parece que este país y el resto del mundo industrializado están balanceándose en la orilla de la bancarrota y la depresión.

      “Estamos comprometidos más allá de nuestra capacidad para cumplir. Hemos pedido prestado demasiado del futuro en un esfuerzo por realizar estas tremendas expectativas nuestras.”

      Aunque los observadores humanos solo pueden suponer el futuro, hay una fuente de información verdaderamente confiable en cuanto a lo que encierra el futuro cercano. Esa guía al futuro es la Palabra de Dios, la Biblia. Sus profecías para nuestro día ya han resultado ser notablemente exactas; también resultarán serlo sus profecías en cuanto al futuro.—2 Ped. 1:20, 21.

      La Palabra profética de Dios revela que en breve la humanidad en general ‘segará lo que ha estado sembrando.’ (Gál. 6:7) El entero presente sistema de régimen económico, político y religioso edificado sobre egoísmo está por lanzarse al mayor tiempo de dificultad que jamás se ha conocido en la historia. Jesús predijo esto para el muy cercano futuro, al decir: “Habrá entonces grande tribulación como la cual no ha sucedido una desde el principio del mundo hasta ahora, no, ni volverá a suceder.”—Mat. 24:21.

      Esa “grande tribulación” traerá este sistema de cosas a su fin, cortado por Dios. Los que han confiado en los proyectos humanos y en el poder del dinero de seguro sufrirán desilusión; según el principio expresado en Proverbios 11:4: “Las cosas valiosas no serán de ningún provecho en el día del furor, pero la justicia misma librará de la muerte.”

      Después de este venidero tiempo de angustia el nuevo orden de Dios introducirá la más pacífica y fructífera era que jamás han experimentado los hombres. Bajo el régimen de un solo gobierno por Dios, su reino celestial, la gente en la Tierra jamás tendrá que preocuparse por precios elevados o escaseces. “Un banquete de platos con mucho aceite” es lo que el futuro encierra, y no solo para los que tienen mucho dinero, sino para toda la humanidad que viva entonces.—Isa. 25:6; Sal. 72:16; Mat. 6:9, 10.

  • Pilato... el gobernante político que juzgó al Señor
    La Atalaya 1975 | 15 de marzo
    • Pilato... el gobernante político que juzgó al Señor

      “YO NO hallo en él culpa alguna.” Con estas palabras Poncio Pilato expresó su juicio de que Jesús se hallaba sin culpa. (Juan 18:38; 19:4, 6) Sin embargo, al fin, Pilato cedió a las demandas de una muchedumbre de compatriotas de Jesús y lo sentenció a ser ejecutado en un madero. ¿Quién fue este Pilato?

      El nombre “Poncio Pilato” mismo puede darnos alguna idea de sus antecedentes. Quizás tuvo alguna relación con C. Poncio Herennio, un general eminente del pueblo samnita en una región montañosa de Italia meridional. Y el apellido “Pilato,” si se deriva de la palabra latina pilum (jabalina), quizás señale a que descendió de un militar. Por otra parte, si el nombre “Pilato” proviene de la palabra latina pileus, él pudo haber sido un liberto o descendiente de uno. Esto se debe a que pileus era una gorra que llevaban comúnmente los esclavos a quienes se les había concedido su libertad.

      Fue en 26 E.C. que Tiberio César nombró a Pilato gobernador de Judea. Como gobernador, Pilato tenía el completo control de la provincia y podía imponer sentencias de muerte. Su residencia oficial estaba en Cesarea, a unos ochenta y siete kilómetros al nornoroeste de Jerusalén. Allí estaba estacionado el principal cuerpo de las tropas romanas. Pero durante las temporadas festivas judías, Pilato, junto con refuerzos militares romanos, por lo general permanecía en Jerusalén.

      El tiempo de la gobernación de Pilato estuvo estropeado por dificultades. Esto se debió principalmente a que él ofendió las sensibilidades religiosas de sus súbditos.

      En una ocasión, bajo la cubierta de la oscuridad, Pilato hizo que soldados romanos introdujeran en Jerusalén estandartes que tenían en ellos imágenes del emperador. Entonces estos estandartes fueron erigidos en la ciudad. Al descubrir esto, una delegación grande de judíos fue a Cesarea y pidió que fueran quitados. Rechazados repetidas veces, los judíos persistieron en su petición. Finalmente Pilato decidió atemorizar a los peticionarios amenazándolos con la muerte. Sin embargo, cuando los judíos declararon estar anuentes a morir, Pilato concedió su petición.—Antiquities of the Jews, libro XVIII, cap. III, párr. 1.

      También hubo la ocasión en que Pilato colocó en su cuartel en Jerusalén escudos de oro que tenían su propio nombre y el de Tiberio. Los judíos apelaron al emperador, y a Pilato se le ordenó que quitara los escudos.—De Legatione ad Gaium, XXXVIII.

      En todavía otra ocasión, Pilato usó dinero del tesoro del templo para edificar un acueducto que habría de conducir agua a Jerusalén desde una distancia de unos

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