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El dólar en aprietos en el exterior¡Despertad! 1971 | 8 de diciembre
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El dólar en aprietos en el exterior
“EVIDENTEMENTE se ha llegado a comprender mejor lo mucho que se han acercado las naciones capitalistas a un desastre económico.”
Esa conclusión provino de un grupo de los más distinguidos economistas del mundo occidental en reunión en Italia. El informe, publicado por el Times de Nueva York, añadió que “algo serio le sucede al sistema monetario internacional.”
¿A qué se debe ese punto de vista tan sombrío de las finanzas del mundo occidental? La causa principal es el dólar estadounidense. Está en grave aprieto en el exterior. “El dólar de los EE. UU., contrario a la creencia popular, está tan enfermo como siempre,” dijo U.S. News & World Report.
Hubo un tiempo en que el dólar norteamericano era muy apreciado. Individuos y gobiernos de otros países se alegraban de poseer grandes cantidades de dólares. Ya no sucede así.
Más egresos que ingresos
¿A qué se debe esta situación? Como ilustración: supongamos que usted tuviese un trabajo donde ganara 1.000 dólares a la semana. ¿Diría que le iba bien financieramente? La mayoría de la gente ciertamente diría que sí.
Sin embargo, ¿qué hay si usted gastara 1.100 dólares a la semana durante el año? ¿Qué hay si gastara 1.200 dólares a la semana el año siguiente? ¿Qué hay si continuara gastando más que sus ingresos año tras año? Matemáticas sencillas le indicarían que, después de haber usado todo ahorro que tuviera, estaría entrando en grandes deudas.
Después de un tiempo, los bancos y las empresas de crédito se darían cuenta de que usted llevaba una vida mucho más costosa de la que le permitían sus recursos y que se había convertido en un riesgo. Verían que iba camino a la bancarrota y dejarían de prestarle dinero.
Por lo tanto, a pesar de los ingresos que perciba una persona, ciertamente no es acomodada si continúa gastando más de lo que gana. Ese no es el camino a la prosperidad. Es el camino a la ruina financiera. Para evitar la bancarrota, a menos que sea demasiado tarde, la persona tiene que cambiar su modo de vivir. Tiene que armonizar sus egresos con sus ingresos.
Tampoco importa el que gane 100 ó 1.000 ó 1.000.000 de dólares a la semana. Lo crucial es cuánto gasta. Si sigue gastando más de lo que gana, con el tiempo se verá en aprietos.
Aunque el asunto de las finanzas internacionales es mucho más complejo, básicamente eso es lo que les ha sucedido a los Estados Unidos. Han estado gastando en países extranjeros más dinero del que han estado ganando allí. Por consiguiente, los Estados Unidos se están arruinando en sus transacciones internacionales.
Para comprender mejor a qué se debe esto, sería provechoso ver qué sistema han establecido muchas de las naciones de fuera del bloque comunista para liquidar sus cuentas internacionales.
El sistema financiero occidental
Dentro de cualquier país se utiliza la moneda local cuando se compra o vende. Por ejemplo, un ciudadano de Francia va a la tienda y compra mercancías. Paga por ellas con francos franceses. Sabe lo que puede comprar con su moneda en cualquier tiempo dado.
Pero, ¿qué sucede si ese ciudadano francés quiere comprar un automóvil de fabricación norteamericana? ¿Cuántos francos tiene que pagar por los dólares que cuesta el automóvil? Debe haber algún sistema internacional que permita que los gobiernos, los negocios y los individuos sepan cuánto vale su dinero en relación con la moneda de otros países.
Los gobiernos simplemente podrían dejar que el valor de su dinero subiera y bajara en las transacciones internacionales dependiendo de la ley de la oferta y la demanda, es decir, en cuánto evalúan su moneda otros países. Pero eso resultaría en una fluctuación constante en los valores relativos de la moneda. A veces la fluctuación sería muy grande.
Ese sistema haría difícil efectuar el comercio mundial. Los negociantes quieren saber cuánto les costará comprar o vender mercancías en el extranjero a través de un período substancial de tiempo. Tienen que saber qué cantidad de la moneda de otro país comprará su propio dinero. Así pueden determinar cuánto cobrar por sus productos.
De modo que un tipo estable de cambio es sumamente deseable para el comercio mundial. Y los miembros del Fondo Monetario Internacional concordaron en un sistema de esa índole. Este Fondo se compone de más de 100 naciones que no son del bloque comunista, y se estableció en una conferencia celebrada en Bretton Woods, New Hampshire, EE. UU., en 1944. Se hicieron arreglos para que hubiera cooperación entre las naciones en cuanto a problemas monetarios internacionales. Los miembros también concordaron en no dejar que sus monedas fluctuaran más de 1 por ciento más arriba o más abajo de los valores establecidos.
El dólar ‘lo mismo que oro’
Los miembros del Fondo concordaron en el principio de que el valor de la moneda de cada nación se basaría en su relación con el dólar estadounidense. El dólar, debido a la fuerza financiera e industrial de los Estados Unidos, era la moneda más fuerte en aquel tiempo.
También se concordó en que el dólar se aceptaría como una forma de reserva en cualquiera de estos países. ¿Y qué respaldaría a los dólares de papel? El oro. Cualquier nación que tuviera dólares podría devolverlos a los Estados Unidos y obtener oro por ellos al precio establecido de 35 dólares la onza.
El oro siempre ha tenido un valor intrínseco. Diferente del papel moneda, el oro siempre está en demanda para usarse en la industria, la joyería, el arte y de otras maneras. De modo que si una nación del Fondo comenzaba a acumular demasiados dólares, podía devolverlos a los Estados Unidos y obtener oro en cambio. Sí, el dólar era ‘lo mismo que oro.’
Debido a este sistema, cuando un negociante estadounidense compraba una máquina de Alemania sabía con anticipación lo que valía el dólar en marcos alemanes. Y el alemán sabía que podía retener el dólar, gastarlo en la compra de un producto norteamericano, cambiarlo por alguna otra moneda o devolverlo y obtener oro. Todo esto facilitaba el comercio mundial.
Pero, ¿por qué tienen que negociar las naciones y pasar por todo esto? Porque los diferentes países producen algunos artículos más económicamente que otros artículos. Pueden usar estas cosas para obtener mercancías que no producen en absoluto, o que no pueden producir eficazmente.
Por ejemplo, el Japón vende muchos artículos, como automóviles, televisores y radios, a otras naciones. Usa parte del dinero que gana de estas ventas para comprar petróleo del Oriente Medio. ¿Por qué petróleo? Porque el Japón casi no produce petróleo. Sin petróleo, su industria se detendría. De modo que vende lo que produce bien y usa el dinero para comprar lo que no produce bien.
Aumentan los problemas
El sistema acordado en 1944 surte buen efecto mientras las naciones gastan aproximadamente la misma cantidad que ganan. Es igual al caso de la persona que gana 1.000 dólares a la semana. Quizás gaste un poco más esta semana, pero un poco menos la siguiente semana. A través de cierto período de tiempo no tiene problema alguno si logra un equilibrio en sus cuentas, y gasta aproximadamente la misma cantidad que gana.
Sin embargo, cuando habitualmente gasta más de lo que gana, entonces se va a meter en aprietos. Cuando una nación hace lo mismo en el comercio mundial, también se ve en aprietos.
En 1950, debido a los gastos de los Estados Unidos en otros países, los extranjeros poseían aproximadamente 8.600 millones de dólares norteamericanos. Pero eso no presentaba problema alguno. Los Estados Unidos tenían unos 22.800 millones de dólares en oro para respaldar aquello, un enorme excedente. En cualquier ocasión que quisieran los otros países, podían devolver sus dólares y obtener oro. Sí, en 1950 el dólar todavía era ‘lo mismo que oro.’
¡Sin embargo, diez años después, en 1960, ese excedente de oro había desaparecido! Las tenencias de dólares en el extranjero llegaban a un total mayor que el oro que poseían los Estados Unidos. Y para 1970 la situación había empeorado mucho más. Según un cálculo, los extranjeros poseían más de 43.000 millones de dólares, pero los Estados Unidos solo tenían un poco más de 11.000 millones en oro. ¡Debían a los extranjeros aproximadamente cuatro veces lo que podían pagar!
Y la situación no estaba mejorando. De hecho, en 1970 se vio el mayor desequilibrio hasta entonces. En solo ese año, los Estados Unidos contrajeron un alarmante déficit de 10.000 millones de dólares en todas sus transacciones en el exterior. ¡Y en solo los primeros tres meses de 1971 el déficit alcanzó un asombroso total de 5.500 millones de dólares!
¿Qué sucedería ahora si las otras naciones exigieran oro por todos sus dólares? Contesta Newsweek: “Los Estados Unidos casi ciertamente cerrarían la ventana, haciendo que el sistema monetario internacional cayera . . . en un período de confusión. Y es en este punto que el mundo maravilloso de las finanzas internacionales afecta a la vida cotidiana: el resultado de ese caos podría ser una depresión mundial similar al desplome económico de los años treinta.”
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¿Qué hay detrás de los problemas del dólar?¡Despertad! 1971 | 8 de diciembre
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¿Qué hay detrás de los problemas del dólar?
¿POR qué le ha sucedido todo esto a la balanza de pagos de los Estados Unidos? ¿Por qué se ha desarrollado tan enorme déficit en veinte años?
Como se ha señalado con anterioridad, la respuesta sencilla es que habitualmente los Estados Unidos han gastado en ultramar más de lo que han ganado.
Pero, ¿significa esto que en el pasado vendían en el extranjero menos productos de los que compraban? No, hasta muy recientemente los Estados Unidos consistentemente mostraban un excedente en su comercio de mercancías con otros países.
Entonces, ¿por qué tienen un déficit tan grande? Porque los Estados Unidos gastan, o regalan, sus dólares por otras cosas que no están incluidas en la compra y venta de mercancías en el comercio mundial.
Con relación a esto, un elemento muy significativo es la ayuda económica al extranjero. Desde la II Guerra Mundial se han dado miles de millones de dólares a otros países. Además, cuando los norteamericanos van de vacaciones en el exterior, gastan dólares en otros países. Gastan mucho más que los extranjeros que vienen a los Estados Unidos de vacaciones, y queda un déficit en esta cuenta.
Hay otros campos que contribuyen a la salida del dólar. Muchos norteamericanos jubilados viven en otros países. Reciben pensiones y gastan el dinero en el país donde viven. También, los negocios norteamericanos gastan dinero en fábricas y equipo que desean operar en otros países. Además, los estadounidenses compran valores extranjeros como inversiones.
Factor primario
Sin embargo, el principal particular aislado que desangra los dólares de los Estados Unidos no es ninguna de estas cosas. ¿Qué es entonces? Dijo Industry Week del 3 de mayo de 1971: “La principal causa del déficit comercial . . . es el gasto militar en ultramar.”
El gasto militar abarca el dinero que se gasta en comprar equipo bélico en otros países y en salarios para el personal militar que gasta los dólares allende los mares. También significa pagar el abastecimiento y mantenimiento de las fuerzas militares extranjeras que están aliadas con los Estados Unidos.
Sobre ese gasto militar el Times de Nueva York comentó: “Durante la década de los años sesenta, el déficit neto de la balanza de pagos de los Estados Unidos sobre gastos militares ascendió a 32.000 millones de dólares. Como recalcó el ex-secretario de Hacienda, Henry H. Fowler, no se puede tolerar una salida como ésa en la siguiente década.”
Otro aspecto de ese gasto militar es que no se produce nada de valor verdadero. Las guerras y los preparativos para la guerra son destructivos para la riqueza (de los contribuyentes) de una nación. Cuando dos países contrarios construyen aviones y tanques para la guerra, nada se ha producido que contribuya algún beneficio económico duradero. Cuando esas armas se usan para destruir edificios, fábricas, ciudades y terrenos, ¿cuánta riqueza se produce? ¿Están haciendo más ricas o más pobres a las naciones el costo, y el uso, de todo eso? Usted sabe la respuesta.
Es verdad que el meterse en guerra significa que hay que producir máquinas de guerra. Eso sí produce trabajos. Pero esos trabajos no están produciendo riqueza económica, nada de verdadero valor para la humanidad. ¿Han sido mejorados la tierra, las casas, los árboles, los parques, las escuelas o los hospitales? Si el dinero que se usa en producción bélica se usara para estas cosas, entonces habría beneficios económicos verdaderos y duraderos.
Desde el punto de vista de largo alcance, por lo tanto, el gasto bélico de todas las naciones no aumenta su riqueza, sino que la disminuye. Y en el caso de los Estados Unidos el enorme gasto militar de ultramar es la razón principal por la cual ese país se está arruinando en sus cuentas internacionales.
Desenvolvimiento amenazador
Recientemente ha habido otro desenvolvimiento amenazador desde el punto de vista de los Estados Unidos. Los grandes excedentes que tenía en otro tiempo en sus transacciones comerciales con otras naciones están desapareciendo.
En tiempos recientes las importaciones han estado aumentando a una proporción más rápida que las exportaciones. Ahora otros países pueden producir muchas de las mercancías que solo los Estados Unidos producían eficazmente unas cuantas décadas atrás. Y muchos de estos otros países los producen a un costo mucho más bajo.
Debido a la inflación, el precio de los productos norteamericanos ha estado subiendo rápidamente. Esto los hace más costosos en el comercio mundial. Los extranjeros prefieren comprar de otras naciones que producen artículos de igual calidad, pero más baratos.
Los consumidores estadounidenses también están aumentando el problema. Debido a las mercancías caras de fabricación norteamericana, están comprando cada vez más productos de fabricación extranjera. Este año dos de cada cinco zapatos que se venden en los Estados Unidos son importados. Seis de cada diez televisores son importados ahora, así como nueve de cada diez radios. Autos de fabricación extranjera, como el Volkswagen de Alemania y el Toyota y Datsun del Japón, están fluyendo rápidamente a los Estados Unidos, reduciendo la producción local.
De modo que las mercancías de fabricación extranjera están engulléndose los mercados en todas partes. Están perjudicando las ventas estadounidenses a otros países así como sus ventas internamente. Si esta tendencia continúa, pronto los Estados Unidos contraerán un déficit aunque se elimine todo gasto militar en ultramar.
El desequilibrio resulta en crisis
Los déficits en la balanza de pagos estadounidense iban aumentando a medida que los años pasaban. Sin embargo, por presión política o de otras maneras, los funcionarios norteamericanos pudieron convencer a otras naciones para que no convirtieran sus dólares en oro. Advirtieron que cualquier demanda continua de su oro produciría una crisis para todas las naciones del Fondo, puesto que están estrechamente enlazadas.
Sin embargo, llega un tiempo en que hasta un banquero bondadoso no tiene más remedio que tomar ciertas medidas. Tiene que decirle al que pide prestado: ‘¡No doy más!’ Eso sucedió en la primavera de 1971. Esta acción drástica fue causada por una situación que surgió durante 1970 y a principios de 1971.
En 1970 los Estados Unidos padecieron un retroceso en la economía. Entre las diversas cosas que se hicieron para tratar de salir de esta situación estuvo el rebajar la tasa de los intereses. Esto por lo general estimula el comercio, ya que hace más barato el pedir dinero prestado. Hay más probabilidad de que los que quieren comprar autos, construir casas o ensanchar sus negocios pidan prestado y usen el dinero cuando la tasa del interés es más baja.
Sin embargo, con tasas más bajas, los que tienen dinero para invertirlo obtienen menor ganancia. Por eso, muchos sacaron su dinero de las inversiones estadounidenses y lo pusieron en inversiones europeas donde la tasa era más alta.
En la primavera de 1971 hubo un fluir de dólares a Europa. No solo buscaban los inversionistas tasas más altas, sino que, debido a la debilidad del dólar, los especuladores querían librarse de los dólares y comprar el dinero europeo, que era más fuerte, especialmente el marco alemán. Les parecía que estas monedas aumentarían de valor y ellos se beneficiarían.
Sin embargo, cuando fluye dinero así a un país, esa nación tiene más dinero para gastar y prestar, lo cual estimula la inflación. De modo que aunque los déficits norteamericanos a través de los años ya eran bastante malos, esta inundación de dólares en Europa, en particular en Alemania, fue demasiado. Los bancos centrales de varios países europeos dijeron súbitamente: ‘¡No queremos más!’ Temporalmente rehusaron aceptar más dólares. Entonces dejaron que su dinero ‘flotara’ hacia arriba en los mercados financieros.
Esto quiso decir que no se adherirían al acuerdo del Fondo Monetario de dejar que sus monedas fluctuaran solo 1 por ciento. Dejaron que su moneda buscara su propio nivel de acuerdo con la oferta y la demanda. Puesto que la demanda de dólares era débil y la demanda de monedas europeas era fuerte, el valor de esas monedas subió varios puntos por ciento.
Eso realmente equivalía a una devaluación del dólar. Puesto que los Estados Unidos mismos no querían hacerlo, las otras naciones lo hicieron para éstos revalorizando su propio dinero hacia arriba. El resultado fue el mismo. Ahora cuesta más dólares comprar los mismos productos y servicios extranjeros.
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¿Puede corregirse el problema?¡Despertad! 1971 | 8 de diciembre
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¿Puede corregirse el problema?
¿PUEDEN corregirse los déficits de la balanza de pagos estadounidense? ¿Qué encierra el futuro para los sistemas monetarios del mundo?
Para corregir el déficit, los Estados Unidos tendrían que efectuar cambios fundamentales en su modo de vivir. Eso tendría que incluir marcadas reducciones en el gasto militar. Esto significaría reducir las concentraciones de tropas por todo el mundo, o por lo menos hacer que otros países pagaran por ellas. Pero ambas cosas son difíciles de hacer.
Una sugerencia, dada en mayo de 1971, de que para ahorrar dinero se disminuyera la cantidad de más de 300.000 soldados de los Estados Unidos y sus 200.000 dependientes en Europa produjo estallidos de ira de parte de la administración. Las consideraciones que tenían que ver con la política salieron vencedoras. A pesar del gran desangramiento de dólares, los soldados y sus dependientes permanecerían allá por ahora.
Un campo donde se está reduciendo el número de soldados es en Asia y el Pacífico. De muchas zonas allá se están retirando tropas, incluso de Vietnam.
Un dilema
Además de hacer mayores reducciones en lo militar, los Estados Unidos tendrían que hacer que menguara la inflación para que los precios no siguieran subiendo. Precios más bajos harían que sus productos presentaran más competencia en el comercio mundial.
Pero a menudo el hacer eso resulta en que se afloje el paso en los negocios, y haya más desempleo. Eso fue lo que sucedió en 1970 cuando se trató de reducir la inflación, que ascendía vertiginosamente. Se aumentó la tasa de los intereses para hacer más difícil conseguir dinero. Se redujo algo del gasto gubernamental y de los negocios. Todo esto ayudó a efectuar un retroceso en la economía y más desempleo. Ningún partido político en el poder desea eso.
Por consiguiente, los Estados Unidos se encuentran ante un dilema. Para reducir la salida de dólares y el déficit, tienen que corregir la inflación dentro del país. Pero eso hace que la economía afloje el paso y encoleriza a millones de norteamericanos. Es por eso que al retroceso se le considera mayor mal, políticamente, que el que otros países se encolericen. Esos países no votan en las elecciones estadounidenses.
Por otra parte, el estimular los negocios norteamericanos para evitar o corregir un retroceso por lo general agita la inflación. Se disminuye la tasa de los intereses para que se pida prestado y se use más dinero. El gasto de parte del gobierno y de los negocios aumenta. Siendo más fácil obtener dinero, la gente gasta más. De modo que se produce mayor demanda de mercancías, lo que requiere más producción, lo cual a su vez significa más trabajos. Pero después los precios tienden a subir, lo cual hace más costosos los productos estadounidenses, y éstos presentan menos competencia en el comercio mundial.
Cuando hay mayor prosperidad, la gente por lo general gasta más dinero en todo, incluso en productos extranjeros. Y es más probable que pasen sus vacaciones en el extranjero. Todo esto empeora la balanza de pagos. Debido a este dilema el presidente de la Reserva Federal, Arthur Burns, hizo notar que la situación financiera estadounidense es tan frágil que dudaba que pudiera sobrevivir otro auge comercial ahora mismo.
Las perspectivas
¿Qué perspectivas hay de que se haga algo para detener los déficits? Algunos funcionarios gubernamentales tienden a ser optimistas.
Sin embargo, muchos economistas privados no tienen ese punto de vista. El Dr. Roy Reierson, economista principal del Bankers Trust, declara: “Los Estados Unidos tienen que reducir el déficit de su balanza de pagos para que el abastecimiento de dólares casi iguale la demanda de dólares por tenedores privados y oficiales del extranjero. Los Estados Unidos no han estado haciendo esto y poco se puede esperar que lo hagan.”
Un economista hizo notar que en el pasado sucesivos secretarios de Hacienda han prometido acabar con los déficits en unos cuantos años, pero jamás han cumplido sus promesas. En cambio, los déficits han aumentado velozmente. De modo que el problema básico de lograr una balanza o equilibrio que funcione entre las naciones occidentales y los Estados Unidos sigue sin ser resuelto en la actualidad.
Debido a esto, Myers’ Finance Review del Canadá advierte: “El mundo se está acercando a una crisis monetaria que abarcará a toda moneda existente.” Y un banquero europeo dice: “Podríamos salir con el peor desorden monetario desde los años 30.”
Sí, hasta el respetado economista francés Jacques Rueff, aunque simpatiza con los problemas del dólar estadounidense, declaró: “Temo que el problema ya no se puede controlar, y que la balanza de pagos se restaurará solo por una consolidación forzada —es decir, bancarrota— como en 1931.”
Aunque se logre mejoramiento temporal, ¿qué hay de las perspectivas a largo plazo? ¿Podría nuevamente ser sacudido el mundo por un desorden monetario como la Gran Depresión de los años treinta?
¡En realidad, con certeza habrá un desorden mucho mayor! Todo sistema fundado en intereses egoístas siembra las semillas de su propia destrucción. Si se le diera suficiente tiempo, el presente sistema económico mundial, basado en intereses nacionales e individuales egoístas, se derrumbaría, como la historia muestra que muchos otros se han derrumbado.
Sin embargo, el fin de los sistemas económicos actuales no vendrá sencillamente a causa de su codicia. ¡Su fin vendrá debido a intervención divina! De nuestro tiempo la profecía bíblica declara lo siguiente: “En los días de aquellos reyes el Dios del cielo establecerá un reino que nunca será reducido a ruinas. Y el reino mismo no será pasado a ningún otro pueblo. Triturará y pondrá fin a todos estos reinos, y él mismo subsistirá hasta tiempos indefinidos.”—Dan. 2:44.
Así, todos los gobiernos actuales, junto con sus sistemas económicos, habrán de ser triturados hasta ser finiquitados por el poder de Dios. Por lo tanto, los asuntos del hombre ya no serán controlados por intereses políticos y financieros egoístas. Serán controlados por una administración justa, un gobierno celestial de Dios, que buscará el beneficio duradero de la humanidad en todo campo, incluso el económico. Dios ha prometido establecer una administración de esa índole para la bendición duradera de todos los que aman la justicia.—Efe. 1:8-10.
¿Se beneficiará usted de esa administración? Eso depende en sumo grado de lo que haga ahora por aprender en cuanto a ella y poner su vida en armonía con los requisitos de Dios, el Creador de ésta.
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Un electricista deja brillar su luz¡Despertad! 1971 | 8 de diciembre
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Un electricista deja brillar su luz
EL AYUDAR a los hombres a apreciar la luz de la verdad que brilla desde las páginas de la Palabra de Dios puede tomar formas muy interesantes. A continuación se relata cómo lo hace un testigo celoso de Jehová de Nigeria, África:
“Hace unos años empecé un negocio como contratista electricista. Mi propósito en la vida es adelantar los intereses del Reino, pero teniendo una familia a la cual sostener tuve que ocuparme en trabajo seglar para suministrarles lo necesario. Desde el mismo principio decidí que esto solo sería un medio hacia un fin, el fin siendo hacer cuanto fuera posible para dar adelanto a la predicación de las buenas nuevas del Reino. De modo que pensé: ‘¿Qué mejor lugar podría haber que mi propio taller?’
“De acuerdo con ello hice arreglos para que todas las mañanas mi esposa, mis hijos y mis empleados, incluso varios aprendices, se reunieran en mi taller para considerar el texto bíblico diario según se encuentra en el Anuario de los Testigos de Jehová. Aunque no eran testigos de Jehová, mis empleados y aprendices asistían. Todas las mañanas antes de empezar el negocio por lo menos estudiamos durante una hora el texto y consideramos algunas de las experiencias impresas en el Anuario. A menudo también consideramos preguntas bíblicas. Esta ha sido mi práctica regular durante los pasados catorce años.
“Al pasar el tiempo mi negocio creció, de modo que además de mis empleados he tenido hasta treinta o más aprendices. Ahora la asistencia a nuestra reunión matutina a veces alcanza a sesenta. ¿Qué resultado ha tenido todo esto?
“De personas que han sido mis empleados, ahora trece son Testigos bautizados y otros tienen estudios bíblicos en sus propios hogares. Uno es representante viajero de la Sociedad Watch Tower. Imagínese cómo me siento cuando lo veo dirigir la palabra a la reunión y pienso en cuando vino a verme como aprendiz sin saber nada de la Palabra de verdad de Dios.
“Además de aquellos a quienes he empleado, jamás he dejado de dar el testimonio a mis clientes, y dos en cuyos hogares he hecho instalaciones para la luz eléctrica ahora son testigos dedicados de Jehová que andan a la luz de la Palabra de Dios. Al principio de cada año, presento una copia del calendario de la Sociedad Watch Tower con dos revistas a cada uno de mis clientes y este año [1968] distribuí no menos de setenta y dos juegos.
“Mientras trabajo para suministrar luz eléctrica a mis clientes siempre dejo que la luz espiritual brille y, como se puede ver, Jehová ha bendecido mis esfuerzos.”
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