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  • ¿Por qué la inflación mundial?
    ¡Despertad! 1974 | 22 de marzo
    • convertir en bellas joyas, monedas u otros artículos.

      Por eso, con el tiempo el oro se convirtió en el mejor “dinero,” siempre aceptable. Cuando se presentó en escena el papel moneda, a menudo tenía el respaldo de este dinero verdadero... el oro. Mientras el papel pudiera entregarse a cambio de oro, la gente confiaba en el papel moneda.

      Hubo un tiempo en que en los Estados Unidos regía el ‘patrón oro.’ El pueblo estadounidense podía entregar su papel moneda en cualquier momento y conseguir oro. Pero en vista de que era más fácil tratar con el papel moneda en los negocios, la gente prefería usarlo. Se sentían seguros al usarlo, porque era “tan bueno como el oro.”

      Entonces comenzó la Gran Depresión en 1929. El gobierno de los Estados Unidos empezó a acumular enormes déficits, teniendo más gastos que ingresos. Así fue que, en 1933, el gobierno decretó que sus ciudadanos ya no podrían conseguir oro por su papel moneda. Además, a todos los estadounidenses se les ordenó que entregaran las monedas de oro y el oro en barras (o lingotes) a cambio de papel moneda. Así el gobierno protegió sus existencias de oro, evitando de ese modo que se llevaran todo el oro personas que desconfiaban de su papel moneda y querían oro.

      Sin embargo, la ley sí exigió que el gobierno tuviera un dólar en oro efectivo por cada cuatro dólares de papel moneda que tuviera en circulación interna. Esto servía de restricción e impedía que el gobierno imprimiera más papel moneda del que pudiera ser respaldado por 25 por ciento de oro.

      Removida la última restricción

      Pero en 1968 eso, también, cambió. El gobierno aprobó una ley con la cual eliminaba el requisito de 25 por ciento de oro como respaldo de su moneda. El Instituto Americano para Investigación Económica hizo notar un resultado de esto. Dijo:

      “La remoción del requisito de una reserva de oro para los billetes de la Reserva Federal a principios de 1968 removió el último vestigio de restricción a mayor inflacionismo y cortó el eslabón que quedaba entre la moneda estadounidense y el oro.

      “Desde entonces el valor de intercambio del dólar ha sido controlado por los decretos de administradores de dinero estadounidenses que ya no están sujetos a la disciplina del oro.”

      Al eliminarse esta restricción, se observó que el gobierno “continuó sucumbiendo a la continua presión política que exigía cada vez más inflación.”

      Además, toda la plata fue sacada de las monedas. Por consiguiente, todo el sistema monetario de los Estados Unidos quedó sin el respaldo de algo que tuviera verdadero valor.

      Lo que todo esto significaba era que la moneda del gobierno tenía que ser aceptada a base de confianza. Pero el Economic Education Bulletin hizo notar lo siguiente:

      “El actual sistema de moneda y créditos de los Estados Unidos se funda en una promesa rota.

      “Nos referimos a la promesa que en un tiempo se hallaba en los Billetes de la Reserva Federal que ahora han sido retirados de circulación, la promesa de ‘pagar al portador al demandarlo x dólares,’ definiéndose, el ‘dólar’ por ley como la trigésima quinta parte de una onza de oro puro.

      “Una promesa rota no es fundamento apropiado para un sistema duradero de moneda y créditos.”

      El papel moneda estadounidense solía tener en su frente la promesa de que los Estados Unidos “pagarán al portador al exigirlo” el valor del dólar en dinero verdadero (oro o plata), pero ahora dice: “Esta nota es moneda de curso legal para todas las deudas públicas y privadas.” El certificado de papel que por siglos solo había representado al dinero verdadero (oro, o hasta plata), por esta declaración era ahora dinero. Pero, ¿en qué confiaría la gente en una crisis... en un pedazo de papel, o en oro?

      A extranjeros también les dicen: “NO”

      Aunque los estadounidenses ya no podían conseguir oro a cambio de sus dólares, los extranjeros podían hacerlo. El oro todavía era el dinero que se exigía para el pago de deudas entre gobiernos en sus tratos internacionales. Ese era el arreglo en que habían concordado las naciones occidentales mucho tiempo atrás.

      Pero ante la constante inflación que reinaba en los Estados Unidos, los extranjeros desconfiaron cada vez más de sus dólares estadounidenses. Por eso, muchos empezaron a entregarlos a cambio de oro. En una corriente continua el oro fue escurriéndose de la Hacienda de los EE. UU. Esto fue lo que sucedió (en miles de millones de dólares, números redondos):

      Acopio de oro

      Año de los EE.UU.

      1950 $22.820.000.000

      1960 17.804.000.000

      1970 11.072.000.000

      Para 1971 la situación en cuanto al oro había deteriorado mucho. En ese tiempo los extranjeros tenían en su poder más de cincuenta y cinco mil millones de dólares en papel, pero los Estados Unidos tenían oro valorado en solo unos diez mil millones de dólares. Y los tenedores extranjeros de dólares estaban dando señales de pánico, de todos a la vez exigir que se les diera oro, llevándose así el poco oro que quedaba en la Hacienda de los EE. UU.

      En agosto de 1971, los Estados Unidos tomaron una medida drástica. Cerraron la ‘ventana del oro,’ suspendiendo el pago con oro de sus deudas de ultramar. La promesa que habían hecho de redimir los dólares de papel por oro en las transacciones de ultramar quedó repudiada. Las demás naciones quedaron estupefactas.

      ¿Qué significaba esto? Algunos observadores señalaron que aquello virtualmente significaba que los Estados Unidos se habían declarado en bancarrota en sus tratos internacionales. Esta es otra razón para que los mercados monetarios del mundo se hayan hecho más inestables en los últimos años. También explica por qué el precio del oro en los mercados “libres” europeos ha saltado de 35 dólares por onza a más de 100 dólares por onza de una vez.

      ¿Qué le sucederá al dinero?

      Resumiendo lo que ha sucedido, los Estados Unidos, el ancla de la economía del mundo occidental, ha dado los siguientes pasos que muchos economistas consideran un rebajamiento de su moneda corriente. Ha: (1) prohibido a sus ciudadanos entregar papel moneda a cambio de oro (o plata); (2) prohibido a sus ciudadanos hasta poseer oro excepto en joyas o monedas raras; (3) removido absolutamente todo respaldo de oro para su moneda corriente en circulación interna; (4) rehusado permitir a los extranjeros entregar sus dólares a cambio de oro; (5) gastado más dinero del que ha ganado, acumulando deudas enormes y emitiendo cada vez más papel moneda para pagarlas.

      Es verdad que el vivir a base de dinero prestado puede estimular la economía. Si un individuo ganara 100 dólares por semana y entonces tomara prestados otros 100 dólares cada semana, año tras año, por supuesto que viviría en mejores condiciones... por un tiempo. Lo mismo sucede en el caso de las naciones. El que constantemente estén incurriendo en gastos que sean mayores que sus ingresos sí estimula temporariamente la economía. Pero lleva a enormes deudas y a inflación desenfrenada.

      Además, una nación no difiere mucho de un individuo en lo que se refiere a las leyes de la economía. Se siega lo que se siembra. Tarde o temprano tiene que llegar un día de ajuste de cuentas por el gasto imprudente. El individuo o la nación que sigue gastando más de lo que gana, algún día hace bancarrota. No hay excepción a esa regla.

      Al mismo tiempo, no es probable que el oro, la plata ni ningún otro metal precioso pueda usarse indefinidamente para respaldar el papel moneda. Las poblaciones crecen, y por lo tanto la moneda que circula también tiene que aumentar. Pero el oro que se puede sacar por minería de la tierra es limitado. De modo que hay este problema... la gente pierde confianza en el papel moneda que no está respaldado por oro (o plata), pero tarde o temprano estos metales preciosos no podrían respaldar toda la moneda que de todos modos llegaría a existir. Este problema demuestra la inestabilidad fundamental del dinero.

      A dónde va

      De todos modos, puesto que hay cada vez menos fuerzas restrictivas en función, muchas naciones han acumulado deudas enormes. Han inundado sus economías con papel moneda para pagar sus cuentas. Como han señalado algunos economistas, a cualquier ciudadano particular que hiciera tal cosa se le acusaría de ser falsificador.

      Cierta fuente declaró que el dinero que se imprime sin respaldo “es tan falsificado y sin valor como si hubiese sido impreso en un sótano de pistolero, con la diferencia de que [las autoridades] tienen una licencia y el pistolero no la tiene. Lo trágico es que el resultado de esto en la economía es exactamente igual.”

      De este proceso, el muy conocido economista Milton Friedman escribe lo siguiente en Newsweek:

      “Por más de siglo y medio los economistas han conocido —por lo menos intermitentemente— dos proposiciones: primero, que por la impresión de suficiente dinero se puede producir cualquier grado deseado de actividad [económica]; segundo, que el resultado final es destrucción de la moneda.

      “El público estadounidense ha aprendido la primera proposición. Hubo un tiempo en que conocía la segunda, pero ahora la ha olvidado. Probablemente solo la experiencia la enseñe de nuevo.”

      Esto repite la advertencia que hizo hace años el Instituto Alexander Hamilton en su libro Banking. Dijo:

      “Ciertos gobiernos han emitido papel moneda sin prometer redimirlo ni tener intenciones de redimirlo con oro ni con ninguna otra cosa y han declarado que es moneda de curso legal para el pago de toda deuda.”

      “Al papel del cual se declara así que es dinero por simple orden o decreto del gobierno se le llama moneda de curso forzoso. . . .

      “Todo experimento que se ha hecho con moneda de curso forzoso ha resultado en desastre porque ningún gobierno que lo ha usado ha podido resistir la tentación de emitir un suministro excesivo, con el resultado de que el dinero ha perdido valor hasta finalmente no tener ninguno.”

      Toda la evidencia procedente del campo de la economía, y la política, indica que las cosas no son diferentes hoy. Hay muchos gobiernos emitiendo papel moneda sin que haya nada de verdadero valor que lo respalde. En vista de que “todo experimento que se ha hecho con moneda [de esta clase] ha resultado en desastre,” ciertamente no hay razón válida para pensar que haya probabilidad de que el tiempo actual haya de ser una excepción.

  • ¿Es la verdad?
    ¡Despertad! 1974 | 22 de marzo
    • ¿Es la verdad?

      ● El oír la verdad y no aceptarla no cambia a la verdad en error.

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