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¿Cuán bien administra usted sus asuntos?¡Despertad! 1978 | 22 de agosto
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Al administrar la casa no se debe pasar por alto la protección del hogar. Puede que usted tenga que tomar decisiones respecto a algún seguro. Si actualmente tiene seguro, ¿ha examinado recientemente el grado de indemnización que le ofrece su seguro de incendios y el seguro de responsabilidad civil e hipoteca que quizás usted tenga? Debido a la inflación, lo que hace varios años era una buena indemnización quizás ya no lo sea hoy día. ¿Cuándo consideró usted por última vez el costo de reemplazar el contenido de su casa?
El seguro de la hipoteca en realidad es un seguro de vida a plazos. Además de proteger su casa, es una manera relativamente barata de crear un “caudal hereditario instantáneo” en caso de defunción. Para un matrimonio joven, por lo general es la manera más barata de proveer protección financiera.
Si usted se está esforzando por obtener una meta familiar como una casa, entonces tiene que pagar el precio. Esto a menudo significa vivir dentro de sus límites financieros por un período considerable hasta que pueda alcanzar la meta.
Administración del dinero
El dinero es otro bien que es preciso administrar. A veces se oye a la gente decir: “Sencillamente no se en qué se gastó el dinero.” Por lo general esto indica que no se había hecho un presupuesto, o que el que se había hecho no era práctico o era incompleto, o que el individuo no se adhirió a un presupuesto razonable.
Si usted tiene un buen presupuesto familiar, hay una regla inalterable que lo mantendrá libre de dificultades. Disciplínese para no vivir por encima de sus posibilidades. Cuando el gasto sobrepasa las entradas, ya sea esto en el nivel nacional o en el personal, el problema rápidamente se agrava más allá de todo control, y resulta el caos. Es preciso ejercer cuidado al usar las tarjetas de crédito a fin de evitar comprar meramente lo que uno desea en vez de lo que en realidad necesita. Para lograr ser un buen administrador de las finanzas quizás tenga que hacer un ajuste inteligente en su estilo de vida.
Hubo un tiempo en que el “ahorrar para tiempos de necesidad” era una regla básica de la familia. Y ésta sigue siendo muy razonable hoy día. La mayoría de las personas no tienen otra manera de aumentar sus bienes. Y se puede compensar la inflación con el invertir prudentemente en los ahorros. Por ejemplo, si un joven de 22 años de edad pudiera ahorrar un dólar al día e hiciera arreglos para invertirlo al 10 por ciento, tendría más de 200.000 dólares a la edad de 65 años.
A fin de administrar bien el dinero, todo el efectivo inactivo, sean cantidades grandes o pequeñas, debe emplearse con la mejor ventaja posible. En las cuentas de cheque, ya sean para un individuo o para un grupo, que no rinden interés alguno, o muy poco interés, solo deben mantenerse fondos suficientes para las necesidades inmediatas. El dinero que no se necesita en seguida debe ponerse en depósitos que producen interés máximo. Uno no tiene que satisfacerse con las utilidades mínimas de una cuenta de ahorros. Si usted está dispuesto a negociar, muchos bancos le pagarán hasta un poco más de las tarifas de interés que anuncian.
Algunos individuos han optado por invertir sus fondos en campos que por lo general no sufren de la inflación, como bienes raíces que producen ingresos, o terrenos. Por supuesto, es preciso ejercer cautela y tener experiencia para hacer tales inversiones. Pero a menudo éstas rinden ganancias mayores que lo que haría una cuenta de ahorros. Además, en la mayoría de los lugares, hay que pagar impuestos por las utilidades que provienen del efectivo, mientras que quizás no haya que pagar impuestos, o solo pagarlos a una tarifa menor, por las ganancias sobre el capital invertido.
Al calcular la utilidad sobre cualquier inversión sería un error grave pasar por alto la cantidad de impuestos envuelta. Si la inversión es considerable, quizás se precise el consejo de un experto.
El administrar o manejar las posesiones de uno cada vez se hace un asunto más complejo. Ningún conjunto de pautas abarca todos los problemas. Pero es prudente aprender los principios fundamentales y aplicarlos. No es fácil seguir los principios de la administración sana. Pero bien vale la pena hacer el esfuerzo, pues la buena administración puede afectar el futuro de usted y el de sus amados.
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Los minimercados de las Filipinas¡Despertad! 1978 | 22 de agosto
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Los minimercados de las Filipinas
Por el corresponsal de “¡Despertad!” en las Filipinas
EN ESTOS días de gigantescos supermercados y grandes tiendas de departamentos, ¿a dónde puede ir uno a comprar solo un pedazo de caramelo, una barrita de goma de mascar, un tomate, un centavo de sal o un poquito de salsa de soya? Si el lector viviera en las Filipinas probablemente iría a una tienda sarisari (bazar de artículos baratos), uno de los muchos miles de minimercados del país.
Las tiendas sarisari venden un enorme surtido mixto de artículos pequeños. El negocio se efectúa en un cubículo estrecho en la planta baja de la casa de alguien. Entre los artículos que se venden están jabón, petróleo, dulces, pescado seco, gaseosas, arroz, maíz, habichuelas, productos enlatados, pan, sal, azúcar, aspirina, yodo y artículos para la escuela. Mientras mayor es la tienda mayor es la variedad de bienes que puede encontrarse en ella.
Los períodos de más actividad en los minimercados son temprano en la mañana, al mediodía y por las noches. Niños, amas de casa, trabajadores de oficina, choferes de jeepney —personas de toda clase— hacen
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