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Pesando la alternativa¡Despertad! 1981 | 8 de junio
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relaciones permanentes con otras personas y pudieran ser muy cínicos acerca del valor del amor.
Un padre y una madre amorosos significan una gran diferencia en el desarrollo y la estabilidad del niño. Arthur Graham, siquiatra de niños británico, dijo: “No hemos podido hallar mejor manera de criar a un niño que dentro del marco de la familia, y todos nuestros esfuerzos deben tener como meta el hacer que los padres sean más aptos en el desempeño de este trabajo.”
Toda indicación señala a una sola conclusión: mientras mayor grado de compromiso exista, mayor probabilidad hay de que la relación tenga éxito para todos. Pero, ¿a qué se debe esto?
Una razón más profunda
Hay una razón mucho más profunda por la cual el matrimonio es el mejor arreglo para todos los que tienen que ver con éste, y por qué, como dijo el Dr. Graham, “no hemos podido hallar mejor manera de criar a un niño que dentro del marco de la familia.” Esta tiene que ver con la manera en que estamos hechos.
Es obvio que la mente y las emociones humanas son muy complejas. ¿Quién, entonces, pudiera decirnos cómo funcionan mejor la mente y las emociones en las relaciones entre hombre y mujer, así como también en las situaciones que tienen que ver con los niños?
Bueno, ¿no está el Creador del hombre y la mujer, el que diseñó la capacidad para engendrar hijos, en la mejor posición para saber esto? De seguro el Hacedor de los dos sexos puede decirnos por qué los creó y lo que llevaría al mejor resultado en la relación entre ellos.
Por lo tanto, cuando la Biblia nos dice de Dios que “macho y hembra los creó,” podemos estar seguros de que había un propósito tras ello. (Gén. 1:27) Un propósito fue el de proveer compañerismo, y otro tenía que ver con producir prole, pues se dice que la mujer es ‘un complemento’ del varón. (Gén. 2:18) ¿Sería la relación de ellos una relación provisional, o de prueba? La Palabra del Creador responde que no: “El hombre dejará a su padre y a su madre y tiene que adherirse a su esposa y tienen que llegar a ser una sola carne.” (Gén. 2:24) Además, una relación matrimonial de esta índole proveería el mejor ambiente para criar a los hijos.—Gén. 1:28; Efe. 6:4.
Sí, Dios creó los dos sexos y se propuso que ellos se unieran en un matrimonio honorable y se adhirieran uno al otro para formar una familia. De hecho, Jesucristo después dijo: “Cualquiera que se divorcie de su esposa, a no ser por motivo de fornicación, y se case con otra comete adulterio.” (Mat. 19:9) Más adelante, la Biblia dice: “Esto es voluntad de Dios . . . que se abstengan de la fornicación.”—1 Tes. 4:3.
Por lo tanto, el vivir juntos sin entrar en un compromiso ante testigos y sin que este compromiso esté propiamente registrado significa sencillamente que la pareja está viviendo en fornicación. Dios no puede bendecir tal unión ilícita, y esta unión no puede resultar en que los que quisieran hacer lo que es correcto tengan una conciencia limpia.—1 Cor. 6:9, 10; Rev. 21:8; 22:15.
A algunas personas tal vez les parezca que las leyes morales de Dios les privan de diversos placeres de la vida. Pero de ninguna manera es así. Las leyes de él se hicieron para el bien de los seres humanos, no para privarlos de felicidad. El enorme aumento en las enfermedades venéreas, las preñeces no deseadas, los abortos y las angustias que resultan de pasar por alto desenfrenadamente las leyes morales de Dios muestran que el burlarse de las leyes de Dios no produce ningún bien duradero a los seres humanos.
Con todo, si el matrimonio es un arreglo de Dios, entonces, ¿por qué han experimentado tantas personas casadas tanta angustia, especialmente en nuestra generación? ¿Qué se requiere para hacer un éxito del matrimonio?
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Cómo hacer un éxito del matrimonio¡Despertad! 1981 | 8 de junio
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Cómo hacer un éxito del matrimonio
PUESTO que nuestro Creador dio origen al arreglo matrimonial, ¿por qué fracasan tantos matrimonios? ¿Qué pueden hacer las personas que verdaderamente quieren tener éxito en el matrimonio?
Las causas básicas de los fracasos en el matrimonio pueden clasificarse en una de dos categorías. La más fundamental tiene que ver con el que uno de los cónyuges pase por alto las leyes y los principios para la felicidad matrimonial que Dios nos ha dado en su guía inspirada, la Biblia.—2 Tim. 3:16, 17.
Pero algunas personas presentarán la siguiente objeción: ‘¡Mire, la Biblia ha existido por siglos en países “cristianos,” y esto no ha impedido que los matrimonios fracasen!’
Es verdad. Pero hay una gran diferencia entre tener algo y usarlo. Ante usted puede colocarse la comida más nutritiva del mundo, pero si usted no la come, su cuerpo no se beneficiará de ella de ninguna manera. Igualmente, el que alguien meramente tenga la Biblia, la lea y cite de ella no significa que esté viviendo en armonía con ella. Por lo tanto, si usted ve fracasar un matrimonio, puede estar seguro de que uno de los dos cónyuges, o ambos, no ha puesto en práctica las leyes y los principios de Dios para el matrimonio.
Hasta personas que no leen la Biblia, pero que sin darse cuenta de ello siguen normas similares a las que ésta establece, tienen mayor éxito que otras en el matrimonio. Pero el contar con hallar accidentalmente la clave al éxito en el matrimonio es como embarcarse en una nave que no tiene
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