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Los Santos del Ultimo Día en el mundo actual¡Despertad! 1983 | 8 de mayo
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de Joseph, hijo, y presidente de la iglesia desde 1901 hasta 1918. ‘El hombre, como espíritu, fue engendrado y nació de padres celestiales, y, antes de venir a la Tierra en un cuerpo temporal, fue criado en las mansiones eternas del Padre hasta alcanzar la madurez.’
Por eso, de acuerdo con la teología mormona, todos los seres humanos existieron como seres de espíritu en el cielo antes de venir a la Tierra. Vienen a la Tierra para ser probados, y, si tienen éxito, son ensalzados, de modo que ellos mismos finalmente llegan a ser dioses que tienen sus propios mundos. Por eso los mormones creen que existe no solo un dios, sino muchos dioses, cada uno de los cuales gobierna su propio mundo. Brigham Young, segundo presidente de la iglesia, dijo en cierta ocasión: “Cuántos dioses hay, no lo sé. Pero nunca ha habido un tiempo en que no haya habido dioses ni mundos, ni en que los hombres no hayan estado pasando por los mismos sufrimientos por los que nosotros estamos pasando”.
Estas creencias explican por qué se da tanta importancia al matrimonio y a la familia. Se considera que es un deber que los mormones fieles se casen y tengan cuantos hijos puedan mantener con el fin de suministrar cuerpos físicos para que otros espíritus vengan a la Tierra. Es preciso que el matrimonio de ellos y su familia sean sellados en el templo “por tiempo y eternidad” para que puedan llegar a ser padres celestiales y produzcan hijos de espíritu. Obviamente están ligados con este concepto los matrimonios múltiples, o la poligamia, que en un tiempo practicaban abiertamente los miembros de la iglesia.
También se hace patente por qué los mormones se caracterizan por ser trabajadores arduos y personas que se esfuerzan por alcanzar sus metas, sea que éstas se relacionen con la educación, la política o los negocios. Todo es parte del procedimiento de progresar eternamente hacia el reino celestial.
Base de la creencia
Está claro que, para apoyar dicha teología, se necesita mucho más que la Biblia. Por eso el octavo de los Artículos de Fe de los Mormones dice: “Creemos que la Biblia es la palabra de Dios siempre y cuando se traduzca correctamente”. Por otro lado, Joseph Smith dijo que el Libro del Mormón es el “libro más correcto de la Tierra, y la piedra angular de nuestra religión, y que el hombre se acercaría más a Dios si se apegara a los preceptos de éste, más bien que a los de cualquier otro libro”. Sin embargo, el Libro del Mormón es en sí una traducción. Joseph Smith alegó que lo tradujo de inscripciones “egipcias reformadas” que estaban en tablas de oro (que desaparecieron hace muchísimo tiempo), las cuales recibió del ángel Moroni, al usar el “Urim y Tummim”, un par de anteojos especiales. Es interesante que a este “libro más correcto de la Tierra” se le han hecho más de 2.000 cambios textuales desde que se publicó por primera vez en 1830, y contiene unas 27.000 palabras —la décima parte del libro— citadas palabra por palabra, o ligeramente modificadas, de la Biblia del Rey Jaime, incluso algunos de los errores de traducción de ésta.
Hay otros dos libros que también se consideran como obras clásicas de la iglesia: Libro de la doctrina y de las alianzas y Perla de gran precio. En estos libros, que contienen otras “revelaciones” y traducciones, Smith desarrolló el complicado sistema de la teología mormona, incluso doctrinas que no están en el Libro del Mormón, tales como la multiplicidad de dioses, la poligamia, la maldición de la raza negra, el bautismo de los muertos y una serie de otras doctrinas.
Los mormones también creen en la revelación continua... los cielos no están cerrados para ellos. El presidente de la iglesia, como profeta, vidente y revelador, recibe directamente de Dios comunicaciones o respuestas a preguntas de actualidad. El 9 de junio de 1978 el presidente Spencer W. Kimball proclamó la reciente “revelación” de que todos los varones dignos que pertenecieran a la Iglesia fueran ordenados para el sacerdocio, prescindiendo de la raza o el color de la piel. Eso puso fin a la creciente tensión racial que había dentro de la iglesia debido a que los negros, quienes hasta entonces habían sido excluidos del sacerdocio, nunca antes habían tenido la oportunidad de alcanzar el reino celestial, según la enseñanza mormonaa.
Religión que se complace a sí misma
A los mormones les complace citar las palabras de Lorenzo Snow, su quinto presidente, las cuales dicen que ‘tal como el hombre es, Dios era, y tal como Dios es, el hombre puede llegar a ser’. Al adoptar este punto de vista, ponen la exaltación y la glorificación personal por encima de la santificación del nombre de Dios y del hacer la voluntad de él, a diferencia del ejemplo que dejó Jesucristo (Mateo 6:9; Juan 5:30). A lo más, lo que despliegan es una ilusión egoísta y de autocomplacencia.
Jesús enseñó a sus discípulos a orar a Dios así: “Santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Efectúese tu voluntad, como en el cielo, también sobre la tierra” (Mateo 6:9, 10). Hoy día, los testigos de Jehová de todo el mundo dirigen la atención de la gente al Reino de Dios como el único medio de restaurar la paz y la armonía. Anhelan el tiempo en que, bajo la gobernación del Reino Mesiánico, se restaurará el Paraíso en la Tierra, y “la muerte no será más, ni existirá ya más lamento ni clamor ni dolor. Las cosas anteriores han pasado”. (Revelación 21:4.)
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Testimonio de la madre de Smith¡Despertad! 1983 | 8 de mayo
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Testimonio de la madre de Smith
Recientemente la Iglesia Mormona de Utah anunció el descubrimiento de un documento histórico importante... una carta que aparentemente fue escrita por Lucy Mack Smith, madre de Joseph Smith, hijo.
La carta, con fecha del 23 de enero de 1829, fue escrita como un año antes de que Joseph Smith publicara el Libro del Mormón. Lucy Mack Smith escribió a su cuñada: ‘Me complace informarte de una gran obra que el Señor ha efectuado en nuestra familia, pues, mediante sueños, ha dado a conocer sus caminos a Joseph, y Dios se ha complacido en mostrarle dónde puede ir a cavar para conseguir un registro antiguo grabado en tablas de oro puro, las cuales Joseph sabe traducir’.
De acuerdo con Dean Jessee, historiador de la iglesia, la carta “muestra que desde el principio, cuando se iba levantando el telón de la iglesia en 1829, la familia Smith habla y dice las mismas cosas que relata después en sus historias”. Y eso “da testimonio en cuanto a la credibilidad de la historia de Joseph Smith y su madre”, dijo Jessee.
Aunque esta carta tienda a desacreditar la teoría de algunos críticos de que Smith haya escrito el primer libro como una novela y haya alegado después que fue por inspiración, en realidad contribuye muy poco en cuanto a confirmar que el libro sea genuinamente de origen divino. Más importante, la declaración de la madre de Smith no es realmente convincente en vista de la advertencia del apóstol Pablo en Gálatas 1:8: “Pero aunque viniéramos nosotros o viniera del cielo algún ángel para anunciarles el Evangelio de otra manera que lo hemos anunciado, ¡sea maldito!”. (La Nueva Biblia [Latinoamérica].)
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