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  • ¿Qué clase de música le agrada?
    La Atalaya 1983 | 1 de junio
    • ¿Qué clase de música le agrada?

      UN ANTIGUO proverbio español dice: “En música y medicina, no hay quien no sepa un poquito”. Es cierto que prácticamente cualquier persona puede tararear, cantar o silbar una canción. Sí, la música y la apreciación de ésta están entre los dones naturales de la humanidad. El poeta Longfellow llegó a decir: “La música es el lenguaje universal de la humanidad”.

      ¡Si el hombre ha estado rodeado de música desde sus orígenes más remotos! ¿Quién no ha oído el canto deleitable de un pájaro? Bien pudiéramos quedar maravillados ante el torrente de notas variadas que salen a raudales de la gargantita de un canario. O quizás nos emocionara la versatilidad del canto del sinsonte, el sencillo cucú del cuclillo (cuco) o el gorjeo de otras vistosas aves canoras.

      Hasta los bebés responden con aprecio al oír su canción de cuna favorita. De hecho, se ha demostrado recientemente que los fetos humanos reaccionan ante la música. Por sus movimientos indican si les agrada o no lo que escuchan.

      ¿Cuándo se desarrollaron los instrumentos musicales?

      Desde el punto de vista seglar, esa pregunta no es fácil de contestar. La Encyclopaedia Britannica declara: “El desarrollo de instrumentos musicales entre ilustres civilizaciones antiguas parece haber sido más sustancial en el Asia y el norte del África. [...] El arpa se usó desde tiempos primitivos en Mesopotamia [y] Egipto”.

      No obstante, la Biblia es específica y dice que Jubal, uno de los primeros descendientes del primer hombre, Adán, “resultó fundador de todos los que manejan el arpa y el caramillo” (Génesis 4:21). Jubal o inventó los primeros instrumentos de cuerda y de viento o fundó la profesión que dio ímpetu al progreso de la música... ¡y todo eso sucedió hace unos 5.000 años!

      La música fue algo que tuvo aceptación en la vida patriarcal después del Diluvio de los días de Noé. Por ejemplo, Labán se quejó ante su yerno Jacob así: “¿Por qué tuviste que huir secretamente [...] y no informarme, para que te enviara con regocijo y con canciones, con pandereta y con arpa?”. (Génesis 31:27.)

      Siglos más tarde, para servir en el templo de Dios, había “cuatro mil [levitas] dadores de alabanza a Jehová con los instrumentos que, como dijo David, ‘he hecho para dar alabanza’” (1 Crónicas 23:5). El mismísimo rey David de Israel era un músico consumado que tocaba el arpa de diez cuerdas, y puede que haya diseñado nuevos instrumentos musicales. (Salmo 144:9; 2 Crónicas 7:6; 29:26, 27; Amós 6:5.)

      La música actual

      Quizás la música esté más en boga hoy día que nunca antes. Ésta se propaga mediante la radio, la televisión, los discos y los casetes. ¡Y qué enorme es la variedad! Hay música folklórica, coral, clásica, operística, campesina y de vaqueros, jazz, “rhythm and blues”, “disco”, varios tipos de música popular juvenil (rock)... la lista parece interminable y siempre está cambiando. Tan pronto desaparece un estilo, otro ocupa su lugar.

      Por lo tanto, ¿qué clase de música prefiere usted? ¿Importa eso realmente? ¿Puede afectar su punto de vista... y su futuro?

      [Ilustración en la página 3]

      Instrumentos musicales... a medida que se han ido desarrollando

  • La música... ¿pudiera ser una amenaza?
    La Atalaya 1983 | 1 de junio
    • La música... ¿pudiera ser una amenaza?

      ‘¿CÓMO pudiera ser la música una amenaza?’, quizás pregunte usted. ‘Después de todo, la música es solo sonido’. Esto es cierto, pero los sonidos pueden influir profundamente en nosotros. ¿Quién no reacciona al oír un grito en medio de la noche? ¿Y qué hay de una risa contagiosa? Cuando alguien se ríe abiertamente en un auditorio, a menudo toda la muchedumbre comienza a reír a carcajadas.

      La música tiene poder

      Ahora bien, transforme esos sonidos en música. Según el tipo de canción o música que oigan, las personas no tardan en marcar el tiempo con los pies, moverse al compás de la música, castañear los dedos y tararear. ¡Todo un auditorio puede responder! ¿A qué? Al sonido de la música.

      Para ilustrar: Como se mencionó antes, David era músico en la corte del rey Saúl. El joven era ‘diestro en tocar’ el arpa. Y la música que tocaba ayudaba a calmar a Saúl cuando éste sentía desasosiego. (1 Samuel 16:18-23.)

      La música despierta las emociones. Puede que una muchedumbre se ponga de pie cuando un conjunto de jazz comienza a tocar una tonada conocida. Puede que los amantes de la música clásica se emocionen al escuchar la Obertura 1812 de Tchaikovski. En medio de batallas, cañones que disparan y campanas que suenan en señal de victoria, se imaginan que es casi como si estuvieran allí. Sí, la música tiene poder.

      Por siglos, políticos y gobernantes han usado el poder de la música para influir en el corazón de la gente. ¿Cómo? Mediante himnos nacionales y canciones patrióticas. ¡De qué manera extraordinaria usaron Hitler y el partido Nazi el himno

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