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¡Tenemos lo que ellos necesitan!Ministerio del Reino 1980 | abril
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ser positivos al recomendarla a otras personas.
6 Este mes ofreceremos la suscripción con un libro gratis por $2.50. (Vea Anuncios para más detalles.) También se verá que el número del 1 de abril de La Atalaya destaca artículos sobre el Milenio, los cuales se pueden usar con relación a 2 Pedro 3:13 y Revelación 21:4. Quizás hallen útil usar el artículo que considera las bendiciones que habrá sobre la Tierra durante el Milenio con el Tema de Conversación actual, “La promesa de Dios de algo nuevo,” que podemos seguir usando provechosamente.
7 En estos tiempos turbulentos La Atalaya ciertamente cumple con su propósito como vigilante espiritual y contiene “buenas nuevas” para los que la reciben con aprecio. Usemos toda oportunidad que tengamos para ofrecer la suscripción, de modo que podamos ayudar a un mayor número de personas ‘mantenerse alerta.’—Mat. 24:42.
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“Las mujeres que anuncian las buenas nuevas”Ministerio del Reino 1980 | abril
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“Las mujeres que anuncian las buenas nuevas”
1 El salmista dijo: “Las mujeres que anuncian las buenas nuevas son un ejército grande.” (Sal. 68:11) En los días de Israel las mujeres proclamaban gozosamente las buenas nuevas de victorias teocráticas por medio de cantar y bailar. Hoy, en la organización de Jehová, tenemos un “ejército grande” de mujeres que proclaman las buenas nuevas del reino victorioso por medio de la predicación y su excelente conducta cristiana.
2 ¡Cuánto gozo traen al corazón de Jehová estas cristianas ejemplares! Como langostas, ellas participan en abarcar el campo con la predicación en respuesta al mandato de Jesús. (Mat. 24:14) En muchos países, generalmente hay más hermanas que hermanos y por lo tanto ellas tienen mayor participación en la obra de predicar. Debido a sus circunstancias, muchas pueden participar en el servicio de precursor regular, especial y auxiliar. En cuanto a tres hermanas precursoras que trabajaron el verano pasado con una congregación que necesitaba ayuda, el cuerpo de ancianos escribió: “Su ejemplo y celo nos recordó el texto de Hechos 5:42. En poco tiempo toda la congregación se animó. El espíritu de Jehová verdaderamente estaba presente.”
3 La obra de predicar es solo una parte del servicio que efectúan ustedes, las hermanas devotas. Como se reconoce en Proverbios 31:15, hay muchas otras responsabilidades que ustedes tienen que atender. Entre éstas están el hacer limpieza, cocinar, hacer compras, preparar a los niños para la escuela, y otras diversas faenas. Ustedes también encuentran tiempo para visitar, consolar y ayudar a las personas de edad avanzada o enfermas de la congregación. Esas personas aprecian profundamente esos actos amorosos.
4 No todas ustedes, las hermanas casadas, tienen esposos creyentes. Como Loida y Eunice, la abuela y la madre de Timoteo, ustedes tienen la obligación de proveer entrenamiento o educación espiritual a su familia. (2 Tim. 1:5) Algunas de ustedes han perdido a sus esposos y tienen que llevar toda la carga financiera, además de mantenerse a sí mismas y mantener a sus hijos. Con todo esto, es bueno que no descuiden su propia espiritualidad ni la de sus hijos. Muchos excelentes hermanos y hermanas que sirven en Betel reflejan favorablemente la educación que dan madres como éstas.
5 En los días de Moisés, hubo mujeres israelitas fieles que participaron en la preparación de los materiales para el tabernáculo. (Éxo. 35:25, 26) De manera similar, nuestras hermanas participan celosamente en trabajos relacionados con los Salones del Reino, ya sea por medio de hacer limpieza, preparar comidas para los que trabajan en la construcción de éstos o ayudar de otras maneras. Esa cooperación se aprecia muchísimo.
6 Apreciamos mucho a las hermanas que se preparan bien para comentar en las reuniones o participar en las demostraciones que se presentan en éstas. Las partes que tienen en la Escuela Teocrática a menudo reflejan sus excelentes cualidades femeninas, pues las presentan con afecto, compasión y ternura.
7 Ciertamente no queremos olvidar la paciencia que nuestras hermanas muestran. A menudo, después de las reuniones, se observa que las esposas de ancianos y siervos ministeriales permanecen sentadas tranquilamente o hablan animadoramente a otras personas mientras sus esposos se encargan servicialmente de asuntos teocráticos. Estas hermanas muestran que están dispuestas a poner a un lado por un momento sus preferencias personales, por reconocer que sus esposos están atendiendo asuntos necesarios de la congregación. Los esposos aprecian la paciencia y abnegación que muestran esposas como ésas.
8 Las mujeres que anuncian las buenas nuevas hoy, igualan la fe firme que mujeres como Sara, Ester, Noemí y Rut mostraron. Algunas de ustedes han experimentado mucha persecución de parte de miembros inmediatos de su familia, parientes y otras personas. No obstante, continúan lealmente en el servicio de nuestro Dios, Jehová. Las encomiamos por su fidelidad y oramos que Jehová derrame sobre ustedes una abundancia de bendiciones a medida que continúan anunciando las buenas nuevas.
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La caja de preguntasMinisterio del Reino 1980 | abril
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La caja de preguntas
● ¿De qué manera debemos dirigirnos a las personas durante las reuniones de congregación?
Cuando Jesús enseñó a sus seguidores a orar, los instruyó a dirigirse a Jehová como “Padre nuestro.” Esta idea de una relación de familia espiritual entre todos sus seguidores recibió mayor énfasis cuando les dijo “todos ustedes son hermanos.” (Mat. 23:8) Los apóstoles y discípulos de Jesús usaron muchas veces el término “hermano” en sentido claramente directo. Pedro se refirió a Pablo como “nuestro amado hermano Pablo” y Pablo habló de “Tito mi hermano,” y de “nuestro hermano Timoteo.”—2 Ped. 3:15; 2 Cor. 2:13; Heb. 13:23.
En vista de esa estrecha relación espiritual, los testigos de Jehová usualmente se dirigen unos a otros con el término “hermano” y “hermana.” Generalmente usan estos términos junto con el apellido durante las reuniones de congregación. A veces el hecho de que el que preside la reunión use el llamado “nombre de pila” de las personas puede causar ciertos problemas. Si una persona estuviera comenzando a asistir a nuestras reuniones y no estuviéramos muy familiarizados con ella, ésta pudiera pensar que estamos tomando demasiada confianza al llamarla por su nombre de pila, puesto que se acostumbra usar el apellido cuando la gente se reúne en reuniones cristianas.
Aunque el presidente podría llamar a los muy jovencitos por su nombre de pila, algunas personas pudieran ver como falta de respeto el que se llamara a personas de edad avanzada por ese nombre. O tome el caso de una hermana cuyo esposo no está en la verdad y que viene a una reunión por primera vez. ¿Cómo se sentiría él si oyera que otro hombre casado llama a su esposa por el nombre de pila de ella delante de toda la congregación?
Esas dificultades se resuelven si los que conducen las reuniones usan el apellido de la persona al llamarla para comentar durante la reunión. No nos dirigiríamos a personas recién interesadas usando los términos “hermano” o “hermana,” puesto que en su caso no existe la relación espiritual de la familia de Dios. Más bien, use el nombre de pila y el apellido juntos o anteponga al apellido el más formal Sr., Sra. o Srta., a menos que haya alguna razón para hacer una excepción. Por otro lado, cuando la persona está a punto de dedicarse y se considera a sí misma testigo de Jehová, no habría objeción a anteponer al apellido la expresión “hermano” o “hermana.”
Cuando usamos “hermano” o “hermana” durante nuestras reuniones de congregación, se muestra una relación muy bendita, una relación de familia bajo el único Padre, Jehová Dios. (Efe. 2:19b) Es un vínculo más estrecho y precioso que cualquiera que se muestre por medio de usar el nombre de pila de la persona.
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