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  • “Teniendo la palabra de vida asida con fuerza”
    La Atalaya 1977 | 1 de noviembre
    • principal de servir de tales “iluminadores” espirituales, hay una “grande muchedumbre” que tiene la expectativa de alcanzar vida eterna en una Tierra paradisíaca.—Rev. 7:4-9.

      28 Confiando en Jehová Dios, todos los cristianos fieles continuarán reflejando la luz espiritual. Con ayuda divina seguirán manifestando la motivación o espíritu apropiado, el que es propio de personas que están adorando a Jehová Dios. Se esforzarán por cultivar y desplegar los frutos del espíritu de Dios y sabiamente tendrán presentes las cualidades excelentes de los cristianos primitivos y otros que han servido a Jehová a través de los siglos. Y, sin duda, el Señor continuará estando con el espíritu que manifiesten todas las personas piadosas de hoy día que verdaderamente ‘tengan la palabra de vida asida con fuerza.’ ¿Se halla usted entre los que manifiestan el espíritu cristiano apropiado, y tiene usted la “palabra de vida” bien asida con fuerza?

  • ¿Qué quiso decir el sabio?
    La Atalaya 1977 | 1 de noviembre
    • ¿Qué quiso decir el sabio?

      El valor de un buen nombre

      Un buen nombre o una buena reputación es algo de valor que merece que se le salvaguarde. Declaró el sabio rey Salomón: “Mejor es un nombre que el buen aceite, y el día de la muerte que el día en que uno nace.” (Ecl. 7:1) En tiempos antiguos el buen aceite se cotizaba a alto precio. Despedía una fragancia agradable. Sin embargo, más agradable todavía que la fragancia del buen aceite es una reputación excelente. Es durante el derrotero completo de la vida que el nombre de una persona asume verdadero significado y la identifica como la clase de persona que es. Al morir se sella, se finaliza, ese nombre o reputación. Puesto que la persona no tiene reputación al nacer, el ‘día de la muerte es mejor que el día en que uno nace.’

      Es esencial un punto de vista serio de la vida si uno quiere conservar un buen nombre. Salomón recomendó: “Mejor es ir a la casa del duelo que ir a la casa del banquete, porque ése es el fin de toda la humanidad; y el que está vivo debe poner esto en su corazón.”—Ecl. 7:2.

      Cuando la muerte azota en una casa, ciertamente no es hora de que uno olvide a los afligidos e insensiblemente prosiga con su banquetear y jaranear. Más bien, esto suministra la oportunidad de consolar a los que están de duelo. Al mismo tiempo, el que la persona vaya a la “casa del duelo” puede tener sano efecto en ella. Se le recuerda enérgicamente la brevedad de la vida y lo rápidamente que pueden ser detenidos los planes y actividades de uno. Esto puede hacer que se medite seriamente en cómo uno está llevando su propia vida. El espíritu que reina en una casa de banquete, por otra parte, no conduce a tal modo de pensar sobrio.

      Continúa Salomón: “Mejor es la vejación que la risa, porque por el mal humor del rostro se mejora el corazón. El corazón de los sabios está en la casa del duelo, pero el corazón de los estúpidos está en la casa de regocijo.”—Ecl. 7:3, 4.

      El estar en la “casa del duelo” lleva al individuo a comprender la brevedad de la vida y le produce vejación cuando él considera sus sucesos imprevistos. El rostro del individuo asume una apariencia triste y severa en vez de estar enguirnaldado de sonrisas, como en una “casa del banquete.” La actitud seria que se refleja en el rostro puede tener un buen efecto en el corazón, y producir en uno un cambio hacia mejores condiciones. “El corazón de los sabios está en la casa del duelo” porque su corazón considera cómo deben llevar su vida, y por qué. El corazón no refleja el espíritu somero, descuidado, que se asocia con un lugar de francachela.

      Continuando en esta manera de razonar, Salomón dice: “Mejor es oír la reprensión de alguien sabio que ser el hombre que oye la canción de los estúpidos. Pues como el sonido de los espinos debajo de la olla, así es la risa del estúpido; y esto también es vanidad.”—Ecl. 7:5, 6.

      La persona que se descarriara del derrotero correcto ciertamente sacaría provecho de la reprensión de un sabio. Pero ¿de qué valor sería la canción del estúpido o la lisonja vacía? Esto podría ocultar faltas y confirmar a una persona en un derrotero incorrecto, lo cual arruinaría su reputación. Cuando la risa frívola de un tonto surge en una ocasión inapropiada, puede molestar los oídos de modo muy semejante al crujir de espinos que arden debajo de una olla, pues la risa del tonto produce un sonido desagradable y no ofrece ninguna edificación.

  • Modestia femenina
    La Atalaya 1977 | 1 de noviembre
    • Modestia femenina

      ● ¿Es la “modestia” una cualidad de muchos de los estilos modernos del vestir femenino donde usted vive? Por toda la Tierra hombres y mujeres contestarían con un resonante: “¡No!” Hasta cuando la moda es faldas más largas, con frecuencia los trajes que se ponen las damas son muy reveladores y faltos de modestia. Probablemente usted haya notado eso.

      Entonces, ¿deberían las cristianas esforzarse por comprar o hacerse ropa que esté en armonía con la cualidad de la modestia? Millares de testigos cristianas de Jehová en diversas naciones comprenden que ese proceder es el aconsejable. Aunque se interesan en la nitidez y el atractivo en su arreglo, guían su modo de pensar por el consejo inspirado de que las cristianas deben ‘adornarse en vestido bien arreglado, con modestia y buen juicio.’—1 Tim. 2:9.

      La sucursal de la Sociedad Watch Tower en Puerto Rico recibió una nota interesante tocante a esto, de una Testigo joven. Decía:

      “Tuvimos una experiencia que realmente nos causó gozo el otro día, y quiero relatárselas. Otras dos hermanas jóvenes y yo caminábamos por la calle en camino a participar en la predicación de casa en casa cuando un señor nos pidió que nos detuviéramos. Al principio no quisimos detenernos porque no estábamos seguras de sus motivos, pero, puesto que insistió, nos detuvimos para saber qué quería. Dijo: ‘Quiero felicitarlas por su modo de vestir.’ Le explicamos que éramos testigos cristianas de Jehová y que la Biblia dice que debemos vestir con modestia, de modo que eso es lo que hacemos. ‘Es por eso que quiero felicitarlas,’ dijo el señor, ‘porque yo pertenezco a la religión evangélica, pero puedo ver que ustedes son las únicas que se visten apropiadamente según la Biblia.’ Por eso queremos expresar lo felices y agradecidas que estamos por el excelente consejo bíblico sobre la manera en que debemos vestir.”

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