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  • Padres, hablen a sus hijos acerca de las drogas
    ¡Despertad! 1974 | 8 de agosto
    • Madre: “Sí, y, Lucía y Berto, necesitan ser cuidadosos cuando están con otros jóvenes en la escuela. A veces hasta engañan a los niños para que tomen LSD.”

      Hija: “¿Cómo puede suceder eso?”

      Madre: “Bueno, puede que los otros niños te ofrezcan algo de comer, quizás tan solo un trozo de azúcar. Si sabes que un joven es propenso a las drogas, y te ofrece un trozo de caramelo, o alguna otra cosa de comer, date cuenta de quién te lo está dando. Tú sabes quién es la persona, de modo que rechaza la oferta y evita la asociación con él.”

      Hija: “Pero no podemos permanecer completamente apartados de los estudiantes en la escuela. Tenemos asignaciones de trabajo juntos. Tengo una asignación para la clase de economía doméstica. Tengo que trabajar con algunos que son usuarios conocidos de drogas si es que voy a terminar la asignación.”

      Padre: “En lo que respecta a tus asignaciones de la escuela, quizás tengas que trabajar con ellos, pero no tienes que cultivar su trato. En realidad yo tengo el mismo problema en mi trabajo. Yo trabajo con otros, pero no cultivo su trato, ni voy donde ellos van o hago lo que ellos hacen. Evito usar la clase de lenguaje que ellos usan. Así es que protéjanse por medio de vigilar sus asociaciones. Pero hay más.”

      Hija: “¿Qué es, papá?”

      Padre: “La segunda de las salvaguardias. Esto es decirles a otros lo que ustedes piensan con respecto a las drogas y que ustedes viven en armonía con la Biblia. Así es que, por todos los medios den a saber a sus condiscípulos que la vida de ustedes se rige por principios bíblicos, y que ustedes tratan de vivir según éstos. Entonces nunca vacilen en hablarles acerca del reino de Dios en cada oportunidad. Verán que muchos de estos niños observarán su buena conducta y los respetarán por ello.”

      Madre: “Y algunos quizás hasta se interesen en la Biblia.”

      Padre: “El dejar que otros jóvenes sepan lo que ustedes piensan no solo será una salvaguardia para ustedes, sino que quizás le haga bien a los otros jóvenes. ¿Conocen a alguien que haya sido dado a las drogas?”

      Hijo: “Sí.”

      Padre: “Y sabemos cómo las dejó, ¿no es cierto? Comenzaron a estudiar la Biblia y vinieron al Salón del Reino y hallaron algo por lo cual realmente valía la pena trabajar y vivir. Pueden estar seguros de que cualquier muchacho en su escuela que esté implicado con las drogas sencillamente no tiene nada por lo cual vivir. Por eso, ¿cómo pueden ayudarlos?”

      Hijo: “Les podemos hablar acerca de las reuniones en el Salón del Reino e invitarlos a venir.”

      Padre: “Exacto. Entonces lo que oigan en el Salón del Reino quizás los ayude a mejorar sus vidas. Nosotros tenemos algo por lo cual vivir. Cuando uno tiene esta maravillosa esperanza, no necesita una muleta como las drogas. Pero ahora, volviendo al asunto de las salvaguardias... es probable que sepan cuál es la tercera salvaguardia.”

      Hijo: “Recuérdanos, papá.”

      Padre: “Bueno, es esto: Comprender lo que el implicarse en las drogas significaría para la familia de uno. ¿Cómo creen que afectaría a nuestra familia el que ustedes se implicaran en las drogas?”

      Hija: “Papá, probablemente tú tendrías que ir y hablar con la policía, y todos en el pueblo se enterarían de ello. Ni siquiera podría andar con la cabeza en alto.”

      Madre: “Precisamente estaba pensando acerca de la familia de Pepe Listo. Me pregunto cómo se sentirán en este momento su madre y su padre.”

      Hijo: “Estoy seguro de que se sienten muy mal. Ciertamente yo no quisiera que me arrestaran y de ese modo traer deshonra a toda la familia.”

      Padre: “Así es que, ves, ésta es una salvaguardia, el tener presente lo que el implicarse en las drogas le haría a nuestra familia. Pero hay otra protección, y es la más poderosa, la más grande de todas las salvaguardias. Y es algo que ya hemos considerado. La razón principal para evitar las drogas es que ustedes desean agradar a Jehová Dios.”

      Hijo: “Ciertamente es bueno conocer esas cuatro salvaguardias, papá.”

      Padre: “¿Puedes recordar las cuatro?”

      Hijo: “Creo que sí. La primera, debemos vigilar nuestras asociaciones. La segunda, decir a otros que nosotros vivimos en armonía con la Biblia. La tercera, tenemos que tener presente lo que significaría para la familia el que usáramos drogas. La cuarta, y la más importante, queremos agradar a Dios, y para hacer eso tenemos que evitar todo abuso de las drogas.”

      Padre: “¡Excelente!”

      Madre: “Entonces todos estamos de acuerdo en que no proviene nada bueno de ponerse eufórico con drogas.”

      Hijo: “Sí, y de veras que me alegro de que hayamos tenido esta consideración.”

      Hija: “Yo aprendí algunas cosas que no sabía.”

      Padre: “Bueno, hijos, aprecio su buena actitud. Si llegara a surgir algún problema sobre cualquier asunto, recuerden que siempre pueden venir y hablar con su madre y conmigo y decirnos todos los hechos. Hay mucho más que podríamos decir acerca de las drogas y otros problemas a los cuales ustedes se enfrentan, y lo que la Biblia dice acerca de ellos. Tal vez nos podamos reunir más o menos una vez por semana, digamos, después de la cena, y conversar sobre algunas de estas cosas. Nos mantiene alerta y es una protección en estos tiempos críticos.”

      Este ejemplo les da una idea de cómo los padres pudieran abordar el tema y tratar con él. Quizás hay circunstancias diferentes en su localidad o en su hogar. Considérenlas juntos. Piensen de antemano en cuanto a algunos de los puntos que presentarán, y sean verdaderos padres y protectores para sus hijos.

  • La Palabra de Dios ayudó a romper el hábito a las drogas
    ¡Despertad! 1974 | 8 de agosto
    • La Palabra de Dios ayudó a romper el hábito a las drogas

      HOY día más y más personas usan las drogas para escapar de la realidad. Muchos tienen una necesidad desesperada de tener una esperanza sólida que les dé dirección y propósito a su vida. El conocimiento exacto de la Biblia les podría ayudar. Esto se ilustra por las personas que han tenido buen éxito en romper el hábito a las drogas después que comenzaron a estudiar la Biblia con los testigos cristianos de Jehová.

      Un hombre que ahora vive en el nordeste de los Estados Unidos relata: “Yo emprendía ‘viajes’ con mescalina, LSD y otras drogas, pensando que éstas me ‘libertarían.’ En vez de eso, solo me hallé en ‘una caja vacía,’ con la sensación de que mi cabeza se estaba hundiendo en mi pecho.

      “Entonces, un día volví a casa, y había dos hombres parados a mi puerta. Pensé que eran agentes policíacos de narcóticos. ¡Cómo me sorprendí cuando me hablaron acerca de un verdadero gobierno de Dios y de su solución para los problemas terrestres! Se comenzó un estudio de la Biblia conmigo.” ¿Cuál fue el resultado? Este estudio le ayudó a romper el hábito a las drogas, pues le dio una esperanza verdadera y un propósito para vivir.

      Otro joven cuenta acerca de su situación: “Yo comencé a usar drogas poco después de graduarme de la escuela secundaria y rápidamente me vi implicado en el campo de las drogas. Emprendía ‘viajes’ con LSD que duraban días y a veces semanas. También me impliqué en la venta de drogas y por un tiempo hice esto para mantenerme. Entonces contraje hepatitis por usar una aguja sucia y estuve enfermo por casi un año. Durante ese tiempo comencé a estudiar magia ‘blanca.’ Para ahora muchas personas comenzaron a pensar que estaba completamente perdido.

      “Más tarde, encontré a un testigo de Jehová en la calle y empecé a hablarle, pues sabía que en el pasado él había estudiado filosofías parecidas a las que yo había examinado. Me dijo que el único lugar donde halló la verdad real fue en la Biblia. Así es que accedí a hablarle acerca de esto un poco más.

      “A medida que continuamos reuniéndonos, me mostró con la Biblia, que mi proceder en realidad estaba apartándome de Dios en vez de acercándome a él. La única cosa honrada que podía hacer era examinar la Biblia: primero, para ver si realmente era la Palabra de Dios, y, entonces, para averiguar qué era lo que agradaba a Jehová y hacerlo.”

      Hoy día este joven se regocija de haberse liberado del abuso de las drogas y de tener una esperanza sólida basada en la Biblia.

      ¡Verdaderamente la Palabra de Dios puede tener un efecto saludable en nuestra vida!

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