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  • La liberación de la humanidad al nuevo orden de Dios
    La Atalaya 1972 | 15 de abril
    • a estas preguntas... ¿dónde podemos obtenerlas? En ningún otro lugar aparte de la Palabra escrita de Dios, ¡la Santa Biblia!

      15, 16. (a) Por su profeta Isaías, ¿qué dijo Dios acerca de su propósito de hacerlo? (b) ¿Cómo muestra el apóstol Juan si Dios ha cambiado de parecer o no sobre esto, y por qué se le dijo a Juan que escribiera acerca de esto?

      15 Escuche, mientras Él habla a su profeta Isaías allá en el siglo ocho antes de nuestra era común: “Aquí estoy creando nuevos cielos y una nueva tierra; y las cosas anteriores no serán recordadas, ni subirán al corazón. Pero alborócense y estén gozosos para siempre en lo que estoy creando.” (Isa. 65:17, 18) ‘¡Oh!’ quizás diga algún oyente, ‘eso se dijo y se escribió hace unos veintisiete siglos, y para ahora se ha hecho anticuado y no aplica hoy.’ Pero escuche, ahora, una revelación que Dios dio al apóstol cristiano Juan más de ochocientos años después. Al escribirla, Juan dice: “Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él. De delante de él huyeron la tierra y el cielo, y no se halló lugar para ellos. . . . Y vi un nuevo cielo y una nueva tierra; porque el cielo anterior y la tierra anterior habían pasado, y el mar ya no existe.” (Revelación 20:11 a 21:1) De modo que después de más de ocho siglos el mismo Dios no había cambiado de parecer. Además, Juan también escribió:

      16 “Y el que estaba sentado sobre el trono dijo: ‘¡Mira! Estoy haciendo nuevas todas las cosas.’ También, dice: ‘Escribe, porque estas palabras son fieles y verdaderas.’”—Rev. 21:5.

      17. Por eso ahora, hoy día, después de mil novecientos años, ¿cuáles son las buenas nuevas en cuanto a esto?

      17 Por consiguiente, este Dios en su trono celestial no podría ser leal a sí mismo y al mismo tiempo cambiar de parecer en cuanto a su propósito declarado de crear un nuevo orden con nuevos cielos y una nueva tierra donde ya no existirá el mar de la humanidad alejada de Dios debido al pecado heredado de nuestros primeros padres humanos. Por eso, aunque Dios no le debe nada a la humanidad, se inclina a introducir un nuevo orden deseable, y no ha cambiado de parecer, aun después de mil novecientos años de tiempo. ¿No le parece que ésas son buenas nuevas?

      ¿QUÉ OBSTRUYE LOS ESFUERZOS DEL HOMBRE?

      18. Antes que pueda haber una “nueva tierra,” ¿qué tiene que haber primero?

      18 Tomemos nota de que Dios no solo promete crear una “nueva tierra,” sino también “nuevos cielos.” Qué bien muestra esto que Dios sabe cuál es la cosa más esencial a fin de que la humanidad moribunda tenga un nuevo orden. ¡No puede haber “nueva tierra” sin que primero haya “nuevos cielos”! ¿Un nuevo Sol, Luna, estrellas, planetas y galaxias en lo alto dentro del alcance de la visión del hombre? ¡No! Contrario a lo que han enseñado los astrólogos desde los días de la antigua Babilonia estos cuerpos no inteligentes, materiales y visibles en los cielos, no pueden tener y no tienen ningún efecto sobre el orden de cosas del hombre. Pero por la expresión “nuevos cielos” Jehová Dios da a entender nuevas inteligencias espíritus invisibles en el control celestial sobrehumano de la humanidad.

      19. ¿Cómo indicó el profeta Daniel y también Jesucristo este significado de la expresión “nuevos cielos”?

      19 Esa fue la idea que se indicó cuando el profeta Daniel usó la palabra “cielos” al interpretar el sueño que el rey de la antigua Babilonia tuvo acerca de un árbol grande, y él dijo: “Siete tiempos mismos pasarán sobre ti, hasta que sepas que el Altísimo es Gobernante en el reino de la humanidad, y que a quien él quiere dárselo se lo da. Y porque dijeron que se dejara el tronco con las raíces del árbol, tu reino te será seguro después que sepas que los cielos están gobernando.” (Dan. 4:25, 26) Esta idea de gobernación y control celestiales, inteligentes e invisibles, de la humanidad, también está abarcada en las palabras de Jesucristo, al proclamar: “El reino de los cielos se ha acercado.”—Mat. 4:17.

      20, 21. (a) ¿Qué indica la expresión “nuevos cielos,” y cómo explica esto por qué el hombre no puede cambiar las cosas hacia condiciones mejores? (b) ¿Cómo se engañan los individuos de sabiduría mundana acerca de este asunto?

      20 El hecho de que Dios promete “nuevos cielos” indica que hay viejos “cielos” que controlan a la humanidad y que invisiblemente dirigen al orden actual de cosas. Estos simbólicos viejos cielos subsisten como un obstáculo sobrehumano en el camino de todos los esfuerzos sinceros de hombres y mujeres por cambiar el orden actual hacia condiciones mejores y tener reformas duraderas con la esperanza de salvar a la humanidad de la autodestrucción. Para la humanidad estos viejos “cielos” son un enemigo invisible que puede engañar a fuerza de tretas a hombres y mujeres confiados en sí mismos a cada paso, tal como lo ha demostrado la historia humana a través de su duración.

      21 Personas de sabiduría mundana de esta científica Era del Cerebro descreen la existencia de semejante enemigo espíritu inteligente, sobrehumano e invisible, y se mofan de ello. Pero ese mismísimo enemigo sabe que no hay peor tonto que el que se engaña a sí mismo. Pero no somos tontos cuando preguntamos: ¿Quién es ese enemigo representado por los viejos “cielos”?

      22, 23. ¿Cómo les dijo a los hombres uno que vino del cielo y regresó allá quién es este enemigo?

      22 Una persona que descendió del cielo y vivió por más de treinta y tres años como hombre en la Tierra antes de regresar a los cielos de espíritus invisibles nos dice quién es ese enemigo. En una ocasión mientras estuvo en la Tierra setenta hombres a quienes había enviado como evangelizadores a proclamar el reino de Dios regresaron e informaron: “Señor, hasta los demonios quedan sujetos a nosotros por el uso de tu nombre.” En respuesta, ¿qué les dijo Jesucristo a esos regocijados evangelizadores? Esto: “Contemplaba yo a Satanás ya caído como un relámpago del cielo.” (Luc. 10:1-18) En una ilustración pictórica que él presentó al terminar su profecía sobre la conclusión de este sistema de cosas predijo el tiempo en que diría estas palabras a gente de disposición de cabra: “Váyanse de mí, ustedes que han sido maldecidos, al fuego eterno preparado para el Diablo y sus ángeles.” (Mat. 24:3; 25:31-33, 41) Tres noches más tarde, cuando habló a sus apóstoles fieles de que le esperaba traición y muerte violenta en un madero de ejecución, Jesucristo dijo:

      23 “Ahora hay un juicio de este mundo; ahora el gobernante de este mundo será echado fuera.” “Viene el gobernante del mundo. Y él no tiene dominio sobre mí.” (Juan 12:31; 14:30) “¡Mira! Satanás ha demandado tener a ustedes para zarandearlos como a trigo.”—Luc. 22:31.

      24. ¿Qué mostró así Jesús acerca de los “cielos” que ahora controlan a la humanidad, y, según Pablo, a quién está adorando el mundo de la humanidad?

      24 Allí tenemos las palabras de nadie menos que de Jesucristo mismo quien es una autoridad sobre el tema: Satanás el Diablo y sus ángeles demonios son los que componen los simbólicos viejos cielos, los “cielos” actuales sobrehumanos, que rigen y controlan a la humanidad durante este viejo orden actual. En vez de adorar al Dios verdadero que promete “nuevos cielos y una nueva tierra,” la gran mayoría de la humanidad está adorando al Diablo y sus demonios. El Diablo es sutil y astuto al ocultar de la gente sus operaciones y engaños, pues el apóstol cristiano Pablo escribe: “El dios de este sistema de cosas ha cegado las mentes de los incrédulos, para que la iluminación de las gloriosas buenas nuevas acerca del Cristo, que es la imagen de Dios, no resplandezca a través a ellos.” (2 Cor. 4:4) Al dar esa descripción el apóstol Pablo se refirió al dios falso, Satanás.

      25. ¿Quién indujo a Adán y Eva a buscar planes contrarios a la voluntad de Dios?

      25 Además, Jesucristo identificó a Satanás el Diablo como aquel invisible que indujo a los rectos Adán y Eva a buscar planes contrarios a la voluntad de Dios. Así Satanás nos acarreó a todos esta condición imperfecta y moribunda.

      26. ¿Cómo llegó a ser Satanás lo que Jesús lo llamó, “homicida”?

      26 En una ocasión Jesús se dirigió a ciertos individuos de su auditorio que deseaban matarlo y les dijo: “Ustedes proceden de su padre el Diablo, y quieren hacer los deseos de su padre. Ese era homicida cuando principió, y no permaneció firme en la verdad, porque la verdad no está en él. Cuando habla la mentira, habla según su propia disposición, porque él es mentiroso y el padre de la mentira.” (Juan 8:44) En el hogar original del hombre, el Jardín de Edén, Satanás el Diablo llamó mentiroso a Jehová Dios; y la primera mujer, Eva, creyó al Diablo, y después de eso su esposo, Adán, se puso de parte de ella y se unió a ella en desobedecer a Dios. Por lo tanto Jehová pronunció la sentencia de muerte sobre nuestros primeros padres; y debido a que Satanás el Diablo indujo este resultado, llegó a ser lo que Jesús lo llamó, “homicida.” También nos asesinó a nosotros, porque hemos heredado de Adán y Eva nuestra condición moribunda.—Gén. 2:7-5:5.

      27, 28. (a) ¿Qué incapacidad no pueden levantar de nosotros los hombres capaces del mundo, o qué no pueden descargar de nuestras espaldas los ejércitos y revolucionarios? (b) ¿Cómo les dio Pablo a los efesios alguna idea de aquello contra lo cual luchamos?

      27 A pesar de todo lo que pueden hacer los gobernantes y legisladores y jueces y médicos y científicos, no pueden levantar de nosotros la condenación a la muerte que todavía pesa sobre todos nosotros a causa de la pecaminosidad e imperfección heredadas. No pueden introducirnos de nuevo en el Jardín de Edén del cual fueron expulsados nuestros primeros padres a causa de rebelarse contra Dios el Creador. A pesar de todo lo que traten de hacer las fuerzas militares y los revolucionarios sociales del mundo, no pueden descargar de nuestras espaldas los viejos “cielos” demoníacos que se han aferrado a la humanidad. Esta es una situación en la que los ejércitos y revolucionarios mundanos no están luchando con otras criaturas humanas, sino con fuerzas sobrehumanas, invisibles. El apóstol Pablo nos da alguna idea de aquello contra lo cual toda la humanidad lucha, al escribir lo siguiente a la congregación cristiana de Éfeso, Asia:

      28 “Pónganse la armadura completa que proviene de Dios para que puedan estar firmes contra las maquinaciones del Diablo; porque tenemos una pelea, no contra sangre y carne, sino contra los gobiernos, contra las autoridades, contra los gobernantes mundiales de esta oscuridad, contra las fuerzas espirituales inicuas en los lugares celestiales.”—Efe. 6:11, 12.

      29. A pesar de que expulsaban a demonios, ¿qué no trataron de hacer Jesús y sus apóstoles, con qué resultado hoy?

      29 El apóstol Pablo, así como Jesucristo mismo y sus otros apóstoles, expulsaban demonios de personas que estaban obsesionadas por ellos, libertando así a las pobres víctimas humanas. Sin embargo, Jesucristo, cuando estuvo en la Tierra, y sus apóstoles jamás trataron de derrocar estos viejos “cielos” invisibles, compuestos de gobiernos, autoridades, gobernantes mundiales de esta oscuridad todos demoníacos y espíritus inicuos en los lugares celestiales. Hace diecinueve siglos no era el tiempo para tal liberación de la humanidad. Por consiguiente esos inicuos “cielos” demonios han continuado dominando a la humanidad y los asuntos humanos hasta ahora. La familia humana está experimentando ahora los terribles efectos de este régimen invisible, y no hay absolutamente nada que pueda hacer para librarse de él.

      30. ¿En quién estamos obligados a esperar en cuanto a suministrar un Libertador, y para evitar el ser ‘malditos’ en quiénes no podemos esperar?

      30 Desesperadamente necesita la humanidad un Libertador de estos ruinosos cielos demoníacos. ¡Jehová Dios ha levantado al Libertador que se necesita! ¡El tiempo señalado de Jehová para la liberación deseada se ha acercado! No podemos esperar que el Libertador venga de los “nobles” humanos o del hombre terrestre. ¡Llegaríamos a ser ‘malditos’ por hacer eso! El poder convincente de las circunstancias nos obliga a esperar que venga de Jehová. ¿Quién es él?

      31. ¿Qué podrá hacer el escogido de Jehová, y por qué es eso un requisito básico para un nuevo orden?

      31 Es el que Jehová Dios ha escogido, el que puede quitar de la existencia a estos viejos “cielos” demoníacos. No puede haber un nuevo orden para la humanidad sin la eliminación de aquellos “cielos” inicuos que han dominado a este viejo orden. No puede haber un nuevo orden para la humanidad sin unos “nuevos cielos.” Este es un requisito básico. Es el primer requisito. Jehová Dios ha prometido crear estos “nuevos cielos.”

      32. ¿Cómo serán contrabalanceados los que están en los ‘cielos actuales’ por los que están en los “nuevos cielos,” y quién es el vital, esencial, en los “nuevos cielos”?

      32 Tal como los inicuos ‘cielos actuales’ están compuestos de criaturas espíritus, sobrehumanas e invisibles, así también los nuevos cielos tienen que estar compuestos de criaturas espíritus, sobrehumanas e invisibles. El apóstol Pedro alentó a sus compañeros cristianos a seguir esperando en Dios y a cifrar su confianza en Dios, al escribir: “Pero hay nuevos cielos y una nueva tierra que esperamos según su promesa, y en éstos la justicia habrá de morar.” (2 Ped. 3:13) Dios ya ha levantado al principal de esos “nuevos cielos,” a aquel que es vital y esencial, y ése es su Hijo fiel, Jesucristo el Señor. ¡Aclame a este Libertador!

  • Colocando los fundamentos para el nuevo orden de Dios
    La Atalaya 1972 | 15 de abril
    • Colocando los fundamentos para el nuevo orden de Dios

      1. ¿Qué esperaban llegar a ser aquellos a quienes se dirigió 2 Pedro 3:13, pero por qué surge una verdadera pregunta debido a eso?

      CUANDO el apóstol Pedro escribió a los compañeros cristianos de su día: “Hay nuevos cielos y una nueva tierra que esperamos según su promesa,” ellos mismos esperaban llegar a ser parte de aquellos “nuevos cielos” cuando llegara la conclusión de este sistema de cosas. (2 Ped. 3:13; Mat. 24:3; 28:20) Esperaban estar asociados en aquellos “nuevos cielos” sobre la humanidad con el Caudillo y Cabeza que Dios les había dado, Jesucristo. Se regocijaban con la esperanza de reemplazar a los inicuos “cielos” demoníacos que ahora están tendiendo algo como una mortaja de muerte y destrucción sobre toda la humanidad. Pero, ¿cómo pueden ellos y los otros condiscípulos de Jesucristo, dado que todos son meros humanos, llegar a ser parte de los “nuevos cielos”?

      2. Como clave para revelar este misterio, ¿qué escribió Pedro al principio de su primera carta?

      2 El apóstol Pedro indica la clave que revela este misterio, al escribir a compañeros creyentes en el sacrificio de rescate de Jesucristo: “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, porque según su gran misericordia nos dio un nuevo nacimiento a una esperanza viva mediante la resurrección de Jesucristo de entre los muertos, a una herencia incorruptible e incontaminada e inmarcesible. Está reservada en los cielos para ustedes, que están resguardados por el poder de Dios mediante la fe para una salvación lista para ser revelada en el último período de tiempo.”—1 Ped. 1:3-5.

      3. ¿Fue creada la humanidad con el propósito de ir al cielo, y qué tienen que experimentar los cristianos que mueren fieles a fin de llegar al cielo?

      3 Note esa expresión ‘un nuevo nacimiento a una herencia reservada en los cielos para ustedes.’ También, note las palabras, “mediante la resurrección de Jesucristo de entre los muertos.” La humanidad no fue creada y no ha nacido para ir al cielo donde tiene Dios su residencia. Para que algún humano pudiera llegar al cielo, se requeriría un nuevo nacimiento, un nacimiento espiritual, que ningún padre humano no puede dar, sino únicamente Dios el Padre celestial. Además, notamos que hasta ahora todos los fieles discípulos de Jesucristo han muerto como humanos. Ciertamente, entonces, para que estos cristianos muertos lleguen al cielo tienen que ser resucitados.

      4. A fin de que el hombre Jesucristo fuera al cielo, ¿qué tuvo que suceder, según lo explicó Pedro?

      4 Aun Jesucristo, a fin de volver al cielo del cual vino, tuvo que morir y ser resucitado de entre los muertos por el poder omnipotente de su Dios y Padre, Jehová. Respecto a esto de morir como humano y ser resucitado como persona espíritu, el apóstol Pedro declara lo siguiente: “Hasta Cristo murió una vez para siempre respecto a pecados, un justo por los injustos, para conducir a ustedes a Dios, habiendo sido muerto en la carne, pero hecho vivo en el espíritu. En esta condición también siguió su camino y predicó a los espíritus en prisión, . . . mediante la resurrección de Jesucristo. Él está a la diestra de Dios, porque siguió su camino al cielo; y ángeles y autoridades y poderes fueron sujetados a él.”—1 Ped. 3:18, 19, 21, 22; vea también la Biblia de Jerusalén.

      5. ¿Qué dice Pedro en cuanto a la razón por la que murió Cristo?

      5 Su muerte como humano perfecto y su resurrección como persona espíritu perfecta fue la manera en que él conseguiría entrar de nuevo en el cielo. Notemos lo que dice el apóstol Pedro en cuanto a la razón por la que murió Jesucristo. Pedro dice: “Cristo murió una vez para siempre respecto a pecados, un justo por los injustos, para conducir a ustedes a Dios.”—1 Ped. 3:18.

      6. (a) ¿Quiénes son los “injustos” mencionados allí, en contraste con el “justo”? (b) ¿Por qué pecados pudo morir ese “justo,” y por qué y con qué efecto?

      6 Jesucristo es el “justo” mencionado allí. ¿Quiénes, sin embargo, son los “injustos”? Nosotros, todos los que conseguimos nuestra vida del pecador Adán, nosotros somos los “injustos.” Al morir “una vez para siempre respecto a pecados,” Jesucristo no estaba muriendo por sus propios pecados; si hubiera sido así, entonces su muerte no habría sido de ningún beneficio para nosotros los humanos moribundos. Los pecados respecto a los cuales “murió una vez para siempre” son nuestros pecados, los pecados de toda la humanidad que heredó la pecaminosidad, la imperfección y la muerte de Adán, quien había sido sentenciado a muerte por Jehová Dios. Debido a que Jesús nació perfecto en la Tierra y permaneció “justo” hasta haber “sido muerto,” su muerte tuvo valor de sacrificio. Pudo conseguir algo para aquellos por quienes su vida fue sacrificada.

      7, 8. (a) ¿Qué más, además de unos “nuevos cielos,” se requiere para un justo nuevo orden? (b) ¿Qué ha estado experimentando la humanidad, llevando así su justo merecido, y cómo pudo Jesús asumir lo que otros merecían plenamente?

      7 Ah, entonces, esto nos revela otro secreto, y ésa es otra cosa que se requiere para que Jehová Dios funde un nuevo orden. No solo se necesitan para ello “nuevos cielos,” sino también una “nueva tierra” en la cual no haya pecado ni imperfección y por consiguiente ninguna condenación a la muerte. Pero, ¿cómo podría fundarse esa clase de “nueva tierra” justa?

      8 Los “injustos,” toda la humanidad que descendió del injusto Adán, estaban muriendo y han estado muriendo, llevando así su justo merecido. La ley de Dios es: “El salario que el pecado paga es muerte, mas el don que Dios da es vida eterna por Cristo Jesús nuestro Señor.” (Rom. 6:23) Pero Jesús, que nació perfecto, siguió siendo “justo” todo el tiempo a pesar de estar en medio de un mundo pecaminoso. Respecto a él el apóstol Pedro dice en la misma carta a los cristianos: “Él no cometió pecado, ni en su boca se halló engaño. Él mismo cargó con nuestros pecados en su propio cuerpo sobre el madero, para que acabásemos con los pecados.” (1 Ped. 2:22, 24) De modo que, siendo perfectamente “justo,” Jesús no merecía morir. Él murió a fin de asumir lo que otros merecían plenamente.

      9. ¿Por qué fueron los sacrificios hechos por humanos altruistas de beneficio limitado a aquellos por quienes sacrificaron su vida?

      9 En el transcurso de la historia humana muchas personas altruistas han sacrificado su vida por otros, pero estos otros por quienes se hizo ese sacrificio han muerto después y todavía están muertos. Estos otros individuos no han conseguido vida eterna de esa clase de sacrificios humanos. Fueron humanos imperfectos y moribundos los que murieron por ellos, y ellos mismos eran imperfectos y pecaminosos y permanecieron bajo la condenación de la muerte. La vida humana de éstos solo fue prolongada un poco más, y las muertes de sacrificio hechas a su favor no les garantizaron una resurrección de entre los muertos a la vida de nuevo en la Tierra. Además, ¿quién de aquellos individuos dispuestos a sacrificar su vida podría morir por todo el mundo de la humanidad, pasado y presente, a fin de mantener vivo a todo el mundo? No podrían hacerlo siquiera todos los ejércitos del mundo de muchachos soldados que mueren en el campo de batalla.

      10. ¿Por qué no puede dar ninguno de nosotros un rescate para que otra persona viva para siempre?

      10 Las criaturas humanas pecaminosas, que están condenadas a la muerte eterna por sus propios pecados, no pueden conseguir vida eterna en la Tierra para otras criaturas humanas pecaminosas. Es tal como dice el Salmo 49:7, 9: “Ninguno de ellos puede de manera alguna redimir siquiera a un hermano, ni dar a Dios un rescate por él; para que todavía viva para siempre y no vea el hoyo.”

      11, 12. (a) ¿Por cuántos pudo darse como rescate el hombre Cristo Jesús? (b) ¿Cómo es posible esto, según lo explicó Pablo en Romanos 5:12, 18, 19?

      11 Al contrario, acerca de Jesucristo está escrito: “Hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, un hombre, Cristo Jesús, que se dio a sí mismo como rescate correspondiente por todos.” (1 Tim. 2:5, 6) ¿Cómo es posible esto? Porque, cuando Adán pecó y fue condenado a la muerte por su pecado voluntarioso, toda su prole futura murió en él. Fue como escribió el apóstol Pablo:

      12 “Por medio de un solo hombre el pecado entró en el mundo y la muerte por medio del pecado, . . . por medio de una sola ofensa el resultado a toda clase de hombres fue la condenación, . . . por la desobediencia de un solo hombre muchos fueron constituidos pecadores.”—Rom. 5:12, 18, 19.

      13. (a) Cuando Adán violó su propia inocencia en Edén, ¿qué le acarreó a su prole futura, y a cuántos de ella? (b) A fin de rescatar a todos ellos, ¿qué tenía que pagarse?

      13 Puesto que la actividad de Dios es perfecta, Adán fue perfecto al tiempo de ser creado. Su esposa Eva, que fue tomada de él, al ser formada de una de sus costillas, fue igualmente perfecta. Ella fue, como dijo Adán, “hueso de mis huesos y carne de mi carne.” (Gén. 2:21-23) Al pecar Adán, perdió su perfección humana y fue sentenciado a la muerte. De él, el único hombre, toda la humanidad después de eso heredó el pecado y la muerte. Por consiguiente, para que toda la humanidad moribunda fuera rescatada se requería alguien que fuera lo correspondiente de Adán en su perfección humana. Se requería otro hombre perfecto que emprendiera la tarea de sufrir la muerte inocentemente a fin de levantar la muerte que Adán por su propia desobediencia le ha acarreado a toda su prole. Expresado de otra manera, se requería un “rescate correspondiente.” Sin embargo, ¿cómo habría de proveerse este “rescate correspondiente”? No podía proveerlo nadie de la prole condenada, imperfecta y pecaminosa de Adán.

      14. ¿Por qué no estuvo obligado Dios a proveer dicho rescate, pero al proveerlo qué podía efectuar también?

      14 Manifiestamente, solo el Dios Todopoderoso, Jehová, podría proveerlo de manera milagrosa. No estaba obligado a hacerlo. Según todas las reglas del la justicia no podía exigirse que lo hiciera. Pero, ¿estuvo dispuesto a hacerlo? Sí, verdaderamente estuvo dispuesto, porque “Dios es amor.” (1 Juan 4:8, 16) Su amor pudo hallar la manera de obrar en perfecta armonía con la justicia y así proveer el medio por el cual redimir a su creación humana mediante un rescate correspondiente. También, de esta manera, podría deshacer las inicuas obras de Satanás el Diablo y vindicarse como Creador y Gobernante Teocrático.—1 Juan 3:8.

      15. ¿A quién le ofreció Jehová la oportunidad de ser la Descendencia de la mujer de Génesis 3:15, y qué le ocasionaría esto a él?

      15 Allá en el Jardín de Edén, al tiempo que Dios estaba pronunciando juicio sobre los diversos individuos enlazados en la rebelión del hombre, Dios le dijo a la Serpiente que instigó esta rebelión: “Pondré enemistad entre ti y la mujer y entre tu descendencia y la descendencia de ella. Él te magullará en la cabeza y tú le magullarás en el talón.” (Gén. 3:15) En el cielo Dios le ofreció a su Hijo unigénito la oportunidad de llegar a ser aquella Descendencia de la mujer, y su Hijo aceptó la oferta. Lo hizo voluntariamente, aunque esto significaba que él tendría que ser magullado en el talón por la Serpiente.

      16. Al debido tiempo, ¿cómo hizo posible Dios que su Hijo unigénito llegara a ser el igual exacto de Adán en su inocencia edénica?

      16 Al debido tiempo, por medio de su espíritu santo, Jehová Dios trasladó la vida de su Hijo celestial a la matriz de la virgen María en Nazaret, Galilea. De esta manera el Hijo unigénito de Dios llegó a estar relacionado con Adán y con los descendientes de Adán por medio de esta madre humana María, pero su vida no vino de Adán, sino de Dios. A pesar de su nacimiento humano, siguió siendo el Hijo de Dios, y en armonía con las instrucciones que su Padre celestial le dio a María fue llamado Jesús, un nombre que significa “Jehová Es Salvación.” Dado que su vida perfecta originalmente procedió de Dios y fue trasladada del cielo al óvulo en la matriz de María, Jesús nació como Hijo perfecto e inmaculado, libre de la condenación de Dios a la muerte. (Luc. 1:31-35; 3:23-38) De allí en adelante, al resistir el pecado y las tentaciones de Satanás la Gran Serpiente, Jesús pudo crecer y llegar a ser un hombre perfecto con facultades de reproducción, siendo así el igual exacto de Adán cuando estuvo en su inocencia en el Jardín de Edén.

      17. ¿Cómo llegó a ser Cristo este Hijo Jesús?

      17 A fin de simbolizar la presentación de sí mismo para actuar como Descendencia de la “mujer” de Dios, Jesús se bautizó en agua. Entonces Dios lo ungió con espíritu santo y así Jesús llegó a ser el Cristo o ungido. Por eso se le llamó Jesucristo.—Luc. 3:21-23.

      EL RESCATADOR, EL PRINCIPAL DE LOS NUEVOS CIELOS

      18. ¿Por qué fue necesario que muriera el hombre Cristo Jesús, y en qué condición personal lo hizo?

      18 Jesús sabía que tenía que morir como hombre. De otra manera, no podía llegar a ser un sacrificio de rescate para toda la humanidad. Dijo a sus doce apóstoles: “El Hijo del hombre no vino para que se le sirviera, sino para servir y para dar su alma en rescate en cambio por muchos.” (Mat. 20:28) Con este fin tenía que morir inocente, el justo por los injustos. Tenía que sacrificar su vida humana para siempre y dejar que el valor de ella se aplicara a favor de toda la humanidad. Murió sin hijos, y nadie en la Tierra puede afirmar ser descendencia natural de Jesucristo. Él sacrificó su perfecta vida y paternidad humana como rescate correspondiente a favor de toda la humanidad.

      19. Para ser la Descendencia de la mujer de Génesis 3:15, ¿qué tenía que hacérsele? Por haber hecho ¿qué? aparentemente murió Jesús, pero realmente ¿por qué murió?

      19 Además, como Descendencia de la “mujer” de Dios, tenía que ser magullado en el talón por Satanás la Gran Serpiente, y esto significó una muerte violenta para Jesucristo. En vista de esto, Jesucristo se entregó a sus enemigos y acusadores falsos para ser muerto en un madero de ejecución como si hubiese sido un criminal blasfemo. Eso sucedió en Jerusalén, en el día de la Pascua del año 33 E.C. Sin embargo, Jesús realmente murió por predicar el reino de Dios, el reino mesiánico que servirá de “nuevos cielos” en el nuevo orden de Dios para la humanidad.—Juan 18:36.

      20. ¿Por qué entró en este arreglo el asunto de un galardón, y cuál fue ese galardón?

      20 Jesucristo hizo todo esto de su propio albedrío. Jehová Dios su Padre celestial no lo obligó a hacerlo; solo le presentó a su Hijo fiel el privilegio de hacerlo en apoyo de la soberanía universal de su Padre y en vindicación del nombre de su Padre. Pero el Padre no podía hacer arreglos para que su Hijo llevara a cabo todo este servicio y dejar que pasara injustamente por todo este sufrimiento sin dar al Hijo un galardón. Y por eso Dios puso un glorioso galardón ante su Hijo, el de ser el Rey Mesiánico en los “nuevos cielos.” Como tal magullaría a la Serpiente, Satanás el Diablo, en la cabeza, y también exterminaría a toda la descendencia de la Serpiente, los ángeles demonios, y así destruiría los viejos cielos de este orden de cosas actual.

      21. ¿Qué requirió esto que Dios hiciera tocante a Jesucristo muerto, y en mira de la presentación de qué valor a Dios?

      21 Todo esto requirió que primero el Dios Todopoderoso levantara a su Hijo inocente, justo, de entre los muertos, no como criatura humana de nuevo, sino como persona espíritu. Esto es lo que Dios hizo al tercer día de la muerte de su Hijo. En prueba de ello, el resucitado Jesucristo se apareció varias veces a sus discípulos el día de su resurrección y después de eso. Al cuadragésimo día ascendió de vuelta al cielo para presentar a Dios el valor de su sacrificio humano.

      22. Después de eso, ¿cuándo y cómo empezaron a experimentar los discípulos fieles de Cristo el “nuevo nacimiento”?

      22 Diez días después, en el día de fiesta judío del Pentecostés del año 33 E.C., Dios comenzó a derramar su espíritu santo sobre los discípulos fieles de su Hijo Jesús. De esta manera los verdaderos discípulos de Cristo, dedicados y bautizados, empezaron a experimentar el “nuevo nacimiento” a una herencia celestial incorruptible. (Hechos 1:1 a 2:36) Desde ese día en adelante Dios ha estado dando el “nuevo nacimiento” a los discípulos fieles a quienes Él escoge para que junto con su hijo Jesucristo formen los “nuevos cielos.”

      23. En vista de 1 Corintios 15:50, ¿qué sabían estos discípulos que tenía que sucederles?

      23 Ellos saben lo que escribió el apóstol Pablo: “Esto digo, hermanos, que carne y sangre no pueden heredar el reino de Dios, ni tampoco la corrupción hereda la incorrupción.” (1 Cor. 15:50) De modo que saben que tienen que morir y dejar para siempre la carne corruptible. Tienen que demostrar que son ‘fieles hasta la muerte,’ para poder recibir la “corona de la vida” en los “nuevos cielos.” En la resurrección después que se establece el reino de Dios son levantados como criaturas espíritus inmortales. En el caso de ellos llega a ser cierto lo que está escrito: “Se siembra cuerpo físico, se levanta cuerpo espiritual.”—Rev. 2:10; 1 Cor. 15:44.

      LA “NUEVA TIERRA”

      24. (a) Según lo que muestran estas cosas ¿qué tiene que venir primero tocante al nuevo orden? (b) El establecimiento de los “nuevos cielos,” y luego de la “nueva tierra,” requiere ¿qué en cuanto a los viejos “cielos” y la vieja “tierra”?

      24 De estas cosas maravillosas podemos discernir lo necesario que le fue a Dios proveer primero los “nuevos cielos,” para el nuevo orden que tiene prometido. Pero, ¿qué es esta “nueva tierra” que él crea? Bueno, tal como los “nuevos cielos” no significan nuevos planetas y estrellas en los cielos arriba de nosotros, así la “nueva tierra” no significa un nuevo y diferente planeta terrestre debajo de nuestros pies. El establecimiento de los “nuevos cielos” requiere la remoción de Satanás y sus ángeles demonios de su posición celestial de poder sobre la humanidad. El establecimiento de una “nueva tierra” requiere la remoción de la inicua sociedad humana actual que se opone al reino de Dios y que por lo tanto está sirviendo a Satanás el Diablo como gobernante invisible de este mundo, el “dios de este sistema de cosas.” En su lugar Dios producirá una nueva y justa sociedad humana en esta misma Tierra pero bajo Sus “nuevos cielos,” a saber, Jesucristo y sus discípulos que obtienen la resurrección espiritual.

      25. ¿Cómo está en marcha la fundación de la “nueva tierra,” y qué va a sucederle a la vieja “tierra”?

      25 ¡Ya está en marcha la formación de la “nueva tierra”! Aquellos de quienes se está componiendo este grupo formativo de cristianos dedicados y bautizados están separándose de los que optan por seguir siendo parte de la inicua sociedad humana alejada de Dios, el ‘mundo impío’ de la humanidad. La remoción de esta vieja “tierra” figurada significará su destrucción en una “tribulación grande,” en el futuro cercano, una tribulación que Jesucristo predijo y declaró que sería una catástrofe global sin igual en la historia mundial.

      26. ¿Solo por qué actos drásticos de Dios habrá liberación para la humanidad al nuevo orden de Dios?

      26 Tan extensa y devastadora será dicha

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