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  • Ministras fieles—una bendición para la sociedad del nuevo mundo
    La Atalaya 1964 | 15 de agosto
    • Ministras fieles—una bendición para la sociedad del nuevo mundo

      “La mujer que teme a Jehová es la que se procura alabanza.”—Pro. 31:30.

      1. ¿Qué cualidades señalan a la mujer que “se procura alabanza,” y cuáles son algunas maneras en que la presencia de ella en la congregación cristiana es provechosa?

      ¡QUE bendición es una mujer temerosa de Dios! Sea joven o de edad avanzada, soltera o casada, sea fuerte y con buena salud o débil en fuerza física, si es una mujer que teme a Jehová, una que le sirve a El leal y fielmente, entonces ella “se procura alabanza.” (Pro. 31:30) Si es casada, ¡qué bendición es la mujer temerosa de Dios para su esposo e hijos! Y, sea casada o soltera, ¡qué bendición es tal mujer para la congregación cristiana! Los testigos de Jehová verdaderamente están muy agradecidos de tener entre ellos ministras fieles. Su celo e integridad constante son una fuente de estímulo, y las congregaciones se enriquecen por sus cualidades femeninas de interés y comprensión benévolos, ya que todos trabajan juntos en unidad en hallar y atender las “ovejas.”

      2. ¿Por qué el encanto y la lindura no son los factores que determinan si una mujer es verdaderamente atractiva?

      2 Tales mujeres son verdaderamente hermosas a los ojos de Jehová y a los hombres temerosos de Dios. La belleza es atractiva, y la atracción ciertamente es una cualidad deseable. Verdaderamente, sería contranatural el que una mujer no quisiera ser atractiva a otros. El proverbio dice: “La mujer con encanto es la que se ase de la gloria.” (Pro. 11:16) Pero al mismo tiempo Proverbios 31:30 declara: “El encanto puede ser falso, y la lindura puede ser vana; pero la mujer que teme a Jehová es la que se procura alabanza.” La lindura y el encanto superficial sin el temor de Jehová verdaderamente serían vanos y falsos. De modo que éstos no son los factores que determinan si una mujer es verdaderamente atractiva. En realidad, una mujer pudiera ser muy hermosa de manera física y no obstante, para un hombre que tuviera discernimiento maduro, pudiera ser una mujer sumamente inatractiva. Debido a su disposición de ánimo, quizás por el hecho de ser mujer contenciosa, una esposa que en otro sentido es atractiva puede ahuyentar a su esposo con tanta seguridad como lo ahuyenta el agua que va cayendo de un techo que gotea en un tiempo de lluvia.—Pro. 27:15.

      MARCO TEOCRÁTICO DE LA MUJER

      3. ¿En qué marco teocrático de cosas ha colocado Jehová a la mujer?

      3 Cualquier cosa adquiere belleza adicional cuando se ve en su propio marco, porque encaja bien en éste. Fuera de ese marco pierde mucho de su belleza y verdaderamente puede llegar a ser solo simple o hasta fea. Igualmente Jehová ha preparado el marco correcto para la mujer en su arreglo teocrático de cosas. Bajo inspiración el apóstol escribió en 1 Corintios 11:3: “La cabeza de todo varón es el Cristo; a su vez la cabeza de la mujer es el varón; a su vez la cabeza del Cristo es Dios.”

      4. ¿Por qué ha arreglado Jehová jefatura en su organización, y es el asignar al hombre como cabeza de la mujer menospreciativo para ella?

      4 Esta declaración de principio de la Palabra de Dios que gobierna la relación del hombre y la mujer quizás les sea difícil de aceptar a algunos. Quienes abogan por la “emancipación de la mujer” quizás no estén de acuerdo, y quizás crean que el aceptarlo sería un paso retrógrado. Pero lo que el apóstol escribe no es con el propósito de ser menospreciativo para la mujer, así como el tener a Cristo como cabeza no es menospreciativo para el hombre. Y ciertamente Cristo mismo no siente descontento en tener a Jehová como su Cabeza. Por supuesto, el hombre no es Cristo, ni, en lo que toca a eso, Cristo es Dios. Al mismo tiempo, “Dios no es Dios de desorden, sino de paz,” y el orden requiere jefatura, que alguien asuma la responsabilidad de dirigir en las varias esferas de actividad donde hay más de una persona envuelta en un asunto.—1 Cor. 14:33.

      5. (a) Por eso, con respecto al arreglo de cosas de Jehová, ¿cómo puede estar contenta y feliz la mujer? (b) ¿Qué le resulta a la mujer que trata de competir con el hombre por la jefatura?

      5 En la relación del hombre y la mujer, Dios, habiendo creado primero al hombre, le asignó, junto con las responsabilidades concomitantes, la posición de cabeza de la familia, cabeza de su esposa. Esto se hizo con el propósito de que resultara en la bendición de la familia, en la paz y felicidad de todos sus miembros. La mujer casada que reconoce este hecho, y que tiene por esposo a un hombre que cumple su papel como cabeza cristiana, verdaderamente es muy bendita. Ella está en el marco que Dios arregló para ella, y ella tiene toda razón para estar contenta y feliz. La mujer sensata aprecia esto y está agradecida. La mujer que rechaza el marco que Jehová ha diseñado para ella y que se esfuerza por competir con el hombre como cabeza pierde su belleza como mujer. Ya no es “el [vaso] femenino.” (1 Ped. 3:7) Aunque lo declaró bruscamente, el sabio, no obstante, estaba hablando con verdad cuando dijo: “Como nariguera de oro en el hocico de un cerdo, así es la mujer que es bonita pero que se está apartando de la cordura.”—Pro. 11:22.

      6. ¿Cómo describe Pedro la atracción teocrática de la mujer casada?

      6 El reconocer la mujer el arreglo de Jehová y el conformarse felizmente a él son esenciales para su propio gozo y contentamiento y la hacen un haber sumamente valioso para la sociedad del nuevo mundo. El apóstol Pedro describe el valor y la atracción de las mujeres casadas en este marco teocrático con estas palabras: “De igual manera, ustedes, esposas, estén en sujeción a sus propios esposos, a fin de que, si algunos no son obedientes a la palabra, sean ganados sin una palabra por la conducta de sus esposas, por haber sido testigos oculares de su conducta casta junto con profundo respeto. Y que su adorno no sea el de trenzados externos de cabello y el de ponerse ornamentos de oro, ni el de usar prendas exteriores de vestir, sino que sea la persona secreta del corazón en la vestidura incorruptible del espíritu tranquilo y apacible, que es de gran valor a los ojos de Dios.”—1 Ped. 3:1-4.

      VESTIDURA ADECUADA PARA LA MINISTRA

      7. ¿Es incorrecto el que una mujer dé atención a su apariencia física, y no obstante a qué adorno debería darle la mayor atención?

      7 ¿Hemos de entender por estas palabras de Pedro que es incorrecto el que una mujer dé atención a su apariencia física? No, de ninguna manera. Pedro no está diciendo que el trenzarse el pelo y el ponerse ornamentos de oro son incorrectos en sí, así como no es incorrecto el usar una prenda exterior de vestir. En el día de Pedro y en tiempos más primitivos la costumbre común era que las mujeres tuvieran el pelo muy largo, y el trenzarlo no solo se hacía con el propósito de exhibir belleza sino que también era de valor práctico. Sin embargo, como en nuestro día, también en aquel entonces algunas mujeres pasaban mucho tiempo arreglándose el pelo, a menudo decorando su pelo con ornamentos de oro, hasta tal grado de que esto llegaba a ser una obsesión, y estaban más preocupadas con su apariencia exterior que con lo que eran verdaderamente adentro. Por eso, Pedro muestra dónde colocar el énfasis, en qué se debe estar interesado principalmente, a saber, en “la persona secreta del corazón en la vestidura incorruptible del espíritu tranquilo y apacible.”

      8. ¿Por qué debe usar la ministra buen juicio en la manera en que se viste?

      8 Al ir de casa en casa hablándole a la gente acerca de las buenas nuevas del reino de Dios, la ministra representa a Cristo, exactamente como el varón. Por eso, la ministra querrá usar buen sentido en el modo de vestir, teniendo presente la dignidad de su asignación, y nunca vistiéndose de alguna manera que hiciera que alguien tropezara por el mensaje que ella lleva. Debido a la manera pública en que ella lleva a cabo su ministerio, ella se encuentra muy ante la vista del público. Los observadores se inclinan a juzgar su mensaje según la apariencia exterior de ella.

      9. ¿Qué tendencia mundial evitará la ministra, y por qué?

      9 Aunque sea femenina con gusto en el vestir, la ministra evitará la tendencia del mundo de acentuar en demasía el sexo por medio del uso exagerado de maquillaje y estilos de vestidos que son sensuales y provocativos. Esto no solo impediría que la gente la tomara en serio como ministra cristiana, sino que es más probable que transmita una impresión completamente opuesta. (Isa. 3:16-23) Por eso, ella evita la tendencia del mundo de atribuirle mayor importancia a la seducción sexual como si ése fuese el único objetivo en la vida, y así no cae en la trampa de llegar a estar demasiado ansiosa en tales asuntos, o de exagerar tanto que su apariencia física distraiga en vez de ser decorosamente atractiva.

      10. ¿Qué otro extremo debe evitarse, y qué aconseja Pablo en cuanto al vestido en 1 Timoteo 2:9, l0?

      10 Al mismo tiempo no queremos que la atención de las personas se distraiga de nuestro mensaje debido a nuestra falta obvia de interés en nuestra apariencia personal. La Biblia no condena el uso de joyas ni ornamentos, ni de otras cosas que pudieran considerarse ayudas para la belleza, es decir, cuando éstos se usan de manera modesta y con buen juicio. (Gén. 24:22; Éxo. 35:22) La actitud correcta de preocupación la expresa el superintendente cristiano Pablo, que escribió: “Igualmente deseo que las mujeres se adornen en vestido bien arreglado, con modestia y buen juicio, no con estilos de cabellos trenzados y oro, o perlas, o traje muy costoso, sino de la manera que es propio de mujeres que profesan reverenciar a Dios, a saber, por medio de obras buenas.” (1 Tim. 2:9, 10) En cualquier país y sean cuales sean las costumbres locales de vestir, la modestia y la reverencia de ella a Dios ayudarán a la ministra a decidir cómo vestirse adecuadamente para cada ocasión y circunstancia.

      11. (a) ¿Qué identifica realmente a una mujer como sierva de Dios y verdaderamente atractiva? (b) ¿Qué significa tener un “espíritu tranquilo y apacible”?

      11 Pero lo que verdaderamente identifica a una mujer como sierva de Dios son sus buenas obras en el ministerio. El tener la “vestidura incorruptible del espíritu tranquilo y apacible” la señala como una mujer de belleza y atracción verdaderas. Es esta vestidura la que distingue a la mujer cristiana de otras mujeres. El tener “espíritu tranquilo y apacible” significa tener un genio calmado y apacible, manteniéndolo aun en tiempos de dificultad. Significa el estar contenta de mente, con un corazón libre de envidia, orgullo o malicia. Significa tener una disposición que prontamente se conforme a la voluntad de Jehová y coopere voluntaria y felizmente con consiervos en la sociedad del nuevo mundo. La mujer que tiene un corazón bueno y un espíritu apacible sigue siendo siempre una bendición para aquellos con quienes se asocia. Y, de más importancia, tiene el favor de Jehová, lo cual conduce a la vida sin fin en su nuevo orden de justicia.

      MUJERES FIELES DE TIEMPOS ANTIGUOS

      12. ¿De qué es Sara un ejemplo sobresaliente, y cómo fue bendecida?

      12 Remontándose a través del tiempo, el apóstol Pedro continúa: “Porque así, también, se adornaban en otros tiempos las mujeres santas que esperaban en Dios, sujetándose a sus propios esposos, como Sara obedecía a Abrahán, llamándolo ‘señor.’ Y ustedes han venido a ser hijas de ella, si es que siguen haciendo el bien y no temiendo a ninguna causa de terror.” (1 Ped. 3:5, 6) Considere la bendición que recibió la fiel Sara de parte de Jehová. Como esposa del patriarca fiel Abrahán llegó a ser la madre de Isaac, un hijo “que nació según la manera del espíritu,” y así llegó a ser una antepasada de Jesucristo. (Gál. 4:29) Hoy en día a las mujeres cristianas que manifiestan las mismas cualidades que Sara, especialmente en la cualidad que Pedro considera, la de sujeción como mujeres casadas con fidelidad y lealmente, se les menciona como “hijas” de Sara, así como a los que se adhieren a la fe de Abrahán se les llama “hijos” suyos.—Gál. 3:7.

      13. ¿Qué cualidades identificaron a Rebeca como una novia adecuada para Isaac?

      13 Y, ¿qué hay de aquella otra antepasada de Jesús, Rebeca, a la que se describe, cuando el siervo de Abrahán la encontró, como una joven que “era de apariencia muy atractiva”? Pero no era solo su apariencia exterior lo que era atractivo, ni era su encanto físico la cualidad esencial que le consiguió a Rebeca una bendición. Era porque ella demostró ser trabajadora asidua y modesta que el siervo de Abrahán pudo identificarla como la novia en perspectiva para Isaac.

      14. ¿A qué prueba se encaró Rebeca, requiriendo que ella demostrara estas cualidades?

      14 La prueba sencilla por la cual él decidió no tuvo nada que ver con la belleza física. “Lo que debe suceder es que a la joven que le diga yo: ‘Baja tu jarra de agua, por favor, para que beba,’ y que verdaderamente diga: ‘Bebe, y también daré de beber a tus camellos,’ ésta es la que debes asignar a tu siervo, a Isaac.” Y así fue exactamente como resultó. Cuando el siervo le pidió de beber a Rebeca, ella inmediatamente accedió con un respetuoso: “Bebe, mi señor,” y ofreció dar de beber a los camellos “hasta que terminen de beber.” Esta no era tarea pequeña, porque había diez camellos a los cuales darles de beber. Luego, más tarde, cuando el siervo de Abrahán dio a saber su misión, Rebeca aceptó voluntariamente el privilegio de llegar a ser la esposa de Isaac. Con razón, cuando Isaac finalmente conoció a Rebeca, “se enamoró de ella.”—Gén. 24:14-21, 58, 67.

      15. ¿Cómo contiene el relato de Isaac y Rebeca consejo oportuno para el joven que considera el matrimonio?

      15 Este relato bíblico también es oportuno por el consejo que entraña para los hombres cristianos que quizás estén considerando el matrimonio, en cuanto a qué deben buscar en su cónyuge. Rebeca era una muchacha hermosa, pero el siervo de Abrahán sabía que eso no bastaba. Se aseguró de que ella tuviera las cualidades correctas de corazón para llenar los requisitos de esposa para el hijo de su amo. Es prudente el joven si se asegura de que la muchacha con quien se va a casar tiene cualidades semejantes, y él tiene que ser lo suficientemente maduro para poder hacer tal decisión, si sus padres no deciden por él. Aunque en muchos países un joven está libre para escoger su propio cónyuge, una libertad que Isaac no ejerció en el caso de Rebeca, no obstante mostraría madurez de su parte el que estuviera dispuesto a escuchar consejo de personas de mayor edad, especialmente el de sus padres, si son cristianos maduros ellos mismos, aunque la decisión final puede ser la suya.

      16. (a) ¿De qué privilegio disfrutó Débora? (b) ¿Qué privilegios tuvo María, pero cómo da su registro una nota de precaución?

      16 Otras mujeres fieles de la antigüedad gozaron de privilegios especiales de servicio de parte de Jehová. Débora, por ejemplo, llegó a ser profetisa y tuvo la conmovedora oportunidad de trabajar con el juez Barac, el comandante de las fuerzas de Israel, que destruyó los ejércitos del rey Jabín de Canaán con la ayuda de Jehová, y libró a la nación de veinte años de opresión. (Jue. 4:1–5:31) María ciertamente gozó de muchos privilegios benditos de servicio en asociación con su hermano Moisés, al conducir él a la nación de Israel fuera de Egipto y a través del desierto. Entre otras cosas, ella también sirvió de profetisa y de directora de las mujeres cantantes. (Éxo. 15:20) Pero el ejemplo de ella da una nota de precaución. Cuando ella se salió de su asignación teocrática y habló contra el siervo de Dios, Moisés, fue herida de lepra. Lo asqueroso de esta enfermedad verdaderamente reflejó lo inatractivo que fue su modo de proceder a la vista de Jehová y de Moisés. Como consecuencia ella quedó excluida del campamento de Israel por determinado tiempo.—Núm. 12:1-16.

      17. ¿Qué buenas cualidades manifestó Dorcas? ¿cuáles Lidia? ¿Qué bendiciones recibieron ellas?

      17 Luego piense en algunas de las mujeres fieles que fueron bendecidas en el tiempo de Jesús y de la congregación cristiana primitiva. Piense en lo que le sucedió a la generosa Tabita, o Dorcas. Esta discípula de la ciudad de Jope era una costurera asidua que “abundaba en buenos hechos y en dones de misericordia.” Un día se enfermó y murió. Y, ¡qué bendición inesperada recibió—el ser levantada de entre los muertos por el apóstol Pedro! (Hech. 9:36-42) Luego estuvo Lidia de Tiatira, también una mujer trabajadora asidua, “vendedora de púrpura.” Su corazón fue sumamente receptivo a la predicación de las buenas nuevas por Pablo, y ella mostró hospitalidad elogiable al ofrecer albergue en su casa al apóstol y sus compañeros misioneros. Verdaderamente, Lucas se vio impulsado a escribir que “sencillamente nos obligó a aceptar.” Su hogar aparentemente fue usado más tarde como lugar de reuniones para los creyentes, y su nombre sigue viviendo en el registro bíblico como testimonio de sus buenas obras.—Hech. 16:14, 15, 40.

      18. ¿De qué fue Priscila un ejemplo excelente, y cómo mostró esto ella, resultando en qué privilegios de servicio?

      18 Priscila es otra mujer a la cual se menciona en varias ocasiones en las Escrituras Griegas Cristianas. Es interesante el hecho de que en los seis lugares en el registro donde aparece su nombre siempre se menciona en asociación con su esposo. Con él participó en extender hospitalidad a Pablo durante su visita a Corinto y sin duda logró mucho en edificar la nueva congregación allí. En por lo menos una ocasión esta pareja fiel ‘arriesgó su propio cuello’ para salvar a Pablo y así merecieron las gracias de todas las congregaciones. Con su esposo, Priscila viajó con Pablo a Éfeso y allí tuvo el privilegio de ayudar al influyente Apolos a llegar a un conocimiento exacto de la verdad, y su hogar llegó a ser el lugar de las reuniones locales para la congregación. Así ella es un excelente ejemplo para las mujeres de hoy en día que tienen el privilegio de estar casadas con hombres dedicados que quizás sean superintendentes de congregación, ministros viajeros o misioneros en una tierra extranjera. Su apoyo leal trae consigo gozosos privilegios de servicio.—Hech. 18:2, 18, 26; Rom. 16:3-5; 1 Cor. 16:19; 2 Tim. 4:19.

      19. ¿En qué dos ocasiones en el ministerio de Jesús obró María la hermana de Marta de una manera que resultó en bendición para ella?

      19 Cuando pensamos en mujeres fieles del tiempo de Jesús, ningún nombre se recuerda más prontamente que el de María de Betania, la hermana de Marta y de Lázaro. ¿Quién no se ha enterado de la ocasión en que Jesús visitó el hogar de Marta; y María, en vez de estar demasiado preocupada con las cosas materiales, “se sentó a los pies del Señor y se quedó escuchando su palabra”? Debido a esto, Jesús la elogió. En una ocasión posterior María ungió a Jesús con costoso aceite perfumado en el hogar de Simón el leproso. Cuando otros, incluyendo a Judas Iscariote, criticaron su acción, Jesús dijo: “Excelente hecho hizo ella para conmigo. . . . Ella hizo lo que pudo . . . En verdad les digo: Dondequiera que se prediquen las buenas nuevas en todo el mundo, lo que hizo esta mujer también se contará para memoria de ella.”—Luc. 10:38-42; Mar. 14:3-9; Juan 12:1-8.

      20. (a) ¿Hallamos mujeres semejantes en la sociedad del nuevo mundo hoy en día? (b) ¿Cuáles son algunos de los privilegios de servicio disponibles para ellas?

      20 Y, ¿qué hay de hoy en día? ¿Encontramos a mujeres como ésta sirviendo con la congregación cristiana moderna? ¿Mujeres como Sara, que dio ejemplo tan excelente de sujeción como mujer casada; mujeres como la atractiva y trabajadora asidua Rebeca, como la hospitalaria Lidia y la generosa Dorcas, como la leal y fiel Priscila y como María, que “hizo lo que pudo” en los intereses de la adoración verdadera? ¡Gracias sean dadas a Jehová, porque sí las tenemos! Y, ¡qué privilegios conmovedores están disponibles para tales mujeres fieles en este día! Junto con los varones creyentes participan de los mismos privilegios de dedicarse para efectuar la voluntad de Jehová, de ser bautizadas, de llegar a ser ministras de las buenas nuevas. Pueden conducir estudios bíblicos de casa con personas interesadas y participar en entrenar a sus propios hijos para que lleguen a ser ministros dedicados también. Pueden emprender el ministerio de tiempo cabal como precursoras, como precursoras especiales o hasta como misioneras en un país extranjero, o quizás entrar en el servicio de Betel.

      21. Por eso, ¿cómo pueden las mujeres dedicadas considerar sus oportunidades de servicio a Jehová?

      21 En vista de todo esto, ninguna mujer dedicada tiene que sentirse de alguna manera limitada por falta de oportunidades para servir a Jehová. Más bien, hay toda oportunidad para que las ministras ensanchen sus privilegios de servicio, y toda mujer dedicada querrá ‘hacer lo que pueda’ para adelantar a la madurez, para cumplir su papel entre el pueblo de Dios fielmente, y así ser de gran valor a la vista de Dios y conseguir la alabanza honorable de sus compañeros cristianos.

  • “Muchísimo que aprender”
    La Atalaya 1964 | 15 de agosto
    • “Muchísimo que aprender”

      ● Un joven testigo de Jehová de Oklahoma, EE. UU., relata: “Cuando empecé a asistir a las reuniones de los testigos de Jehová no apreciaba cabalmente la Escuela del Ministerio Teocrático. Me ocupaba en el debate y discursar en público en la escuela secundaria, así que el discursar en público no me era extraño. No obstante, la primera vez que me tocó discursar ante un grupo sobre la Palabra de Dios, me di cuenta de que tenía muchísimo que aprender. Descubrí que el discursar sobre temas bíblicos con sinceridad y convicción no es lo mismo que la elocución o el debate. A menudo confundía u ocultaba el punto que trataba de grabar en la mente del que me escuchaba. Las asignaciones regulares en el transcurso de cuatro años me han ayudado a vencer esto. Me doy cuenta de que tengo mucho en lo cual mejorar y comprendo que durante este sistema de cosas nunca podré decir: ‘No necesito la Escuela del Ministerio Teocrático.”

  • Los privilegios de la mujer cristiana
    La Atalaya 1964 | 15 de agosto
    • Los privilegios de la mujer cristiana

      1. ¿Qué clase de esposa querrá ser la mujer cristiana casada?

      LA DESCRIPCIÓN clásica de la esposa ideal se encuentra en la Biblia en el capítulo 31 de Proverbios. Pero en este mundo de hombres y mujeres imperfectos tal esposa es difícil de hallar. Por eso, el escritor de esta parte de las Escrituras inspiradas se vio impulsado a declarar: “¿Quién puede hallar una esposa capaz? Su valor es mucho mayor que el de los corales. En ella el corazón de su dueño ha depositado confianza, y no falta ninguna ganancia. Ella le ha recompensado con bien, y no mal, todos los días de su vida.” (Vs. 10-12) Esta es la clase de esposa que la mujer cristiana casada querrá ser, una esposa en quien su esposo tenga confianza completa, una esposa que sea una bendición para él mientras los dos vivan.

      2. ¿Cómo puede un hogar dar testimonio de la capacidad de la esposa?

      2 Hay muchas maneras prácticas en las cuales la mujer puede ser tal bendición para su esposo e hijos, y al efectuar estas maneras ella tiene mucho gozo y satisfacción. Un hogar que se mantiene limpio, nítido y ordenado por lo general es un testimonio del hecho de que allí vive una esposa capaz. Es un testimonio del hecho de que “ella está vigilando los sucesos de su casa, y no come el pan de la ociosidad.” Para la ministra fiel es parte del testimonio que da en su comunidad de ser una sierva dedicada de Jehová Dios.—Pro. 31:27.

      3. ¿Qué oportunidades hay para que la esposa muestre sus capacidades cuando su esposo también es un ministro dedicado de Jehová?

      3 Cuando su esposo también es un testigo dedicado de Jehová, la mujer cristiana verdaderamente tiene muchas oportunidades de mostrar sus aptitudes como esposa. Puede darle apoyo leal en su actividad ministerial, participando con él en la predicación de casa en casa, haciendo revisitas a las personas interesadas y conduciendo estudios bíblicos de casa. Además de estar afuera en el trabajo todo el día y participar en la actividad de predicación pública en otras ocasiones, el esposo también pudiera ser superintendente o auxiliar ministerial en la congregación, y esto exige más de su tiempo. Aunque es cierto que su primera obligación es para su familia, y él, de hecho, no podría servir correctamente si no atendiera esta obligación, el apoyo fiel y amoroso de su esposa efectúa mucho para ayudarle a atender con buen éxito sus responsabilidades. Ella puede hacer tan conveniente como sea posible el que él prepare sus diversas asignaciones, y ayudar a ahorrar tiempo precioso para él y para ella misma por medio de tener un buen horario en el hogar, teniendo las comidas a tiempo, estando lista para salir prontamente a las reuniones de congregación. Ella querrá cooperar con él en un programa edificativo de estudio de familia. A veces hasta un esposo dedicado necesita estímulo en relación con esto, y una esposa prudente y discreta puede proveer esto bondadosa y teocráticamente, así como Débora la esposa de Lapidot estimuló al juez Barac en la obra que Jehová le asignó hacer.—Jue. 4:8, 9.

      4. ¿Cómo, bajo la dirección de su esposo, puede la esposa cristiana ayudar a sus hijos a ir en el camino que le agrada a Jehová?

      4 Bajo la dirección de su esposo, la esposa cristiana puede efectuar mucho para educar a los hijos en el camino en que deben ir para agradar a Jehová. Ella debería ayudarles a cultivar un respeto saludable a su padre, jamás haciendo algo que socave su posición como cabeza de la familia. No solo mediante palabras, sino también mediante ejemplo, ella debe colocar a los hijos en los caminos de la conducta correcta. Sin duda ella tendrá más tiempo con los hijos que su esposo, y ella puede usar bien este tiempo para edificar el aprecio de los hijos a la verdad, a la organización de Jehová Dios, a las reuniones, a la predicación de las buenas nuevas, y para ayudarles a participar en las reuniones y en el ministerio al grado que puedan.—1 Tim. 5:10.

      5. (a) ¿Por qué clase de ambiente en el hogar trabaja la esposa cristiana, y por qué? (b) ¿Cómo siega ella un rico galardón en conexión con sus hijos? ¿con su esposo?

      5 La esposa cristiana puede efectuar mucho para crear un ambiente feliz y pacífico en el hogar. Ella aprecia que éste es el mejor clima para el crecimiento de sus hijos hacia la madurez mental y espiritual. Aunque ella siempre apoya la jefatura de su esposo, ella contribuye mucho a modo de ternura y comprensión para el bienestar del círculo de la familia. Ella es prudente y discreta en su modo de hablar, y “la ley de bondad amorosa está en su lengua.” Debido a esto ella siega un rico galardón al ver que sus hijos llegan a la edad de la responsabilidad individual y efectúan su propia dedicación personal para hacer la voluntad de Jehová. Sus hijos, apreciando el papel que ella ha desempeñado en esto, procederán a “pronunciarla feliz,” y su dueño marital también la alabará. Verdaderamente una buena esposa trae honor a su esposo en la comunidad, tanto como ministro cristiano como cabeza de su familia. “Su dueño es alguien conocido en las puertas, cuando se sienta con los hombres de mayor edad del país.”—Pro. 31:26, 28, 23.

      PRIVILEGIOS EN LA CONGREGACIÓN

      6. ¿Cómo son las ministras fieles una bendición para otros en la congregación, y de qué maneras pueden tales mujeres adelantar en la contribución que pueden hacer para dar adelanto a la obra del Reino?

      6 La mismísima presencia de mujeres cristianas fieles en la congregación, el trabajar junto con la congregación como ministras de las buenas nuevas, tiene un efecto edificante en todos los que se asocian con ella. Su regularidad en las reuniones y su apoyo a los arreglos de servicio en el campo a menudo bastan en sí para estimular a otros a actividad semejante, aunque quizás no estemos conscientes de ello. Pero a medida que una mujer dedicada mejora en la eficacia de su ministerio, ella puede asumir privilegios adicionales. Por ejemplo, ella puede satisfacer los requisitos para una asignación de entrenar a otras mujeres en la congregación sobre cómo predicar las buenas nuevas. Ella también puede esforzarse por mejorar su participación en las reuniones y así participar del privilegio de incitar a otros al amor y a las obras correctas. (Heb. 10:23-25) Y si ella puede ensanchar sus privilegios para incluir el servicio de precursor, entonces aun mayores gozos y bendiciones le aguardan.

      7. (a) En su asociación con la congregación, ¿qué querrá tener presente la mujer cristiana? (b) ¿Por qué toma en consideración Jehová la distinción de sexos en cuanto a los arreglos de congregación?

      7 Pero a todo tiempo la mujer cristiana querrá mantenerse dentro del marco de orden teocrático en el cual Jehová la ha colocado. Ella no querrá ser como María y hablar contra los hermanos o competir con ellos. Sino que en conducta y conversación siempre querrá dar apoyo edificante a la organización, incluyendo a los siervos locales. Jehová es el más grande Organizador. Él sabe cómo hacer que los individuos trabajen juntos en unidad para el gozo y la edificación de todos. Él conoce a las mujeres mucho mejor que cualquier hombre, porque él creó a la primera mujer y conoce las circunstancias que serán más conducentes a la felicidad de una mujer. Él sabe cómo ella puede servirle mejor para su alabanza. Es por estas razones que él toma en consideración la distinción de los sexos en cuanto a los arreglos de servicio en su organización.

      8. ¿Qué limitaciones había para las mujeres en la congregación del Israel carnal; no obstante, qué comenta Pablo acerca de los que están en unión con Cristo Jesús?

      8 En los días de la nación de Israel los privilegios de las mujeres en conexión con la adoración en el templo de Jehová eran muy limitados. Por ejemplo, ninguna mujer podía servir como sacerdote levita ni asumir deberes en conexión con el servicio del templo. Ninguna mujer había de sentarse en el trono como gobernante en Israel; la única mujer que lo hizo fue la usurpadora Atalia, que murió a causa de su presunción. (Núm. 3:1-10; 2 Rey. 11:1-20) Pero, en conexión con el Israel espiritual, el apóstol Pablo escribió, dirigiendo sus declaraciones igualmente a las mujeres dedicadas así como a los hombres dedicados: “Todos ustedes, de hecho, son hijos de Dios por medio de su fe en Cristo Jesús. No hay ni judío ni griego, no hay ni esclavo ni libre, no hay ni macho ni hembra; porque todos ustedes son una persona en unión con Cristo Jesús. Además, si pertenecen a Cristo, realmente son descendencia de Abrahán, herederos con respecto a una promesa.”—Gál. 3:26, 28, 29.

      9. (a) ¿Qué privilegios están disponibles para las mujeres cristianas en cuanto al Reino y el sacerdocio? (b) Como resultado de la operación del espíritu santo, ¿en qué actividad participan ahora las mujeres dedicadas?

      9 Esto quiso decir que las mujeres ahora podían participar con los hombres de la esperanza maravillosa de llegar a ser coherederos con Cristo Jesús en el reino celestial. Ahora algunas mujeres estaban en línea para llegar a ser reyes y sacerdotes y reinar con Cristo Jesús junto con el resto de los 144,000 asociados del Reino. Esto, sin embargo, no sería como mujeres, sino como gloriosas criaturas espíritus en los cielos. (Rom. 8:16, 17; Rev. 20:6; 14:1) Hasta este día, entre el resto de los 144,000, hay mujeres fieles en la sociedad del nuevo mundo que tienen esta magnífica esperanza. Han sido ungidas con el espíritu santo como miembros del cuerpo de Cristo, y, como tales, han llegado a ser “hijos de Dios” junto con miembros varones ungidos del resto. Así como hubo mujeres presentes cuando el espíritu santo fue derramado en el Pentecostés, de modo que ellas junto con los varones recibieron sus dones milagrosos, así hoy en día mujeres tanto como hombres participan de la repartición del espíritu santo que los guía y vigoriza en el servicio de Jehová, para que ellas también puedan declarar “las cosas magníficas de Dios.”—Joel 2:28, 29; Hech. 1:14; 2:1-11.

      LA CONDUCTA DE LA MUJER EN LA CONGREGACIÓN

      10. ¿Qué instrucciones en cuanto a la conducta de la mujer en la congregación se encuentran en 1 Timoteo 2:11-13 y 1 Corintios 14:33, 34?

      10 Aunque en los días de la congregación cristiana primitiva las mujeres que se dedicaban a Dios y se bautizaban también eran engendradas por espíritu santo como lo eran los hombres, todavía estaban en la carne, y por eso Jehová tomó esto en consideración e hizo que por medio de los apóstoles se dieran instrucciones para la manera correcta y teocrática en que habían de dirigirse las cosas. Por eso, en 1 Timoteo 2:11-13 leemos: “Que la mujer aprenda en silencio, con plena sumisión. No permito que la mujer enseñe, ni que ejerza autoridad sobre el varón, sino que esté en silencio. Porque Adán fue formado primero, luego Eva.” También, 1 Corintios 14:33, 34, dice: “Porque Dios no es Dios de desorden, sino de paz. Como en todas las congregaciones de los santos, las mujeres guarden silencio en las congregaciones, porque no se permite que ellas hablen, sino que estén en sujeción.”

      11. (a) ¿Por qué estas instrucciones no podrían significar que las mujeres nunca habrían de hablar en las reuniones de congregación? (b) Por eso, ¿qué significa para ellas el ‘guardar silencio en la congregación’?

      11 ¿Significa esto que una mujer nunca puede hablar en una reunión de la congregación? No, no puede significar eso. En aquel entonces tanto las mujeres como los hombres recibían los dones del espíritu, incluyendo los de hablar en lenguas y profetizar, y éstos requerían que ellas hablaran en la congregación. Por eso, ¿en qué sentido habían de ‘guardar silencio en las congregaciones’? Evidentemente en los casos en que el hablar sería mostrar una falta de sujeción. Por eso, no debería hallarse a una hermana debatiendo con los hermanos ni criticándolos públicamente, ya sea en una reunión o con otros miembros de la congregación en otras ocasiones, ni debería ella ejercer autoridad sobre los hermanos como maestra o instructora. Si una mujer tenía una pregunta acerca de lo que un miembro varón dijo en la congregación, entonces ella podía considerar esto con su esposo en casa.—1 Cor. 14:35.

      12. ¿Cómo, por ejemplo, pueden las mujeres participar en las sesiones de estudio y no obstante todavía retener su lugar teocrático?

      12 Pero esto no significa que ella tiene que permanecer callada totalmente. Por ejemplo, en las reuniones de congregación las mujeres dedicadas pueden dar comentarios sobre las preguntas que se hacen durante las sesiones de estudio y los repasos, y, al hacerlo así, lograr mucho para hacer las reuniones animadas y edificantes para todos los que asisten. Cuando un varón del auditorio ofrece un comentario incorrecto, durante el estudio de La Atalaya, por ejemplo, esto no requiere que una hermana, si se le pide en seguida que dé su comentario, convenga con el pensamiento incorrecto que se ha expresado. Pero tampoco por su comentario ni por su tono de voz debe ella criticar la respuesta del hermano. Discretamente ella puede citar de lo que La Atalaya misma dice sobre el punto, quizás empezando sus declaraciones con una expresión como ésta: “Es interesante observar cómo el párrafo de nuestro estudio comenta sobre esto . . .” Por supuesto, si hay otros hermanos maduros presentes, sería mejor que el conductor, al observar que un hermano ha dado una respuesta incorrecta, pidiera a éstos que clarificaran más el punto para provecho de todos, y así evitar cualquier bochorno posible.

      13. ¿Cuál es el deseo de todas las ministras fieles, y no obstante, qué preguntas surgen?

      13 Es el deseo de todas las ministras fieles de la sociedad del nuevo mundo el comportarse en armonía con el principio de Jehová de la jefatura teocrática. Verdaderamente, su apoyo leal en este asunto, tan opuesto al camino de muchas mujeres del mundo, es una bendición para la sociedad del nuevo mundo y contribuye en gran manera a la unidad y armonía maravillosas dentro de ella. Pero, de vez en cuando, surgen preguntas sobre este asunto de jefatura, tales como: ¿Exactamente cuándo se requiere que una hermana se cubra la cabeza? ¿Cuándo puede una mujer ofrecer oración cuando otros están presentes, y, si lo hace, tendría ella que cubrirse la cabeza siempre?

      PRINCIPIOS BÍBLICOS SOBRE CUBRIRSE LA CABEZA

      14. ¿En conexión con qué principio considera Pablo la cuestión de que la mujer se cubra la cabeza, y qué dice sobre esto en 1 Corintios 11:4-7?

      14 Las Escrituras muestran claramente que en ciertas ocasiones se exige de la mujer que se cubra la cabeza como señal de sujeción. Después de expresar el principio de jefatura en 1 Corintios 11:3, el apóstol pasa a aplicar el principio a la dirección de los asuntos en la congregación. Tenga presente que cuando se dio este consejo también se estaba considerando la reglamentación de los dones milagrosos del espíritu. Sin embargo, básicamente lo que se dice acerca de cubrirse la cabeza continúa aplicando a la congregación hoy en día. Observe, entonces, lo que sigue en 1 Corintios 11:4-7: “Todo varón que ora o profetiza con algo sobre la cabeza avergüenza al que es su cabeza; mas toda mujer que ora o profetiza con la cabeza descubierta avergüenza al que es su cabeza, porque es una y la misma cosa como si fuera mujer con la cabeza rapada. Porque si la mujer no se cubre, que también se trasquile; pero si le es vergonzoso a la mujer ser trasquilada o rapada, que se cubra. Porque el varón no debe tener cubierta la cabeza, puesto que es la imagen y gloria de Dios; pero la mujer es la gloria del varón.”

      15. (a) ¿Por qué no sería correcto el que el hombre se cubriera la cabeza mientras orara o presidiera en la congregación? (b) ¿Por qué, en las mismas circunstancias, debería cubrirse la cabeza la mujer? (c) ¿Por qué asemejó Pablo una mujer que orara sin cubrirse la cabeza en la congregación a una mujer que tuviera la cabeza trasquilada?

      15 Como imagen y gloria de Dios, el varón fue creado para obrar como representante de Dios para con su esposa y familia y él había de aceptar la responsabilidad de la jefatura que este arreglo le otorgaba. Además, en la congregación él también obraba como representante de Cristo, la cabeza de la congregación. Por eso, cuando oraba o presidía en una reunión de la congregación, no era correcto que usara una señal de sujeción sobre su cabeza como si fuera por respeto a otros que estuvieran presentes visiblemente. El hacerlo, por decirlo así, sería cubrirse su jefatura, y obrar como si ésta no fuera la asignación normal para él. En esto no obraría como representante correcto de Cristo a la congregación, y así deshonraría a su cabeza, Cristo. La mujer, por otra parte, había de cubrirse la cabeza cuando orara o profetizara en la congregación por respeto al principio teocrático de que ésta normalmente era la función del hombre, para no aparecer como si ella estuviera tratando de desempeñar el papel del hombre, de usurpar la posición del hombre. Esto sería deshonroso, no solo para los miembros varones de la congregación, sino también para su cabeza, su esposo, como si ella no pensara que hubiera necesidad de estar en sujeción a él tampoco. Por eso, Pablo arguye, si una mujer fuese a obrar de esa manera de una vez debería hacerlo de modo completo y hacer que su pelo le fuera cortado exactamente como el del hombre o como el de una esclava. Pero esto sería vergonzoso, ¿no es verdad? Ciertamente lo era en el día de Pablo, porque el que una mujer se rapara la cabeza, o se cortara el pelo corto, comúnmente era una señal de ser esclava, o peor, de ser una mujer atrapada en inmoralidad o adulterio y trasquilada como señal de oprobio público.

      16. ¿Qué principio se halla en cuestión en el asunto de cubrirse la cabeza, y en conexión con esto, qué indicación da la naturaleza misma?

      16 Era costumbre de las mujeres en los días de los cristianos primitivos el cubrirse la cabeza siempre que salían en público; pues a una mujer que no tuviera cubierta la cabeza en público se le consideraba como una mujer libertina y fácil, como una mujer que no reconocía la jefatura de su padre o de su esposo. Sin embargo, éste no era el punto en cuestión básico. Era asunto de reconocer el principio divino de la jefatura, y Pablo presenta en los versículos 13 al 15 el argumento de cómo la naturaleza misma indica esto: “Juzguen por ustedes mismos: ¿Es propio que la mujer ore a Dios con la cabeza descubierta? ¿No les enseña la naturaleza misma a ustedes que si el varón tiene cabello largo, es para él una deshonra; pero si la mujer tiene cabello largo, es para ella gloria? Porque se le da el cabello en lugar de mantilla.” Esto no quiere decir que su pelo largo fuera suficiente cubierta para la cabeza cuando oraba o profetizaba en la congregación; de otra manera el versículo seis no sería lógico. Más bien, en tales ocasiones su pelo largo le sería un recordatorio de que era necesario cubrirse la cabeza como señal de sujeción.

      17. La mujer humilde, ¿qué asignación reconoce que tiene?

      17 Ciertamente una mujer con la cabeza rapada no sería muy atractiva, ¿no es verdad? Igualmente, si una mujer no mostraba respeto al orden teocrático, tal como el profetizar sin cubrirse la cabeza en la congregación primitiva, sería sumamente inatractiva a Jehová y a los otros miembros de la congregación, debido a su falta de humildad. Una mujer fiel reconoce su asignación en el arreglo de Jehová. Como Pablo escribe en los versículos 8 al 10: “Porque el varón no procede de la mujer, sino la mujer del varón; y, más aún, el varón no fue creado por causa de la mujer, sino la mujer por causa del varón. Por eso la mujer debe tener una señal de autoridad sobre la cabeza debido a los ángeles.”

      18. ¿Qué tenía presente evidentemente Pablo al decir que la mujer “debe tener una señal de autoridad sobre la cabeza debido a los ángeles”?

      18 ¿Por qué “debido a los ángeles”? Esto no podría ser con el fin de mostrarles sujeción a ellos. En 1 Corintios 11:3, Pablo no menciona a ángeles como teniendo jefatura sobre las mujeres en la Tierra. A los ángeles no se les ha asignado para llevar la delantera en la congregación cristiana ni para predicar las buenas nuevas del Reino. Por eso no hay duda en cuanto a que la mujer tenga que cubrirse la cabeza por respeto a algún ángel a quien ella pudiera estar sustituyendo. Pero tanto los hombres como las mujeres dedicados son “un espectáculo teatral al mundo, tanto a los ángeles como a los hombres.” (1 Cor. 4:9) Por ejemplo, una mujer fiel puede poner un excelente ejemplo a los ángeles. Al conformarse lealmente al patrón teocrático de Jehová de sujeción a su cabeza marital y también al mostrar ella respeto a los miembros varones de la congregación, ella pone un ejemplo correcto a los ángeles en el cielo en su continua sujeción fiel a Jehová y a su Rey reinante, Jesucristo.

      19. ¿Qué aprecio de la relación del hombre y la mujer ilustra Pablo en 1 Corintios 11:11, 12, y qué mantendrá humildes tanto al hombre como a la mujer en el arreglo de Jehová?

      19 Sin embargo, para que el hombre no obtenga la impresión incorrecta de lo que él escribió, como si el hombre fuera la criatura importantísima y la mujer insignificante, Pablo pasa a decir, en los versículos 11 y 12 del capítulo 11 de 1 Corintios: “Además, en lo relacionado con el Señor ni es la mujer sin el varón ni el varón sin la mujer. Porque así como la mujer procede del varón, así también el varón es por medio de la mujer; pero todas las cosas proceden de Dios.” Sí, esto es lo que debe tenerse presente—que el arreglo de las cosas en cuanto a la jefatura, en cuanto a la relación del hombre y la mujer, en cuanto a la conducta y el orden en la congregación, procede de Dios y no del hombre. El tener este punto de vista nos mantiene equilibrados y humildes y apreciando las bendiciones de Jehová, ora que seamos hombres o mujeres.

      20. ¿Con qué propósito se considera ahora la cuestión de cubrirse la cabeza?

      20 Aparentemente había alguna disputa sobre esta cuestión del lugar de la mujer en la congregación en Corinto, y por eso el apóstol Pablo empleó tiempo en manifestar los principios para que todos entendieran, y luego concluyó: “No obstante, si algún hombre parece disputar en pro de otra costumbre, nosotros no tenemos otra, ni tampoco las congregaciones de Dios.” (1 Cor. 11:16) Aunque quizás éste no sea asunto de disputa entre los testigos de Jehová en estos días, no obstante parece bien en este tiempo el considerar el tema algo detalladamente en cuanto a su aplicación práctica para la congregación cristiana hoy en día. Por eso, en el siguiente número de La Atalaya, consideraremos algunas de las circunstancias en que pudiera surgir la cuestión de cubrirse la cabeza, para que las ministras fieles de la sociedad del nuevo mundo sepan cómo obrar correctamente en armonía con las Escrituras y con una buena conciencia cristiana.

  • La verdad no se compra con dinero
    La Atalaya 1964 | 15 de agosto
    • La verdad no se compra con dinero

      EN ISRAEL un judío se interesó en la obra de los testigos de Jehová, y el resultado fue la siguiente experiencia: “Un día, alguien tocó a mi puerta. El hombre que visitaba venía de parte de la oficina de los rabinos y me dijo que ésta se había enterado de que yo había cambiado de religión. El comité de rabinos se reunió para considerar el asunto, y dijo que ellos estaban dispuestos a ayudarme económicamente si volvía a la religión judía, porque ellos creían que yo me había convertido a otra religión por razones económicas. Le respondí diciéndole que hay algunas cosas que no se pueden comprar ni vender con dinero, y que la verdad de la Palabra de Dios, la Biblia, era una de ellas. Con la ayuda de los testigos de Jehová he hallado esta verdad. Entonces el representante de la oficina de los rabinos me preguntó: ‘¿Quién es Jehová?’ Yo le respondí: ‘¡Es vergonzoso que un judío no conozca el nombre de Jehová!’ Tomé una Biblia y le mostré los textos y la evidencia, y le pregunté si estaba de acuerdo con toda la evidencia. Comenzó a mascullar, obviamente abochornado: ‘Hace mucho que no tengo una Biblia en mis manos, así que no puedo usarla para contestarle.’ Entonces le dije: ‘Si usted no sabe cuál es el nombre de Dios y no conoce su Palabra escrita, la Biblia, ¿por qué y a quién ora usted en la sinagoga?’ El hombre no supo qué decir. Pero dijo: ‘¿Quiere que le diga un secreto? Yo no creo en nada. Solo continúo la tradición de mis antepasados. Lo principal es que tengo cierto trabajo en la oficina de los rabinos por el cual me pagan un salario.’ Después de testificarle, le di alguna literatura bíblica, y le dije que le diera las gracias a los rabinos por su oferta de ayuda económica, pero que yo no la necesitaba, ya que pongo mi confianza en el Dios viviente, Jehová.”

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