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La senda de la hospitalidadLa Atalaya 1957 | 15 de junio
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19 Pues, el extraño se diría a sí mismo: ‘¡Gran hospitalidad! Ellos son benignos conmigo cuando les hablo en la esquina de la calle o cuando vienen a mi puerta. Ahora que estoy aquí en medio de ellos ni siquiera saben que estoy aquí. Tal vez no quieran que yo esté aquí. Quizás no deba volver.’ Sí, eso puede suceder. Ha sucedido. Nunca deje que eso suceda en su congregación. Esté alerta para dar una buena recepción a los extraños. Si algunos hermanos son reservados ya de por sí, pueden allegarse fácilmente a los extraños usando preguntas como: “¿Qué le pareció el discurso?” o, “Nuestras reuniones son diferentes de las de otras organizaciones religiosas, ¿no es verdad?” Y, por supuesto, no hay por qué titubear acerca de hablar de lo obvio—el tiempo. Después de una visita al Salón del Reino, un extraño ya no debe ser un extraño, sino que debe ser recibido de manera cordial, como si fuera un hermano. “Recíbanse bien unos a otros, así como el Cristo también nos recibió bien.”—Rom. 15:7, NM.
20. ¿Qué significa ‘seguir la senda de la hospitalidad’?
20 Así que verdaderamente obraremos como mandó el apóstol: “Sigan la senda de la hospitalidad.” El ‘seguir’ la senda de la hospitalidad significa más que sólo tener el deseo de ser hospitalarios; significa serlo de costumbre, buscar la senda, estar siempre alerta para ejercer benignidad y valerse de toda oportunidad para derramar “aceite y vino” sobre las heridas espirituales de los extraños. Pero nunca piense que esta senda de hospitalidad que enriquece es algo que se reserva únicamente para los extraños. Pues es mediante nuestra benignidad y hospitalidad que también podemos mostrar evidencia convincente de nuestro amor fraternal. “Con referencia al amor fraternal, ustedes no necesitan que les estemos escribiendo, porque ustedes mismos son enseñados por Dios a amarse unos a otros; . . . Pero nosotros los exhortamos a ustedes, hermanos, a que lo sigan haciendo en medida más plena.” Mediante el seguir la senda de la hospitalidad para con nuestros hermanos, sí, por medio de compartir “con los santos según sus necesidades,” podemos mostrar nuestro amor “en medida más plena.”—Rom. 12:13; 1 Tes. 4:9, 10, NM.
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Un comentario apropiado sobre nuestros díasLa Atalaya 1957 | 15 de junio
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Un comentario apropiado sobre nuestros días
Al tiempo de morir en 1896 Alfredo B. Nóbel, científico sueco e inventor de la dinamita, dejó un fondo de $9,000,000 (dólares), y el interés de dicho fondo había de distribuirse anualmente a los hombres que habían hecho la mayor contribución al bien del género humano durante el año previo. Estos premios Nóbel se dan en los campos de la física, química, medicina y fisiología, literatura y paz. El 7 de noviembre de 1956 el Comité del premio Nóbel de paz anunció que no se había hallado a una persona digna del premio de la paz en 1955 o en 1956. El premio de 1955 de $36,720 pudo haberse conseguido como premio demorado en 1956; ya no puede concederse. El premio de 1956 de $38,634 puede conferirse durante el año venidero, pero al tiempo de hacerse el anuncio no se consideró digno del premio ningún logro en el campo de la paz.
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