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  • ¿Es éste un buen consejo?
    La Atalaya 1957 | 1 de marzo
    • los que están en la religión falsa? Y ¿se les aconsejaría a verdaderos cristianos que no busquen respuestas precisas a las preguntas que se les hayan hecho?

      LO QUE LA BIBLIA ACONSEJA

      Al contrario, el mismo apóstol Pedro les aconsejó a los cristianos estar “siempre listos para hacer una defensa ante todo aquel que les demande una razón de la esperanza que hay en ustedes.” La Biblia aconseja que se haga una búsqueda muy diligente para adquirir conocimiento: “Porque si clamares tras el entendimiento, y a la inteligencia levantares tu voz; si la buscares como a plata, y cavares por ella como por tesoros escondidos; entonces entenderás el temor de Jehová, y hallarás el conocimiento de Dios. Entonces conocerás la justicia y la equidad, la rectitud también y todo camino bueno. La discreción vigilará sobre ti, y la inteligencia te guardará: para librarte del camino del inicuo, de los hombres que hablan cosas perversas.”—1 Ped. 3:15, NM; Pro. 2:3-5, 9, 11, 12.

      “El corazón [mente, Norm. Rev.] del justo medita para dar respuesta,” dice la Biblia. Y si esta mente meditadora ha buscado las respuestas y tiene el conocimiento que da Dios no será confundida por hombres que hablan cosas perversas. El escuchar preguntas no le será a ella tan ‘profundamente perturbador’ que su dueño tenga que rehusar hablar con el que pregunta. Jesús es el dechado para los cristianos, y él no temió considerar la religión ni se perturbó profundamente por tales conversaciones. Él tenía la verdad; sus oponentes no la tenían. De modo que eran ellos los que estaban profundamente perturbados y quienes rehusaron hablar más: “Y nadie podía decir una palabra en respuesta a él, ni nadie se atrevió desde ese día en adelante a preguntarle algo más.”—Pro. 15:28; Mat. 22:46, NM.

      ¿Recomienda la Biblia “un aire fingido que encierre cortesía vana” al razonar uno con otros? Ella no recomienda que se finjan aires de clase alguna, porque eso es hipócrita. Y ella específicamente condenó los razonamientos vanos de algunos que pretendían conocer a Dios pero que usaban imágenes en la adoración: “Aunque conocieron a Dios, no lo glorificaron como Dios ni le dieron gracias, sino que se hicieron vanos en sus razonamientos y su corazón fatuo se obscureció. Aunque aseguraban que eran sabios, se hicieron insensatos y cambiaron la gloria del Dios incorruptible en algo parecido a la imagen del hombre corruptible y de aves y de cuadrúpedos y de reptiles.”—Rom. 1:21-23, NM.

      Pues bien, seguramente no puede haber objeción alguna al consejo de ofrecerle al testigo “una taza de té y un trozo de pastel,” ¿verdad? Ordinariamente ése sería un acto loable, la reacción a un impulso generoso emanante del corazón. Pero ¿es ése el espíritu que hay tras este consejo? ¿No es una reprensión planeada y premeditada, una afectación de santidad hacia un opositor, parte del aire fingido de cortesía vana? Hay una objeción bíblica a tal hospitalidad fingida: “No comas el pan de aquel que tiene ojo maligno, ni anheles sus viandas delicadas; porque según piensa en su alma, así es: Come y bebe, te dice; pero no está contigo su corazón. El buen bocado que has comido, lo vomitarás.”—Pro. 23:6-8.

      SÚPLICA DE ACTUAR CON JUSTICIA

      Al encontrarse con la cortesía vana y una solicitud de más prueba que se repita como si fuera dicha por un loro, el testigo de Jehová podría dar más prueba, leída de la propia Biblia del católico, y tal vez se prenda una chispa de interés. Pero si no se prende tal chispa el testigo experimentado pronto se dará cuenta de la falta de sinceridad de las peticiones de más prueba y hará bien en hacerle frente al problema con una súplica franca. El testigo de Jehová podría decir:

      “Sí, tengo más prueba, pero me parece que usted en realidad no la quiere. Usted escucha, pero parece que su mente usted la mantiene cerrada. Muchas veces la gente nos cierra la mente, y generalmente se debe a lo que algún amigo o pariente o clérigo ha dicho acerca de nosotros. A veces la gente nos cuenta lo que se ha dicho, otras veces sencillamente calla. No sé si tal es el caso aquí o no, pero si lo es, permítame decirle esto. Sea usted justo y déjeme oír las acusaciones. La Biblia dice que usted debiera hacerlo. La ley de Dios decía que en caso de que un hombre fuese acusado por otro deberían ser puestos cara a cara y los jueces deberían oír ambas partes. Se halla en Deuteronomio 19:17, 18 (NM): ‘Los dos hombres que tienen el litigio deben comparecer ante Jehová, ante los sacerdotes y los jueces que estarán en funciones en esos días. Y los jueces deben pesquisar cabalmente.’ Usted tiene que decidir en este caso, pero antes que lo haga, pesquise cabalmente. Oiga el lado mío. La Biblia dice que es un oprobio el que usted no lo haga: ‘El que responde palabra antes de oír, le es fatuidad y oprobio.’—Pro. 18:13, Val.

      “Es justo, nada más. Pero más que eso, no es sino cristiano el que usted lo haga. Si yo estoy equivocado y usted tiene razón, como cristiano usted debiera mostrarme en qué estoy equivocado. La Biblia dice en Proverbios 3:27: ‘No niegues el bien a quienes se les debe, estando en el poder de tu mano hacerlo.’ Si usted tiene la verdad, por favor no me la niegue. Si Dios le ha consolado a usted con la verdad, es para que usted pueda consolar a otros por medio de ella: ‘El Dios de todo consuelo, que nos consuela en toda nuestra tribulación, para que podamos consolar a los que están en cualquier clase de tribulación por medio del consuelo con que nosotros mismos estamos siendo consolados por Dios.’ (2 Cor. 1:3, 4, NM) Si usted tiene la verdad de Dios y yo no la tengo, consuéleme por medio de ella. Isaías 1:18 dice: ‘¡Venid pues, y arguyamos juntos, dice Jehová! ¡Aunque vuestros pecados fuesen como la grana, como la nieve serán emblanquecidos.’ Si mis pecados son como la grana, arguya conmigo y muéstreme mis errores para que yo pueda limpiarte y llegar a ser como la nieve a vista de Dios.

      “La Biblia dice que haga a otros lo que quiere que ellos le hagan a usted. Si usted no tuviese la verdad y otros la tuvieran, usted desearía que ellos se la dijeran. Si usted la tiene y yo no la tengo, cuéntemela, por favor. Haga conmigo lo que quiere que hagan con usted. Yo creo que tengo la verdad; vine para decírsela a usted. Si no la tengo, quiero tenerla. Pedro cambió de religión para llegar a ser cristiano. Yo cambiaré de la mía para llegar a ser uno, si se hace preciso. Ahora bien, yo he sido franco para con usted. ¿Quiere usted, por favor, ser franco conmigo y, en espíritu de justicia y amor cristiano, contarme sus objeciones para que yo pueda o contestárselas o ser ayudado?”

      Se cree que una súplica bíblica de esta clase llegará hasta el corazón de las personas que son como ovejas y disolverá cualesquier aires fingidos malaconsejados, hipócritas, de cortesía vana.

  • Observación marginal
    La Atalaya 1957 | 1 de marzo
    • Observación marginal

      La primera Biblia que se tradujo al inglés directamente de los idiomas originales fué la que Guillermo Tyndale hizo durante la primera parte del siglo dieciséis. La margen de la Biblia de Tyndale nos da una idea del estado de la religión en ese tiempo. En Éxodo 36:5, 6, donde Moisés prohibe que la gente traiga más ofrendas para la construcción del tabernáculo porque tenían más de lo que se necesitaba, el comentario marginal de Tyndale dice: “¿Cuándo dirá el papa ¡Hoo! [¡alto!] y prohibirá que se haga una ofrenda para la construcción de la Iglesia de San Pedro? ¿Y cuándo dirá nuestra espiritualidad ¡Hoo! y prohibirá el darles más terreno? Nunca hasta que lo tengan todo.”

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