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  • ¿Cómo ve usted a los ancianos?
    ¡Despertad! 1979 | 8 de noviembre
    • hasta con los abuelos? Sobre este asunto importante la Palabra de Dios dice lo siguiente:

      “Si alguna viuda tiene hijos o nietos, que éstos aprendan primero a practicar devoción piadosa en su propia casa y a seguir pagando la debida recompensa a sus padres y abuelos, porque esto es acepto a la vista de Dios.

      “Ciertamente si alguno no provee para los que son suyos, y especialmente para los que son miembros de su casa [como los padres o abuelos envejecidos], ha repudiado la fe y es peor que una persona sin fe.”—1 Tim. 5:4, 8.

      El decir que uno no debería aceptar la carga de los padres envejecidos realmente no tiene sentido. Los padres cuidaron de los hijos de muchas maneras. Por de 18 a 20 años, o más, dependieron de sus padres para alimento, alojamiento, ropa, educación, dinero y otras cosas. Esto incluyó el que se cuidara de ellos cuando eran bebés indefensos, así como cuando se enfermaron. ¿Por qué, pues, debería parecer incorrecto el que los hijos, al llegar a ser adultos, aceptaran la responsabilidad de cuidar de sus padres envejecidos?

      Por supuesto, quizás llegue el tiempo cuando ya no sea posible proveer personalmente el cuidado que la persona de edad avanzada necesita si ésta queda incapacitada. Pudiera ser que quizás se le dé mejor cuidado en un hospicio para ancianos que se especializa en esto. Si esto llega a ser necesario, se les debe visitar a menudo. Pasar los últimos años de la vida en un hospicio para ancianos no es algo agradable.

      ¿Continuará el hombre envejeciendo, tal vez quedando postrado en cama e incapaz de participar en las actividades de las cuales disfrutó, y será la muerte siempre el resultado final?

  • Cómo se recobrará la juventud
    ¡Despertad! 1979 | 8 de noviembre
    • Cómo se recobrará la juventud

      ES REVELADOR el hecho de que en realidad no queremos envejecer y morir. Mientras nos sea posible queremos adherirnos a la vitalidad que viene con la juventud.

      Este anhelo fundamental armoniza con otro hecho básico: No fuimos hechos para envejecer y morir. La vejez y la muerte no solo son indeseables, sino también anormales.

      Pero, ¿no es éste el modo en que Dios nos creó, es decir, para vivir por un período breve, y entonces envejecer y morir? ¿No hizo él arreglos para el proceso de envejecimiento, y la muerte subsiguiente, como el estado de cosas normal para los seres humanos?

      La respuesta que viene de la propia Palabra inspirada de Dios es: ¡NO! Los seres humanos no fueron creados para morir. No se les creó ni siquiera para envejecer en el sentido en que ahora experimentamos la vejez. La vejez y la muerte eran completamente ajenas a la familia humana cuando ésta comenzó.

      Sírvase leer el relato de la creación del hombre y la mujer por Dios, que se encuentra en los primeros tres capítulos de la Biblia en Génesis. En ninguna parte dice que los seres humanos fueran creados para envejecer y morir como si esto fuera una secuencia natural de la vida.

      En vez de eso la Biblia claramente revela que la vejez y la muerte fueron las consecuencias de quebrantar la ley de Dios, de rebelarse contra Dios. (Gén. 2:15-17; 3:1-5, 17-19) Si nuestros primeros padres hubieran continuado siendo obedientes a las leyes de Dios, si hubieran permanecido en sujeción a Él, todavía estarían vivos hoy.

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