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El Memorial de la muerte de Cristo y lo que significa para ustedLa Atalaya 1965 | 1 de marzo
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memorial de su muerte reemplazara la pascua judía en la vida de sus seguidores, todos los cuales en ese tiempo eran judíos, acostumbrados a celebrar la Pascua anualmente, y eso el 14 de nisán? De hecho, la historia de la iglesia primitiva registra que por algún tiempo muchos cristianos celebraban el Memorial de nuestro Señor el 14 de nisán.—1 Cor. 5:7, 8.
En armonía con lo susodicho los testigos cristianos de Jehová celebran el Memorial de la muerte de Cristo solo una vez al año, y eso el 14 de nisán, que este año comienza el 16 de abril, después de la puesta del Sol.
¿PARTICIPA USTED?
La pregunta: ¿Participa usted? quizás parezca extraña para algunos de nuestros lectores, ya que es una práctica común en muchas partes de la cristiandad el que todos los que asisten a la celebración de la “Cena del Señor” participen del pan y el vino. Sin embargo, las Escrituras no apoyan tal observancia indiscriminada de él. Cuando Jesús instituyó el Memorial lo hizo con sus once apóstoles fieles, a quienes continuó diciendo: “Yo hago un pacto con ustedes, así como mi Padre ha hecho un pacto conmigo, para un reino, para que coman y beban a mi mesa en mi reino, y se sienten sobre tronos.” Se desprende, por lo tanto, que solo si usted está en este pacto con Cristo para un reino puede participar de los emblemas en el Memorial de la muerte de Cristo. A los que están en este pacto Jesús los llamó un “rebaño pequeño,” lo cual son, comparativamente hablando, pues su número está limitado a solo 144,000.—Luc. 22:29, 30; 12:32; Rev. 7:4-8; 14:1, 3.
Los que se encuentran en este pacto para un reino son personas que se dedicaron a hacer la voluntad de Dios, fueron aceptadas por Jehová y luego fueron dadas a luz por Su espíritu para ser hijos espíritus de él, ‘nacidos otra vez,’ y hechos miembros del cuerpo simbólico de Cristo. Todos ellos pueden decir con el apóstol Pablo: “El espíritu mismo da testimonio con nuestro espíritu de que somos hijos de Dios. Pues, si somos hijos, también somos herederos: herederos por cierto de Dios, mas coherederos con Cristo, con tal que suframos juntamente para que también seamos glorificados juntamente.”—Rom. 8:16, 17.
Si usted se encuentra entre los que son elegibles para participar de los emblemas del Memorial de nuestro Señor, éste tiene un significado especial para usted, porque significa que usted está teniendo comunión con Jehová Dios y Jesucristo en una comida sacrificatoria, por decirlo así. (1 Cor. 10:20, 21) Le sirve a usted como recordatorio de su posición singular como hijo espiritual de Dios y como uno de los hermanos de Cristo. También le recuerda a usted el hecho de que tiene que ser fiel hasta la muerte, así como lo fue Jesús, y que de usted es la esperanza de la “corona de la vida,” inmortalidad, en los cielos, compartiendo un trono celestial con su cabeza, Jesucristo. También es para usted una ocasión de autoexamen, para asegurarse de que usted está participando con un aprecio de los emblemas, para que usted no coma ni beba condenación para usted mismo.—1 Cor. 11:27-34; Rev. 2:10.
SI USTED NO PARTICIPA
Hoy en día la inmensa mayoría de los que están presentes en la cena del Señor no participa de los emblemas. De hecho, en la celebración de 1964 del Memorial de nuestro Señor solo unos 11,953 participaron, aunque más de 1,809,476 personas estuvieron presentes; en promedio, solo uno de cada 151. Pero quizás usted pregunte: ¿Por qué debería yo asistir si no participo de los emblemas? ¿De qué valor es para mí el Memorial de nuestro Señor? ¡De mucho valor! Es para su interés espiritual el mostrar respeto al mandamiento de Jesús dado a los seguidores de sus pasos. Usted obtiene beneficio de estar presente en esta “mesa de Jehová” aunque usted quizás no sea un participante del simbólico sacrificio de comunión.
El estar usted presente en el Memorial pudiera ilustrarse por estar usted presente en el matrimonio de otro. Usted mismo no se casa, pero por amor y respeto a la pareja nupcial y a la invitación que han extendido, usted los honra con su presencia. Igual sucede con el Memorial de la muerte de Cristo; todos los que aman al Señor Jesucristo y su novia, los miembros de su cuerpo, querrán estar presentes. El repasar la victoria que Jehová obtuvo mediante el que Jesús retuviera integridad, y lo que la muerte de Cristo significará para todos los obedientes de la humanidad, así como el recordar el excelente ejemplo de fidelidad que Jesús puso, fortalecerá grandemente su fe y aprecio. Usted será espiritualmente vivificado por lo que vea y oiga.
Pero no cometa el error de concluir que todo lo que usted tiene que hacer es asistir al Memorial de la muerte de Cristo una vez al año. Aparentemente éste es un error fácil de hacer, porque ésa es la única ocasión en que se ve a muchos en un Salón del Reino de los testigos de Jehová. Ciertamente una comida de pavo con todos los aderezos no podría sustentarlo a usted físicamente durante todo un año, ¿no es verdad? Por eso, también, los cristianos necesitan reunirse regularmente para alimentarse espiritualmente, no solo cuando hay un banquete espiritual especial, como en el Memorial de la muerte de Cristo. Por eso los testigos cristianos de Jehová asisten a cinco reuniones cada semana. Ellos aprecian que “no de pan solamente debe vivir el hombre,” y que en vista de que se acerca rápidamente el día de Jehová, es más urgente que nunca el que no abandonen el reunirse.—Luc. 4:4; Heb. 10:24, 25.
Por supuesto, aun el asistir a todas estas reuniones regularmente no es la suma total de lo que se requiere de los cristianos. En tales reuniones usted adquiere conocimiento, usted recibe; pero el cristianismo consta de más que recibir, éste también requiere el dar. ¿No dijo Jesús: “Hay más felicidad en dar que la que hay en recibir”? Sí, por eso él mandó a sus seguidores: “Resplandezca la luz de ustedes delante de los hombres.” Más que eso, él predijo que “estas buenas nuevas del reino se predicarán en toda la tierra habitada para testimonio a todas las naciones.” Esta profecía, de hecho, es un mandato para que todos sus seguidores prediquen ese reino. Recuerde, también, que, mientras que “con el corazón se ejerce fe para justicia,” es “con la boca [que] se hace declaración pública para salvación.”—Hech. 20:35; Mat. 5:16; 24:14; Rom. 10:10.
El Memorial de la muerte de Cristo llama la atención a la gran victoria que Jehová Dios obtuvo sobre Satanás el Diablo y a lo que Jesucristo hizo a favor de usted. También pone de relieve el ejemplo que Cristo puso para sus seguidores. Por eso, sin falta asista a la celebración del Memorial de la muerte de Cristo en la noche del 16 de abril. Pero no deje que el asunto pare allí. Muestre su aprecio por medio de continuar asociándose con los que siguen el ejemplo de Cristo y participe con ellos en predicar “estas buenas nuevas del reino.”
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¿Dónde está la testificación?La Atalaya 1965 | 1 de marzo
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¿Dónde está la testificación?
La publicación Lutheran Witness del 17 de marzo de 1964, página 15, dice: “La investigación señala . . . que se necesitan 27 años para que el miembro de término medio de nuestro cuerpo eclesiástico traiga a otra persona a Cristo y a ser miembro de su Iglesia. . . . Durante 1962, según estadísticas oficiales, 1,741 de las 5,500 parroquias afiliadas al Sínodo de la Iglesia Luterana-Misurí no ganaron siquiera un adulto por confirmación o confesión de fe.”
Otras iglesias de la cristiandad, si hicieran la investigación necesaria, sin duda saldrían con una cifra similar o hasta mayor que la de los veintisiete años que se necesitan para que un miembro traiga a una nueva persona a su iglesia. Jesús indicó claramente que a los cristianos verdaderos se les conocería por su testificación regular e industriosa a gente de todas las naciones.—Mat. 24:14.
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