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Juzgando con justicia, sabiduría y misericordiaLa Atalaya 1977 | 1 de agosto
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Juzgando con justicia, sabiduría y misericordia
Se recomienda que el lector examine este artículo antes de estudiar los dos artículos que le siguen.
EL JUZGAR es algo en lo cual nosotros los seres humanos con frecuencia cometemos errores. Esto se debe fundamentalmente a nuestras imperfecciones. ¿Ha habido alguna vez alguien que juzgara mal los motivos de usted o lo condenara fundándose en información incorrecta? ¿Le pareció a usted que faltó misericordia en el trato? Por otra parte, ¿no ha juzgado usted mismo unilateralmente a veces por no haber considerado imparcialmente todos los hechos en un caso en que otras personas estuvieron envueltas? ¿Mostró usted, también, descuido al no ser misericordioso? La honradez nos obliga a admitir lo mucho que todos hemos fallado a este respecto.
Para que el juzgar se haga con justicia, sabiduría y misericordia, se tiene que observar una norma superior a toda norma determinada por seres humanos. Dios suministra esa norma. No solo debemos estar interesados en esa norma, sino en ser guiados por ella. ¿Por qué? Porque Jehová Dios, el “Juez de todos,” la usará cuando tengamos que estar de pie ante su tribunal. (Heb. 12:23; Rom. 14:10) ¿No deberíamos, por lo tanto, gobernarnos por lo que él dice que es correcto? Ese sería el proceder amoroso y sabio que deberíamos seguir. Solo se derivarán beneficios duraderos de las acciones o decisiones que tomemos, si en nosotros influye el punto de vista de Dios en cuanto a juzgar los asuntos.
¿Dónde se puede hallar hoy día el juzgar consistente según las justas normas de Dios? Se reconoce que todavía hay personas, en ramos oficiales y comunes de la actividad, que pueden rendir fallos imparciales. Sin embargo, hoy los que están familiarizados con la Palabra de Dios y los hechos están convencidos de que, en conjunto, este mundo no está gobernado por normas justas. Yace en el poder del inicuo; sí, es extraviado por él. (1 Juan 5:19; Rev. 12:9) Esto incluye a Babilonia la Grande, el imperio mundial de la religión falsa, un imperio descrito en la Biblia bajo el símbolo de una mujer inmunda. (Rev. 17:3-5; 18:2-4) El pueblo de Dios que ha salido de Babilonia la Grande está agradecido de ya no ser víctimas del juicio pervertido de ella sobre los asuntos de fe y moralidad. La confianza de ellos está en el arreglo que Jehová Dios ha restaurado dentro de la congregación cristiana verdadera donde fieles ancianos nombrados desempeñan funciones judiciales como se predijo en Isaías 1:26: “Y ciertamente traeré de vuelta otra vez jueces para ti como al principio, y consejeros para ti como al comienzo. Después de esto se te llamará Ciudad de Justicia, Pueblo Fiel.”
En la historia del pueblo antiguo de Dios, primero se nombraron jueces en gran escala poco después que Israel salió de Egipto en 1513 a. de la E.C. Moisés, al tratar de manejar todos los casos que requerían las decisiones del Dios verdadero según Sus leyes, estuvo en peligro de agotarse. Su suegro, Jetro, aconsejó que parte de la responsabilidad se distribuyera para que se pudiera dar mejor atención a la multitud que iba siendo conducida por el desierto. Se seleccionaron millares de hombres capacitados para ayudar a Moisés. Estos habrían de encargarse de problemas o cuestiones comunes que surgieran. Moisés continuaría llevando la responsabilidad primaria de familiarizar al pueblo con la ley y las disposiciones reglamentarias de Dios, y de darles a conocer la manera en que debían andar y la obra que debían hacer. Se recomendó un arreglo muy ordenado: “Pero tú mismo debes escoger de entre todo el pueblo hombres capaces, temerosos de Dios, hombres dignos de confianza, que odien la ganancia injusta; y tienes que establecer a éstos sobre ellos como jefes sobre millares, jefes sobre centenas, jefes sobre cincuentenas y jefes sobre decenas. Y ellos tienen que juzgar a la gente en toda ocasión apropiada; y tiene que suceder que toda causa grande te la traerán a ti, pero toda causa pequeña ellos mismos la manejarán como jueces. Así hazlo más ligero para ti, y ellos tienen que llevar la carga contigo. Si haces esta misma cosa, y Dios te ha mandado, entonces ciertamente podrás soportarlo y, además, todo este pueblo vendrá a su propio lugar en paz.”—Éxo. 18:13-23.
Más tarde, después que el pueblo se estableció en la tierra de Canaán, Jehová levantó jueces, no solo para escuchar casos que envolvieran violaciones de la ley, sino para librar a su pueblo de las manos de los opresores. (Jue. 2:18) Estos jueces fueron nombrados como caudillos y también ayudaban a la gente a conocer y aplicar la ley de Dios. Entre ellos estuvieron hombres como Gedeón, Barac, Sansón, Jefté y Samuel, que ejecutaron notables hazañas y también “efectuaron justicia,” según el registro que se halla en Hebreos 11:32, 33. Otros jueces del Israel de la antigüedad, que servían de hombres de mayor edad o ancianos en la comunidad, no solo se encargaban de casos jurídicos, sino que también participaban en deberes administrativos.—1 Cró. 26:29; 2 Cró. 19:4-7.
Hasta de los reyes de Israel se requería que leyeran el libro de la ley y aprendieran así a temer a Jehová y observar su palabra. (Deu. 17:19, 20) Se les instaba a juzgar los asuntos en armonía con ello, si querían prosperar y tener el favor de Dios.—2 Cró. 1:9-12.
ANCIANOS COMO JUECES HOY DÍA
¿Cuál es el arreglo que está en vigor para juzgar los asuntos entre el pueblo de Dios hoy día? Jehová ha levantado ancianos que están en posición de servir de jueces y consejeros. Estos hombres tienen que satisfacer los requisitos divinos que se exponen en 1 Timoteo 3:1-7 y Tito 1:5-9. Su responsabilidad no solo incluye encargarse de asuntos judiciales. También enseñan y aclaran lo que Dios requiere y estimulan el rendir servicio de toda alma a Dios y obedecer fielmente sus principios justos.—Col. 3:23; 1 Tes. 5:21; 1 Ped. 1:22.
¿Qué punto de vista tenemos de este arreglo según se encuentra en la congregación local con la cual nos asociamos? No queremos ser como algunos de la congregación corintia del primer siglo, que instigaban a los cristianos a pleitos de unos contra otros ante incrédulos. El apóstol Pablo censuró a éstos, diciendo: “Hablo para hacerles sentir vergüenza. ¿Es verdad que no hay entre ustedes ni un solo sabio que pueda juzgar entre sus hermanos, sino que hermano va con hermano a los tribunales, y eso ante los incrédulos?” (1 Cor. 6:5, 6) Al recurrir a los tribunales mundanos para resolver asuntos que pudieran haberse solucionado dentro de la congregación cristiana estaban sufriendo un revés o derrota espiritual. Ninguno de nosotros quiere verse avergonzado o sufrir pesar por no considerar apropiadamente el arreglo que existe para juzgar en armonía con los procedimientos bíblicos hoy día. Más bien, debemos sentirnos impelidos a expresar aprecio sincero por estas provisiones teocráticas. Al prestar atención al consejo y buen juicio que proviene de los que ‘nos hablan la palabra de Dios,’ demostramos nuestro deseo de trabajar en estrecha colaboración con la clase del “esclavo fiel y discreto,” en sujeción a Cristo.—Heb. 13:7, 17; Efe. 5:24; Mat. 24:45-47.
Ahora cuando se hacen manifiestos los juicios de Jehová, estamos aprendiendo a apreciar las elevadas normas en armonía con las cuales tenemos que vivir. Se nos está ayudando debidamente a decidir asuntos personales, así como de congregación, aunque todavía somos imperfectos. Se nos está acercando más a Jehová y se nos está suministrando un goce anticipado de su justo nuevo orden. En expectativa de ese tiempo glorioso, podemos decirle con confianza a Jehová: “Cuando hay juicios procedentes de ti para la tierra, justicia es lo que los habitantes de la tierra productiva ciertamente aprenderán.”—Isa. 26:9.
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Cualidades correctas necesarias para juzgarLa Atalaya 1977 | 1 de agosto
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Cualidades correctas necesarias para juzgar
“Al celebrar audiencia entre sus hermanos, tienen que juzgar con justicia entre un hombre y su hermano o su residente forastero.”—Deu. 1:16.
1. ¿Qué resalta en los requisitos para juzgar que Moisés expresó en Deuteronomio 1:16, 17?
EL JUZGAR asuntos que afectan la vida y relaciones de la gente es una responsabilidad seria. Dentro de la congregación cristiana, especialmente los ancianos deben examinar cómo están desempeñando esta responsabilidad. Al dar consejo o rendir fallos, una cosa es expresar una opinión; es un asunto bastante diferente el juzgar con justicia. Para observar la norma de Dios al juzgar, los ancianos deben tener presente lo que en su día Moisés mandó a los jueces: “Al celebrar audiencia entre sus hermanos, tienen que juzgar con justicia entre un hombre y su hermano o su residente forastero. No deben ser parciales en el juicio. Deben oír al pequeño lo mismo que al grande. No deben atemorizarse a causa de un hombre, porque el juicio pertenece a Dios.” (Deu. 1:16, 17) Sea que el caso envuelva a una persona aparentemente grande debido a sus recursos materiales, antecedentes educativos o logros importantes anotados a su crédito, o sea que envuelva a una persona de “pocos recursos” en estos respectos, los ancianos tienen que ser imparciales. Su mira debe ser hacer lo correcto, no a sus propios ojos, sino en armonía con la manera en que Dios ve los asuntos. (Pro. 21:2, 3) Así el juicio realmente pertenecerá a Jehová, como se expresa por medio de su Palabra y conducto terrestre.
2. ¿Por qué es esencial la sabiduría para juzgar, y en qué resulta?
2 Los ancianos no pueden decidir apropiadamente los asuntos fundándose en conocimiento limitado. Es necesario que obtengan el cuadro completo cuando escuchan un asunto. Para aislar puntos principales y ver cómo se desarrolló un problema o por qué se hizo algo, los ancianos tienen que hacer preguntas pertinentes y discretas. Los que estén envueltos en un caso deben cooperar con ellos suministrándoles todos los hechos más bien que una presentación parcial de lo que saben. Esto les permite a los ancianos relacionar las leyes bíblicas con las cuestiones que han surgido o las acusaciones que se están considerando. Salomón pidió sabiduría para cumplir con la responsabilidad que se le impuso. (1 Rey. 3:9, 12) Los ancianos, también, necesitan sabiduría celestial para hacer la aplicación apropiada de lo que dice la Palabra de Dios en cuanto a situaciones que se les pide que manejen. El resultado de esto es la producción de frutos de justicia dentro de la congregación.—Sant. 3:17, 18.
3, 4. (a) ¿De qué maneras deben imitar los ancianos a Jehová al mostrar misericordia? (b) ¿A quiénes más además de los malhechores se les debe mostrar misericordia de manera positiva?
3 Otra cualidad que tienen que ejercer los ancianos en asuntos de juicio es misericordia. (Sant. 2:13) Tienen que imitar a Jehová, acerca de quien el salmista escribió: “Como un padre muestra misericordia a sus hijos, Jehová ha mostrado misericordia a los que le temen.” (Sal. 103:13) Cuando Israel se descarrió, ¿cómo respondió Jehová a la actitud correcta de corazón que ellos desplegaron al buscar el favor de él? Expresó compasión, no solo de manera negativa en dirección a suavizar su juicio, sino de manera positiva en dirección a cubrir transgresiones. Su indignación fue momentánea en comparación con la duradera extensión de sus misericordias. (Isa. 54:7, 8) En cuanto a los que se hallaban en desventaja, el escritor inspirado alaba a Jehová diciendo que está “guardando a los residentes forasteros; al huérfano de padre y a la viuda él da alivio.”—Sal. 146:9.
4 De manera similar, los ancianos deben ser fuente de alivio, no solo para los malhechores arrepentidos, sino también para todos los que están en desventaja. En medio de nosotros hay enfermos, impedidos, ancianos, tímidos y azotados por la pobreza. (Sant. 1:27) De modo que los ancianos tienen que practicar misericordia, no solo por medio de ejercer restricción en asuntos judiciales en los casos en que se manifiesta arrepentimiento, sino por medio de expresar consideración bondadosa y compasión a favor de todos los necesitados, ya sea porque se hayan deslizado a alguna transgresión, a debilidad espiritual, o porque tengan desventajas físicas.
EJERCIENDO CUALIDADES PIADOSAS AL JUZGAR
5. (a) ¿Cómo afecta a las personas el encomio debido? (b) ¿Cómo pueden tratar los ancianos con las tendencias desfavorables, y por qué debemos interesarnos en moderación en todas las cosas?
5 En sus tratos cotidianos con los hermanos los ancianos deben buscar lo bueno en ellos, notar el progreso que logran y mostrarse prestos a dar encomio. Esto estimula el deseo de continuar progresando. En campos de gusto personal, no deben tratar de imponer en otros sus ideas personales. Donde no se echan a un lado los principios bíblicos ellos reconocen que hay lugar para diversidad de gusto y aversiones. Esto aplica en el campo de la diversión, en nuestros hábitos de comer y beber y en las costumbres de vestir y acicalamiento. Cuando se observen tendencias, en vez de contrarrestar algo que no sea deseable por medio de reglas rígidas, los ancianos que despliegan discernimiento deben ser constructivos, por medio de estimular lo que es deseable. Por supuesto, cuando algunos ya no son moderados, sino que exageran o empiezan a violar la Palabra de Dios, entonces es necesario decir o hacer algo para ayudarlos.—Rom. 14:19-23; Tito 2:2-5.
6. (a) Para tomar decisiones apropiadas en cuanto a indumentaria y acicalamiento, ¿qué principios bíblicos debemos considerar? (b) Teniendo presentes los puntos que se aclaran en los Proverbios inspirados, ¿a los ojos de quién debemos tratar de hallar favor, y cómo podemos lograrlo?
6 Considere, por ejemplo, el asunto de la indumentaria. Aunque La Atalaya ha comentado sobre este asunto de vez en cuando, a algunos se les hace difícil pesar los principios bíblicos implicados. O buscan manera de evadirlos, estirando desproporcionadamente una declaración a determinadas situaciones. El considerar preguntas básicas y razonar sobre los asuntos puede ajustar su modo de pensar. ¿Está nítida y limpia la ropa? ¿Está bien arreglada y es modesta, propia de los que reverencian a Dios? ¿Se recalca la indumentaria del espíritu tranquilo y apacible, o consigue la mayor parte de la atención la exageración en la apariencia física? (1 Tim. 2:9, 10; 1 Ped. 3:3-5) ¿Afectará con desagrado a otros lo que uno se ponga? ¿Detrae de la dignidad de la ocasión, especialmente si se está en un lugar de adoración? (2 Cor. 6:3, 4) ¿Qué responsabilidad tiene en esto el padre o esposo que actúa de cabeza de familia? (Col. 3:18-21) Si lo que uno se pone agita dudas o desprestigia a la congregación, ¿qué derrotero se recomienda en la Biblia? (1 Cor. 10:31-33) ¿Es uno lo suficientemente humilde como para subordinar sus propias preferencias de modo que no ofenda a conciencias sensibles? (Rom. 14:21) Al considerar cuestiones como ésas y los principios que están implicados en ellas, los ancianos pueden recalcar la Palabra de Dios más bien que permitir que se influya en ellos para llevarlos a dictar reglas. Animarán a hacer lo que es correcto a los ojos de Dios y ayudarán a los individuos a tomar una decisión que se base en la Biblia más bien que apoyarse en su propio entendimiento o dejarse dominar por los sentimientos.—Pro. 3:5-7; 12:15; 16:2.
7. (a) Si alguien comete transgresiones leves, ¿qué pudiera optar por hacer? (b) ¿Qué declaran las Escrituras al mostrar el único camino que hay para conseguir perdón?
7 A veces sucede que ciertos individuos yerran, cometen transgresiones leves. No es requisito el dirigirse a los ancianos tocante a toda ofensa leve para ‘volver a estar en buenas relaciones con Dios.’ ¿Qué se debe hacer, por ejemplo, si se ha usado habla menospreciativa contra alguien en un caso aislado? O quizás uno haya perdido la paciencia en cierta ocasión. Pudiera ser que hubiera habido una riña con un hermano y se hubiera producido un leve altercado que poco después se lamentó. Uno pudiera mencionar estos incidentes a un anciano, si quisiera hacer eso. Sin embargo, tenga presente que los ancianos no son ‘confesores’ a quienes se les tenga que abordar por toda leve infracción de algún principio. El anciano a quien se abordara por tales cosas se esforzaría por ser útil. Pero el que él aconsejara a uno no le rectificaría en sí mismo el asunto a uno. El perdón se consigue al ir directamente a Jehová en oración, confesar el mal, arrepentirse y entonces abandonar el proceder incorrecto.—1 Juan 1:9; Heb. 4:14-16.
8. Si uno se siente condenado en el corazón por haber cometido pecados, ¿cómo pueden ayudarlo los hombres de mayor edad, si los aborda?
8 Por otra parte, los hermanos que están perturbados espiritualmente por algún problema deben sentirse en libertad para abordar a los ancianos. Si se han cometido pecados graves, eso es evidencia de alguna debilidad que es necesario rectificar. Pudiera suceder que alguien llegara a tal punto que le pareciera que algo está actuando como estorbo para sus oraciones o que sus oraciones carecieran de eficacia; quizás se sintiera condenado en su corazón, y hubiera perdido confianza y franqueza de expresión. (1 Juan 5:14; 4:17, 18) En esos casos se insta a la persona a hablar con los ancianos, a confesar sus pecados y beneficiarse del consejo y las oraciones de ellos.—Sant. 5:14-16.
9. ¿Cómo se puede tratar bíblicamente con los que se convierten en una fuente de molestia?
9 Algunos casos exigen gran paciencia y restricción por parte de los ancianos. La imperfección se ha arraigado profundamente en la familia humana. Esto puede estar más pronunciado en las acciones de ciertas personas que dicen o hacen cosas que incomodan. Sin darse cuenta de ello, alguien pudiera convertirse en un “fastidio” al acudir repetidas veces a los ancianos para llevarles alguna queja crónica o hablarles de algún mal imaginario. Otros quizás critiquen en demasía a los ancianos y la manera en que hacen las cosas. ¿Cómo debe responder el anciano? Puede seguir el consejo de Pablo en 2 Timoteo 2:24, 25, tocante a “ser amable para con todos, capacitado para enseñar, manteniéndose reprimido bajo lo malo,” y también estar “instruyendo con apacibilidad a los que no están favorablemente dispuestos,” mientras se enfrenta a los asuntos y los corrige.
10. Cuando la ignorancia es un factor o alguien da un paso en falso en un momento de debilidad, ¿cómo pueden ejercer los ancianos sabiduría y misericordia?
10 No se muestra sabiduría cuando apresuradamente se imputan malos motivos a la gente. Hay males que se cometen en ignorancia. Cuando esto sucede, el que haya errado apreciará que se le muestre misericordia. Pablo, que cometió males en ignorancia antes de su conversión, agradeció la misericordia que se le extendió. (1 Tim. 1:12-15) Después que ciertos individuos llegan a ser siervos dedicados de Dios, ¿qué hay si dan un paso en falso antes de darse cuenta de ello? En esos casos los ancianos tienen la responsabilidad de aconsejar y esforzarse por reajustar misericordiosamente a esos individuos que han errado.—Gál. 6:1.
ATENDIENDO OFENSAS MÁS GRAVES
11. ¿Cuáles son algunas de las ofensas graves que pueden requerir una audiencia judicial, y cómo vienen a la atención de los ancianos por lo general?
11 Es necesario que los ancianos atiendan los casos de grave mal proceder para determinar qué se necesita para preservar la salud espiritual de todos. Entre éstos estarían pecados que el apóstol Pablo menciona en 1 Corintios 6:9, 10 y Gálatas 5:19-21, y que fueran cometidos por alguien después de haberse bautizado. Es posible que la persona que haya cometido una grave violación de la ley de Dios se presente para confesar su pecado. O puede suceder que se presente una acusación de índole grave contra algún miembro de la congregación. En tales casos, los ancianos que sirvan en capacidad judicial tienen que pesar cuidadosamente los asuntos, pues saben que ciertos factores pueden distinguir una situación de otra. En vez de acudir a reglas rígidas como guía, tienen que pensar en términos de principios y juzgar cada caso según sus propias circunstancias.
12. Al juzgar un asunto con justicia, ¿cuáles son algunas de las cosas que hace un comité judicial?
12 Porque sabe lo que las normas justas de Dios exigen, el comité judicial está obligado a conseguir todos los datos antes de rendir un fallo. (Pro. 18:13) Si el malhechor, o el acusado, no confiesa francamente una ofensa grave, entonces hay que escuchar a testigos para determinar si un asunto es cierto o no. (Deu. 19:15; 1 Tim. 5:19) Los ancianos también examinan las circunstancias que rodean el caso. ¿Se hizo caso omiso de consejo que se hubiera dado anteriormente? ¿Indica la evidencia que el acto haya sido intencionado o que haya una práctica de pecado envuelta en el caso? Estos factores afectan el modo en que se maneja el asunto. Al considerar con oración todos los hechos y circunstancias y deliberar sobre la ley de Dios, por lo general los ancianos pueden tomar una decisión firme.
13. (a) ¿A qué objetivo deben dirigirse los esfuerzos de un comité judicial, y cómo indica Mateo 18:17 que la respuesta del malhechor tiene relación con el resultado en su caso? (b) ¿Qué hace que a veces sea necesaria la acción de expulsar?
13 Aunque el malhechor sea culpable de una ofensa grave, los ancianos se dan cuenta de que su mira es ayudar en todo caso posible al que ha caído en un proceder incorrecto. Si él ‘les escucha’ y muestra arrepentimiento verdadero, esto puede resultar en que sea ‘ganado’ como hermano y así se le exima de ser expulsado. (Mat. 18:15-17) De otra manera, no pueden continuar tratándolo con misericordia, porque esto mostraría que se habría hecho caso omiso de la norma de justicia y santidad de Dios. Si se le permitiese a tal malhechor no arrepentido permanecer entre el pueblo de Dios, sería una mala influencia en el espíritu de la congregación. (1 Cor. 5:3-6) En tales casos la acción de expulsar quita el vituperio y mantiene la pureza de la congregación cristiana.
14. ¿Por qué es el consultar a veces con otros ancianos capacitados un derrotero que muestra sabiduría, según lo apoya Proverbios 13:10?
14 Sin embargo, pudiera haber ocasiones en que hubiera que clarificar aspectos de cierto caso. En vez de tomar apresuradamente una determinación, ¿qué se puede hacer para que haya seguridad de rendir una decisión justa? El consultar con otros ancianos de congregación capacitados puede servir de ayuda para llegar a una conclusión sana, especialmente si los ancianos que abordan el problema tienen menos experiencia. (Pro. 13:10) Si todavía no se puede resolver el asunto, a otros ancianos experimentados que estén en esa zona o al superintendente viajante, si está de visita, se les puede pedir que ayuden con sus observaciones. Es posible que ellos hayan abordado un problema similar y puedan contribuir consejo valioso.
15. ¿A qué se debe que personas que en otro tiempo estuvieron expulsadas ahora hayan sido aceptadas entre el pueblo de Jehová, en armonía con los textos que se citan en este párrafo?
15 Muchos de los que en un tiempo habían estado bajo expulsión han vuelto ahora a ser aceptados entre el pueblo de Jehová. Se les mostró misericordia como a personas que habían cometido error pero que se habían arrepentido, y ellos enderezaron su vida y volvieron a Jehová. (Isa. 55:7) Se ha hecho patente la bendición de Dios en el caso de los que aceptaron la acción de Jehová con corazón humillado. Otros que están en condición de expulsados debido a la acción judicial de la congregación probablemente hayan recobrado el juicio ahora, y anhelen regresar a Jehová.—Luc. 15:17, 18.
16. ¿Qué busca un comité judicial cuando personas expulsadas buscan el restablecimiento, teniendo presentes qué preguntas?
16 Al escuchar súplicas de restablecimiento, es necesario que los ancianos desplieguen equilibrio. No se trata simplemente de aceptar de regreso a una persona sencillamente porque ella lo solicita. Debe haber una base bíblica para restaurar a la persona que se hubiera ido por mal camino y le hubiera acarreado vituperio al nombre de Jehová y a la congregación. Por eso, antes de tomar decisión alguna los ancianos tienen que determinar si el malhechor está verdaderamente arrepentido. ¿Ha producido obras que sean propias del arrepentimiento? (Hech. 26:20) Es obvio que esto significa más que palabras. Tiene que haber hechos como prueba. ¿Cómo se ha estado comportando el individuo? ¿Por cuánto tiempo? ¿Qué muestra su actitud de corazón? ¿Ha estado estudiando diligentemente la Palabra de Dios y esforzándose por aplicarla para corregir su modo de vivir? (Jer. 10:23, 24) ¿Realmente comprende que el mal que cometió fue contra Jehová? ¿Ha efectuado cambios apreciables en mejora, que muestren que lo ha movido un dolor relacionado con la devoción y no solo un pesar porque su maldad quedó al descubierto? Estas son preguntas que los ancianos tienen presentes cuando hablan con una persona en tal situación. Entonces están en mucho mejor posición para decidir si hay base para el restablecimiento en el tiempo en que se trata el asunto, o si no.
17. (a) ¿Cómo pueden obrar los ancianos para juzgar de manera justa, sabia y misericordiosa? (b) ¿Con qué provecho para ellos mismos?
17 Es posible que en algunos casos haya habido cierta cantidad de testimonio incompatible envuelta cuando se escucharon originalmente acusaciones contra cierta persona. Los ancianos se guardarán de exagerar en el asunto por medio de tratar de exigir una admisión punto por punto de pecados que quizás no se hayan demostrado tan claramente. Consideren el modelo general, si la persona está arrepentida del mal proceder del que realmente fue culpable y para el cual existió evidencia indisputable. En casos en que hayan estado envueltas transacciones comerciales o todavía haya deudas considerables, quizás no sea necesario insistir en la restitución como base previa para el restablecimiento en todo caso, como, por ejemplo, en casos en que hubiera estado envuelto algún grado de fraude. Los ancianos, sin embargo, si todos están de acuerdo, pueden ayudar a determinar lo que sea razonable para que se efectúe un arreglo. Hay que equilibrar sabiamente la misericordia con el buen juicio y un sentido de justicia. (Sant. 2:13) Así, los ancianos pueden esperar que se les extienda misericordia a ellos si se les juzga en algún tiempo futuro.
BENEFICIÁNDOSE AHORA Y EN EL FUTURO
18. ¿Qué podemos hacer todos al observar la norma de justicia de Dios, y cómo nos beneficiará esto ahora y en el futuro?
18 Todos nosotros tenemos buenas razones para estar agradecidos por el arreglo que Jehová ha restaurado entre su pueblo en estos últimos días. A los ancianos, como jueces y consejeros, se les asigna la responsabilidad de ayudarnos a amoldarnos a la norma divina de justicia. Nosotros, en cambio, tenemos la obligación de mostrar respeto apropiado a los que juzgan con cualidades piadosas. ¿Cuál es la mejor manera en que podemos hacer eso? Por medio de responder prontamente al consejo bíblico y someternos de buena gana al orden teocrático. (Heb. 13:17) Esto contribuye a nuestra protección y bienestar espirituales ahora, en medio de un mundo desaforado. Demuestra, también, nuestro sincero deseo de cumplir con lo que Dios requiere a medida que buscamos la aprobación divina y nos preparamos para la vida en el Nuevo Orden.
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Ancianos de congregación... ¡‘presidan excelentemente’!La Atalaya 1977 | 1 de agosto
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Ancianos de congregación... ¡‘presidan excelentemente’!
“Que los ancianos que presidan excelentemente sean tenidos por dignos de doble honra.”—1 Tim. 5:17.
1. A la luz de Proverbios 11:14, ¿qué valor tiene el que haya ancianos que presidan entre el pueblo de Dios?
LA GENTE que se reúne con algún propósito o para efectuar trabajo noble por lo general hace que alguien presida en sus asuntos. Cuando esto se hace excelentemente, se les puede dar dirección apropiada, lo cual resulta en progreso y en que se efectúen las cosas. De otra manera, tropiezan y caen. Proverbios 11:14 lo expresa de esta manera: “Cuando no hay dirección diestra, el pueblo cae; pero hay salvación en la multitud de consejeros.” Como pueblo organizado con un propósito y trabajo divinos, los testigos de Jehová aprecian el recibir dirección y consejo de ancianos fieles que los presiden.
2. ¿Qué preguntas surgen en cuanto a quién preside en una congregación, y cómo clarifica el asunto 1 Timoteo 5:17?
2 Hay ahora más de 40.000 congregaciones de los testigos de Jehová en todo el mundo. Aunque cada congregación tiene un “superintendente presidente” nombrado, ¿tiene él la prerrogativa absoluta de presidir? ¿Qué hay de los otros ancianos que componen el cuerpo de hombres de mayor edad o cuerpo de ancianos? Todos ellos deben reconocer lo que la Palabra de Dios les manda en 1 Timoteo 5:17: “Que los ancianos que presiden excelentemente sean tenidos por dignos de doble honra, especialmente los que trabajan duro en hablar y enseñar.” Cuando una congregación tiene varios ancianos nombrados, cada uno tiene parte en presidir en sus diversas actividades.
3. ¿En qué respectos difiere un anciano que preside en una congregación de un padre que preside en su casa?
3 ¿En qué sentido, sin embargo, “presiden excelentemente” los ancianos? No con la misma autoridad con que los padres presiden en su casa. A veces a los cabezas de familia se les pide que tomen decisiones finales sobre diversos asuntos que afectan y gobiernan a sus esposas e hijos. Sin embargo, individualmente los ancianos no ejercen tal autoridad. No ejercen jefatura de cabeza, ni individualmente ni como cuerpo, sobre la congregación. La posición de jefatura de cabeza en lo que toca a la congregación pertenece a Jesucristo. (Col. 1:18) También se hace referencia a él en 1 Corintios 11:3 como la “cabeza de todo varón,” mientras que “la cabeza de la mujer es el varón.” De modo que hay una diferencia entre presidir en una congregación del pueblo de Dios y ejercer jefatura de cabeza dentro de la familia.
4. Tomando en cuenta sus responsabilidades bíblicas, ¿por qué es apropiado que los ancianos ‘presidan’ en una congregación?
4 La palabra griega para “presidir” significa más que presidir una reunión. “Presidir” literalmente significa “estar de pie ante,” por lo tanto, guiar, conducir, dirigir, atender a otros. ¡Cuán apropiadamente aplica esto a los ancianos a quienes consideramos como los “que llevan la delantera” entre nosotros al conducir y enseñar en nuestras reuniones y dirigir nuestra actividad de servicio (Heb. 13:7, 17); pastorear o atender nuestro bienestar espiritual (1 Ped. 5:2, 3); y protegernos de todo lo que pudiera poner en peligro nuestra relación con la congregación y, ante todo, con Jehová Dios! (Juan 10:11-15) En todo esto ellos se esfuerzan por seguir el consejo y ejemplo del “pastor excelente,” Jesucristo.
ACTITUD PARA CON EL PRESIDIR EN LAS REUNIONES
5. ¿Cómo debe afectar la exhortación de Pablo en Romanos 12:8 la actitud del anciano para con el presidir?
5 ¿Qué actitud debe cultivar cada anciano a fin de cumplir apropiadamente con su responsabilidad? En Romanos 12:8 Pablo exhorta: “El que preside, hágalo con verdadera solicitud,” a fin de instruir, iluminar, estimular o ayudar a sus hermanos. El anciano muestra interés en cuanto a la manera en que desempeña esos deberes y hace bien en preguntarse: ‘¿Qué puedo hacer para presidir solícita y excelentemente?’
6. (a) Para mostrar que preside “con verdadera solicitud,” ¿qué tiene que hacer el superintendente de la Escuela Teocrática? (b) ¿Qué beneficios reciben los estudiantes individualmente?
6 El ser “solícito” significa no solo ser sincero, sino también estar absorto en lo que uno está haciendo. Por ejemplo, el que atiende la Escuela Teocrática sabe que no puede cumplir con su asignación de manera mecánica. Tiene que interesarse en cada estudiante, dando atención a las necesidades particulares de éste. ¿Por qué? Porque quiere que el estudiante progrese. Ahora hay muchos “nuevos” participando en la Escuela y necesitan ayuda personal. Algunos son lentos o tímidos; otros carecen de educación académica o aptitud en la lectura, o tienen otros problemas. Al efectuar su trabajo “con verdadera solicitud,” el superintendente de la Escuela Teocrática verá progreso en los estudiantes a medida que respondan al consejo y la dirección. Esto se reflejará en los comentarios de ellos en las reuniones y en servicio más eficaz en el campo.
7. (a) Cuando uno conduce el estudio de La Atalaya o el estudio de libro de congregación, ¿qué envuelve el presidir? (b) El entender lo que dicen Salmo 25:4, 5 y Proverbios 16:9 ayuda al anciano a adelantar hacia ¿qué objetivos, cuando enseña?
7 Los que presiden como conductores del estudio de La Atalaya y el estudio de libro de congregación deben tener presentes estos mismos principios. No son simplemente conductores en el sentido de que solo hagan preguntas y pidan respuestas de los que componen el auditorio. Para que presidan de manera significativa se requiere que mantengan interesante y vivo el estudio, enfatizando textos claves, viendo que se haga la aplicación apropiada de esos textos y ayudando a todos a ver el valor práctico de los puntos importantes que se abarcan. Si algunos vacilan en cuanto a participar, quizás sea suficiente una palabra personal de estímulo para hacer que empiecen a comentar en las reuniones. Los que presiden deben esforzarse por llegar a ser maestros más eficaces, con la mira de llegar a los corazones y mover así a los hermanos a andar en los caminos de Jehová, y suministrar dirección bíblica con ese fin.—Sal. 25:4, 5; Pro. 16:9.
PRESIDIENDO CON HUMILDAD
8. (a) ¿En qué tenemos que trabajar todos al cultivar la humildad? (b) ¿Cómo ayudan la humildad y el “habla confidencial” a los ancianos?
8 Inmediatamente después de haber dado a los hombres de mayor edad o ancianos el consejo de que pastorearan el rebaño, el apóstol Pedro trató ligeramente de algo en lo cual todos tenemos que trabajar. “Todos ustedes cíñanse con humildad de mente los unos para con los otros. . . . Humíllense, por lo tanto, bajo la poderosa mano de Dios, para que él los ensalce al tiempo debido.” (1 Ped. 5:5, 6) La humildad ayuda especialmente a los ancianos en su comunicación y tratos de unos con otros. Cada anciano debe determinar si verdaderamente presenta información esencial cuando surgen asuntos que deben ser atendidos. Los hombres que consultan entre sí tienen el respeto de sus compañeros y de toda la congregación. La comunicación con frecuencia y el “habla confidencial” en cuanto a los intereses del rebaño producen resultados prácticos. De otra manera, lo que pudiese planearse inicialmente quizás no resulte tan bien si los ancianos no ‘se mantienen en comunicación’ para ver cómo van progresando los asuntos hacia su logro. Esto se enfatiza en Proverbios 15:22: “Resultan frustrados los planes donde no hay habla confidencial, pero en la multitud de consejeros hay logro.” La humildad prepara el camino para vínculos más estrechos entre los ancianos y para relaciones más libres de asperezas con todos los de la congregación.
9. (a) ¿Cómo afecta a la comunicación con los ancianos el modo en que el superintendente presidente maneja la correspondencia? ¿Cómo afecta a la congregación? (b) ¿Qué resultados hay cuando el superintendente presidente desempeña apropiadamente su papel a este respecto?
9 En particular el superintendente presidente que preside en reuniones tiene que mantener un punto de vista equilibrado. Debe encargarse de que lo que decida el cuerpo de ancianos se atienda hasta que quede hecho. No es solo en las reuniones de ancianos donde debe estimularse la comunicación. Debe haber un deseo natural de mantenerse unos a los otros al día en cuanto a asuntos esenciales que afecten a los hermanos y la obra en conjunto. Esto requiere que el superintendente presidente maneje toda la correspondencia con la oficina sucursal, comités de asamblea, superintendentes viajantes o ancianos de otras congregaciones. Después de leerla, se encargará de que los asuntos dirigidos a todo el cuerpo de ancianos se transmitan tan pronto como sea posible. La información que se dirige a la congregación debe transmitirse por completo. Él no puede ser descuidado o negligente en esto. Es imposible que él mismo lo haga todo, y por eso consigue la ayuda de otros para que las cosas necesarias se efectúen. Cada anciano tiene su trabajo asignado, pero todos cooperan en unidad. En los casos que envuelven asuntos de importancia el superintendente presidente no actúa unilateralmente, sino que consulta con otros ancianos, sea formal o informalmente. (Pro. 18:1) Esto contribuye a buen orden, y resulta en que se dé atención apropiada a la espiritualidad de los hermanos y a la obra del Reino en general.
10. (a) ¿Cómo se podría sacrificar la unidad de la congregación, tal como Pablo advirtió en Gálatas 5:15, 25, 26? (b) Como se muestra en el capítulo 12 de Romanos, el capítulo 2 de Filipenses y el capítulo 4 de Efesios, ¿qué cualidades deben encargarse de cultivar los ancianos?
10 De vez en cuando, quizás haya alguien en el cuerpo de ancianos que quiera proyectarse por encima de los demás. Si se desarrolla o existe un espíritu de competencia, esto indica falta de humildad. Pudiera suceder que un anciano favoreciera firmemente ideas personales que carecieran de mérito según el juicio del cuerpo de ancianos. Si busca apoyo para esas ideas por medio de agitar simpatía entre otros, probablemente se sacrifique la unidad de la congregación. (Gál. 5:15, 25, 26) Para evitar cualquier tendencia de esa índole, cada anciano debe examinarse constantemente, teniendo cuidado de ‘no pensar más de sí mismo de lo que es necesario pensar.’ (Rom. 12:3, 10) Para presidir excelentemente, todos los ancianos quieren ‘trabajar duro,’ pero deben tener cuidado de hacerlo con un motivo correcto, con un deseo solícito de ayudar al rebaño con toda humildad.—Fili. 2:5-8, 14-18; Efe. 4:1-3.
LA HUMILDAD AYUDA A RESOLVER DESACUERDOS
11. (a) Explique cómo una diversidad de opiniones puede ser provechosa a veces. (b) En sus reuniones, ¿cuál debe ser el sentir de los ancianos en cuanto a expresarse, pero qué evitan?
11 Hay ocasiones en que surgen asuntos sobre los cuales hay división de opiniones. La gente tiene diversos antecedentes y experiencias y por eso naturalmente llega a diferentes conclusiones. Las opiniones diferentes pueden suministrar un estimulante fundamento para examinar uno sus propios puntos de vista para ver si tienen solidez o no. Uno pudiera creer que su presentación personal de un asunto parece plausible y correcta, y sin embargo, como nos recuerda Proverbios 18:17, “su prójimo entra y ciertamente lo escudriña completamente,” por medio de un enfoque más objetivo y argumento bíblico. Esto ciertamente aplicaría a una consideración entre ancianos en la cual se requiriera ese proceso para resolver alguna cuestión o problema que afectara el bienestar espiritual de nuestros hermanos. De modo que se espera el que pudiera haber honrados desacuerdos de opinión entre los ancianos en casos en los cuales no se suministra un claro principio o pauta. En sus reuniones deben expresarse libremente, pero dejando a un lado la reyerta, la “ira y debates.”—1 Tim. 2:8.
12. (a) Al considerar el relato del capítulo 15 de Hechos, ¿qué cosas podemos buscar allí y aprender? (b) ¿Cuál fue la naturaleza y magnitud del problema que se describe en Hechos 15:1, 2?
12 Podemos aprender mucho en cuanto al valor de la humildad y los factores que sirven para resolver disputas al considerar lo que sucedió en una reunión de apóstoles y hombres de mayor edad en el primer siglo. El registro se encuentra en el capítulo 15 de Hechos. Fue en Antioquía de Siria que Pablo y Bernabé “habían sido encomendados a la bondad inmerecida de Dios para la obra que habían ejecutado completamente.” (Hech. 14:26) Pero al regresar a aquel lugar de aquel primer viaje misional, encontraron un problema: “Ciertos hombres bajaron de Judea y se pusieron a enseñar a los hermanos: ‘A menos que se circunciden conforme a la costumbre de Moisés, no pueden ser salvos.’ Pero cuando hubo ocurrido no poca disensión y disputa de Pablo y Bernabé con ellos, hicieron los arreglos para que Pablo y Bernabé y algunos otros de ellos subiesen a los apóstoles y ancianos en Jerusalén respecto a esta disputa.” (Hech. 15:1, 2) Este era un asunto doctrinal importante que estaba causándoles considerable perturbación a los hermanos. Se tenía que resolver.
13. En Hechos 15:7, ¿cómo hemos de entender el uso de la expresión “se hubo disputado mucho”?
13 Apropiadamente, se llevó el problema a la atención de los ancianos responsables en Jerusalén. El registro bíblico nos dice lo que sucedió. Aunque inicialmente hubo desacuerdos de puntos de vista, al fin llegaron a un “acuerdo unánime.” (Hech. 15:25) Pero tomando en cuenta lo que Hechos 15:7 dice, ¿no “se hubo disputado mucho” en la reunión? El término griego para “disputar” se relaciona con el verbo que significa “buscar” (Kingdom Interlinear Translation); esto indica, por lo tanto, que para hallar la verdad, o la mejor manera de hacer algo, se requiere esfuerzo diligente cuando se escudriña un asunto... interrogar, considerar las cosas y así llegar a una conclusión correcta. Teniendo presente este pensamiento, podemos leer el relato con interés, notando cómo el espíritu santo guió los desenvolvimientos.
14, 15. (a) ¿Qué contribuyeron Pedro, luego Pablo y Bernabé y finalmente Santiago a aquella histórica consideración del concilio? (b) ¿Qué factores resultaron en el “acuerdo unánime” al que se llegó en aquella ocasión?
14 Después que “se hubo disputado mucho,” Pedro relató su experiencia de ser usado por Jehová para abrir el camino para que los gentiles oyeran las buenas nuevas. Planteó una pregunta en cuanto a si era razonable imponer cargas a aquellos creyentes gentiles cuando es la bondad inmerecida de Dios por medio de Jesucristo lo que hace posible la salvación. En seguida, note el silencio respetuoso que se menciona en el Hech. 15 versículo 12 doce cuando Pablo y Bernabé agregaron su testimonio. Estos apóstoles viajantes (“enviados” de la congregación de Antioquía) habían recibido evidencia de la bendición de Dios mediante “muchas señales y portentos” a medida que estuvieron predicando entre las naciones. Esto apoyó la recomendación de Pedro de lo que debía hacerse.—Hech. 15:7-12.
15 Entonces Santiago pidió que se le oyera. Usó como fundamento las palabras de los profetas, como en Amós 9:11, 12, que estaban de acuerdo con lo que Pedro había relatado y confirmaban lo que el espíritu de Dios había efectuado por medio de Pablo y Bernabé. Así, Santiago tenía el apoyo de las Escrituras y el respaldo del espíritu de Dios para su decisión. Desde esa posición firme propuso que ellos escribieran a los creyentes de las naciones que se estaban dirigiendo a Dios y les dijeran cuáles eran realmente los requisitos de Dios para ellos. Los apóstoles y los hombres de mayor edad habían llegado a un acuerdo unánime. Se había resuelto con toda humildad un asunto controversial.—Hech. 15:13-29.
16. Aunque uno tuviera un punto de vista diferente sobre algún asunto, ¿qué espíritu debe reinar entre los ancianos y en la congregación?
16 Si no es posible “acuerdo unánime” en un cuerpo de ancianos, el que tenga un punto de vista diferente no debe oponerse a lo que se haya decidido mostrando un espíritu de animosidad. Querrá continuar ‘trabajando duro’ junto con todo el cuerpo. Así la congregación retendrá la confianza en ellos, por saber que todos están trabajando en unidad. Andando con “completa humildad de mente” los ancianos estarán fortaleciendo el vínculo de la paz.—Efe. 4:2, 3.
17. ¿Qué consejo sano deben tener presente los hombres de menos edad y los de mayor edad en años cuando hay una reunión de ancianos, y por qué?
17 Cuando los ancianos se reúnen, los hombres de menos edad especialmente deben escuchar con cuidado a los que son de mayor edad en años y más experimentados en el vivir cristiano, dándose cuenta de que Proverbios 16:31 dice: “La canicie es una corona de hermosura cuando se halla en el camino de la justicia.” Por otra parte, los hombres de mayor edad deben reconocer que un hombre de menos edad quizás tenga el punto de vista correcto acerca de determinado asunto. De modo que el mérito se ha de hallar en la sabiduría sana que se exprese, no necesariamente en la edad del que habla. Sin embargo, los más jóvenes deben respetar la edad al expresarse, tal como Timoteo sin duda mostró respeto a Pablo y su consejo, y como Eliú ejerció restricción, aguardando el momento oportuno para hablar, por consideración a la edad.—1 Tim. 5:1, 19; Job 32:6-9.
18. Aunque los apóstoles daban atención al “asunto [que fuera] necesario,” como se indica en Hechos 6:1-6, ¿qué recibía mayor énfasis?
18 Aunque los ancianos quizás pasen mucho tiempo en algunas reuniones con problemas relacionados con el Salón del Reino o con otro “asunto necesario” de esa índole, deben mantener estos asuntos como de importancia secundaria en comparación con las cosas más importantes que afectan la espiritualidad del rebaño. (Hech. 6:1-6; Fili. 1:9, 10) De esta manera presidirán excelentemente.
19. (a) En contraste con la manera en que los gobernantes mundanos tratan a la gente, ¿cuál es el arreglo que existe entre nosotros, en armonía con el consejo de Jesús y de Pablo? (b) ¿Qué beneficios nos vienen de tener ancianos que presidan excelentemente?
19 Cuando vemos la confusión deplorable que hay en este mundo, ¡cuán agradecidos estamos por los ancianos de la congregación de Jehová por toda la Tierra que presiden excelentemente! La humanidad anda buscando a tientas una salida de sus problemas, pues sus gobernantes ‘se enseñorean de ellos’ en vez de dirigirlos de manera amorosa, provechosa y refrescante. (Mat. 20:25-27) Entre nosotros tenemos hombres espiritualmente maduros que son ejemplos del rebaño, y les tenemos consideración mientras ellos presiden entre nosotros. (1 Tes. 5:12, 13) Ningún hombre por sí solo en la congregación, ciudad, país o sección del mundo hace esto, sino que todos los ancianos, dentro de su esfera asignada, tienen la responsabilidad de presidir. Con la amorosa ayuda y dirección que suministra esta multitud de consejeros, la obra de predicar el Reino y hacer discípulos avanza hacia una consumación satisfactoria. La congregación está unificada en sus esfuerzos bajo los ancianos que presiden excelentemente. Así se nos pone en más estrecha alineación con la jefatura de Jesucristo como Cabeza, todo para gloria de Jehová.
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