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  • Papuasia Nueva Guinea y las Islas Salomón
    Anuario de los testigos de Jehová para 1978
    • “¿Su último número?” pregunta usted. Sí, porque, como resultado de una petición al gobernador, firmada por 650 personas, el 30 de diciembre de 1974 se removió la proscripción de La Atalaya y ¡Despertad! que había estado en vigor en las Islas Salomón por dieciocho años. Después de eso, por algún tiempo se circularon las ediciones en inglés de estas revistas. Entonces, felizmente, desde el 1 de enero de 1977 La Atalaya empezó a publicarse en el idioma pidgin de las Islas Salomón.

      Esto fue seguido por otro excelente desenvolvimiento. Por algún tiempo habíamos estado tratando de registrar con reconocimiento oficial nuestra obra en las Islas Salomón. Cuando los consejeros jurídicos indicaron que teníamos buenas probabilidades, celebramos una reunión en una asamblea de distrito, en agosto de 1975. Allí se procedió a seleccionar miembros para el arreglo fiduciario legal en perspectiva. En 1976 se redactó una constitución y ésta fue adoptada en una reunión general de los miembros en febrero de 1977. Los miembros de la familia de Betel ciertamente se alegraron de recibir este mensaje del registrador de compañías: “Por la presente certifico que los Testigos de Jehová de la Junta Fiduciaria de las Islas Salomón (Incorporada) han sido debidamente incorporados bajo las estipulaciones del Reglamento de Fiduciarios Caritativos.” El certificado de registración llevó la fecha de 18 de abril de 1977. Se espera que nuestra condición de Fiduciario Caritativo registrado abra el camino para la entrada de misioneros en las Islas Salomón y en otros sentidos promueva la obra de predicar el Reino allí.

      Durante el año de servicio de 1977 hubo un número máximo de 580 proclamadores del Reino en las Islas Salomón. Además, 2.060 personas asistieron a las tres Asambleas de Distrito “Servicio Sagrado” allí. Pero parece que hay hasta mayores posibilidades de progreso teocrático en aquel lugar, porque 2.507 personas asistieron al Memorial el 3 de abril de 1977. Junto con sus centenares de compañeros de creencia, los 64 precursores continuaron trabajando en 31 congregaciones, proclamando celosamente las buenas nuevas a los residentes de las Islas Salomón.

      EXCELENTE PROGRESO EN PAPUASIA

      Regresemos ahora al año 1953 y tomemos el hilo de nuestra historia acerca del progreso cristiano al oeste, en Papuasia. Para aquel tiempo varios papúes en Port Moresby, hombres y mujeres, habían empezado a dar testimonio de las buenas nuevas junto con los hermanos que habían llegado a aquel lugar a servir donde había mayor necesidad de ayuda. Para marzo de 1954 nuestra obra había logrado tan buen progreso que se formó la Congregación de Hanuabada en Port Moresby.

      En julio de 1955, John Cutforth, como superintendente viajero desde Australia, visitó a la congregación de la aldea de Hanuabada. En aquella ocasión se exhibió en Hanuabada “La Sociedad del Nuevo Mundo en Acción,” una de las películas de la Sociedad Watch Tower. ¡E imagínese: más de mil personas vinieron a cada una de las dos exhibiciones que se efectuaron en aquella aldea! Durante la visita de tres semanas del hermano Cutforth la película se exhibió en trece diferentes ocasiones. En las aldeas remotas, donde no había electricidad, los hermanos conectaban las baterías de cuatro o cinco automóviles y así tenían suficiente energía para buenas exhibiciones. Esta película les abrió los ojos a muchos centenares de papúes. Para muchos, era la primera vez que veían una película en su vida.

      Como culminación de esta excelente visita, se hicieron arreglos para celebrar la primera asamblea de circuito en Papuasia. Fue una asamblea de un solo día celebrada en Haima. En aquella asamblea sesenta y cinco personas simbolizaron su dedicación a Jehová Dios por medio de bautismo en agua. Después del discurso final de la asamblea, que presentó consejo espiritual apropiado, los papúes que amaban la verdad se pusieron en fila y uno por uno ofrecieron regalos al hermano Cutforth... faldas de hierba, peinillas de madera, collares hechos de caracoles y hermosos abanicos tejidos, decorados con plumas. Al hermano Cutforth le pareció que sería muy agradable quedarse allí con estos Testigos papúes. Pero tenía que regresar a su asignación en Australia.

      DECLARANDO LAS BUENAS NUEVAS EN NUEVA BRETAÑA

      El mensaje del Reino nunca se había proclamado en la isla de Nueva Bretaña. Pero eso cambiaría cuando John y Lena Davison llegaran allí en julio de 1956. Ellos se establecieron en Waterfall Bay, donde permanecerían por dos años y medio. Y aquéllos serían años de mucho trabajo y mucho fruto.

      “Rápidamente se manifestó que había interés en la verdad,” escribió el hermano Davison. “Pero la mayoría de la gente no sabía leer ni escribir y se nos hacía difícil pensar en maneras de comunicarles la verdad. Escribimos a máquina muchas presentaciones bíblicas y, después de enseñar a los que podían leer un poco, hicimos que nos ayudaran a enseñar a los que no podían leer nada. Pronto estas presentaciones escritas a máquina fueron llevadas a muchísimos lugares a lo largo y a lo ancho y hacia arriba y hacia abajo por la costa por gente interesada en la verdad que conocimos y que eran miembros de tripulaciones de barcos. . . .

      “El hermano Cutforth vino a visitarnos, y fue durante su visita que consideramos un método de impartir enseñanza que hizo una excelente contribución a la obra de predicar y enseñar. Empezamos a usar dibujos sencillos hechos en cualquier material que estuviera disponible. Más tarde, descubrimos que el usar tiza y una pizarra hecha de contrachapado era una manera excelente de hacer que el significado de las buenas nuevas penetrara en el corazón de la gente.

      “Una extensión natural de este medio de enseñar fue el uso de libretas escolares de ejercicios, que hacíamos con representaciones dibujadas con barritas de color o pluma. Hicimos docenas de libretas. ¡Pero en qué trabajo nos metimos! Pasamos muchas, muchas horas dibujando libretas con asuntos bíblicos para que todos los que se asociaban las tuvieran. Cada vez que se enseñaba un nuevo tema, había que añadir un nuevo dibujo con todos sus detalles a la libreta de cada uno. Pero el duro trabajo preparatorio que hacíamos se desvanecía en el olvido a medida que veíamos a nuestros estudiantes bíblicos hacerse los primeros publicadores locales de Nueva Bretaña. ¡Cuánto nos emocionó el que nos acompañaran en los fines de semana e hicieran sus presentaciones bíblicas!”

      Pero no piense que el testificar en Nueva Bretaña era una actividad de las más fáciles. Pues, vea: ¡esa zona es una de las más húmedas de Papuasia Nueva Guinea, y con frecuencia hay una precipitación de hasta 25 centímetros de lluvia en una sola noche! Esto puede tener un efecto tremendo. “En cierta ocasión,” informó el hermano Davison, “debido a lo agitado que estaba el mar, el barco que traía nuestros suministros de literatura tuvo que dejarlos en la playa a una distancia de varios kilómetros en la costa. Para conseguirlos, tuvimos que cruzar un río en inundación y lleno de cocodrilos. La canoa se volcó en el mismo medio de las rápidas aguas. Yo quedé debajo, completamente sumergido, pero me mantuve agarrado a parte del escálamo de la canoa. Con el tiempo pude sacar la cabeza sobre las aguas. Otra canoa salió a buscarnos desde muy lejos río abajo y se las arregló para recogernos a todos precisamente antes de que las aguas nos barrieran al mar.”

      LA OPOSICIÓN RELIGIOSA RESULTA INÚTIL

      Mientras los Davisons estaban ocupados en Waterfall Bay, otros hermanos se estaban mudando a Rabaul, Nueva Bretaña, para ayudar a efectuar la obra del Reino. El hermano Henry Nickey estuvo entre ellos, y declaró: “Las misiones católica y metodista tenían fuertes raíces aquí. El terreno en los caminos que salían de Rabaul había sido dividido de tal manera que una sección estaba asignada a la Iglesia Católica y la siguiente sección a los metodistas. El que la gente de la localidad, los tolais, hubieran de ser católicos o metodistas se decidía por la sección en la cual sucediera que estuvieran. Según un ‘pacto de caballeros,’ los de un territorio no violaban el territorio del otro.”

      Para el fin de julio de 1957 el grupo de proclamadores del Reino había aumentado a seis y se formó la primera congregación de Nueva Bretaña en Rabaul. Al testificar de aldea en aldea, los publicadores hallaron grupos entusiásticos de tolais que se reunían para escuchar el mensaje. “Pero en las revisitas,” informó Alan Gannaway, “o venía a hablarnos el líder de la aldea y nos decía que no volviéramos, o llegábamos en nuestro auto a una aldea y, antes de que pudiéramos salir del vehículo, se oía, repetido, el grito de Kalamana lotu (‘la nueva religión’) en las chozas de hierba. Cualquiera hubiera dicho que teníamos la plaga, porque los aldeanos sencillamente desaparecían en la selva y nos dejaban en una aldea abandonada.”

      La oposición de la religión falsa a nuestra obra estalló en violencia en Vunabal, una aldea a unos cuarenta y ocho kilómetros de Rabaul. Los aldeanos eran de la tribu sulka, y vivían entre la comunidad tolai en tierra cuya posesión estaba en disputa. El hermano Davison y su esposa estaban entre los que conducían estudios en Vunabal. La hermana Davison dice: “Estas personas humildes con las cuales habíamos estado estudiando iban logrando muy buen progreso. Entonces la Iglesia Católica Romana decidió hacer algo para detener la obra.”

      Así fue que el domingo 5 de abril de 1959, mientras John Davison conducía un estudio bíblico con un grupo grande de sulkas, una gran chusma de católicos tolais acaudillados por cierto catequista de repente penetró en la casa y detuvo el estudio con gritos e insultos. Mientras tanto, otros miembros de la chusma interrumpieron y detuvieron los estudios bíblicos que se conducían en otros hogares. La chusma amenazó con actuar más violentamente si los Testigos regresaban el domingo siguiente. Esta interferencia se le informó al oficial policíaco de Kokopo y él investigó el asunto.

      Sin embargo, con esto no terminó la historia. La hermana Davison informó: “El fin de semana siguiente estábamos ocupados preparándonos para ir a la aldea como de costumbre, cuando uno de los aldeanos que habían mostrado interés llegó muy agitado y respirando con dificultad, pues había viajado en bicicleta a gran velocidad los cuarenta y ocho kilómetros hasta el pueblo. Venía a decirnos que habría problemas, porque el sacerdote europeo había enviado a alguna de su gente a la aldea el día anterior para erigir un altar. Él iba a celebrar un servicio en la aldea a la misma hora en que por lo general nosotros estábamos allí para conducir nuestros estudios. Esto se estaba haciendo a pesar de las objeciones de los aldeanos locales.

      “Puesto que esperábamos dificultades aquel domingo por la mañana, fuimos a Kokopo para informarle a la policía lo que estaba sucediendo. El subinspector hizo que seis miembros de la policía local entraran en el camión de la policía y se presentó en la aldea antes que nosotros. A los lados de la carretera, por kilómetros, había católicos que gritaban burlas. Cuando llegamos a la aldea, hallamos a este sacerdote, con varios centenares de tolais, dispuesto ya a empezar su servicio. El subinspector se abrió paso hasta donde estaba el sacerdote y le pidió que se fuera y se llevara consigo a sus seguidores, puesto que los aldeanos no los habían invitado a conducir un servicio allí. El sacerdote pasó por alto a la policía y siguió adelante con su servicio, que tomó aproximadamente una hora.

      “Cuando él terminó, la policía abrió una senda por entre la chusma y nos dijo que entráramos en la aldea. Hicimos esto con recelo. Para este tiempo los sulkas que estaban interesados en la verdad parecían perturbados y muy atemorizados, pero nos siguieron cuando entramos en la casa y se sentaron. Podíamos oír al sacerdote hablando en voz alta en tolai a su ‘rebaño,’ que para este tiempo había aumentado a varios centenares de personas. La gritería afuera aumentó, y tanto la hermana Gannaway como yo nos pusimos muy intranquilas. Nos confortaba, sin embargo, saber que la policía había rodeado la casa. Unos veinte minutos después de haber comenzado nuestra reunión, el subinspector entró en la habitación con gran preocupación reflejada en el rostro. Preguntó si podíamos terminar la reunión pronto, puesto que la chusma se estaba descontrolando y él no tenía suficientes agentes de la policía para protegernos. Por eso, los hermanos terminaron el estudio y salimos.

      “¡Entonces se formó la barahúnda! La chusma parecía endemoniada, y se lanzó hacia nosotros maldiciendo, escupiendo y sacudiendo los puños, mientras el sacerdote seguía de pie allí con los brazos cruzados y sonriendo. La policía se las arregló para llevarnos hasta la carretera. Entonces la hermana Gannaway y yo quedamos sin protección cuando la policía regresó para buscar a algunos aldeanos interesados en la verdad que estaban siendo hostigados por la chusma. Levanté la vista y, para horror mío, vi a un hombre que venía hacia nosotros con los ojos desorbitados y lleno de odio. No mostramos temor pánico, sino que seguimos andando a paso normal. Le oré a Jehová que nos recordara en la resurrección.

      “Precisamente entonces un hombre alto se apresuró hacia nosotras, me tomó por el brazo y dijo: ‘No tengan miedo. ¡No dejaré que las toquen!’ Nos apresuró al automóvil, abrió la puerta y nos empujó adentro. Precisamente cuando llegamos al automóvil, el hermano Davison y el hermano Gannaway vinieron con el subinspector. La policía puso a algunos de los aldeanos interesados en el camión de la policía y nos las arreglamos para alejarnos lentamente. Recorrimos varios kilómetros y entonces nos detuvimos para considerar el incidente. El subinspector todavía estaba sacudido por la experiencia. Dijo: ‘Nunca me había visto en un aprieto como éste desde que empecé a servir con la policía.’”

      Allá en la aldea la chusma quebró las pizarras y desgarró las Biblias y trató con aspereza a los aldeanos restantes antes de irse a sus propias aldeas. El subinspector llevó el asunto al tribunal, pero el catequista local no recibió castigo. Aunque esta acción de chusma asustó a muchas personas, Paulas Lamo, un individuo de la localidad que se vio envuelto en esta experiencia, continuó progresando en su conocimiento de la verdad y ha sido un fiel hermano dedicado por varios años ya. En la actualidad los Davisons están sirviendo fielmente en la obra de circuito.

      Nuestra obra sigue progresando en Nueva Bretaña. Muchos individuos que eran analfabetos y a quienes originalmente hubo que instruir por medio de presentaciones bíblicas ilustradas en pizarras aprovecharon la escuela semanal de alfabetización en la congregación. Como resultado de esto, a varios se les hizo posible leer por sí mismos las publicaciones de la Sociedad. Además de ese progreso individual, la organización de Jehová en general ha adelantado en Nueva Bretaña. Por ejemplo, a pesar de dificultades y oposición, fue posible obtener tierra en Rabaul y construir un excelente Salón del Reino allí. Desde que eso aconteció, a mediados de los años sesenta, la obra se ha esparcido, de modo que ahora se han establecido congregaciones en doce lugares de Nueva Bretaña. Recientemente se alcanzó un máximo de 216 publicadores en esa isla y 699 personas asistieron al Memorial o Conmemoración de la muerte de Cristo que se observó allí en abril de 1977.

      NUEVA IRLANDA OYE LA VERDAD

      Al nordeste de la porción de tierra firme de Papuasia Nueva Guinea y de la isla de Nueva Bretaña está Nueva Irlanda. Sus residentes también necesitaban oír las buenas nuevas. Por eso, en agosto de 1956 el hermano Ken Frame y su esposa, Rosina, llegaron a Kavieng, Nueva Irlanda, para extender nuestra obra a aquella zona. Con la ayuda de un papú que se interesaba en la verdad, el hermano Frame y la hermana Frame pudieron buscar a otras personas que se interesaban en la verdad. Pronto hubo un grupo de unos seis hombres que deseaban aprender la verdad. El problema era cómo instruirlos.

      En febrero de 1958 el hermano John Cutforth visitó a este grupo. Dio al hermano Frame y su esposa unas buenas sugerencias para resolver el problema de comunicar la enseñanza. El hermano Cutforth demostró cómo presentar las enseñanzas bíblicas con la ayuda de dibujos en una pizarra. Después de eso hubo un progreso más rápido a medida que los estudiantes empezaron a expresarse y dibujar presentaciones bíblicas con palitos que representaban a los personajes. Al testificar a otras personas, les dejaban dibujos breves, de manera muy parecida a como se colocan tratados en las manos de la gente en otros países.

      Durante la visita del hermano Cutforth se exhibió la película de la Sociedad “La Felicidad de la Sociedad del Nuevo Mundo” en un teatro local. El propietario no quiso cobrar nada por la exhibición en vista de que era una película religiosa. Aunque los hermanos habían explicado que querían una exhibición privada, que se admitiría solo al que tuviera una invitación para ello, el propietario les dijo a sus trabajadores que aquella noche se iba a exhibir una película gratis. Por consiguiente, cuando los hermanos llegaron con algunos papúes interesados, descubrieron, no solo que el edificio estaba lleno, sino que también había muchas personas de pie afuera tratando de ver algo a través de las anchas persianas de ventilación que habían sido abiertas. Fue necesario hacer que dos policías se abrieran paso por entre la muchedumbre para poder colocar un altavoz cerca de la pantalla. ¡En vez de la asistencia de quince o veinte personas que se esperaba, hubo doscientas treinta y cuatro para ver la exhibición de esta película!

      A través de los años la obra de anunciar el Reino ha adelantado continuamente en Nueva Irlanda. Hacia fines de 1978 se completaron un excelente nuevo Salón del Reino y una habitación en Kavieng, y el hermano Wilkinson y su esposa se han mudado a ese lugar para prestar ayuda. Durante el mes de enero de 1977 hubo un número máximo de 53 publicadores en las cuatro congregaciones de Nueva Irlanda, y 270 personas asistieron al Memorial allí el 3 de abril de 1977.

      EMPEZANDO EN LA MITAD SEPTENTRIONAL DE TIERRA FIRME

      Estando bien encaminada ahora la obra de testificar en Nueva Bretaña y Nueva Irlanda, los hermanos volvieron su atención a dar comienzo a nuestra actividad en la mitad septentrional o del norte de la porción de tierra firme de Papuasia Nueva Guinea, una sección llamada anteriormente Nueva Guinea. Oda Sioni, uno de los primeros publicadores papúes de Port Moresby, fue a visitar a dos de sus hermanos carnales en Nueva Guinea en agosto de 1957. Mientras estaba en Wau, Nueva Guinea, Oda habló mucho acerca de la Palabra de Dios. Uno de los que le prestó atención fue un papú llamado Jack Arifeae. No pasó mucho tiempo antes de que muchos nativos de Nueva Guinea que trabajaban con Jack en la misma compañía estuvieran también escuchando lo que Oda decía. Él hablaba en motu y Jack interpretaba para él en melanesio-pidgin.

      En cierta ocasión, después del servicio religioso regular en una iglesia local, Oda presentó un espléndido testimonio, y Jack interpretó fielmente en pidgin lo que se decía. Cuando el pastor ya no pudo aguantarlo más, les pidió que se detuvieran, y pasó a aconsejar a la congregación de más de 600 personas que no tuvieran nada que ver con los testigos de Jehová.

      Pero hasta con aquella oposición Oda continuó teniendo excelentes consideraciones de asuntos bíblicos en el hogar donde se alojaba. Cierta noche, ya tarde, mientras Oda y Jack conducían un estudio, les sorprendió ver a Jerika, un sargento de la policía, entrar en la habitación. Él estaba patrullando en la zona, había visto la luz, y desde debajo de la casa había estado escuchando lo que se decía. Le gustó lo que oyó y con el tiempo Oda estuvo conduciendo un estudio bíblico con el sargento de la policía y su esposa. Ellos, en cambio, invitaron al agente Namona y su esposa, Managu, a unirse al estudio. Más tarde, Managu llegó a ser publicador dedicado y todavía sirve fielmente en aquella zona. Jack es todavía un hermano fiel, aunque ahora anda en silla de ruedas.

      A principios de 1958 el hermano John Endor y su esposa vinieron de Australia para servir en Lae, Nueva Guinea, con la esperanza de que tendrían la bendición de Jehová y podrían abrir un nuevo campo de actividad allí. “Pudimos ver inmediatamente las tremendas posibilidades que había para la obra en Lae,” escribió el hermano Endor, y añadió: “El hermano [James] Baird había llegado antes y ya había comenzado a estudiar con varias personas. Esto intensificó nuestra resolución, con oración, de hacer cuanto pudiéramos por permanecer en aquel lugar. En dos o tres días, gente de la localidad nos mostró una vieja choza del ejército hecha de hierro curvo. Había sido convertida rudamente en ‘vivienda,’ y pudimos alquilarla. No tenía revestimiento, y continuamente caían del techo partículas de hierro enmohecidas cuando la temperatura cambiaba. Para las diez de cada mañana la temperatura dentro ascendía a 43 grados centígrados, que era hasta donde nuestro termómetro podía indicar. Pero nos alegrábamos mucho de tener un techo sobre la cabeza, y un lugar donde podíamos estudiar sin interferencias con la gente que mostraba interés.”

      Se estaba logrando progreso cristiano. Por eso, para el 1 de julio de 1958 se estableció una congregación en Lae, y otra en Madang. Para abril de 1959 se formó la tercera congregación de Nueva Guinea en Wau. Y un año después se celebraron asambleas de distrito por primera vez en Nueva Guinea, tanto en Lae como en Madang.

      Una indicación del interés que se tenía en nuestra obra fue lo que sucedió en diciembre de 1958 cuando se exhibió la película de la Sociedad “La Sociedad del Nuevo Mundo en Acción” en un teatro de Lae. ¡Aunque solo había quince hermanos y hermanas en la congregación de aquel lugar en aquel tiempo, una muchedumbre de 1.200 personas asistió a la exhibición de la película!

      Para suministrar alimento espiritual, a mediados de 1960 se empezó a publicar en melanesio-pidgin una edición de dieciséis páginas de La Atalaya. La revista fue ampliada a veinticuatro páginas en enero de 1970 y su circulación ahora ha ascendido a más de 3.500 ejemplares de cada número. Recibimos un nuevo gozo cuando por primera vez se publicó una edición de veinticuatro páginas de ¡Despertad! en melanesio-pidgin durante enero de 1972.

      Para 1962 la Congregación de Madang, en la costa, todavía estaba al borde de un vasto campo ya maduro, listo para la siega. Solo se estaba atendiendo a las aldeas más cercanas, y muchas personas de aldeas más lejanas tenían que caminar kilómetros para oír la enseñanza de la verdad de Dios. ¿Precisamente cómo iba progresando la verdad en esta zona?

      Cuando el precursor Matthew Pope y su familia llegaron del Canadá en mayo de 1960, se abrió el camino para traer precursores especiales que atendieran el interés que aumentaba. Por eso, el hermano Davison y su esposa, que habían servido en Nueva Bretaña, pudieron ofrecerse para ayudar en una zona en la cual la obra estaba empezando a desarrollarse con gran rapidez. Esto era como a cuarenta y ocho kilómetros costa septentrional arriba desde Madang. Se estaba mostrando mucho interés entre la gente de una aldea que había sido construida sobre terreno gubernamental al lado de la escuela gubernamental de Tagildig. Sin embargo, el principal de la escuela se oponía a la verdad, y evitó que los hermanos estudiaran con la gente interesada en este terreno gubernamental. No obstante, los estudios con estas personas continuaron en una playa a cierta distancia de allí.

      Después, el funcionario de educación de Madang ordenó que toda persona que viviera en aquella propiedad se mudara dentro de solo nueve días. Aunque pudieron recoger algunos de sus bienes, al noveno día, el 24 de diciembre de 1962, la policía llegó y prendió fuego a todas las casas y partes de casas que todavía estaban allí. En la aldea cercana de Bagildig, el jefe de la aldea, Udim, se enteró del problema de la gente y les permitió permanecer en su terreno.

      Ahora hay una excelente congregación, así como un salón de asambleas, en la aldea de Bagildig. Recientemente, más de 500 personas asistieron a la Asamblea de Distrito “Servicio Sagrado” que se celebró allí. Debido a la excelente obra de los Davisons y otros precursores especiales, unos 140 publicadores y varios precursores están ahora activos en seis congregaciones esparcidas por ochenta kilómetros de territorio a lo largo del litoral y las sierras del litoral que se extienden hacia el norte desde Madang. Ulpep Kalip, uno de los muchachos que creció en la aldea de Bagildig, ahora trabaja en Betel, y otro de una aldea cercana es superintendente de distrito.

      CRISTIANOS INDUSTRIOSOS SIEGAN BENDICIONES

      Ahora parece muy apropiado decir por lo menos algo acerca de los solícitos esfuerzos que se han hecho en los últimos años por proclamar las buenas nuevas en algunas de la zonas pertenecientes a aldeas específicas en Papuasia Nueva Guinea. Por ejemplo, considere lo que aconteció en la zona de Hula a fines de los años cincuenta.

      En 1957, el hermano Donald Fielder, su esposa Shirley, y su hija Debbie, decidieron compartir las buenas nuevas con otros en la zona de Hula. El hermano Fielder arrendó un terreno y edificó en él una casa bastante cómoda. Más tarde, sin embargo, el gobierno le informó que no podía continuar viviendo en propiedad nativa. Por eso, ¿qué harían los Fielders? Bueno, ¡construirían una embarcación y vivirían en ella cerca de la desembocadura de un río cercano! Sí, había problemas, como el de lavar sin conveniencias, viajar largas distancias por canoa para conseguir agua fresca, y batallar con los mosquitos, que eran tan abundantes que ellos tenían que comer sus comidas bajo un mosquitero la mayor parte del tiempo. Mientras vivían en medio de aquellas circunstancias, les nació una segunda hija en septiembre de 1958. Cuando se considera que el hermano Fielder solo tenía su mesada de precursor especial para alimentar cuatro bocas, se entiende que a veces el alimento escaseara. De hecho, a veces lo único que podían comer era plátanos. Pero hubo verdaderas razones para que sintieran gozo cuando vieron que su jardín espiritual empezaba a llevar fruto. En noviembre de 1958 se formó una excelente congregación de 18 publicadores, y hoy se asocian 40 proclamadores del Reino en esa congregación de Hula, aunque 114 personas asistieron al Memorial allí el 3 de abril de 1977.

      Hacia fines de 1957 el hermano John Cutforth regresó a Papuasia Nueva Guinea permanentemente para servir con los hermanos allí. Como superintendente viajante, él ha tenido muchas magníficas experiencias. Por ejemplo, hubo la ocasión en que visitó a un publicador aislado en Kido, a unos 48 kilómetros costa arriba desde Port Moresby. El hermano Cutforth y sus compañeros de viaje hicieron el viaje en una canoa papú. En una ocasión durante este viaje las aguas encrespadas hicieron que el hermano Diho, de edad avanzada, se cayera desde la parte de atrás de la canoa y hubo que rescatarlo del mar. Sin embargo, después de muchas horas dieron la vuelta a Redscar Point y frente a ellos vieron la aldea de Kido, construida en salida sobre el mar.

      “Me alegré mucho de conocer a Ono Rose, el único Testigo que había en la aldea de Kido,” escribió el hermano Cutforth. “Le alumbraba el rostro una sonrisa muy bondadosa. Debido a sus excelentes principios, se le había encomendado el funcionamiento de la tienda de la aldea. Los pastores de la Sociedad Misional Londinense habían asustado tanto a la gente de la aldea que la mayoría de ellos se oponían a la verdad, pero a los muchachos de edad tierna les gustaba ir a la tienda y allí Ono amorosamente les daba entendimiento acerca del Reino y sus bendiciones.”

      Aquella primera noche el hermano Cutforth se sentó en el piso con los demás, y explicó la verdad a Ono y su familia, así como a una buena cantidad de muchachos adolescentes a quienes Ono les había hablado en la tienda. Escribió el hermano Cutforth: “Entonces hubo una pausa, después de la cual Ono les habló en su idioma local. Ono entonces me colocó una mano en el brazo y señaló a una estera en el piso en la esquina de la habitación. Cuando le pregunté: ‘¿Qué les está diciendo Ono?’ Respondió: ‘Les estoy diciendo que entre el pueblo de Jehová no hay divisiones, y que aunque el color de nuestra piel difiere, somos iguales, comemos juntos y dormimos en la misma habitación juntos.’ Esto era algo muy extraordinario porque en aquel tiempo existía una gran barrera entre los pastores europeos de las misiones y el pueblo local. Esto era muy patente, puesto que los pastores europeos siempre comían separados de los parroquianos locales y se mezclaban con ellos solo por corto tiempo cuando tenían algunas reuniones. Como los Testigos europeos trabajaban lado a lado con sus hermanos papúes, vivían con ellos y caminaban con ellos, un maravilloso enlace de amor creció. Este enlace ha ayudado a vencer muchas penalidades que han tenido que afrontar.”—Juan 13:34, 35; Hech. 10:34, 35.

      Ono todavía está en Kido atendiendo al grupo de allí. Él y su esposa son los únicos publicadores del Reino en aquella aldea. Sin embargo, por sus dos décadas de aguante como Testigos aislados han disfrutado de abundantes bendiciones. Se alegraron de ver a ocho personas de su aldea asistir a la Cena del Señor el 3 de abril de 1977.

      ADELANTE A LAS ALDEAS REMOTAS

      En junio de 1958 llegaron a Papuasia Nueva Guinea dos hermanos jóvenes, James Smith y Stephen Blundy. Ellos pronto se envolvieron profundamente en el esfuerzo de aprender el idioma motu de la localidad, y en poco tiempo lo estuvieron hablando bien. Estos hermanos han tenido una excelente participación en extender nuestra obra a nuevas zonas de Papuasia.

      Teníamos grandes deseos de dar expansión al testimonio del Reino y llevarlo a las aldeas remotas. Por eso, en 1960 enviamos precursores especiales desde Port Moresby a algunas de aquellas zonas. El hermano Smith, acompañado por Lionel Dingle, fue asignado a Kerema en el Distrito del Golfo. Aunque el hermano Smith dominaba bien el motu, descubrió que muy pocas personas conocían ese idioma en Kerema. Esto quería decir, pues, que tenía que aprender otro idioma. Para complicar más las cosas, estas personas no tenían idioma escrito. En vista de eso, el hermano Smith pasó muchas noches con la gente de Kerema que sí hablaba motu. Nos dice:

      “Yo les daba una expresión en motu, y ellos la traducían a su idioma de Kerema. Entonces yo escribía esto, poniendo cada palabra en caracteres romanos según el sonido. De esta manera, no solo fui formando un pequeño vocabulario, sino que llegué a poder escribir una presentación bíblica completa. La gente de la zona se sorprendió, porque en aquel distrito ningún otro europeo podía hablar aquel idioma. El mismo hecho de que tratáramos de conversar con ellos en su propia lengua creaba una impresión favorable, puesto que la gente podía ver que nos interesábamos en ella. En nuestra asignación, continuamos escribiendo las palabras y expresiones; gradualmente compilé en una libreta una gramática del lenguaje de Kerema. En tres meses pudimos conversar con bastante afluencia con la gente, y en 1961 fue posible pronunciar discursos públicos y traducir el material para los estudios de La Atalaya los domingos. Más tarde, los hermanos se emocionaron al recibir un tratado en su idioma y entonces el folleto ‘Estas buenas nuevas del reino.’ Estos han llegado a ser valiosos instrumentos para ayudar a la gente local a aprender la verdad.”

      Una cosa que el hermano Smith admiraba mucho era el esfuerzo que hacían los hermanos y los que se interesaban en la verdad por llegar a las reuniones. Muchos tenían que cruzar una bahía de tres kilómetros de ancho para llegar a las reuniones, y cuando las condiciones del tiempo eran malas esto frecuentemente era arriesgado. En cierta ocasión la celebración del Memorial y la visita del superintendente de circuito coincidieron. El hermano Smith informa: “Caía una lluvia torrencial, hacía mucho viento y el agua de la bahía estaba muy agitada. Llegó la hora de la reunión, pero no había mucha gente presente; por eso esperamos un poco. Tal como nos imaginábamos que sucedería, de la oscuridad y la lluvia batiente se presentaron a la vista unas cincuenta personas, completamente caladas. Ninguna de ellas tenía ropa para cambiarse, pero todas se sentaron alegremente a oír el discurso. Más tarde, nos dijeron que cuando estaban a mitad de la bahía el agua estaba tan agitada que su gran canoa empezó a hundirse. Los hombres y la gente soltera saltaron al agua, mientras las madres y sus hijitos se quedaron en la canoa. Apenas se les hizo posible cruzar la bahía. Debido al peligro de que siguieran ocurriendo estas cosas, más tarde se decidió tener dos arreglos para reuniones, un arreglo para cada lado de la bahía.”

      Había muchísimos peligros. En cierta ocasión el hermano Smith iba a atender un estudio de libro al otro lado de la bahía. El botero dijo que era demasiado tarde para llevarlo al otro lado. Por eso, él se metió en una canoa y empezó a cruzar, aunque el cielo estaba nublado y el agua agitada. El hermano Smith no había adelantado más de noventa metros cuando vio que la canoa se estaba llenando de agua rápidamente. ¿Debería saltar al agua y volver nadando a la orilla? Bueno, afortunadamente estas canoas pueden flotar lo suficientemente como para no hundirse por completo. Por eso, siguió con la pequeña embarcación. Pero dejemos que el hermano Smith nos cuente lo que sucedió. Dice él:

      “Llegué a un punto en que lo único que podía ver era la espuma que coronaba las olas. Más tarde, descubrí que éstas estaban dando contra una barra de arena, y cuando pasé sobre ella me pareció que estaba sobre un caballo salvaje. Finalmente, la fuerte marea metió la canoa entre algunos mangles y pude subir por un banco de lodo, y arrastrar la canoa detrás de mí. Puesto que no podía ver nada y sabía que había cocodrilos allí, ciertamente estaba asustado. Para empeorar las cosas, la lluvia empezó a caer a cántaros. Todo lo que pude hacer fue acurrucarme debajo de mi impermeable y esperar. Después de la medianoche la marea empezó a bajar, la lluvia menguó y las aguas se calmaron. Usando mi pañuelo, tapé los rotos de la canoa y remé de regreso a la casa del botero. Finalmente llegué a casa como a las dos de la mañana. Cuando recibí fuerte consejo en el sentido de que los precursores no deben tomar riesgos innecesarios, no necesité que me persuadieran para aceptarlo.”

      Más tarde, otros precursores, como Glen Finlay, ayudaron también a dar desarrollo a la obra en aquella zona. Ahora funcionan tres congregaciones alrededor de la bahía de Kerema, y éstas fueron las anfitrionas para más de 400 personas que asistieron a la Asamblea de Distrito “Soberanía Divina” que se celebró allí a fines de 1975. Entre éstas hubo otras personas de la Provincia del Golfo, entre ellas representantes de cinco congregaciones de la zona de habla toaripi. ¿Cómo se establecieron estas cinco congregaciones?

      Bueno, más o menos cuando el hermano Smith fue asignado a Kerema, Stephen Blundy y Allen Hosking recibieron la asignación de ir a Savaiviri, una aldea a unos sesenta y cuatro kilómetros más al este. ¿Por qué habían recibido esta asignación? Antes, en Port Moresby, el hermano Blundy había hallado a algunas personas de habla toaripi procedentes de la zona de Moveave en el golfo de Papuasia. Él recuerda lo siguiente: “Habían venido a Moresby para vender sagú y esteras de junco y en aquel tiempo estaban esperando para subir a un barco y regresar a su aldea [Savaiviri]. Yo hice arreglos para estudiar con ellos el mismo día siguiente y después de eso estudié con ellos casi todos los días hasta que regresaron a su aldea.”

      Después de eso, el hermano Blundy continuó estudiando por correspondencia con uno del grupo, cierto Miviri, cuyo rostro había sido deformado por la enfermedad llamada frambesia. Miviri era respetado por su gente, y envió una lista de personas que mostraban interés.

      Finalmente, el hermano Blundy escribió a la Sociedad, y no pasó mucho tiempo antes de que él y el hermano Hosking estuvieran en una embarcación en viaje hacia Savaiviri. Comentando sobre su llegada, el hermano Blundy dice:

      “Miviri vino corriendo a saludarnos. Nos llevó a su casa, donde nos dio una taza del más fuerte té que jamás he bebido. Llevábamos con nosotros una tienda de campaña y muchas manos dispuestas la erigieron rápidamente bajo la sombra de un gran árbol de mango.

      “No pasó mucho tiempo antes de que nos diéramos cuenta de que nuestro nuevo hogar estaba en medio de un gran pantano. Era la zona de delta de dos de los más grandes ríos de Papuasia, el Lakekamu y el Tauri, ¡y aquella zona era un abrigo para los cocodrilos y los mosquitos!

      “Desde el mismo principio pareció que era la voluntad de Jehová que las buenas nuevas se le proclamaran al pueblo toaripi. La cantidad de nuestros estudios bíblicos aumentó rápidamente, hasta que estuvimos conduciendo unos veinte cada uno.”

      Hasta en Port Moresby la exhibición de películas era una cosa rara para muchas personas para mediados de los años cincuenta. Por eso, ¡imagínese con cuánta más razón sería extraordinario el verlas en aldeas ubicadas en deltas y ríos a unos 190 kilómetros al oeste en los primeros años de los sesenta! Poco extraña, pues, que 800 personas emocionadas se presentaran en Moveave en 1962 para ver la película de la Sociedad Watch Tower “Asamblea Internacional ‘Voluntad Divina’ de los Testigos de Jehová.” Y más de 1.000 personas en Kukipi, en la costa, emitieron chasquidos con la lengua y prorrumpieron en exclamaciones de sorpresa al ver la misma película.

      Cuando el hermano Hosking se casó, su esposa pudo ayudar a muchas mujeres del vecindario. ¡Qué gozosos se sienten estos hermanos ahora cuando miran al pasado y ven cómo Jehová ha bendecido la obra de modo que ahora estén funcionando varias congregaciones cristianas en aquel lugar y que algunos jóvenes de aquel lugar estén sirviendo de precursores en otros lugares!

      PROSPERIDAD CRISTIANA A PESAR DE OPOSICIÓN

      El 25 de mayo de 1960 el gobierno puso en sus registros oficiales a la Asociación Internacional de Estudiantes de la Biblia. Esto tuvo el efecto de colocar a nuestra obra en condición mucho más consolidada. Por ejemplo, debido a este registro pudimos solicitar del gobierno terreno en el cual construir Salones del Reino. Un paso todavía mayor para asegurar que la organización fuera reconocida por el Estado Independiente de Papuasia Nueva Guinea, formado en septiembre de 1975, fue la oportuna incorporación de la Asociación Internacional de Estudiantes de la Biblia de Papuasia Nueva Guinea Incorporada, en mayo de aquel año.

      Al fin del año de servicio en agosto de 1960 había 440 publicadores en Papuasia Nueva Guinea y las Islas Salomón. Con este excelente crecimiento en la actividad, se pensó aconsejable establecer una sucursal de la Sociedad Watch Tower en Papuasia. El hermano John A. Cutforth, que había pasado la mayoría de sus cincuenta y siete años en asociación con el pueblo de Dios, fue nombrado primer superintendente de la sucursal. La sucursal de Papuasia iba a atender nuestra obra en Papuasia, Isla Manus, Nueva Bretaña, Nueva Guinea, Nueva Irlanda y las Islas Salomón.

      Las preparaciones que se hacían para poner en funcionamiento la nueva sucursal fueron interrumpidas cuando surgió publicidad adversa debido a que los hermanos distribuyeron un folleto que trataba de la cuestión de las transfusiones de sangre. Surgió considerable oposición. Por ejemplo, el administrador y el comisionado de la policía se opusieron a la distribución del folleto. Y el 30 de agosto de 1960 el periódico South Pacific Post llevó el encabezamiento: “Las iglesias se encolerizan por la cuestión de la sangre.” En el artículo acompañante, líderes eclesiásticos atacaron a los testigos de Jehová por la posición de éstos acerca de la sangre, y también usaron la ocasión como oportunidad para condenarnos por nuestra neutralidad cristiana.

      Los hermanos Cutforth, Fielder y Arthur Morris visitaron tanto al administrador como al comisionado de la policía con la mira de explicar nuestra posición. Pero no se dio buena acogida a estos hermanos. Suministramos noticias para la radio y los periódicos, pero confiamos mayormente en conversar con la gente de casa en casa para contrarrestar los ataques que se nos hacían.

      Sucedió al fin que el hermano Cutforth pudo organizar todos los asuntos y la sucursal empezó a funcionar el 1 de septiembre de 1960. De paso, en aquel tiempo la sucursal estaba alojada en un cuarto en el hogar del hermano Jim Dobbins en Port Moresby.

      Así, se estaba logrando progreso cristiano a pesar de la oposición. ¡Hay que decir que, en 1961, nuestros enemigos llegaron al extremo de decir que nos habíamos aprovechado de un eclipse solar para asustar a la gente! Y durante marzo de 1962 los enemigos de las buenas nuevas se pusieron activos de nuevo con la intención de agitar la opinión pública en contra de nuestras actividades. Según el South Pacific Post, el ramal secundario de Port Moresby de la Liga de Regresados de las Fuerzas Armadas presentó una moción en la cual decían: “Que el Congreso deplora las actividades de los testigos de Jehová, que rayan en sedición, y recomienda que en la más temprana oportunidad se eche del Territorio esa secta.” El ramal secundario de Goroka de la misma organización, según se le citó, dijo que si se podían probar los informes de las actividades de los testigos de Jehová, “se deben dar pasos para proscribir esa secta.” Por supuesto, las acusaciones eran falsas y los miembros de esta organización opositora tienen que haberse sentido muy frustrados cuando leyeron este encabezamiento en el South Pacific Post del 27 de marzo de 1962: “Hasluck dice ‘No’ a proscripción de secta.” En el artículo bajo ese encabezamiento el periódico declaró: “El ministro de los Territorios, el Sr. Paul Hasluck, rechazó hoy una solicitud de la RSL en el sentido de que se proscribiera a los testigos de Jehová en el Territorio.” Además se citaron estas palabras de él: “No he tenido ninguna evidencia convincente de que las actividades de los testigos de Jehová sean un riesgo para la seguridad . . . No hay base clara que justifique la proscripción de esa secta.”

      A LAS TIERRAS ALTAS

      En mayo de 1962 la sucursal fue transferida al excelente nuevo hogar que el hermano Kitto había construido en Port Moresby. Este sitio había quedado vacante cuando Tom y Rowena Kitto se habían mudado a las tierras altas de Papuasia Nueva Guinea para servir donde había más necesidad de ayuda. El hermano Kitto y su esposa se fueron a Wabag, en el mismo corazón de las tierras altas.

      Al seguir Tom y Rowena Kitto en su viaje, ambos sufrieron ataques de paludismo. Al llegar al monte Hagen, todavía tenían que recorrer otros 110 kilómetros antes de llegar a Wabag. Durante la noche ambos enfermaron, pero Tom empeoró y para la mañana estaba inconsciente. Hubo que buscar un médico, que dijo que Tom debería suspender el viaje por dos semanas. Finalmente, sin embargo, los Kittos siguieron su viaje a Wabag.

      A pesar de las dificultades, los Kittos habían venido a Wabag a compartir las buenas nuevas del Reino con otros. Más tarde, fueron bendecidos cuando se formó una congregación allí. Los Kittos han visto que a través de los años han tenido que “pelear” contra la religión falsa y el demonismo. Pero algunas personas deseaban aprender la voluntad de Jehová y hacerla. Por eso, todavía siguen adelante declarando las buenas nuevas allí.

      Debido al interés que se ha manifestado más lejos todavía camino arriba, se ha construido un Salón del Reino en un lugar a la cabeza de un hermoso valle a una elevación de unos 2.400 metros. Un precursor especial, el hermano Michael Saunga, que está asignado a la Congregación de Wabag, ayuda al hermano Kitto a atender a los que muestran interés allí.

      Muchos otros hermanos y hermanas han hecho también excelente trabajo que ha llevado al establecimiento de congregaciones en Asaro, Banz, río Baiyer, Goroka, Kainantu, Kundiawa, Mendi y monte Hagen en las tierras altas. No podemos relatar todos los detalles aquí debido a que no hay suficiente espacio. Sin embargo, mencionaremos algunos de los puntos sobresalientes.

      Por los excelentes esfuerzos de la hermana Elsie Horsburgh al testificar a dos jóvenes soldados en Port Moresby, se colocó el cimiento para una congregación que se establecería en Asaro, en las Tierras Altas Orientales. Allí es donde viven los famosos “hombres de lodo” de Papuasia Nueva Guinea, llamados así por las máscaras de lodo que usan.

      Después de mucha resistencia por parte de funcionarios superiores, estos dos jóvenes se licenciaron, progresaron hasta el punto de bautizarse y, a mediados de 1970, recibieron la asignación de precursores especiales para la zona de Asaro. En aquel lugar estaba el hogar de uno de los jóvenes, Gunure Ummaba. En poco tiempo se construyó un Salón del Reino y, después de solo tres meses, el superintendente de circuito informó que tres nuevos publicadores estaban informando servicio del campo allí y que veintiuna personas habían asistido a su discurso público. Recientemente se construyó un Salón más amplio, apropiado para asambleas grandes.

      Otros dos hermosos Salones del Reino también se erigieron en los últimos años en Goroka y Kainantu, y las familias Beyer, Bennett, Gosson, Kowitz, Linke y Colbran tuvieron mucho que ver con esa construcción. A principios de 1977 todo el mundo en las tierras altas se deleitó con su primera asamblea de distrito en melanesio-pidgin en aquella zona, y 267 personas asistieron y seis se bautizaron. Como se ve, nuestra obra sigue adelante en el interior.

      LA OPOSICIÓN NO NOS DETIENE

      Durante 1954 había 261 proclamadores del Reino participando en el servicio del campo en Nueva Guinea. El aumento de actividad por parte de los Testigos no quedó sin ser notado por los que se oponían a la verdad. Por eso, en las postrimerías del año estos opositores trataron de hacer que cesáramos de ofrecer nuestras revistas en las calles de Wewak. El inspector de la policía allí acusó a dos hermanos locales de interrumpir el paso libre de la gente en la carretera pública. Cuando llegó la audiencia del caso, el inspector no se presentó, sino que envió al subinspector local en su lugar. Al comenzar el pleito, el subinspector estaba tan falto de preparación que el juez decidió hacerse cargo de la situación e interrogó a los que comparecían a favor del acusador. Los tres eran miembros de la policía, y todos confesaron que los que estaban bajo acusación no habían interrumpido su paso libre. El juez obviamente se sintió molesto y puso fin al caso diciendo: “No puedo entender por qué el inspector trajo este caso al tribunal. No ha lugar.”

      Sin embargo, el inspector persistió en sus esfuerzos por detener nuestra obra. En febrero de 1965, mientras los hermanos testificaban de casa en casa en Wewak, visitaron un grupo de casas donde vivían miembros casados de la fuerza policíaca. Mientras testificaban, un agente de la policía les dijo que no se suponía que le predicaran a la gente de aquellas casas, puesto que el inspector les había prohibido a aquellas personas todo contacto con los testigos de Jehová. Le dijo al hermano Otto Eberhardt que fuera a ver al inspector. Mientras el hermano Eberhardt estaba reuniendo a los publicadores para hacer aquello, el inspector se presentó y les dijo: “Los voy a acusar de estar en este lugar ilegalmente.” Más tarde el hermano Eberhardt y la hermana Edith Teynor recibieron una citación en la cual se les ordenaba que comparecieran ante el tribunal el 17 de febrero de 1965, para contestar a acusaciones de que se les había encontrado en un patio cercado sin excusa legal.

      Nosotros descubrimos que, puesto que a los acusados se les había presentado acusación bajo una sección criminal de la ley, para que fueran absueltos todo lo que se necesitaba era mostrar que no tenían intenciones delictivas. Obviamente la policía no había pensado en esto, porque en todos sus comentarios en el tribunal insistieron en que el punto en cuestión era que no habíamos obtenido el permiso del inspector para entrar en aquella sección donde vivía la policía. En su declaración final al tribunal, el inspector dijo: “No digo que la actividad de los acusados fuera delictiva.” No fue sino hasta cuando los hermanos habían hecho su declaración final, citando precedentes legales, que la policía se dio cuenta de que habían derribado el fundamento de su propio caso al afirmar que la presencia de los hermanos en aquella propiedad era legal y no delictiva. Más tarde, el 28 de mayo de 1965, el juez pronunció su fallo de: “Inocentes.” Desde entonces no hemos tenido problemas con la autoridad con relación a nuestra obra de testificar de casa en casa. Ciertamente damos gracias a Jehová por esta excelente victoria, la cual ha sido muy estimuladora para los hermanos y las hermanas.

      LA CUESTIÓN DEL SALUDO A LA BANDERA

      A principios de 1966 la maestra de siete hijos de Testigos locales en la Escuela Primaria Milford Haven les dijo que se les iba a someter a una prueba para ver si iban a saludar o no la bandera. El lunes por la mañana, ante un grupo reunido de unos 300 estudiantes, se les dijo que saludaran y se les advirtió que si no lo hacían sus nombres serían tachados del registro y se les expulsaría. Ninguno de los niños saludó y no se tomó acción contra ellos. Pero se les informó que se les pondría a prueba de nuevo la mañana siguiente. Lo mismo aconteció y de nuevo los niños rehusaron saludar. Pero esta vez se les sacó del grupo y se les expulsó de la escuela. Todo esto aconteció porque estos niños estaban resueltos a atribuir salvación a Jehová y adherirse a su Palabra. (Éxo. 20:4-6; Sal. 3:8) Pudiera añadirse que los padres de aquellos niños habían pedido por escrito que se eximiera a los niños de estas ceremonias, pero la maestra había rehusado conceder esto por órdenes de su superior.

      R. L. Stevens, el superintendente presidente de la Congregación de Lae, habló con este superior, pero él persistió en su punto de vista de que se expulsara a cualquier niño que rehusara saludar la bandera en las escuelas bajo su jurisdicción.

      El hermano Stevens entonces escribió al Departamento de Educación en solicitud de ayuda en esta situación. Tres semanas después, el 18 y 19 de marzo de 1966, el hermano Stevens recurrió al Sr. Niall, miembro local de la Cámara de la Asamblea, y al Departamento de Territorios en Canberra, Australia, y envió copias de la información sobre aquel asunto a las Naciones Unidas.

      El 23 de marzo las autoridades escolares recibieron una llamada telefónica directa del Administrador de Papuasia Nueva Guinea en la cual se les avisó que los niños debían ser devueltos a la escuela inmediatamente. El 26 de marzo el hermano Stevens recibió el siguiente cablegrama de Paul Hasluck, ministro de Territorios australiano: “Me refiero a su cable del 19 de marzo. Se me ha informado que los niños ya han sido restablecidos.” Así fue que el interés desde lugares encumbrados en los derechos de estos niños por parte del gobierno australiano y la Cámara de la Asamblea local contribuyó a esta victoria para la libertad de cultos.

      Pudiera mencionarse que en el Reglamento de Educación de Papuasia Nueva Guinea de 1970, se hizo una excelente estipulación. Se especificó que ninguna escuela puede “excluir a un niño solamente por razones de afiliación religiosa o doctrinal.” (Parte II, División 1, Sección 7, Subsección 3, a y b) Ciertas autoridades han citado esto con relación al sentir religioso de los testigos de Jehová en cuanto a saludar banderas. Pocos maestros presentan un problema con relación al saludo a la bandera en estos días. Otro beneficio que se ha derivado de esta estipulación es que desde 1970 los testigos de Jehová han recibido la misma oportunidad que otras religiones en cuanto a conducir períodos de instrucción religiosa para sus hijos durante las horas que se permiten para eso en las escuelas.

      Todavía existe excelente potencialidad entre el millón y medio de habitantes de las montañas y la parte septentrional de la porción de tierra firme de Papuasia Nueva Guinea. Esto lo muestra el hecho de que 1.588 personas asistieron al Memorial y un máximo de 459 publicadores estuvieron activos en 1977. Puesto que los hermanos han conducido más de 400 estudios bíblicos en Nueva Guinea, esperamos que continúe habiendo aumento en este campo.

      ISLAS MANUS, BALUAN Y LAS SALOMÓN SEPTENTRIONALES

      A través de los años nos hemos esforzado por llegar a las islas remotas con el mensaje del Reino. Por ejemplo, durante 1958 Liston Carnie empezó nuestra obra en Isla Manus, la más grande isla del grupo del Almirantazgo. En su testificación en algunas aldeas, a veces hasta 75 personas han escuchado una de sus consideraciones de asuntos bíblicos. Más tarde, él y el hermano Lon Bauman construyeron allí uno de los más hermosos Salones del Reino de todo el territorio de nuestra sucursal. ¡Tan bien atendido estaba el jardín que en cierto año la congregación recibió el premio por tener el mejor jardín institucional!

      El hermano Carnie también declaró las buenas nuevas en Baluan, una isla vecina. Durante el pasado año de servicio hubo ocho publicadores del Reino participando en testificar en Isla Manus. Otros hermanos se han mudado a otros lugares.

      Bougainville era una isla en la cual todavía no se había testificado cuando Alan McRae y su familia se mudaron a ella allá en 1969. Otras personas se mudaron más tarde a Bougainville, que es rica en cobre, para servir donde había mayor necesidad de ayuda, y hoy más de cincuenta publicadores declaran las buenas nuevas en dos congregaciones de esa isla y en una congregación de la isla adyacente de Buka, o sea, en las dos islas que ahora son conocidas como las Salomón Septentrionales.

      LITERATURA EN LOS IDIOMAS VERNÁCULOS

      A medida que nuestras actividades han ido aumentando, también han ido aumentando nuestros esfuerzos por suministrar literatura cristiana en las lenguas de la gente local. Con referencia a eso, un excelente paso adelante se dio en abril de 1958 cuando se publicó el primer número de La Atalaya en motu. Por supuesto, sería imposible producir literatura en los más de 700 idiomas y dialectos que se hablan aquí. Por eso, la Sociedad se ha concentrado en traducir su literatura a los dos idiomas que se usan en el comercio, hiri motu y melanesio-pidgin. Una excelente provisión, que originalmente se recibió en 1970, fue el libro La verdad que lleva a vida eterna, publicado en ediciones en hiri motu y melanesio-pidgin.

      UN TIEMPO PARA MÁS EXPANSIÓN

      Además de mayor producción de literatura, hemos visto expansión en otros sentidos. Durante octubre de 1962 la Sociedad solicitó por primera vez terreno en el cual construir un Salón del Reino. Esto fue en Koki, en Port Moresby. La primera solicitud fue rechazada. Cuando se hizo la segunda solicitud, la Junta sobre Terrenos recomendó que se nos otorgara el arriendo. Sin embargo, el Consejo Asesor del Administrador hizo que se aplazara la recomendación hasta considerarla más detalladamente. El Sr. D. E. Macinnis, entonces director de terrenos, estableció el hecho de que el gobierno australiano reconocía a los testigos de Jehová como religión cristiana. Entonces le presentó esta información al Consejo Asesor, y el 27 de noviembre de 1963 nos enteramos de que se había aprobado nuestra solicitud de terreno. Nos parece que la presentación de la información que preparó el Sr. Macinnis ha logrado mucho en cuanto a darnos seguridad de continuar disfrutando de libertad para declarar las buenas nuevas en este país.

      En enero de 1964 la sucursal de Papuasia disfrutó de una visita de zona de Clyde Canty, de Nueva Zelanda. El hermano Canty recomendó que se construyera una oficina sucursal y un hogar misional junto con el Salón del Reino que los hermanos se proponían erigir en Koki. Esta recomendación fue aprobada y, en octubre de 1964, comenzó la construcción de un excelente edificio de dos pisos en el cual estarían la sucursal y un Salón del Reino. En enero de 1965 el hermano N. H. Knorr nos visitó y pudo investigar el progreso que se estaba logrando en el nuevo edificio de la sucursal. Durante esta visita, el hermano Knorr sugirió que el hermano Cutforth pasara más tiempo en el campo como el primer superintendente de distrito de tiempo cabal. Por consiguiente, empezando en abril de 1965 el hermano Charles Isbill asumió la responsabilidad por la obra que se hacía en las islas bajo la jurisdicción de esta sucursal.

      A principios de 1972 los hermanos N. H. Knorr y M. H. Larson visitaron a Papuasia Nueva Guinea. Pudieron ver lo que se estaba haciendo en la construcción de la sucursal y sugerir algunos cambios. En aquel tiempo el hermano James E. Smith fue nombrado superintendente de sucursal para relevar al hermano Isbill, que había regresado a los Estados Unidos debido a enfermedad. Más tarde, en agosto de 1972, cuando en Port Moresby se celebró la Asamblea de Distrito “Gobernación Divina,” unos 150 visitantes expresaron aprecio mientras inspeccionaron las añadiduras que se le habían hecho al edificio de la sucursal y se dieron cuenta de que era evidencia tangible de la bendición de Jehová sobre la expansión de la obra de predicar y hacer discípulos.

      A medida que la obra del Reino ha ido progresando con el transcurso de los años, también ha aumentado el trabajo en la sucursal. Por ejemplo, en 1976 hubo un número máximo de publicadores de 731 en Papuasia, un aumento de 17,5 por ciento sobre el promedio del año anterior. El edificio de la sucursal había sido reconstruido en parte para aquel tiempo y se había completado una nueva oficina y un salón de imprenta, que combinaron muy bien con el edificio que ya existía. Nueve personas sirven ahora en el edificio de la sucursal y atienden la oficina, el envío de literatura, la impresión, la traducción y otros deberes. En la actualidad un comité de sucursal comparte la responsabilidad de atender las actividades de la sucursal de Papuasia Nueva Guinea.

      Fue también durante 1976 que el pueblo de Jehová en Port Moresby completó y dedicó un excelente Salón de Asambleas. En una ocasión durante ese año se acomodó a 600 personas en una asamblea de circuito allí. Puesto que secciones de las paredes de este edificio tienen articulación de bisagra, se les puede abrir como puertas grandes para acomodar a multitudes todavía mayores. Así fue que 983 personas pudieron asistir a una asamblea de distrito que se celebró allí recientemente.

      UNA MIRADA A LA ESCUELA DEL MINISTERIO DEL REINO

      Como en otros países, aquí funciona la Escuela del Ministerio del Reino con el fin de entrenar a los superintendentes cristianos. A través de los años se han celebrado clases en medio de diferentes circunstancias. Por ejemplo, allá en 1961 se estuvo conduciendo cierta clase debajo de un techo de palmas en una zona al aire libre. Cierto día un repaso escrito fue interrumpido temporáneamente por una “visita.” ¡Imagínese la sorpresa de los hermanos cuando vieron una culebra venenosa que les pasaba cerca de los pies mientras ellos estaban sentados a una mesa! Uno de los hermanos la notó y dio aviso, pero, controlándose bien, todos continuaron sentados y sin moverse. ¡Quizás dándose cuenta de que había sido vista, la culebra huyó a la maleza con casi toda la clase detrás de ella!

      En cierto sentido la Escuela del Ministerio del Reino es una buena indicación del progreso teocrático que hemos hecho en Papuasia Nueva Guinea. Por ejemplo, considere las clases de la escuela que se celebraron en cierto espacio de tiempo en 1974 y 1975. En total 193 hermanos participaron en el curso escolar, 129 en Papuasia Nueva Guinea y 64 en las Islas Salomón. ¡Qué maravilloso es que tantos hermanos locales hayan calificado para la escuela para los superintendentes!

      LAS RECOMPENSAS ESPIRITUALES DE LAS ASAMBLEAS

      Al mirar al pasado a través de los años, recordamos muchas asambleas cristianas, algunas de ellas verdaderos puntos importantes en el progreso teocrático. La primera asamblea internacional que se celebró en Papuasia Nueva Guinea tuvo lugar en 1969. Déjenos contarle algo acerca de ella.

      No había estadios ni edificios que pudieran contener a la concurrencia esperada de unas mil personas. Por eso, se escogió un lugar en la maleza a unos veintitrés kilómetros de Port Moresby. Era sencillamente un claro herboso. Tuvimos que construir treinta y seis edificios para alojar todo lo que se necesitaba en la asamblea. Hubo que preparar doce secciones para alojamiento para las 1.000 personas que esperábamos que vivieran allí mismo en el terreno de la asamblea. Hubo que suministrar agua para beber y bañarse. Había que suministrar comidas, y electricidad. Dedicamos cinco meses a preparar esta asamblea. ¿Valió la pena? ¡Ciertamente que sí!

      El hermano F. W. Franz, de la central de la Sociedad en Brooklyn, Nueva York, visitó a Papuasia Nueva Guinea por primera vez aquel año. Y la concurrencia pasó de lo esperado, pues hubo 1.116 personas como atento auditorio para escuchar su discurso público “La paz de mil años que se aproxima.” Setenta personas simbolizaron su dedicación a Jehová por bautismo en agua en aquella asamblea. Aunque han pasado algunos años desde entonces, los hermanos todavía piensan en aquel maravilloso acontecimiento espiritual y comentan acerca de él.

      Es interesante el hecho de que en enero de 1977 el hermano M. G. Henschel, de la central de la Sociedad en Brooklyn, visitó a Papuasia Nueva Guinea por primera vez. Más de 1.100 personas asistieron a su discurso en el estadio y más tarde 1.000 personas vieron unas diapositivas que él exhibió en el Salón de Asambleas. ¡Qué sorprendente pensar que esta muchedumbre de hermanos y personas interesadas en la verdad de solamente Port Moresby y sus alrededores fue igual a la de la asamblea internacional solo siete años antes!

      Entre las asambleas notables que se celebraron en las islas estuvieron la asamblea nacional de Port Moresby y la asamblea de distrito de las Islas Salomón durante 1973. En estas dos asambleas un total de 96 personas se presentaron para bautizarse. Considerando los “montañosos” problemas de transportación, la concurrencia combinada de 3.500 personas para el discurso público fue ciertamente emocionante. Un grupo de aproximadamente una docena de personas, entre ellas una madre, un padre y dos hijitos, caminaron unos 240 kilómetros y cruzaron el espinazo de Papuasia Nueva Guinea para llegar a la asamblea. Pasaron por el monte Victoria, de 4.000 metros de altura, y el histórico “Sendero de Kokoda” a Port Moresby.

      En la asamblea de Port Moresby hubo desenvolvimientos de importancia histórica en cuanto a esta sucursal. Tres auditorios oyeron los dramas en sus idiomas correspondientes. Un solo grupo de actores representó el drama según la grabación en inglés. Sin embargo, simultáneamente se oyeron las voces apropiadas para cada personaje en hiri motu y melanesio-pidgin. ¡Así, al ver los dramas desde cada sección separada para cada idioma, parecía como si los actores estuvieron presentando el drama en el propio idioma del oyente!

      TODAVÍA ESFORZÁNDONOS

      Los años setenta nos han encontrado todavía esforzándonos con el mensaje del Reino. Aunque no podemos contarle todo el duro trabajo y los esfuerzos sinceros y solícitos que hacen nuestros muchos hermanos y hermanas aquí, permítanos, por favor, contarle ciertos desenvolvimientos recientes.

      Varios años atrás el gobierno asignó a Karapa, un hermano papú, a trabajar en la Provincia Occidental de Papuasia Nueva Guinea. Debido a que él aprovechó cuanta oportunidad se le presentó para dar un testimonio, ahora hay verdaderos cristianos en el corazón de Papuasia Nueva Guinea, en Ningerum, a los pies de las montañas Star. ¡Además, hay una congregación floreciente en el lago Murray, cerca de la frontera indonesia en el poderoso río Fly en lo que se dice que es el pantano más grande del mundo! La mayoría de estas personas no sabían leer ni escribir. Sin embargo, debido a los excelentes esfuerzos del hermano Soostmeyer y su esposa, muchas de estas personas están aprendiendo a leer y escribir, y hay veintiocho publicadores del Reino en la congregación de Buseki en el lago Murray. Veinte personas se han bautizado en los últimos dos años. De paso, la congregación más cercana está a 400 kilómetros de distancia y la única gente del exterior a quienes ven los Testigos de esta zona remota en un año son quizás los superintendentes de distrito y de circuito.

      Algún tiempo atrás la congregación fue a testificar en territorio aislado. El hermano Siegmar Soostmeyer informó, en parte: “Nos tomó nueve horas llegar a esta aldea donde viven paris y supes. Hubo un tiempo en que eran antropófagos o caníbales. Esta aldea estaba a 105 kilómetros río Kaim abajo. Este río estaba lleno de peces. Vimos ‘pukpuks’ [cocodrilos] y muchísimas aves de toda clase. Fue un viaje fenomenal.”

      Había siete Testigos en la canoa, y se deleitaron en compartir las buenas nuevas con los residentes de la localidad. El hermano Soostmeyer dijo lo siguiente: “Los hermanos y hermanas de Buseki eran tan entusiásticos que era un placer ver a cada uno de ellos testificarle a alguien.”

      También quisiéramos llevar al lector de regreso al año 1972 y al extremo oriental de Papuasia Nueva Guinea, donde la isla se estrecha como el rabo de un cocodrilo. Esa provincia, que abarca islas de alrededor, tiene una población de más de 100.000 personas, muchas de las cuales aman la Biblia. De hecho, algunas tribus tienen la Biblia completa en su propio idioma. Algunas de estas traducciones contienen formas vernáculas del nombre divino, como “Iehova” y “Ieova.”

      En aquella zona comenzaron a funcionar dos congregaciones pequeñas en 1972. Y durante 1975 el hermano Burt Stanford, superintendente de circuito, visitó aquella región. Dejando a su esposa atrás en una de las aldeas del litoral, el hermano Stanford caminó por aproximadamente seis horas para llegar a un grupo de personas que mostraban interés. ¡El tiempo era excelente, aunque el río estaba fluyendo con gran rapidez y hubo que cruzarlo doce veces! El camino atravesaba terreno escabroso y peligroso. Pero ¿valió la pena el viaje? Bueno, juzgue eso usted mismo.

      Informa el hermano Stanford: “Recibimos una cálida bienvenida allá arriba. Se alegraron mucho de vernos. Me sorprendió y me alegró ver el excelente Salón del Reino y hogar de precursores que habían construido. Cada semana tenían un estudio de Gima Kohorona [La Atalaya en hiri motu], conducido por un joven como mejor le era posible. El martes por la mañana tuvimos un estudio en grupo y pronuncié un discurso público a un auditorio de 84 personas.”

      Aparentemente este joven, que se había estado asociando con la congregación de Port Moresby por algún tiempo en 1971, también le enseñó a aquel grupo una buena cantidad de nuestros cánticos, que cantaban muy bien en el lenguaje hiri motu. El superintendente de circuito hizo este comentario: “Al principio del estudio y el discurso público, me sorprendí cuando todos empezaron a cantar con fuerza y claridad un cántico del Reino. A veces se parecían . . . a las ilustraciones que salen en La Atalaya de grupos de personas cantando en el paraíso.”

      Desde 1976 ha habido precursores especiales trabajando en esta asignación en las escabrosas montañas. A principios de 1977 había veinte publicadores del Reino participando en testificar y más de cien asistían a las reuniones de la congregación de Govigovi. Esta actividad ha encolerizado a los anglicanos locales, y, el sábado 5 de febrero de 1977, una chusma de guerreros decorados irrumpió en esta aldea de Testigos, sacudiendo sus lanzas y blandiendo otras armas. Golpearon a varios hermanos y personas interesadas en la verdad, entre ellas mujeres, hiriéndolos y haciéndoles sangrar en algunos casos. El Salón del Reino fue totalmente arrasado por el fuego.

      El día siguiente, todos los Testigos celebraron su reunión en el lugar desolado donde había estado el Salón del Reino. Cuando llegó el tiempo para entonar el primer cántico, todo lo que se podía oír era la música que procedía del tocadiscos, junto con el sonido de los gemidos de todo el auditorio. Ni siquiera el conductor pudo contenerse. Durante todo el estudio, él y otros gimieron intermitentemente. Después de una oración, todos regresaron a sus hogares y trataron de dormir.

      Sin embargo, el hermano Agi Geno, uno de los precursores especiales, no pudo dormir. Preocupado porque no hubiera salón, aunque la aldea de ellos era el lugar donde había de celebrarse la venidera asamblea de circuito, reunió a todos y les preguntó qué pensaban de construir otro Salón del Reino. ¡Todos estaban dispuestos a empezar a trabajar el día siguiente!

      Con eso, este ex-carpintero organizó a los hombres, las mujeres y los niños para ir a recoger madera, yerba para el techo y bambú para las paredes. ¡Solo dos semanas después de la quema del salón anterior, uno mayor y mejor ocupó el lugar de aquél, para la alabanza de Jehová!

      La asamblea de circuito que se había planeado se celebró en este salón precisamente antes del Memorial, y hubo una concurrencia de 185 personas y un bautismo de 17. Como secuela de esto, 138 personas asistieron al Memorial. Todo el pueblo de Jehová asociado con la congregación de Govigovi está resuelto a continuar su obra a pesar de la oposición.

      Mientras seguimos haciendo esfuerzos por extender la obra de predicar el Reino, disfrutamos de mayor expansión en otra parte de esta Provincia de la Bahía de Milne en 1975. En ese año el hermano Mainaki Tokwaimai, un anciano de congregación, y su esposa, Gwen, se mudaron a su hogar en la minúscula isla de Vakuta. Esta está situada a unos 160 kilómetros al norte de la punta oriental de Papuasia Nueva Guinea, y forma parte del grupo de islas conocidas como las Trobriands. Pasó un año y la oficina sucursal había recibido poca correspondencia de ellos. ¿Cómo les iba espiritualmente? El superintendente de circuito, el hermano Stanford, los halló “en buena salud en sentido espiritual.” El hermano Tokwaimai y su esposa habían sido rechazados por algunos de sus parientes. Pero estaban aprovechando sus oportunidades de anunciar a otros las buenas nuevas. ¡En aquella ocasión recibimos de una sola vez todos los informes de su actividad en aquel año!

      ¡MUCHO TRABAJO ADELANTE!

      ¡Cómo ha progresado la obra de anunciar el reino de Dios en esta parte del mundo desde 1951! En años anteriores, hermanos y hermanas de Australia, el Canadá, los Estados Unidos, Alemania, Inglaterra y Nueva Zelanda vinieron para servir en este lugar. Estos hermanos tuvieron que llevar la principal carga de responsabilidad como superintendentes. Ahora, sin embargo, en las 128 congregaciones y grupos aislados, hay 226 ancianos y 218 siervos ministeriales, la mayoría de los cuales son hermanos de la localidad. De hecho, a varios hermanos locales se les ha nombrado superintendentes de circuito.

      En retrospección, nos sentimos movidos a expresar gratitud a Jehová por la manera en que él ha bendecido la obra del Reino en las Islas Salomón y en la porción de tierra firme de Papuasia Nueva Guinea y sus islas de Manus, Nueva Bretaña, Nueva Irlanda y las Salomón Septentrionales. ¡Imagínese! Desde solo dos publicadores en 1951, nuestras filas han engrosado a un máximo de 2.096 en el año de servicio de 1977. Debido a sus excelentes esfuerzos y a la bendición de Jehová, 7.491 personas se congregaron para el Memorial en 1977.

      Todavía hay mucho trabajo que hacer. (1 Cor. 15:58) En fecha tan tardía como la de 1971 —solo seis años atrás— no se había dado el testimonio a casi el 90 por ciento de la población de este lugar. Aunque la situación ha mejorado grandemente desde entonces, de modo que probablemente se ha llegado a más de 1.500.000 personas con las buenas nuevas en algún grado, todavía tenemos mucho que hacer. Quizás todavía haya que llegar con las buenas nuevas hasta a 1.300.000 personas o el 46 por ciento de los 2.850.408 habitantes de este lugar. Por eso, nos mantendremos ocupados en nuestra obra de ayudar a los habitantes de estas muchas islas a ‘regocijarse’ con la noticia de que “¡Jehová mismo ha llegado a ser rey!”—Sal. 97:1.

  • Las Filipinas
    Anuario de los testigos de Jehová para 1978
    • Las Filipinas

      Al sur de la tierra continental de la China, como perlas de un collar esparcidas sobre 1.854 kilómetros del océano Pacífico, están las 7.083 islas que componen la República de las Filipinas. Más pequeño que el Japón, pero mayor que la Gran Bretaña, el conjunto de las numerosas islas de las Filipinas tiene un litoral que es más del doble del litoral de los Estados Unidos. Entre más de treinta buenas bahías, por mucho la más prominente es la bahía de Manila, que tiene 160 kilómetros de litoral y es considerada por muchos una de las más excelentes bahías naturales de Asia.

      Debido a que están precisamente al norte del ecuador, las islas Filipinas tienen un clima tropical, pero agradables brisas del mar mantienen la temperatura en un promedio que oscila entre 26 y 29 grados centígrados durante todo el año. El clima cálido y húmedo, combinado con mucha lluvia, contribuye a que haya mucho verdor tropical, y no hay secciones completamente áridas en el país. Todo el archipiélago es escabrosamente montañoso, pues las islas son en realidad la porción superior de una cordillera parcialmente sumergida. La mayoría de la

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